martes, 20 de agosto de 2019

Árboles frutales y milpa cuadriplican ingreso de pequeños productores.


Con base en conocimientos tradicionales en el manejo del cultivo de maíz y frijol que practican campesinos de México de forma ancestral y la incorporación de árboles frutales que pueden cuadruplicar los ingresos de los productores, investigadores mexicanos del INIFAP y el Colegio de Postgraduados (Colpos), han desarrollado a lo largo de 30 años un sistema sui generis en el mundo denominado Milpa Intercalada en Arboles Frutales (MIAF), fundamento del programa Sembrando Vida que impulsa la actual administración.
La tecnología ha sido probada en estados como Veracruz, Oaxaca, Puebla y Chiapas, y esta diseñada para los pequeños productores que cultivan en 9 millones de hectáreas –de las 25 millones de hectáreas de temporal que hay en territorio mexicano— con pendientes que van desde 8% hasta 50%, las cuales están expuestas a la erosión hídrica que propicia la perdida de suelo y de fertilidad de la tierra, lo que impacta en la producción de alimentos.

Los “padres” de este sistema son el Agrónomo Ilustre por la Universidad Autónoma Chapingo e investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), Antonio Turrent Fernández, y el doctor del Colpos, José Isabel Cortés Flores, quienes destacan que el MIAF es único en el mundo al trabajar en cinco ejes fundamentales: alimentación, ingreso de los campesinos, erosión del suelo, captura de carbono y empleo bien remunerado.

La asociación de milpa con arboles frutales genera un círculo virtuoso ambiental y económico, porque mientras el cultivo de maíz y frijol garantizan la seguridad alimentaria de los agricultores, el árbol frutal es el motor económico de las pequeñas unidades de producción, porque permite obtener un alto valor respecto a los granos. Por ejemplo: un kilo de durazno representa de 30 a 40 veces el valor de uno de maíz.

En el caso de la manzana –fruta con alta demanda en México- el kilo cuesta en el mercado 40 o 45 pesos, pero 80% de esta fruta es agua y su materia seca 20%. Es decir, un kilo de materia seca cuesta 200 pesos, de los cuales al productor le pagan 100 pesos, explica Turrent. El kilo de maíz se paga en menos de 5 pesos si bien le va al agricultor, pero tiene 85% de materia seca y el resto es agua.

José Isabel Cortés, experto en árboles frutales y coautor del MIAF, refiere que en la sierra mixe en una ladera de 30% de pendiente bajo temporal el ingreso familiar anual en una hectárea de maíz fertilizado fue de 12,500 pesos; con MIAF ocupando solo 40% de esta superficie con árboles de durazno, el ingreso se elevó hasta 70,500 pesos.

Otra virtud del sistema es que mientras que el unicultivo de maíz demanda 70 jornales por hectárea, desde la preparación del suelo para siembra hasta cosecha; en MIAF son 200 jornaleros por año.

Cortés Flores expresa que hasta ahora la tecnología MIAF esta siendo aceptada por los agricultores. En las regiones de Los Altos, Frontera y Reserva de El Triunfo, en Chiapas, hay 500 hectáreas con este sistema. Ahí ha brindado asesoría a la organización ISITAME; el sistema lleva unos ocho años y siguen avanzando.

En todo el territorio mexicano, estima, existen en total unas mil hectáreas con MIAF, por lo que la brecha por desarrollar es muy grande. El mayor potencial está en Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Veracruz y Puebla.

Turrent Fernández añade que en el sureste del país hay un millón de hectáreas en ladera adecuada para producir aguacate, fruta en el que México es el primer exportador mundial, por lo que si dedicamos 300 mil hectáreas a cultivarlo en estas pendientes, para no propiciar el monocultivo, los pequeños productores tendrían posibilidades de incrementar significativamente sus ingresos.

¿Pero que es el MIAF?

El MIAF es un sistema sustentable de tecnología con enfoque multi-objetivo que coloca la producción agrícola en primer lugar, aumenta el ingreso neto del productor de manera significativa e incluye el manejo sustentable de los recursos naturales, sobre todo de suelo. También incrementa la captura de Carbono atmosférico, lo que permite mitigar los Gases de Efecto Invernadero (GEI) y es una forma de hacer frente al cambio climático, explican los investigadores.

El sistema involucra la roturación del terreno en la ladera, lo que causa erosión del suelo en la parte alta de cada franja de terreno de 15 metros de anchura (entre dos hileras de árboles frutales plantados en contorno). El material de suelo arrastrado, es depositado en la parte baja de la misma franja por la acción de un filtro de escurrimientos hecho con residuos de cosecha, que se apoya en la hilera de frutales inferior en la ladera. En cada franja de 15 metros se cultiva maíz asociado con frijol.

Los orígenes del MIAF –expone Turrent– están en la agricultura tradicional de agricultores de Puebla, quienes ya usaban árboles nativos en hilera –tejocote o capulín– o criollos –manzana o durazno y sembraban milpa entre las hileras de frutales. El segundo precursor de MIAF es la tecnología “Terraza de Muro Vivo” desarrollada por el INIFAP, que usa setos de árboles leguminosos en hileras en contorno, para la formación de terrazas, cultivando maíz en la franja entre setos. Esta tecnología es eficiente para proteger el suelo contra la erosión, pero requiere que casi 15% de la tierra de labor sea dedicada a los setos, lo que resta espacio al maíz, que es el cultivo principal para el productor. Por esta razón, esta tecnología no fue aceptada por los productores. El mismo rechazo han tenido otras tecnologías desarrolladas internacionalmente, como la tecnología “Cultivo en Callejones”.

