martes, 10 de enero de 2017
¿POR QUÉ LA TRIBU DE LOS LAKOTA TIENE UNA DE LAS TASAS DE SUICIDO MÁS ALTAS EL MUNDO?
La historia de los Lakota jamás habría llegado hasta nosotros sin la labor de Phyllis Young. La llamada “Mujer que está en el agua”, denuncia que aún hoy, la comunidad internacional no reconoce los terribles crímenes comentidos contra el pueblo Lakota.
Los suicidios están devastando a las comunidades jóvenes descendientes de Toro Sentado que aún siguen siendo tratados como “bestias”, de acuerdo a la doctrina papal que trajo España en tiempos de la Conquista.
Esta líder amerindia forma parte de la Nación Dakota-Lakota y representante elegida para el consejo tribal de la reserva de Standing Rock. Junto a el líder Russell Means peleó 40 años defendiendo a los nativos. Este actor amerindio conocido por su papel de jefe Chingachgook en El último mohicano murió en octubre de 2012 de un cáncer de esófago, gracias a su gran labor como activista dejó un legado que lo consagró dentro de su pueblo.
Originariamente el pueblo lakota, de la tribu de los sioux, habitaba en las orillas del río Missouri. Tras la llegada de los europeos se vieron obligados a abandonar sus formas semisedentarias de vida y a volverse nómadas, ocupando de forma sucesiva los territorios situados en los estados de Minnesota, Dakota del norte y del sur, Nebraska y Wyoming. Esto no fue lo único que los condenó, se sumó el exterminio de los bisontes, el alcohol, las enfermedades y el Séptimo de Caballería. Ellos no olvidan aquella batalla de Little Big Horn (1876), en la que Sioux, el jefe indio, derrotó y mató al general Custer y a 210 de sus hombres. Jamás rindieron su libertad sin plantarle cara al enemigo.
Sin duda los Lakota han sobrevivido a increíbles odiseas, en 1890, la tribu fue perseguida, cazada y castigada en Wounded Knee; condenada a morir de hambre, ahorcada y masacrada. Todo por culpa de aquella batalla (Little Big Horn) en la que derrotaron militarmente a los Estados Unidos y al general George Custer catorce años antes. Pero no acaba aquí, en 1862 el presidente Abraham Lincoln firmó una orden ejecutiva en la que condenaba al ahorcamiento a 37 dakotas. Este acontecimiento sucedió a la par que ordenaba liberar a los afroamericanos. Posteriormente durante el 1978, se aprobó una orden en la que las culturas y costumbres indígenas fueron prohibidas por las políticas gubernamentales.
Pero, Hollywood tampoco dedicó jamás una película a la política de asimilación de su comunidad, institucionalmente promovida por el Gobierno norteamericano.
En los años 50 los indios fueron enviados a las ciudades, para mezclarlos entre el resto de la gente. Así que a día de hoy la mitad de la población indígena vive en los núcleos urbanos y el resto, en las reservas. En la reserva de Standing Rock, viven unas 8.000 personas, repartidas por Dakota del norte y Dakota del sur. Aproximadamente otros 8.000 de los viven fuera de las reservas, en diferentes ciudades norteamericanas.
Tras esto comenzaron los movimientos activistas en defensa de los derechos de los indígenas. La raíz de los movimientos de protesta fue posterior a la guerra de Vietnam en los sesenta, hispanos y negros articularon movimientos de defensa de sus derechos básicos. Así que a esto se sumaron los indios. Lo fundaron en Minneapolis para protestar por la brutalidad policial contra los indios. Después, se crearon oficinas en otros lugares como Oklahoma, Cleveland o Canadá. El colonialismo trajo consigo problemas terribles para las tribus.
En 1978, habían sido obligadas tres generaciones a acudir a las llamadas “boarding schools” (centros educativos establecidos a finales del siglo XIX para educar a los nativos de acuerdo a los estándares de vida euro-americanos). Hay que tener en cuenta que durante más de un siglo, a los indios se les había prohibido hablar su lengua y lo que es todavía peor, desde 1910 a 1978, se les prohibió la espiritualidad.
Era cierto que el “democrático” gobierno de los Estados Unidos no garantizaba la libertad de credo de los nativos americanos. En 1978 el Congreso aprobó un acta que garantizaba por primera vez nuestra libertad religiosa y el derecho a la vida, pues ese es el sentido ritual de la danza del sol: vivir.
Después de todo esto todavía algunos se preguntaran por que el suicidio se esta convirtiendo en una epidemia.
Hoy los Lakota tienen una tasa de suicidio semejante a la de Lituania o Rusia, los dos países con los índices más altos de Europa. El fenómeno comenzó a mediados de los noventa en la tribu, y aunque tienen algunos programas de prevención del suicidio desde entonces, no ha impedido que muchos adolescentes nativos sigan quitándose la vida.
Teniendo en cuenta que son una pequeña comunidad en términos numéricos, esto está devastando a su gente. Obviamente, el suicidio es el resultado directo de estar viviendo bajo condiciones de colonialismo, por la imposición de una cultura ajena, por el dolor intergeneracional transmitido a través de la memoria colectiva y originado por el expolio de sus tierras y la destrucción de su cultura y su lenguaje. Y aunque en otras culturas, como la japonesa, el suicidio puede ser algo honorable, en su cultura es contrario a su espiritualidad.
Sin duda la lucha sigue en pie, para poder refutar aquellas leyes aplicadas a través de los reyes de España, quienes enviaron sus conquistadores amparados por la idea de que los indios eran unas “bestias vagabundas”. De acuerdo a esa filosofía, las tierras de los indios podían ser tomadas libremente.
http://muhimu.es/diversidad/los-ultimos-indios-americanos/
lunes, 9 de enero de 2017
Mensajeros de la globalización.
Las fronteras no se trazan teniendo en cuenta las diferencias; las diferencias se buscan, se encuentran o se inventan en función de unas fronteras que ya han sido trazadas, o al menos así lo afirmó e ilustró profusamente el gran antropólogo noruego Fredrik Barth en su obra magna Grupos étnicos y fronteras. La organización social de la diferencia cultural (publicada en 1969).
Existe un deseo ferviente de buscar o inventar diferencias como forma de legitimar a posteriori la presencia de límites, para justificar la mutua separación y el doble lenguaje orwelliano, la táctica de las dos varas de medir y la diversidad de códigos de conducta pensados para favorecer y salvaguardar nada menos, y nada más, que muros de cemento de cuatro metros de alto, alambradas y cárceles o campamentos que aguardan a los intrusos.
Estamos viendo hoy cómo Europa se dedica a elevar las prácticas descritas por Barth, hasta ahora consideradas excentricidades de populistas sin escrúpulos, a la categoría de criterio legal autorizado y universalmente vinculante. La política que hasta hace poco se asociaba a un elemento marginal y errático de la sociedad europea está pasando a toda velocidad al centro del espectro político.
Esos nómadas sin hogar sacan a la luz la realidad de la (¿incurable?) fragilidad de nuestro confort
Desde el desastre ocurrido en octubre de 2013 frente a las costas de Lampedusa, “las políticas de los dirigentes europeos no han cambiado”, según escribía Maximilian Popp en su artículo Una mirada interna a la vergonzosa política de inmigración de la UE, publicado el 11 de septiembre de 2014 en Der Spiegel: “No existe casi vía legal para los refugiados en Europa: ni para la mayoría de los sirios, de los que muy pocos llegan a Alemania en condición de refugiados de cuota, ni para los iraquíes, ni para personas procedentes de países de África Occidental en dificultades. Quienes desean pedir asilo en la UE tienen que llegar antes de forma ilegal, en barcos de contrabandistas, ocultos en furgonetas o en vuelos comerciales con pasaportes falsos. La UE está cerrando sus puertas… La transformación de la Unión Europea en una fortaleza ha creado las condiciones que han causado tantas muertes ante sus fronteras. Muchos refugiados escogen la peligrosísima ruta del Mediterráneo porque Frontex está cerrando las rutas terrestres”.
A todos los efectos, la reacción de la UE ante la tragedia de 2013 en Lampedusa es una invitación permanente a sus innumerables repeticiones. La explosión de sentimientos fraternales desatada por la fotografía del cadáver de Aylan Kurdi ha sido breve, las fronteras de Europa están volviendo a fortificarse frente a los otros indeseados y las condiciones para entrar son cada día más estrictas.
Al mismo tiempo, las expresiones de solidaridad con los seres humanos que viven esta tragedia inhumana han quedado relegadas otra vez a los márgenes, de forma que el proscenio político queda a merced de los alarmistas, y el escenario público, en manos de la insensibilidad moral y la indiferencia. El debate político vuelve a recurrir al catálogo de argumentos más manidos, una mezcla de miedos económicos y de seguridad.
Hasta que nos enfrentamos a él, el desconocido sigue siendo extraño, incomunicado por naturaleza
En el debate actual no se ha estudiado suficientemente una de las causas fundamentales de esta respuesta apagada, tal vez la que inspira todas las demás reacciones. El hecho de que no podemos dejar de darnos cuenta de que la aparición masiva y repentina de desconocidos que llaman a nuestra puerta es un fenómeno que ni hemos provocado nosotros ni podemos controlar. No es extraño que, para muchos, las sucesivas oleadas de inmigrantes sean (parafraseando a Bertolt Brecht) “presagios de malas noticias”.
Nos recuerdan sin cesar lo que nos encantaría olvidar o, mejor aún, hacer desaparecer: unas fuerzas globales, distantes, que a veces se oyen, pero son intangibles, ocultas y misteriosas, y con la capacidad de inmiscuirse en nuestras vidas al mismo tiempo que desprecian e ignoran nuestras preferencias.
La verdadera culpa imperdonable de las víctimas colaterales de esas fuerzas, una vez que se han convertido en nómadas sin hogar, es que sacan a la luz la realidad de la (¿incurable?) fragilidad de nuestro confort y la seguridad de nuestro lugar en el mundo. Y por eso, por una lógica viciada, se tiende a verlas como unas tropas de vanguardia que están sentando sus cuarteles entre nosotros.
Estos nómadas, que no lo son de forma voluntaria, sino por el veredicto de un destino despiadado, nos recuerdan de manera irritante la la fragilidad de nuestro bienestar
Estos nómadas, que lo son no de forma voluntaria, sino por el veredicto de un destino despiadado, nos recuerdan de manera irritante la vulnerabilidad de nuestra posición y la fragilidad de nuestro bienestar. Es una costumbre humana, demasiado humana, culpar y castigar a los mensajeros por el odioso contenido del mensaje que transmiten, en lugar de responsabilizar a las fuerzas mundiales incomprensibles, inescrutables, aterradoras y lógicamente resentidas que sospechamos que son las culpables del angustioso y humillante sentimiento de incertidumbre existencial que nos arrebata la confianza y causa estragos en nuestros planes de vida.
Y aunque no podemos hacer nada para controlar las asombrosas fuerzas de la globalización, escurridizas y lejanas, al menos podemos desviar el enfado que nos producen y descargarlo, por persona interpuesta, sobre sus consecuencias, que están cerca y a nuestro alcance.
Podemos, por así decir, exorcizar el impresionante espectro en una efigie. Como es natural, eso no sirve para cortar el problema de raíz, pero quizá puede aliviar durante un tiempo la humillación de nuestro infortunio y la incapacidad de luchar contra la precariedad inhabilitadora de nuestro hueco en el mundo.
Todo eso, repito, no toca ni de lejos las raíces de la tragedia humana que estamos presenciando, ni mucho menos la posibilidad de evitar que nos hunda aún más en las turbias aguas de la indiferencia moral y la inhumanidad; esas respuestas a este desastre humano equivalen a depositar los crueles dilemas que nos plantea, nuestras responsabilidades morales y nuestros remordimientos de conciencia en los hombros de otros, y, en una violación flagrante del imperativo moral categórico de Kant, hacer a otros lo que no querríamos que nos hicieran a nosotros.
Nos llaman a separar en vez de unir y, de esa forma, ayudar a las fuerzas globales descontroladas en el despliegue de su estrategia de divide y vencerás, la causa principal de esta catástrofe. Por muy costoso que sea ofrecer solidaridad a las víctimas deliberadas y colaterales de esas fuerzas, por muy dolorosos que puedan ser los sacrificios personales que se nos exigen ahora, esa es, a largo plazo, la única respuesta con posibilidades realistas de prevenir otros desastres humanos y el empeoramiento del actual.
Georg Simmel subrayó que el conflicto es un preludio a la integración: un instante de contacto, de impacto, un intento (fallido) de eliminar una mancha oscura de un paisaje limpio y la decisión de hacerle sitio en él. Hasta que nos enfrentamos a él, el desconocido sigue siendo extraño, extraño de pies a cabeza, incomunicado por naturaleza y de aquí a la eternidad.
El conflicto es llamar a una puerta completamente cerrada y pedir o exigir que se abra la mirilla y se examine con detalle al intruso. Los que están detrás de la puerta a la que es posible que llamen pueden reaccionar por adelantado instalando cerraduras más sólidas y rodeando la casa de cámaras de seguridad.