En el Plan Puebla –desarrollado entre 1968 y 1975—Turrent y otros investigadores, trabajaron con pequeños productores para mejorar su tecnología, complementando los conocimientos de los propios productores, con los conocimientos científicos de la Agronomía Clásica. El MIAF surge cuando a los doctores Turrent y Cortés se les pidió diseñar un proyecto para Oaxaca con financiamiento del Banco Mundial en 1994. En respuesta, se diseñó la primera propuesta de MIAF, incluyendo los principios de la tecnología tradicional de Puebla y lo aprendido en la tecnología “Terrazas de Muro Vivo”. La tecnología MIAF ha sido aplicada, posteriormente con carácter experimental, demostrativo y permanente, en localidades de climas templado y tropical. En cada caso, los frutales seleccionados fueron los adaptados a la condición agroclimática particular. En la localidad cercana a Huejotzingo, Puebla, la tecnología MIAF incluyó a la manzana, con observaciones durante una década. En el ejido Axochío del Municipio de San Andrés Tuxtla Veracruz., la parcela MIAF incluye al chicozapote: las observaciones se han hecho durante 17 años.

Una limitante del MIAF es que la inversión por árboles es de alrededor de alrededor de 40 mil pesos por hectárea. El árbol entra en producción entre dos y tres años, pero una vez que lo hace dura de 15 a 20 años, dependiendo la especie.

Sembrando Vida requiere cuadros con conocimiento

Al inicio de la actual administración, el MIAF es retomado por funcionarios de la Secretaría de Bienestar, que en un principio recurren a los creadores del sistema, quienes prepararon un plan de capacitación en MIAF dirigido a 120 técnicos agrícolas, que a su vez capacitarían a otros mil técnicos, que a su vez asistirían a los productores del programa “Sembrando Vida” Ese plan tenía dos alternativas, la de menor costo sería de 2 millones de pesos durante dos años y la de mayor costo sería de 15 millones de pesos en dos años. Esta última incluiría la compra de 10 predios de 2 hectáreas cada uno, distribuidas en Chiapas, Veracruz y Tabasco, en las que el equipo de creadores de MIAF establecería y conduciría otras tantas parcelas permanentes MIAF con el objetivo de capacitar a los técnicos del programa, en etapas progresivas del sistema.

Al final, los funcionarios federales le dijeron a los investigadores que habría que esperar, que analizarían su propuesta, “pero que consideráramos que había recortes a los presupuestos…y están limitados”. Para Turrent la inversión “significaba nada” si se considera que Sembrando Vida tiene un presupuesto para 2019 de 15 mil millones de pesos.

Turrent y Cortés expresan que lo que más preocupa es que MIAF por ser tecnología multi-objetivo es demandante en conocimiento, dado que implica manejar maíz frijol y arboles frutales. El cultivo de básicos los agricultores lo dominan tradicionalmente; pero en árboles frutales desconocen su manejo, por lo que se requiere de asesoría constante y altamente calificada, dado que hay que manejarlos bien desde el vivero, durante la propagación, el trasplante, la fertilización y la poda.

Por ello, agregan, es necesario desarrollar y capacitar al personal para que pueda enfrentarse la empresa de sembrar un millón de hectáreas que anunció el gobierno federal. “Es fundamental tener centros de demostración para poder hacer experimentos de 30 o 40 años”.

Otra dificultad para Sembrando Vida es que hay escasez de árboles frutales y este año deberíamos estar produciendo los que se van a plantar en 2020. Una opción es comprar a pequeñas unidades productivas, “pero sino tienen certificación contra enfermedades eso augura un fracaso enorme y tienen que verlo con mucho cuidado”, expone Turrent.

Una preocupación adicional de los creadores del MIAF es que se está mencionando que el CIMMYT (Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo) son quienes capacitarían a los técnicos de Sembrando Vida, “pero ellos no saben lo que es MIAF; se aprendieron el nombre nada más y no tienen el conocimiento necesario”, expresa Turrent Fernández, quien dice estar convencido de que dicho organismo internacional quiere adueñarse de esta tecnología y ser ellos quienes capaciten.

Para los “padres” del MIAF no participar en el diseño y aplicación de un programa basado en una tecnología que ellos crearon resulta “incómodo”; sin embargo, están empeñados en seguir trabajando, en aportar conocimiento y la experiencia que vayan produciendo. De hecho en el Colpos reciben a estudiantes de maestría o doctorado, quienes trabajan bajo esta línea de investigación.

José Isabel señala que aunque el MIAF tiene muchas virtudes lo que ha a detenido su desarrollo, a lo largo del tiempo, es el apoyo a los campesinos de manera efectiva y con conocimiento.

https://www.uccs.mx/agricultura_alimentacion/maiztransgenico/prensa/2/arboles-frutales-y-milpa-

lunes, 1 de julio de 2019

El momento de abolir las cárceles de niños migrantes es ahora.


¿Qué vemos al mirar a un niño a los ojos? Hasta el lunes, cerca de 350 niños y niñas migrantes permanecían alojados en condiciones inseguras y antihigiénicas en un centro de detención temporal de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos en Clint, Texas. Las pocas personas ajenas al organismo que pudieron ver a estos niños migrantes quedaron absolutamente devastadas. Frente a la indignación nacional, el organismo mudó a los jóvenes a otros lugares, aunque al día siguiente regresó a cien de ellos a las mismas instalaciones. Quien parece conforme con esta práctica de encarcelar a los niños y niñas es el director interino de Inmigración y Control de Aduanas, Mark Morgan, a quien el presidente Donald Trump acaba de convertir en el carcelero en jefe de estos jóvenes al nombrarlo también director interino de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza. En enero de este año, Morgan le dijo al presentador de Fox News Tucker Carlson: “Me acerqué a estos individuos a los que se llama ‘menores’, de 17 años de edad o menos, y los he mirado. Los miré a los ojos y me dije: ‘Estos son los que pronto serán miembros de la pandilla MS-13’”.