Si lo hacen, la comunicación —el camino real a la fusión de horizontes de Hans-Georg Gadamer— se rompe, o, mejor dicho, se corta de raíz. Simmel sugería que al margen de que el conflicto engendre amor u odio, puede proporcionar una salida de la jungla del aislamiento recíproco, aunque con la condición de que haya diálogo, que equivale al mutuo reconocimiento de que se comparte la condición humana; es decir, convirtiendo el muro de la frontera en un puente.
El primer obstáculo en la salida del aislamiento recíproco es el rechazo al diálogo: el silencio del distanciamiento, la falta de atención, el desprecio y la indiferencia. En lugar de amor y odio, la dialéctica del trazado de fronteras se concibe como una tríada de amor, odio e indiferencia o abandono.
Sobre el vicio o el pecado de la indiferencia, el papa Francisco dijo el 8 de julio de 2013, durante su visita a Lampedusa, el lugar y el instante en el que comenzó la marea actual de malestar y la posterior debacle moral: “Cuántos de nosotros, yo incluido, hemos perdido el rumbo; ya no estamos atentos al mundo en el que vivimos; no nos importa; no protegemos lo que Dios creó para todos, y acabamos siendo incapaces incluso de cuidar unos de otros. Y cuando la humanidad pierde el rumbo, se producen tragedias como la que hemos presenciado… Hay que hacerse la pregunta: ¿quién es responsable de la sangre de estos hermanos y hermanas nuestros? ¡Nadie! Esa es nuestra respuesta: no soy yo; yo no tengo nada que ver; debe de ser otra persona, pero desde luego yo no… En nuestro mundo, hoy, nadie se siente responsable; hemos perdido el sentido de la responsabilidad por nuestros hermanos y hermanas… La cultura del confort, que nos hace pensar solo en nosotros mismos, nos vuelve insensibles a los gritos de otras personas, nos empuja a vivir en pompas de jabón que, por bellas que sean, son insustanciales; ofrecen una ilusión vana y pasajera que desemboca en la indiferencia hacia los demás, incluso en la globalización de la indiferencia. En este mundo globalizado, hemos caído en la indiferencia globalizada. Nos hemos acostumbrado al sufrimiento de otros: no me afecta, no me preocupa, no es asunto mío”.
El papa Francisco nos llama a “eliminar la parte de Herodes que acecha en nuestros corazones; pidamos al Señor la gracia de llorar por nuestra indiferencia, de llorar por la crueldad de nuestro mundo, de nuestros propios corazones y de todos quienes, en el anonimato, toman decisiones sociales y económicas que abren la puerta a situaciones trágicas como esta. ¿Ha llorado alguien? ¿Ha llorado alguien hoy en nuestro mundo?”.
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/10/29/actualidad/1446143608_413979.html?rel=mas
viernes, 2 de diciembre de 2016
Oposición a oleoducto en EEUU modela lucha indígena americana.
El canadiense Clayton Thomas-Muller cruzó la frontera entre su país y Estados Unidos para sumarse al movimiento indígena en contra de la construcción de un oleoducto, convertido en un ejemplo de las luchas de los pueblos nativos de América contra megaproyectos, donde abundan los elementos comunes.
“Es un movimiento increíble. El factor común número uno es la fundación espiritual de la cosmovisión. Son indígenas de todo el mundo que comparten la cosmogonía del agua. Hay un sentimiento de la sacralización de la tierra. Es el mayor movimiento indígena desde los días precoloniales”, dijo a IPS este delegado de la Red Ambiental Indígena.
Thomas-Muller, del pueblo cree o pukatawagan, subrayó que el oleoducto es “uno de los mayores casos de riesgo ambiental en Estados Unidos”, contra el que luchan los pueblos indígenas afectados, tal como hacen en otras partes del mundo.
“Vemos muchos paralelismos en las luchas indígenas locales. Cuando los pueblos indígenas se levantan e invocan el poder de su cosmología y de su visión del mundo y la incorporan a movimientos sociales, encienden a la gente como nunca antes se había visto”, aseguró por teléfono desde el campamento del pueblo sioux al que se sumó el 6 de este mes, para apoyar sus acciones contra el oleoducto.
Aseguró que el mundo está con Standing Rock Sioux, la tribu que encabeza el rechazo al Oleoducto de Acceso a las Dakotas (DAPL, en inglés), con un tendido de 1.890 kilómetros de largo y 3.700 millones de dólares de inversión privada, en el estado de Dakota del Norte, en el centro de la frontera de Estados Unidos con Canadá.
El proyecto, que construye la empresa estadounidense Dakota Access, está destinado a transportar 470.000 barriles diarios de crudo desde el yacimiento no convencional de Bakken.
La rebelión de los sioux, también conocidos como dakotas, logró paralizar desde septiembre la construcción del tendido, en una batalla a la que se han unido desde abril miles de indígenas de otros pueblos nativos, activistas ambientales y celebridades, no solo de Estados Unidos sino de otras partes del mundo.
El rechazo indígena se centra en el daño que el oleoducto provocaría, según denuncian, a sitios sagrados, a sus territorios y a los cuerpos de agua. Los autodenominados “protectores” de la reserva y las aguas denuncian que el gobierno no negoció el acceso a un territorio en que legalmente tienen jurisdicción absoluta.
Con un campamento instalado en las riberas del río Misuri, donde ondean unas 600 banderas de pueblos indígenas de todo el mundo, resisten la represión que se intensificó desde octubre. En Estados Unidos viven unos 2,63 millones de personas indígenas, de una población cercana a los 325 millones, repartidos en unas 150 tribus.
Esa movilización en el norte estadounidense enriquece luchas similares en América Latina, aseguran dirigentes indígenas.
En el norteño estado mexicano de Sonora, el pueblo yaqui atraviesa por una situación parecida, porque un gasoducto privado también amenaza su territorio.
“No se nos preguntó ni se nos informó. Queremos que se nos consulte, que se respeten nuestros derechos. Estamos en defensa del territorio, del ambiente”, afirmó a IPS el yaqui Plutarco Flores.
En mayo de 2015, en una consulta acorde con sus usos y costumbres, los yaquis, uno de los 54 pueblos originarios mexicanos, rechazaron que el gasoducto pasase por su territorio, pero el gobierno no reconoció la decisión. Ante ello, los yaquis interpusieron un amparo en abril, que mantiene suspendida la construcción.
El tendido, de unos 850 kilómetros, tocará territorio yaqui en una porción de 90 kilómetros, en las inmediaciones de algunas de sus viviendas. En octubre, un enfrentamiento entre personas que respaldan y otras que se oponen al proyecto, dejó un indígena muerto y 14 lesionados.
Para Flores, la lucha indígena contra los megaproyectos se ha convertido en “un paradigma” y movilizaciones como la de Standing Rock “nos inspiran y nos reconfortan”, porque “compartimos patrones culturales”.
También en México, en el norteño estado de Sinaloa, los indígenas rarámuri mantienen desde enero de 2015 frenada la construcción de un gasoducto entre su territorio y el fronterizo estado estadounidense de Texas, sobre el que exigen una consulta libre, previa e informada, como es legalmente obligatorio.
Al contrario de Estados Unidos, los países latinoamericanos han rubricado el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre pueblos indígenas y tribales, que protege sus derechos y obliga a ese tipo de consulta sobre obras que afecten sus territorios.
Pero en muchas ocasiones, denuncian dirigentes indígenas consultados por IPS, ese derecho no se ha trasladado a leyes nacionales o no se cumplen, cuando sus tierras ancestrales son incluidas en obras vinculadas a la actividad hidrocarburifera, minera, hidroeléctrica o de infraestructura.
anto el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas, como la relatora especial sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de las Naciones Unidas, la filipina Victoria Tauli-Corpuz, pidieron en septiembre al gobierno estadounidense consultar a las comunidades perjudicadas por el oleoducto.
“El hecho de no consultar a los pueblos indígenas es una violación a sus derechos. Además, las detenciones que han ocurrido también son una violación al derecho de libre reunión”, enfatizó Tauli-Corpuz a IPS este miércoles 9, en la conclusión de una visita académica a México.
Durante sus tres días en el país, la relatora especial participó en un coloquio internacional sobre derecho a la consulta previa, libre e informada a los pueblos indígenas, promovido por la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para Derechos Humanos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Tauli-Corpuz también se entrevistó con representantes de 20 pueblos indígenas mexicanos afectados por gasoductos, hidroeléctricas, carreteras y minas. El gobierno mexicano anunció que invitará oficialmente a la relatora especial en 2017 para que examine el estado de indígenas en México.
La alta funcionaria detalló que una queja recurrente que recibió durante visitas que ha realizado a Brasil, Colombia, Honduras, Panamá y Perú es el irrespeto a la consulta que obliga el Convenio 169 y la inexistencia de esquemas que la garanticen.
“Hubo una consulta mal hecha, simulada. Además, el pueblo no quiere los medidores de consumo de agua, porque tendrán que pagar más por el servicio”, explicó a IPS durante el coloquio la facilitadora jurídica de los maleku, Tatiana Mojica, que estudia introducir un amparo contra la obra.
Desde septiembre, indígenas sarayaku, de Ecuador, emberá-wounaan, de Panamá, y tacana, de Bolivia, han visitado el campamento sioux contra el oleoducto.
Thomas-Muller aseguró que “tenemos la oportunidad de frenarlo”. “Soy optimista de que seremos victoriosos aquí. Estos movimientos representan el martillo que caerá sobre la infraestructura petrolera en manos de los bancos y las grandes empresas. Queremos que aparezca la voluntad política”, sostuvo.
Los opositores preparan una gran movilización para el 15 de este mes, en el epicentro de la protesta para demandar al gobierno que niegue el permiso al oleoducto de Dakota.
“Esta lucha lleva una secuencia. Estamos firmes de que el gasoducto de Sonora no va a pasar”, aseveró Flores.
Mientras, Mojica sostuvo que “nos estamos uniendo para luchar contra los megaproyectos para que no nos afecten. Estamos haciéndonos escuchar”.
Para Tauli-Corpuz, la oposición a las megaobras es una característica compartida por los grupos ancestrales, “que es un imán que atrae la solidaridad de otros pueblos”.
Por Emilio Godoy
http://www.ipsnoticias.net/2016/11/oposicion-a-oleoducto-en-eeuu-modela-lucha-indigena-americana/
lunes, 28 de noviembre de 2016
El costo de la inacción climática de EEUU sería muy alto.
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, hizo algunas declaraciones que dan a entender que habría suavizado su posición respecto del cambio climático, dejando a muchos analistas y activistas sin saber qué esperar de este país tanto dentro como fuera de su territorio.
En la reunión que mantuvo con periodistas de The New York Times el martes 22, Trump prometió tener una “mente abierta” en materia de recalentamiento planetario, un cambio respecto de sus anteriores declaraciones sobre que era un “engaño” de China.
Entre las propuestas ambientales de Trump se destaca el retiro de Estados Unidos del Acuerdo de París sobre cambio climático, el desmantelamiento del Plan de Energía Limpia, que procura reducir las emisiones de gases invernadero del país y el desvío de miles de millones de dólares otorgados a programas climáticos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la industria local de combustibles fósiles.
"La elección de Trump planteó grandes preocupaciones sobre las futuras acciones globales para frenar el cambio climático y ayudar a las personas de los países más pobres y vulnerables a hacer frente a sus devastadores efectos": Andrew Norton.
El presidente electo también anunció el martes su intención de retirar los fondos para investigación y cambio climático de la Administración de la Aeronáutica y del Espacio (NASA). De hecho, Bob Walker, quien encabezará la transición para el nuevo gobierno, consideró que ese trabajo estaba demasiado “politizado”.
“La elección de Trump planteó grandes preocupaciones sobre las futuras acciones globales para frenar el cambio climático y ayudar a las personas de los países más pobres y vulnerables a hacer frente a sus devastadores efectos”, reconoció el director del Instituto Internacional de Medio Ambiente y Desarrollo (IIED), Andrew Norton, en diálogo con IPS.
A fin de mantener el aumento global de la temperatura por debajo de los dos grados centígrados, como se acordó en el Acuerdo de París, Estados Unidos, el segundo mayor emisor de gases contaminantes del mundo, se comprometió a disminuir sus emisiones entre 26 y 28 por ciento para 2025, respecto de las de 2005.
“Los países querían que Estados Unidos se quedara, pero si no lo hace, no se van a detener; hay una especia de mentalidad de ‘estamos juntos en esto y seguiremos adelante y sepan que Estados Unidos volverá en algún momento’”, comentó a IPS el director de estrategia y política de la Unión de Científicos Preocupados, Alden Meyer.
Trump designó al escéptico en cuestiones climáticas Myron Ebell, quien urgió al Senado a rechazar el Acuerdo de París, para encabezar la transición en la Agencia de Protección Ambiental (EPA), una medida desalentadora para activistas locales.