Son pocas las personas que logran tener acceso a estos niños y jóvenes, por lo que resulta difícil obtener información precisa sobre su bienestar. Warren Binford, profesora de derecho de la Universidad de Willamette, formó parte del equipo jurídico que expuso las condiciones en Clint. Binford describió lo observado en una entrevista para Democracy Now!:

“Cuando llegamos allí el lunes por la mañana, inmediatamente nos dieron una lista que mostraba que había más de 350 niños y niñas en estas instalaciones. Y entonces, al evaluar la lista, nos descorazonó la cantidad de niños muy pequeños que había allí. Había más de cien niños pequeños retenidos allí. Inmediatamente les pedimos a los guardias que comenzaran a traer a los niños más pequeños y también a los niños que habían estado allí por más tiempo. Vimos que había alrededor de media docena de madres adolescentes con sus bebés, por lo que les pedimos a los guardias que también las trajeran”.

El equipo logró entrevistar a 60 de los niños. La abogada continuó: “Estaban enfermos. Estaban tosiendo. Les goteaba la nariz. Estaban muy sucios. Inmediatamente comenzaron a describir el nivel de hambre que estaban sufriendo”. El horror se profundizaba en cada entrevista que hacían. “Descubrimos que prácticamente nadie estaba cuidando a estos niños directamente, que estaban encerrados en estas celdas las 24 horas del día. En muchas de esas celdas solo hay baños abiertos. No hay jabón, no hay forma de lavarse las manos. Están siendo alimentados dentro de las celdas con las comidas procesadas instantáneas que les describí antes. Y muchos de ellos se ven obligados a dormir directamente sobre el piso debido a la escasez de camas y colchonetas y espacio para dormir”. Los guardias les entregaron los niños pequeños a los niños mayores y les dijeron que los cuidaran.

Binford prosiguió su relato: “Después del segundo día de entrevistar a estos niños tuvimos una reunión urgente —de alto nivel— en mi habitación del hotel. Nos preguntamos qué íbamos a hacer con esto, porque alguien iba a morir. Entonces, llamamos a los abogados que estaban a cargo de este caso, les describimos lo que habíamos visto y les preguntamos qué querían que hiciéramos al respecto. Y, por primera vez en más de 20 años de hacer este tipo de visitas, nos dijeron que contactáramos a los medios para poder sacar a los niños de estas instalaciones lo más rápido posible”.

Clara Long, investigadora de la organización Human Rights Watch, también formaba parte del equipo. La investigadora relató para Democracy Now! el caso de una niña de 7 u 8 años de edad: “Le dije: ‘¿Con quién cruzaste la frontera?’ Y ella respondió: ‘Con mi tía’. Inmediatamente se puso a llorar tan fuerte que no podía emitir palabra. Mientras intento calmarla, frotándole la espalda, veo que tenía un brazalete que tenía escrito con marcador permanente las palabras ‘padre estadounidense’ y un número de teléfono”.

Clara Long continuó: “Está la sensación de que no se permite usar teléfonos en las instalaciones, pero en ese momento tanto yo como otros miembros del equipo simplemente decidimos, ‘Al demonio. Vamos a comenzar a hacer llamadas telefónicas’. Tomé el teléfono, marqué el número y me comuniqué con su padre. Él no tenía idea de dónde estaba retenida su hija”. Long afirma que hay muchos niños retenidos por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza que tienen padres y otros familiares que están en Estados Unidos legalmente.

El calvario de los migrantes y solicitantes de asilo quedó al descubierto cuando el periódico mexicano La Jornada publicó la foto de un padre y su hija, salvadoreños, ahogados en el Río Grande; todavía se podía ver el bracito de ella alrededor del cuello de su padre. Oscar Alberto Martínez Ramírez, de 25 años de edad, y su hija Valeria, de 23 meses, fueron arrastrados por las aguas correntosas entre Matamoros, México y Brownsville, Texas, tras haber sido rechazados en la frontera en su búsqueda de asilo legal.

Al responder una pregunta sobre la foto, Trump fue predecible y culpó a los demócratas por su catástrofe fronteriza. El sistema de detención de inmigrantes creció drásticamente durante el gobierno de Obama, pero Trump lo expandió aún más y con un nivel de crueldad inaudito. Al menos seis niños han muerto mientras se encontraban detenidos por el Departamento de Seguridad Nacional de Trump. Antes de 2018, había pasado más de una década desde que un niño había muerto bajo custodia de las autoridades de inmigración de Estados Unidos.

Esta semana se realizaron los dos primeros debates de candidatos presidenciales demócratas. A menos de una hora de la ciudad que acogió los debates, Miami, en Homestead, Florida, más de 2.000 menores sin acompañantes están encarcelados en un centro de detención con fines de lucro administrado por la empresa Caliburn. El ex jefe de gabinete de Trump, el general John Kelly, forma parte de la junta directiva. Debatir sobre el destino de los niños migrantes encarcelados es importante, pero la crisis de vida o muerte a la que han sido sometidos exige una acción inmediata. Hay que abolir todas las cárceles de niños migrantes ahora.


Amy Goodman y Denis Moynihan
https://www.democracynow.org/es/2019/6/28/el_momento_de_abolir_las_carceles

lunes, 29 de abril de 2019

La frontera de la indignidad.