En lo que respecta a la asignación de recursos, la preocupación principal tras la elección de Trump es el Fondo Verde para el Clima (FVC) de la ONU, creado durante la 16 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), realizada en el balneario mexicano de Cancún en 2010, y lanzado al año siguiente.
Las naciones ricas se comprometieron a movilizar 100.000 millones de dólares al año para 2020 para ayudar a los países en desarrollo a mitigar y adaptarse al cambio climático.
Estados Unidos prometió 3.000 millones de dólares, alrededor de 30 por ciento de los casi 10.000 millones ya comprometidos, pero hasta ahora el Congreso legislativo solo aprobó 500 millones.
El efecto de esas políticas también se sentirá a escala nacional, como es el caso del Plan de Energía Limpia, que procura reducir la contaminación por el carbón de las centrales de generación eléctrica.
La quema de carbón es la principal fuente de emisiones contaminantes en Estados Unidos y es responsable de numerosas enfermedades respiratorias, de muertes prematuras, así como de la contaminación y la destrucción de importantes recursos naturales.
Desde 2010, casi una tercera parte de las centrales a carbón se fueron retirando de forma gradual, en el marco de la iniciativa de la EPA. Esa política es una de las principales razones de que las emisiones de carbono de Estados Unidos se redujeran 12 por ciento en una década.
Trump también dijo que daría luz verde a megaproyectos de infraestructura, como los controvertidos oleoductos de Keystone XL y el de Dakota Access.
En particular el de Dakota Access, de unos 1.886 kilómetros, es muy criticado a escala local y ha generado una gran resistencia por el riesgo que supone para un territorio indígena, para sus fuentes de agua y por la contaminación que podría generar.
Un grupo de 21 jóvenes de nueve a 20 años presentaron una demanda contra el gobierno estadounidense por no tomar medidas suficientes para frenar el cambio climático, lo que viola su derecho constitucional a la vida, la libertad y la propiedad.
“El gobierno sabe que el cambio climático se produce y que es consecuencia de las emisiones de carbono por lo menos desde 1965; sus acciones en estos años han creado una situación que pone en riesgo el derecho de nuestra generación y la de nuestros hijos a vivir en una sociedad estable que dependa de una clima estable”, explicó el demandante Jacob Lebel, de 19 años, a IPS.
En la demanda se menciona el proyecto Jordan Cove, una planta de gas natural en la bahía de Coos, en el estado de Oregon, que se conectaría con el gasoducto Pacific Connector Gas, de 373 kilómetros, que atravesaría el estado transportando gas natural, constituyéndose en la mayor fuente de emisiones de carbono de ese estado si llegan a construirse.
Si el presidente Barack Obama no llega a un acuerdo con los demandantes antes del traspaso de mando, Trump quedaría involucrado después del 21 de enero en un caso que podría terminar en un juicio.
En la tercera semana de este mes, la jueza de Oregon, Ann Aiken dictaminó que los demandantes tenían argumentos para ir a juicio, al rechazar el pedido del gobierno y de la industria de combustibles fósiles de que desestimara el caso.
“La ONU puede actuar dándole a los jóvenes demandantes una plataforma para presentar su caso a una audiencia global y quizá para inspirar a otros en otras partes del mundo”, observó Lebel.
De hecho, ya se han registrado casos similares. En 2015, un tribunal de La Haya ordenó al gobierno holandés a reducir las emisiones de gases invernadero en 25 por ciento para 2020 a raíz de una demanda presentada por la organización Urgenda, en representación de 900 ciudadanos, acusándolo de no protegerlos del cambio climático.
Actualmente, una coalición de organizaciones de jóvenes, activistas indígenas y Greenpeace demandan al gobierno noruego por su decisión de permitir la exploración petrolera y la perforación en el mar de Barents, acusándolo de violar la Constitución nacional y de amenazar el Acuerdo de París.
En la COP22, realizada entre el 7 y el 18 de este mes en Marrakesh, las elecciones estadounidenses estuvieron presentes cuando los delegados reafirmaron la necesidad de tomar medidas contra el cambio climático y urgieron al presidente electo a mantener los compromisos contraídos por su país.
“Estados Unidos, la segunda potencia económica del mundo y el segundo mayor emisor de gases invernadero, debe respetar los compromisos contraídos”, recordó el presidente de Francia, Francois Hollande.
Por su parte, el primer ministro de Fiyi, Frank Bainimarama, dio un emotivo discurso dirigido a Trump.
“Lo invito formalmente a Fiyi, le mostraremos cómo ya tenemos que desplazar a comunidades enteras por el aumento del mar. El mundo mira a Estados Unidos en busca de liderazgo mientras trabajamos juntos para hacer frente a un desafío que amenaza la supervivencia y el bienestar de nuestro planeta”, señaló.
“Presidente electo Trump, apelo a usted, por el bien de la humanidad, a demostrar ese liderazgo y a unirse a nuestra causa común”, invitó.
http://www.ipsnoticias.net/2016/11/el-costo-de-la-inaccion-climatica-de-eeuu-seria-muy-alto/
miércoles, 16 de noviembre de 2016
Morir por llegar a Europa.
Los refugiados y solicitantes de asilo son seres humanos desesperados que huyen de guerras, distintos tipos de violencia, esclavitud y de la misma muerte, no son números ni estadísticas, escuchan y creen en los discursos pomposos sobre democracia y derechos humanos y observan las postales de la buena vida que se vive en Europa.
La desesperación es tan grande que es casi natural confiar en las promesas que les hacen los traficantes de personas. Después de todo, son ellos que los atraen a la “tierra prometida”. Para escapar venden lo que puedan de sus modestas pertenencias, incluso sus tierras, y piden dinero prestado a familiares para pagar la travesía al extranjero en efectivo.
La tragedia es que el número de personas que mueren tratando de llegar a Europa es mayor que las que lo logran.
Pero muchos de ellos mueren en el intento. El número de fallecidos en el mar Mediterráneo alcanzó una vez más un máximo histórico este año.
Cuando faltan dos meses para que termine 2016, y a pesar de la significativa disminución del número de personas que escapan de conflictos, el número de las que mueren cruzando el Mediterráneo se triplicó este año, y en una ruta en particular se multiplicó por cinco, informó el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
“De una muerte cada 269 personas que llegaron el año pasado (a Europa), la probabilidad de morir se disparó a una cada 88 en 2016”, precisó William Spindler, portavoz Acnur, el 25 de octubre.
“En la ruta entre Libia e Italia, la probabilidad de morir es aun mayor, una persona cada 47 que llegan”, apuntó. La proporción en esa ruta empeoró incrementándose en más de 5,7 veces. “Es la peor que hayamos registrado”, aseguró Spindler.
Por lo menos 3,740 personas desaparecieron entre enero y octubre de este año, apenas por debajo de las 3.771 desaparecidas en todo 2015, según Acnur.
La enorme pérdida de vidas humanas ocurre a pesar de que este año disminuyó el número de personas que cruzaron el Mediterráneo hacia Europa. En 2015, poco más de 1.000.000 hicieron ese trayecto. En cambio, este año, se llevan registradas 327.800.
Alrededor de la mitad de las personas que cruzaron el Mediterráneo en lo que va del año lo hicieron de África del norte hacia Italia, la ruta más peligrosa”, subrayó Spindler, al explicar las causas del elevado número de víctimas.
La situación también se explica porque los traficantes de personas usan botes inflables de menor calidad y endebles que no aguantan la travesía. Además de que apiñan a miles de personas en una sola de embarcación.
Traficantes, historias de terror
Hace cinco años, los traficantes de personas “compraban” barcos de desguace en la llamada costa de la muerte, en el sudeste de África, lo llenaban de personas, contrataban barcos de pesca industrial para arrastrarlos hasta el noreste del continente y los soltaban en cuanto divisaban a las patrullas marinas.
Además, en el pasado verano boreal, se supo que los traficantes distribuían chalecos salvavidas defectuosos a propósito para que se ahogaran al llegar a la costa europea, lo que hizo que las organizaciones humanitarias y las autoridades costeras se lanzaran al rescate.
La tragedia es que el número de personas que mueren tratando de llegar a Europa es mayor que las que lo logran.
De hecho, menos de 300.000 refugiados y solicitantes de asilo llegaron a Europa desde comienzos de este año hasta septiembre, la mayoría de los cuales lo hicieron a Grecia e Italia, según la última actualización de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) del 13 de septiembre.
De los 294.450 refugiados y solicitantes de asilo registrados, 126.931 llegaron a Italia y 165.015 a Grecia: en el primero se registró un ligero aumento en comparación con el período de enero a fines de septiembre de 2015, y en el segundo, una caída de casi 50 por ciento, detalla el informe de la OIM.
El Proyecto Migrantes Desaparecidos, de la OIM, que registra el número de personas desaparecidas en las rutas migratorias, señala que murieron 2.751 en el mar Mediterráneo el año pasado hasta el 12 de septiembre.
Resulta irónico que la OIM, que asistió a unas 20 millones de personas en 2015, se fundara al final de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) para reubicar a los refugiados europeos.
Al principio, y alegando sentimientos humanitarios, la Unión Europea (UE) “subastó” solicitantes de asilo, después de todo constituyen mano de obra barata y pagan sus impuestos con meticulosidad.
Pero poco después y por motivos electorales, la UE decidió “vendérselos” a Turquía, un país que los europeos consideraron de forma sistematica poco seguro y donde no hay garantías en materia de derechos humanos, pero que “de repente” decidió que era seguro para refugiados y solicitantes de asilo.
Quizá uno de los análisis más inquietantes sea el que escribió el fundador de IPS, Roberto Savio, hace un año, “París, los refugiados y Europa”:
“A corto plazo, los europeos quizá pierdan los beneficios del acuerdo de Schengen: la libre circulación en territorio europeo. Francia ya restableció los controles fronterizos, al igual que Suecia, Alemania y Eslovenia. Hungría construyó una valla para proteger su frontera con Serbia, y ahora Austria hace lo mismo”.
“Y si Europa se vuelve una fortaleza y cierra sus fronteras, miles de refugiados permanecerán varados en los Balcanes, exasperando una situación ya difícil. Europa oriental ya dejó claro que se resistirá a las cuotas de la UE”.
“Pero el plan de la UE de reubicar a 120.000 hombres y mujeres, solo llegó a reasentar a 327 personas en toda Europa. El presidente del bloque, Jean-Claude Juncker, calculó que a ese ritmo la implementación de plan se extenderá hasta 2100”.
De hecho, Acnur observó: “El número de solicitantes de asilo que se comprometen a reubicar sigue siendo ‘lamentablemente bajo’ y su implementación lenta y complicada”; la agencia llama a “los países europeos a hacer más para cumplir con los compromisos contraídos”.
Acnur informó el 13 de septiembre de 2015 que tanto la UE como los países de la Organización de las Naciones Unidas acordaron un plan de dos años para reubicar a 160.000 solicitantes de asilo, principalmente de Grecia e Italia en otros países europeos.
“Pero hasta ahora solo se reubicaron 4.776 solicitantes de asilo de esos dos países, menos de tres por ciento del objetivo original”, precisa.
Y mientras los refugiados y solicitantes de asilo siguen soñando con una vida mejor en Europa, a la vez que incrementan las arcas de los traficantes de personas, ya repletas con unos 65.000 millones de dólares, Europa sigue hablando de derechos humanos.
Por Baher Kamal
http://www.ipsnoticias.net/2016/11/morir-por-llegar-a-europa/
lunes, 10 de octubre de 2016
LA CONQUISTA DE AMÉRICA CONTADA POR LOS INDÍGENAS.
Una de las sorpresas más chocantes que encuentran los historiadores de la conquista de América es los lienzos o crónicas dibujadas que dejaron los pueblos mexicas que acompañaron a Hernán Cortés y sus capitanes en la conquista de América del Norte y América central.
Es interesante por ejemplo leer el libro La visión indígena de la conquista, de Ruud Van Akkeren (Guatemala, 2007), que analiza meticulosamente el lienzo de Quauhquechollan.
Este enorme lienzo de escritura ideográfica, fue encontrado en Puebla, Mexico, y elaborado por los quauhquacholtecas que acompañaban a los españoles en la conquista de América central (actuales Península de Yucatán, Guatemala y Honduras) para contar sus aventuras, al regresar a sus tierras.
Con la ayuda de este gran lienzo, los escribas contaban su propia versión de la conquista del territorio maya acompañando a Jorge de Alvarado y los demás aliados españoles. Propone el autor de La visión indígena de la conquista que esta óptica debería ser tenida en cuenta también al estudiar la historia en Guatemala; esto es, no demonizar a los que ayudaron a los españoles, o crear héroes falsos entre los que se resistieron, etc. pues todo era muy complejo (del mismo modo que entre los conquistadores había gente generosa y gente muy poco ejemplar).