Martes 2 de mayo a las cinco de la mañana, en el lado marroquí de la frontera de Ceuta. Unos treinta hombres y mujeres con muletas y en silla de ruedas quieren pasar hacia España sin esperar la cola inmensa de porteadores, la gente que se dedica a cargar bultos desde Ceuta a Marruecos. Hay una cola para mujeres y otra para hombres. Las dos abarcan casi medio kilómetro, con gente que lleva esperando más de 12 horas. Aunque cueste creerlo, los disminuidos físicos también cargarán con paquetes de varias decenas de kilos. Lo harán solos o con la ayuda de sus acompañantes y venderán lo que traigan en la ciudad marroquí de Castillejos. Pañales, ropa de marca (lo que más se cotiza), ropa usada, mantas, jabones, galletas, leche… Los productos se distribuirán después en cientos de tiendas repartidas en todo el país: Todo se revenderá después en las calles de Marruecos dos o tres veces más caro que en España.
El jefe de la policía marroquí en la frontera conmina a los inválidos a ponerse en la cola de hombres o mujeres. Y ellos se siguen negando.
Han dejado ya pasar a unos cuarenta ciegos- se queja un porteador con muletas. ¿Por qué no a nosotros?
Aunque también cueste creerlo, hay ciegos con bastones blancos que se ganan la vida cargando bultos. A la pobreza le acompaña a veces la picaresca. “No todo el que lleva muleta es cojo”, explica uno de los chavales que viven de ayudar a organizar las filas de coches. Más tarde, en el lado español, un supuesto ciego, ataviado con gorra, se echó la visera hacia abajo y torció la cabeza cuando este reportero sacó un teléfono para hacerle una foto. No obstante, la inmensa mayoría de los que están ahí guardando su turno, ciegos, cojos o sanos, viven al día.


UN PORTEADOR CON MULETAS

El paso de Tarajal II se inauguró el 27 de febrero para que los porteadores dispongan de un acceso exclusivo y no obstaculicen el tráfico de una frontera ya de por sí muy saturada. Se trataba de marcar unas horas de paso, de siete a once de la mañana, en vez de toda la jornada. Pero el intento de ordenar el caos ha provocado varias avalanchas. Una mujer de 22 años, separada y con un hijo de cuatro años, murió en marzo tras caer aplastada. Y el 25 de abril falleció otra, de 40 años y seis hijos. Las autoridades marroquíes cerraron Tarajal II durante una semana para hacer obras y reanudaron el martes 2 de mayo el tráfico de porteadores por el lugar donde se accedía antes.

Un policía sacó a los disminuidos físicos de la cola general en esta madrugada del 2 de mayo. Tal vez lo hizo para evitar nuevas víctimas en posibles avalanchas. Pero ahora no los dejan pasar por el acceso de los coches y ellos no quieren regresar a ella. Durante unos minutos se sientan en el suelo y bloquean el paso de los automóviles para protestar. El policía discute con ellos a voces, les dice que está bien, pero que entrarán solos, sin acompañantes. Al cabo de una hora seguirán esperando.

“Para trabajar como porteador”, explica un joven de los que se buscan la vida en la frontera, “hay que tener los papeles de residencia en la provincia de Tetuán. Mucha gente viene de otras partes de Marruecos, alquilan cualquier vivienda y sobornan a la autoridad de turno. El precio de esos papeles varía: unos han pagado 400 euros y otros mil, depende”.

También varía el precio de los bultos que lleven los porteadores en la espalda. “Esto es como la bolsa, sube y baja cada día. Ahora los bultos se están pagando a 50 euros, pero puede subir mucho”. Las mujeres se quejan de que la cola no avanza. Y si no avanza y llegan las once de la mañana, se quedarán sin pasar al otro lado, sin los 50 euros del bulto. Hay un militar cada diez metros, pero eso no impide que de vez en cuando haya riñas. “Nos tratan como cabras y nos suelen pegar”, dice una de ellas. “No pegan en el principio de la cola, porque ahí han puesto cámaras. Pero aquí, en el medio y el final de la cola, sí que lo hacen”.

Una porteadora señala: “Si alguien quiere saltarse la cola, deberá pagar 50 dírhams (cinco euros) al policía marroquí. Y al regresar, si no quieren tener problemas, lo ideal es darle algo de vez en cuando al policía marroquí: una caja de leche, de galleta, lo que sea. Ellos no necesitan ir a la tienda a comprar, lo tienen todo aquí”.

Ya en el lado español, los porteadores no tienen necesidad de adentrarse en Ceuta. Recogen su mercancía en un polígono situado cerca de la frontera. Desde febrero, la compañía Prosegur se encarga de distribuir unos tiques entre los porteadores, para llevar un control de la gente que accede a diario. Hay porteadoras que están a favor de ese sistema y otras en contra. Algunas dicen que así hay mucho más control y otros se quejan de que hay quienes revenden el tique a 30 euros. “Las que revenden son gente que no viven de esto. Son las marroquíes que van a trabajar en las casas de Ceuta”, explica Fátima. Ella es partidaria del sistema anterior a la construcción del nuevo acceso. “Antes podíamos dar hasta cuatro o cinco viajes en un día. Así he criado hoy a mis cuatro hijos. Y cuando la policía me veía embarazada me dejaba pasar primero”.

En lo alto de una explanada, en el lado marroquí, hay varios hombres junto a coches esperando la mercancía. “Los bultos suelen llevar marcas pintadas”, explica otro joven que se gana la vida en la frontera. “Las marcas te dicen del empresario al que pertenece el paquete. La policía conoce perfectamente esas marcas, desde lejos. Y sabe de sobra qué bultos hay que dejar pasar”.

Además, de los porteadores, está el negocio de los que cruzan con mercancías en los llamados coches pateras. Pero ahí no se aprecia tanta miseria ni humillaciones. Pero también se maneja muchísimo dinero y se obstruye el tráfico de una frontera siempre ajetreada.

https://elpais.com/politica/2017/05/08/actualidad/1494235998_151538.html

martes, 9 de abril de 2019

En San Francisco puedes buscarte la vida en el basurero de tu vecino multimillonario.



A tres cuadras de la casa estilo Tudor de diez millones de dólares que tiene Mark Zuckerberg en San Francisco, Jake Orta vive en un pequeño apartamento con una sola ventana, lleno de basura.
Hay un casco rosa para niños que Orta sacó del contenedor de basura que está frente a la casa de Zuckerberg. Además de una aspiradora, una secadora y una cafetera —todas en buen estado—, y un montículo de ropa que cargó hasta su casa en una bolsa de papel de Whole Foods luego de recuperarla del contenedor de Zuckerberg.

Orta, un veterano militar que se quedó sin hogar y ahora se aloja en viviendas subsidiadas por el gobierno, es un recolector de basura de tiempo completo; forma parte de una economía clandestina surgida en San Francisco. Se trata de personas que vigilan las aceras frente a los hogares de los multimillonarios en busca de cosas que puedan vender.

La recolección de basura clandestina, o recolección urbana, es una ocupación que por lo general se relaciona más con los barrios pobres que con una ciudad en el umbral de Silicon Valley. La Alianza Global de Recicladores, una organización de investigación y defensa sin fines de lucro, cuenta con más de 400 organizaciones de recolección de residuos en todo el mundo, casi todas en Latinoamérica, África y el sur de Asia.

Sin embargo, hay recolectores de basura en muchas ciudades estadounidenses y, al igual que la rampante escasez de vivienda en San Francisco, son un indicador de los extremos del capitalismo en este país. Una imagen panorámica de 2019: uno de los hombres más ricos del mundo y un recolector de basura viven a solo una corta caminata de distancia.

Orta, de 56 años, se considera más bien como un cazador de tesoros.

“Simplemente me sorprende lo que la gente tira a la basura”, contó una noche, luego de encontrar un par de pantalones de mezclilla de diseñador apenas usados, una chaqueta negra de algodón nueva, tenis para correr Nike y una bomba para bicicleta. “Nunca sabes lo que te vas a encontrar”.

Orta dice que su objetivo es ganar de unos 30 a 40 dólares al día a partir de sus hallazgos, un ingreso de supervivencia de alrededor de 300 dólares a la semana.

Rebuscar y recolectar en los basureros es ilegal en California: una vez que un contenedor se saca a la calle, su contenido se considera propiedad de la empresa de recolección de basura, de acuerdo con Robert Reed, portavoz de Recology, la compañía contratada para recolectar la basura de San Francisco. No obstante, casi nunca se hace cumplir la ley.

Orta nació en San Antonio, Texas, en una familia de doce hermanos. Pasó más de doce años en la Fuerza Aérea abasteciendo las aeronaves durante la guerra del Golfo de 1991 y fue enviado a Alemania, Corea y Arabia Saudita. Para cuando regresó a Estados Unidos, su esposa lo había dejado, tuvo problemas de alcoholismo y se quedó sin hogar. Se mudó a San Francisco, y hace cinco años logró hacerse beneficiario de un programa que ayuda a los veteranos sin techo.

En las seis ocasiones en las que Orta salió a las calles, acompañado por un reportero, siguió una variedad de circuitos pero a menudo terminaba explorando sus callejones favoritos y un basurero en el que ya había encontrado muchas cosas (la primera regla para hurgar en un contenedor, dijo, es asegurarte de que no haya ningún mapache ni zarigüeya en su interior). En marzo, el basurero contenía una caja de bandejas, platos y copas de plata, como si alguien le hubiera quitado el mantel a la mesa de un banquete en algún castillo europeo.

“¿Cómo dice el dicho?”, señaló William Washington, uno de los colegas recolectores de Orta. “La basura de uno es el tesoro de otro”.

Algunos de los hallazgos recientes de Orta han sido: teléfonos, iPads, tres relojes de pulsera y bolsas de marihuana (“me la fumé”, dijo cuando se le preguntó en cuánto la había vendido). A finales de agosto o en septiembre, a medida que los asistentes al festival anual Burning Man en el desierto de Nevada regresan a casa, Orta dijo que suele encontrar bicicletas abandonadas cubiertas de arena fina.

Orta aclaró que solo toma lo que la gente claramente ha desechado, aunque hace catorce años pasó unos cuantos meses en prisión por entrar a la fuerza a una cochera ajena en Sacramento e intentar robar una llave de tuerca para su bicicleta. “Fue un error estúpido”, admitió.
Los recolectores clandestinos de basura se clasifican en varias categorías amplias. Durante décadas, hombres y mujeres mayores han recolectado cartón, papel, latas o botellas, arrastrando bolsas increíblemente grandes por toda la ciudad para llevarlas a los centros de reciclaje a cambio de efectivo.

Lo que consterna más a la ciudad son las camionetas maltratadas, conocidas como “flotillas de mosquitos”, que andan por todo San Francisco recolectando residuos reciclables a una escala industrial, lo que deja a Recology, y por consecuencia a la ciudad, sin ingresos, explicó Bill Barnes, portavoz de la oficina del administrador de la ciudad.

“Ese es un problema importante para los residentes ya que provoca que haya índices más altos de basura”, dijo Barnes.