Me interesa ahora señalar el hecho de que, como a los tlaskaltecas, conquistadores de Tenochtitlán (actual Mexico DF) junto a las escasas tropas españolas de Hernán Cortés, les unía con España, primero su común oposición a los aztecas de Moctezuma; después, su fe cristiana y la consanguinidad (el cacique había emparentado en lazos de sangre con Cortés y los hermanos Alvarado) y el interés común de conquista de otras tierras a sus enemigos tradicionales del sur.
Ambos elementos, la cruz como fe común y la consanguinidad, aparecen destacados en sus lienzos o mapas de conquista, tanto en el pacto entre hermanos de sangre –y de fe, la cruz en el centro- como en la diferente coloración de la piel de unos indígenas (emparentados con los hijos del sol, como se consideraba entonces a los españoles, descendientes de Ketzalcóalt) y otros, de tez más oscura, los que no eran mexicanos.
Esta diferenciación no es racista, sino simbólica. También se diferencian de sus enemigos por el uso de armas e indumentaria característica de sus aliados españoles, aunque siguieran adornándose con plumas y pintura tradicional. En esto son muy realistas.
Cualquiera que haya leído las crónicas de Bernal Díaz del Castillo verá que eran dos puntos de vista coincidentes sobre los mismos hechos. Y verá también que el cristianismo fue adoptado de modo natural, como resultado de sus propias creencias previas en profecías que tenían mucho que ver con el cristianismo.
“Entretanto, los tlaxcaltecas, vueltos a su pasado, revelaron a los españoles la profecía de quetzalcoatl, “ídolo en quien ellos tenían mucha devoción”, que les había dicho “que venían hombres de las partes de donde sale el sol y de lejos tierras, a les sojuzgar y señorear”. Añadieron, según cuenta Bernal Días, “que si somos nosotros, que holgarán dello, pues tan esforzados y buenos somos, y cuando trataron las paces, se les acordó desto, que les habían dicho sus ídolos y que por aquella causa nos dan sus hijas, para tener parientes, que les defiendan de los mejicanos”. Cortés, con su cautela habitual, permaneció tan cercano como le fue posible a la costa de los hechos, contestando tersamente: “que ciertamente veníamos de donde sale el sol, y que por esta causa nos envió el Rey nuestro señor a tenelles por hermanos, porque tienen noticia dellos, y que plega a Dios que nos dé gracia para que por nuestras manos e intercesión se salven”. A lo que todos los españoles presentes dijeron Amén”.
En otra entrada, me he referido a esta aceptación natural del cristianismo en Japón y en África, antes de que el racismo y la esclavitud destrozaran ese continente. Tampoco en la América colonizada por los pueblos de la Península Ibérica se daba el racismo, o al menos no se daba más de lo ya existente en la América precolombina. Los españoles conquistadores podían ser clasistas (así lo era la época) pero no racistas. No olvidemos que muchos encomenderos emparentaron con las familias indígenas reales o descendientes de los antiguos caciques.
El sistema de encomienda hoy puede parecernos una barbaridad, pero en aquella época en la que, también en Europa, los trabajadores de la tierra tenían todavía una situación de servidumbre, no se veía como algo tan problemático. Era simplemente la mejor alternativa a la esclavitud que se estilaba en otras partes del mundo, y que los británicos y holandeses comenzaban a fomentar también en América, como estudio en esa otra entrada mencionada antes.
En las colonias españolas la esclavitud estaba prohibida por las leyes, por ser una práctica opuesta a las enseñanzas cristianas. Se hacía a escondidas de la ley, y provocaba las críticas de los religiosos, hasta que, finalmente, fue tolerada como práctica similar al sistema de encomienda. Sólo así pueden entenderse las palabras del padre Bartolomé de Las Casas, gran defensor de los indígenas, cuando acepta la utilización de esa mano de obra procedente de África para las plantaciones de caña y otras propiedades de las islas del Caribe. Se trataba de evitar el traslado de otros indígenas, alejándolos de sus lugares de residencia y de sus familias.
Especialmente en el Caribe, la población autóctona había desaparecido, más por causa de enfermedades (la gripe o la viruela eran letales para ellos) que por razones de conquista, pues los taínos eran bastante pacíficos. Todavía el mestizaje de las tres razas simboliza la realidad de Países como Puerto Rico, República Dominicana, Cuba o Brasil.
No hubo racismo institucional en todas estas colonias españolas y portuguesas mientras la Iglesia tuvo influencia para evitarlo (antes de la expulsión de los jesuitas en el siglo XVIII y las desamortizaciones del XIX). Por el contrario, el mestizaje se defendió desde las más altas instancias eclesiásticas y gubernamentales, como puede verse en el enorme fresco que decora la Iglesia de la Compañía de Jesús en Cuzco, bendiciendo los matrimonios entre los dirigentes españoles y las princesas Incas, para ejemplo del resto de la población.
Hubo también excesos, y mucho mestizaje provocado por la violencia, como en toda conquista; pero no se puede hablar de racismo organizado en la colonización española y portuguesa de América. Pocahontas no era en el mundo católico la excepción, como ocurre en la cultura anglosajona y protestante; era la norma generalizada, y por esa causa, no era preciso crear un mito a partir del único caso de matrimonio mixto existente.
https://imagologiajorge.wordpress.com/2015/12/24/la-conquista-de-america-contada-por-los-indigenas/?blogsub=confirming#subscribe-blog
Por: jorgelatorreizquierdo · en América Latina, Arte con mayúscula,Cultura Visual, Simbolismo religioso. ·
viernes, 30 de septiembre de 2016
Los derechos urbanos aún no son inteligentes en América Latina.
En los últimos años, el concepto de ciudades inteligentes ha adquirido preponderancia respecto al diseño y funcionamiento de las urbes, pero al mismo tiempo alimenta la inquietud si ese esquema contribuirá al acceso a diferentes derechos para sus habitantes.
“Detrás del concepto, hay un trabajo de ‘marketing’ muy grande, más que un trabajo real de conceptualización. Existe como una idea muy global, como la creación de infraestructura urbana en la que se mezclan medios digitales y físicos”, señaló a IPS el cofundador de la organización no gubernamental mexicana Medialabmx, Leonardo Aranda.
El experto, cuya organización se desempeña desde 2013 en el desarrollo y apropiación de la tecnología con fines sociales y culturales, sostuvo que está por ver si las urbes inteligentes “se convierten en una solución o si simplemente son una charada, en la cual las grandes corporaciones buscan la inversión pública muy grande que existe y encontraron un discurso muy vendible y que las ciudades están comprando”.