Los recolectores como Orta se encuentran en otra categoría, pues van tras los basureros destinados a los vertederos, cuyos contenidos de otro modo terminarían en lo que se conoce como la fosa: un agujero en el suelo a las afueras de la ciudad que parece una piscina gigante, donde la basura que no se puede reciclar se tritura y una excavadora enorme la compacta; luego una flotilla de camiones la lleva hasta un vertedero ubicado a una hora y media de distancia. La ciudad exporta casi 50 cargamentos al día.
Orta vende lo que recupera en los mercados improvisados en la calle Mission o en un mercado más formal que se instala los sábados en la avenida Julian. Es muy poco común que se vendan los juguetes para niños, a los padres no les gusta la idea de que provengan de la basura. La ropa de mujer también genera desconfianza, pero a los hombres no parece importarles mucho de dónde proviene su ropa, y los pantalones de mezclilla son fáciles de vender por cinco o diez dólares el par.

En el contenedor de reciclaje azul marcado con la dirección de Zuckerberg, había unas latas de gaseosa dietética A&W, cajas de cartón y propaganda de oferta de una tarjeta de crédito. En el contenedor destinado al vertedero había remanentes del pollo de la cena, un pan rancio y empaques de comida china para llevar.

Orta hurgó en una bolsa de basura del contenedor.

“Solo es basura, no hay nada aquí”.

/www.nytimes.com/es/2019/04/08/san-francisco-zuckerberg-basura
Por 

jueves, 14 de marzo de 2019

La pobreza rural se agrava en Perú y América Latina.


El  investigador principal, de Grade, Eduardo Zegarra, fue entrevistado en la revista belga Sos Faim sobre pobreza rural en el Perú. A continuación, compartimos la reproducción traducida al español de la entrevista completa publicada por Grade y el portal web Otra Mirada:

El último informe de las Naciones Unidas sobre la pobreza rural en América Latina y el Caribe señala que los países de estas regiones enfrentan un retroceso histórico en la lucha contra la pobreza rural.  Todavía no existen políticas y estrategias eficaces para reducir la pobreza en la región. 

- ¿Perú está afectado por el aumento de la pobreza rural en América Latina y el Caribe?

Desafortunadamente, sí. El Perú es uno de los países que, en los últimos 15 años, ha experimentado un crecimiento estrechamente vinculado al boom de las materias primas. Su crecimiento económico fue fuerte durante el período 2004-2012, y luego se desaceleró. Tuvimos tasas anuales del 6% que bajaron al 2-3%. Esta es la tendencia general en América Latina, y Perú está haciendo lo mismo.

Cuando el crecimiento supera el 5%, los sectores rurales también comienzan a experimentar efectos positivos en términos de reducción de la pobreza. Pero cuando el crecimiento está por debajo del 3-4%, la pobreza rural, en ausencia de políticas y estrategias, se estanca como ahora. No estoy seguro de que los países de la región hayan tenido estrategias particularmente coherentes para reducir la pobreza rural.

Cuando la pobreza disminuyó, fue más bien el resultado de factores de crecimiento macroeconómico. Los programas sociales se han utilizado en parte para aliviar la pobreza, pero son absolutamente insuficientes para resolver la raíz del problema. Perú no ha tenido estrategias específicas y coherentes: el 40% de la población rural es pobre y otro 40% se encuentra en situación de vulnerabilidad. En cualquier momento, cualquier choque económico o desastre natural puede hacer que los agricultores se debiliten.

- ¿Por qué esta pobreza rural es común a todos los países de América Latina?

Debido a que los sectores agrícolas están dispersos por todas partes, con altos costos de transporte, dependientes de los recursos naturales y expuestos a riesgos, por lo que atraen poco capital. En estos países, la mayoría de las inversiones se dirigen a las zonas urbanas y muy poco a las zonas rurales. Este desequilibrio significa que la productividad y los ingresos en las zonas rurales son mucho más bajos que en las ciudades. El 20% de la población vive en zonas rurales, pero sólo proporciona el 5-6% de la producción. Estos niveles de desigualdad son peligrosos para la estabilidad política y social. Esta cuestión también tiene una dimensión ética: una persona tiene tres veces más probabilidades de ser pobre cuando nace en el campo que en la ciudad. Por otro lado, la falta de desarrollo rural limita las posibilidades de desarrollo de todos los territorios.

- En su opinión, ¿cuál sería la manera de avanzar, cuáles serían las soluciones para tratar de reducir estos niveles de pobreza rural, y quién debería tomar esta responsabilidad?

Las políticas sociales por sí solas no son suficientes para resolver estos problemas. Estos apoyos sociales son importantes, hay que mantenerlos, pero son paliativos que no transforman la sociedad rural.

El desarrollo rural debe formar parte de las políticas públicas. La financiación privada va allí donde hay más rentabilidad, es decir, a las ciudades. Para intervenir con políticas públicas, a menudo es necesario contrarrestar la inclinación natural del mercado, dirigiendo voluntariamente los recursos a las zonas rurales. Esto es de importancia estratégica para la estabilidad y el crecimiento a largo plazo de la empresa.

Debe desarrollarse una estrategia para atraer inversiones a las zonas rurales en las ciudades intermedias, en centros de desarrollo con una amplia interacción con las zonas rurales. Esto no se ha hecho durante mucho tiempo porque aparentemente va en contra del neoliberalismo, que prefiere el sector financiero y los paraísos fiscales. Necesitamos un Estado con un proyecto de desarrollo que no separe la ciudad del campo. Para un desarrollo efectivo se necesitan ciudades intermedias fuertes, que generen demanda de insumos rurales y una dinámica que permita que el crecimiento futuro se centre mucho más en el país en su conjunto. Si queremos abordar el problema de la pobreza rural, será inevitable aplicar políticas de desarrollo espacial rural, que desempeñan un papel importante en la atracción de actores públicos y privados hacia los espacios intermedios.

También es necesaria la transformación institucional. En muchos países de América Latina, los procesos de centralización han sido mal gestionados y han tenido poco éxito. Los gobiernos locales siguen siendo débiles, desorganizados y los gobiernos nacionales son poco entusiastas a la hora de dar más poder a los gobiernos regionales. No existe un modelo de gobernanza descentralizado.

- El Perú suele ser considerado un país emergente y la cooperación internacional está saliendo gradualmente del país. ¿Por qué esta paradoja, si la pobreza en el campo sigue siendo masiva?

Entiendo que, en un contexto en el que el continente africano está experimentando niveles muy graves de pobreza, la mayor parte de la cooperación internacional se concentra allí. Sin embargo, creo que una cooperación internacional bien gestionada y centrada puede servir de catalizador para nuevos procesos. Debemos imaginar una transformación rural para reducir los niveles de pobreza. En este sentido, países como Perú todavía necesitan mucho asesoramiento y orientación sobre cómo desarrollar el mundo rural.

ttps://www.servindi.org/actualidad-entrevistas/14/03/2019/la-pobreza-rural-se-agrava-en-peru-y-america-latina

viernes, 18 de enero de 2019

Acnur invita a ponerse en los zapatos de los refugiados.


Frente a la situación de millones de refugiados que escapan de la persecución con la esperanza de encontrar un futuro más próspero y seguro, una nueva campaña procura generar conciencia sobre las dificultades que atraviesan en su huida en distintas partes del mundo.

La campaña “2.000 millones de kilómetros hacia la seguridad”, del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), busca concienciar sobre las largas y precarias travesías que muchos refugiados realizan buscando protección y seguridad y llama a todo el mundo a redoblar su apoyo.

“Todos los días, nos inspiran los gestos de generosidad de la gente que hace todo lo posible por mejorar la vida de los refugiados, como activistas, comunidades de destino, empresas, donantes y voluntarios”, destacó Kelly T. Clements, comisionada adjunta de Acnur.

“Esta campaña motivará a la gente a ayudar a los refugiados con lo que ya están haciendo, caminando, andando en bicicleta o corriendo”, añadió.

Según Acnur, los refugiados recorren unos 2.000 millones de kilómetros cada año para llegar a un destino seguro.

En 2016, refugiados sursudaneses recorrieron unos 643 kilómetros para llegar a Kenia, mientras que los rohinyás, en Birmania (Myanmar) tuvieron que desplazarse unos 80,4 kilómetros para llegar a Bangladesh.

Con ayuda de Acnur, Alin Nisa y su familia se refugiaron en Bangladesh, luego de que un grupo armado atacara su aldea en Birmania y secuestrara a muchos integrantes de su comunidad.

Nisa cargó a sus hijos pequeños a través de montañas y ríos, mientras su marido llevaba a su madre que no podía caminar.

La familia recorrió más de 96 kilómetros a pie hasta llegar al campamento de refugiados de Kutupalong, en Bangladesh.

Asimismo, Zeenab y su familia huyeron de Siria luego de que su casa fuera destruida y recorrieron casi 145 kilómetros hasta el campamento de refugiados de Zaatari, en Jordania.

“Estamos agradecidos. El invierno aquí es difícil, pero aun así es mejor que en Siria”, relató a Acnur.

Y qué mejor forma de comprender la difícil situación que viven esas personas obligadas a abandonar sus hogares que caminar y recorrer la misma distancia que algunos deben andar para ponerse a salvo.

Clements subrayó la importancia de recordar las travesías reales y peligrosas que deben recorrer los refugiados, en especial en un momento en que se siguen difundiendo ideas equivocadas sobre ellos.

El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, António Guterres, coincidió con esa visión durante la adopción del Pacto Mundial sobre Migración, en diciembre de 2018.

“Hay muchas ideas falsas sobre los migrantes. Pero no debemos de sucumbir al miedo ni a las falsas narrativas. Debemos pasar del mito a la realidad”, declaró entonces.

Ese tipo de relatos son evidentes en Estados Unidos, que busca cerrar la puerta a los refugiados.

El gobierno de Donald Trump, primero, dispuso una prohibición de 120 días al ingreso de refugiados, seguida de otra para quienes procedían de países de “alto riesgo”, como Sudán del Sur y Siria.

En enero de 2017, el gobierno de Estados Unidos redujo a más de la mitad la cuota para el ingreso de refugiados, con lo que solo 22.000 personas en esa situación pudieron ser reasentadas en el país en 2018, el número más bajo desde 1980.

En los últimos tiempos, el gobierno desplegó tropas en la frontera sur de Estados Unidos en un intento de evitar que migrantes procedentes de América Central ingresaran el país o solicitaran asilo.

La retórica en contra de los refugiados también aumenta en Europa, como es el caso de Bélgica, donde hubo protestas violentas por la participación de ese país en el pacto sobre migración.

Muchas personas en 27 países participarán en la campaña 2.000 millones de kilómetros hacia la seguridad, con lo que Acnur espera reunir más de 15 millones de dólares para ayudar a los refugiados a registrarse y suministrarles alimentos, agua, refugio y atención médica.

Las necesidades económicas de Acnur para 2019 ascienden a 8.500 millones de dólares, y hasta ahora solo recibió la promesa de 926 millones.

El Pacto Mundial sobre Migración es un paso importante para la concienciación y la acción, pero todavía queda mucho por hacer.

“Para las millones de personas que dejaron sus tierra natal hace poco o hace mucho tiempo atrás, la mayoría respetando totalmente la ley, tenemos mucho más para ofrecer”, observó Louise Arbour, representante especial para la migración internacional, en el cierre de la conferencia para adoptar el Pacto Mundial sobre Migración.