"Las ciudades tienen que cubrir primero lo básico de los requerimientos para luego poder entonces aspirar a algo tan sofisticado, como la conexión a Internet. Aceptamos y tratamos de asimilar la tecnología y que esta ayude a los procesos, pero cuando no se puede andar en la calle con el celular en la mano, ¿qué inteligencia tiene esa ciudad?”: Zulma Bolívar.
Para Aranda, las tecnologías pueden ayudar a resolver problemas urbanos, pero al mismo tiempo pueden crear otros. “Es un problema general de la tecnología, no soluciona problemas por sí sola, tiene que ver con su diseño”, externó.
El Grupo Temático sobre Ciudades Sostenibles e Inteligentes de la Unión Internacional de Telecomunicaciones las define como urbes innovadoras que utilizan las tecnologías de la información y comunicación y otros medios para mejorar la toma de decisiones, la eficiencia de las operaciones, la prestación de los servicios urbanos y su competitividad, para procurar la satisfacción de las necesidades económicas, sociales y ambientales.
Las ciudades inteligentes, también conocidas por el término inglés de “Smart Cities”, estarán en el foco de la Tercera Conferencia de Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible (Hábitat III), que acogerá Quito entre el 17 y el 20 de octubre, organizada por ONU Hábitat.
De hecho, en el borrador de la “Declaración de Quito sobre ciudades sostenibles y asentamientos humanos para todos”, acordado el 10 de septiembre, los Estados parte se comprometen a “adoptar un enfoque de ciudad inteligente, que hace uso de oportunidades de la digitalización, energía limpia y tecnologías, así como tecnologías de transporte innovadoras, proporcionando opciones para la población de tomar decisiones más respetuosas con el ambiente y promover el crecimiento económico sostenible y permita mejorar la prestación de servicios”.
En América Latina, donde 80 por ciento de sus más de 600 millones de habitantes viven en ciudades, las metrópolis medianas y grandes se enfrentan a la congestión vehicular, la contaminación del aire, el estrés hídrico, el crecimiento desordenado, los asentamientos irregulares, el aumento de la temperatura y trámites engorrosos.
Inicialmente, se creyó que el desarrollo de aplicaciones para teléfonos y otros dispositivos inteligentes era la base del entorno digital citadino para atender problemas como el tráfico, baches callejeros o la calidad del aire. No hubo metrópoli que no las creara, pero esa visión pronto quedó rezagada.
En un intento por paliar esos flagelos, varias urbes han procedido a aplicar soluciones inteligentes, cuyos resultados aún no se visualizan claramente.
Brasil alienta el proyecto de acceso a banda ancha, mediante una llamada Red de Ciudades Digitales, que abarca a 300 municipios. Río de Janeiro, además, puso en marcha el Centro de Operaciones Río, de la mano de la transnacional estadounidense IBM.
Colombia, por su parte, ejecuta el Plan Vive Digital 2014-2018 y la ciudad de Medellín representa el caso más emblemático de la región, porque coloca a la tecnología como un instrumento y no un fin.
El proyecto Ciudad Inteligente, liderado por la alcaldía de la segunda ciudad colombiana, fomenta el buen uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), anclado en innovación social, sostenibilidad, gobierno abierto y participación ciudadana.
Por esos progresos, esa urbe recibió en marzo pasado el prestigiado Premio a la Ciudad Global Lee Kuan Yew, concedido por la Autoridad para el Resideño Urbano y el Centro para las Ciudades Habitables de Singapur y que distingue a metrópolis socialmente innovadoras.
Chile ha definido cinco diseños para ciudades inteligentes. En abril, la alcaldía de Santiago anunció que la plataforma DOM Digital para trámites y servicios ya estaba en línea en tres demarcaciones territoriales de las 52 del área metropolitana.
En Uruguay, el mayor exportador de programas informáticos de América Latina, el proyecto Montevideo 2030 busca convertirse en la plataforma de TIC más desarrollada de la región.
A criterio de Zulma Bolívar, presidenta del Instituto Metropolitano de Urbanismo Taller Caracas, la máxima autoridad en la ordenación urbanística de la Alcaldía Metropolitana de Caracas, la suma de gobernantes y ciudadanos inteligentes da ciudades inteligentes.
“El nombre tiene marketing. Las ciudades tienen que cubrir primero lo básico de los requerimientos para luego poder entonces aspirar a algo tan sofisticado, como la conexión a Internet. Aceptamos y tratamos de asimilar la tecnología y que esta ayude a los procesos, pero cuando no se puede andar en la calle con el celular en la mano, ¿qué inteligencia tiene esa ciudad?”, planteó la urbanista a IPS desde Caracas.
Para los cinco municipios de área metropolitana capitalina, de unos seis millones de habitantes, opera el Plan Caracas 2020, sobre los vectores de accesible y en movimiento, segura e integrada, sostenible, productiva y emprendedora, gobernable y ciudadana. Pero la crisis institucional y política venezolana ha dado prácticamente al traste con el proyecto.
En su informe “La ruta hacia las Smart Cities: migrando de una gestión tradicional a la ciudad inteligente”, publicado en julio, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) destacó que las ciudades latinoamericanas enfrentan retos como seguridad ciudadana, movilidad urbana sostenible, gestión de riesgos, prevención y respuesta a desastres, eficiencia energética, gestión hídrica, manejo de residuos, gobierno electrónico e inclusión digital.
Mediante su Programa Ciudades Emergentes y Sostenibles, el BID asesora desde 2011 a 76 ciudades de la región en áreas como sostenibilidad ambiental y de cambio climático; sostenibilidad urbana, fiscal y de gobernabilidad. Al menos 10 de ellas ya cuentan con estudios de factibilidad en temas de gestión inteligente.
Los especialistas esperan que Hábitat III transmita especificidades sobre la mejor forma para avanzar hacia ciudades inteligentes.
“La declaración (de Quito) puede sonar bien o muy general. La innovación puede significar un montón de cosas, generar redes de transporte inteligentes que permitan movilidad mixta o bien meter unidades nuevas con geolocalizadores”, que implicará mucha inversión pública, señaló Aranda.
Para Bolívar, la cumbre debe atender a las ciudades pequeñas, “donde incluso no hay señal telefónica y no se puede ni siquiera usar un teléfono móvil”.
La urbanista pidió “lograr la equidad, que la distribución de cargas y beneficios sea un poco más homogénea y que el hábitat ofrezca todos los servicios. Si algo debemos proponernos es que el beneficio sea colectivo y ayudar a la gobernabilidad de los países”.
Por Emilio Godoy
http://www.ipsnoticias.net/2016/09/los-derechos-urbanos-aun-no-son-inteligentes-en-america-latina/
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