“Ya sea mediante la oportunidad de regresar a su país después de años en el exterior, volviendo con sus capacidades y los frutos de su trabajo, o mejorando las posibilidades de ver cómo sus hijos acceden a un futuro mejor en un país que, con orgullo, consideran suyo”, precisó.

Hay 68 millones de personas en el mundo obligadas a abandonar sus hogares, de las cuales 25 millones son refugiadas, casi tres millones más en tan solo un año.


http://www.ipsnoticias.net/2019/01/acnur-invita-ponerse-los-zapatos-los-refugiados/

miércoles, 2 de enero de 2019

“Creyeron en la buena fe y se encuentran atrapados en un limbo migratorio”



A un meses  del inicio de la Caravana Migrante, algunas y algunos migrantes,  en Mexico,  pasaron de refugiados a quedar librados a su suerte.

Ha pasado un mes cuando la primera caravana de migrantes centroamericanos se atrevió a desafiar la frontera sur. En ese momento la única opción viable,  que tuvo el gobierno mexicano para frenar las críticas a nivel internacional, por el carácter represivo con el que defendía la frontera sur, fue  mostrar un lado más humano. Su respuesta fue ofrecer y proporcionar el status de “refugiado” a quienes así lo solicitaran. Muchos y muchas migrantes al escuchar tal oferta, decidieron separarse de los grupos y se formaron para hacer cola en el paso fronterizo.

Ahora su realidad es muy diferente a como la imaginaron: han quedado estancados en la ciudad de Tapachula, primera gran ciudad con la que los migrantes comienzan a materializar el sueño de llegar más arriba. Creyeron en la promesa del Estado mexicano que obtendrían esa protección,  que no tuvieron en su país, creyeron en que tendrían el paso libre para transitar y continuar con su peregrinaje a Estados Unidos, creyeron en la buena fe de un país desconocido que se abría ante las dificultades que habían pasado.

Ahora que el paso de la Caravana se volvió una anécdota, es más común escuchar de las y los centroamericanos que cuentan su historia de abandono, burlas y maltratos. Los más afortunados han logrado recibir algo de ayuda monetaria y hasta han logrado dormir en habitaciones de hotel,  al no haber espacio en los refugios. Deambulan por la ciudad, esperando entender cuál será el siguiente paso a dar: quedarse en la ciudad, tratar de alcanzar a las caravanas por su propia cuenta, buscar trabajo, ahorrar dinero o simplemente dejarse vencer por las autoridades que están haciendo lo posible para que acepten la deportación voluntariamente.
Dunia Maribel Andino tiene 17 años, desde pequeña, abandonó el pueblo del Ocotal, de donde es originaria, y se fue a trabajar a Tegucigalpa como ayudante de cocinera. Se unió a la primera caravana hondureña junto a un grupo de amigos y amigas, con quienes solicitó la protección en México. Jamás se imaginó que pasaría días sin que le aclararan cómo estaría su estatus migratorio, a tal punto que ser menor de edad sin la compañía de algún pariente, le llevó a terminar en el local del Instituto Nacional de Migración (INM), quienes asumirán su cuidado temporal mientras ella, y otros menores cumplan con la mayoría de edad.
Rigoberto Pineda tiene 52 años y es un señor que ha visto y hecho de todo. En Honduras comenzó a agotar su esperanza de cambio luego que Juan Orlando Hernández se perpetuo en el poder. “Me vine con mi hijo menor en la Caravana. Cuando venimos a la frontera en grupo y ver la presión que hicimos, fue una gran emoción cuando logramos. Lo que nunca me imaginé, es que iba a pasar mis días como que estuviera enjaulado”.
Rigoberto guarda unos viejos billetes de lempiras que se encontró en el único pantalón que conserva. “Mire no vaya a ser el diablo, que se cansen de mí y me envíen de nuevo para allá. Más vale estar prevenido”.
Al no contar con la seguridad de alguna entrada de dinero fijo, los centroamericanos buscan vecindades donde se puedan costear la renta. En estas viviendas residen los más pobres y vulnerados de la ciudad.
Mesa improvisada con materiales abandonados de construcción que centroamericanos han habilitado para usar como cocina temporal.
Centroamericanos esperan firmar el listado que los acredita como solicitantes de ayuda humanitaria, en la esquina contraria a la oficina de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar).
Es común encontrarse la camiseta del equipo de futbol hondureño vistiendo a las y los que hacen cola para firmar. “Por andar así, es costumbre que nos griten “Huevones busquen trabajo, regresen a su país” y a mí me dan ganas de contestarle que no saben por lo que he pasado para estar acá y seguir resistiendo estas cosas que no son de dios” expresa un joven hondureño.
Tarjeta especial que brinda la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) a las personas que han logrado llenar los requisitos para ser acogidos como refugiados temporales. Dicha tarjeta da el derecho a gastar 3,000 pesos mexicanos al mes (un aproximado de $146 dólares). “La clave es sacar el dinero de un solo, porque si la vas usando varias veces, te bajan con porcentaje que te gana el banco”
Rigoberto Pineda y su hijo Erick Fernando de 17 años. “Este sacrificio que estoy haciendo es por él. A mí que me tiren en cualquier lado, pero él tiene que tener una mejor vida, esa que yo no pude tener”.
Marvin Vivas, disidente político nicaragüense,  logró escapar de la cárcel conocida como el “infiernillo” luego de haber sido acusado de terrorismo junto a líderes campesinos y manifestantes. Llegó días antes que la caravana, pero su situación migratoria es similar a la de miles de centroamericanos que solicitan protección por violencia estructural o política. Ahora se dedica a vender donas en la calle.
Rigoberto pasa sus tardes con la puerta abierta en la vecindad para lograr aguantar el calor que se acumula en el pequeño cuarto.

http://www.marcha.org.ar