El sistema educativo no ha evolucionado desde la época agraria, tal es así que las vacaciones de verano existen porque era la época de cosecha y las familias requerían más manos para trabajar la tierra; en sí mismas no eran vacaciones, era tiempo de trabajo.
Brincándonos hacia nuestros tiempos, a principios del siglo XX, viendo que la revolución industrial estaba quitando empleos y que sería necesario tener gente que operara más y más empresas de una manera profesional (ya no iban a operar máquinas, ahora se dedicarían a servicios como finanzas, ventas, etc.), Rockefeller, que tenía una gran influencia política en EUA, ideó un sistema educativo que sirviera para generar empleados; sí, empleados. Para esto se basó en el sistema educativo militar prusiano que utilizó Napoleón al conquistar Prusia. El principal objetivo de éste era crear soldados obedientes de un territorio enemigo recién conquistado. Tomando esas bases, Rockefeller lo utilizó como base para hacer las adaptaciones en contenido educativo y, prácticamente llave en mano, se hizo un cambio al sistema educativo de Estados Unidos. Esto benefició directamente a Rockefeller y a las familias poseedoras de monopolios y oligopolios que cada vez más requerían empleados.
Hoy, en la era de la información, cuando un periódico del día contiene más información de lo que hace más de 100 años se estudiaba en toda una vida y los cambios de información son instantáneos, te das cuenta de que no estás preparado para enfrentarte al mundo real porque a lo largo de toda tu preparación, te fuiste especializando cada vez más en un área de desempeño. Siempre te han dicho que es bueno y que mientras mayor sea tu grado de especialidad serás mejor redituado en tu cheque mensual. Es justamente donde entra mi primer punto: Estás preparado para ser un excelente empleado. Para ser un dueño de negocio no puedes ser un especialista, debes de ser un generalista. Por eso te has enterado de gente que deja la escuela y hace fortunas, literalmente ellos se salen del sistema porque no encuentran algo que les brinde un verdadero valor agregado como generalistas. También seguramente te has enterado de mucha gente especialista (abogados, doctores, contadores) que quiebran sus negocios, aún que hayan sacado las mejores calificaciones en la escuela y aún que tengan una maestría en administración de empresas o un doctorado en cualquier otra área. Si lo ponemos en perspectiva, hay gente que construye los mejores autos y hay gente que es la mejor manejándolos, pero eso no significa que el que construyó el auto sea el mejor manejándolo ni el que maneja el auto sea el mejor construyéndolo. Esto me lleva a pensar que, otro grave problema del sistema educativo, es que no nos prepara para trabajar en equipo, es decir, para hacer un trabajo cooperativo. Todo lo contrario, nos enseña a ser competitivos. Inclusive en los "trabajos en equipo" que se dejan en la escuela, siempre estamos compitiendo por ver quién fue el que más entregó, el que mejor habló, el que más información buscó y descalificar al peor, al que menos hizo. En Japón por ejemplo, tienen un sistema de trabajo cooperativo en equipo en el que verdaderamente cada quien aporta lo que se encuentre en su área fuerte, sin importar si fue más o menos que el de alado, enfocándose solamente en un resultado conjunto.
Recapitulemos los errores del sistema escolar que llevamos hasta ahora:
- No ha evolucionado con el tiempo (sistema agrario, revolución industrial, no se ha adaptado a la era de la información)
- Nos prepara para ser especialistas y no generalistas, es decir, para ser unos excelentes empleados.
- Incentiva el trabajo en equipo competitivo y no cooperativo.
Otro tema que me parece de vital importancia es que no estudiamos un tema por convicción, lo estudiamos por obligación. Si bien es necesario que nos orienten para saber qué estudiar y, por otra parte, tengamos algunas materias "de cajón", el sistema escolar se ha enfocado completamente en incentivar el aprendizaje lógico-matemático, analítico y lingüístico, que se encuentra en el lado izquierdo del cerebro. Los más premiados y "los más inteligentes" son los que mejores calificaciones sacan en matemáticas. En cambio, el lado derecho del cerebro, el creativo, comienza a apagarse desde que entramos a la primaria y dejamos de estimular su desarrollo. Sabías, por dar algún ejemplo, que el color negro es el que más aburre al cerebro, sin embargo, desde que entramos a la primaria, dejamos de lado los colores porque "son de niños" y nos adentramos en una monotonía de color que limita el potencial de aprendizaje. Si pusiéramos más color, el cerebro relacionaría mucho más fácilmente los apuntes con recuerdos y produciría una mayor cantidad de mielina, lo que permitiría que hubiera sinapsis en las neuronas. En palabras más entendibles, cuando se almacena algo en una neurona y ésta se cubre de mielina, el recuerdo o aprendizaje se queda grabado en la memoria a largo plazo, es decir, para siempre. Esto no sucede de manera tan fácil cuando hay poco color o diversión en el aprendizaje. Por eso cuando estudias algo te acuerdas tan poco tiempo de ello, porque no lo relacionas con emociones ni con algo divertido, simplemente memorizaste a base de repetición.
Existen 3 tipos de aprendizaje:
1) Mental – Memorizar hechos, lo cual consiste en almacenar datos selectivamente en nuestro cerebro, igual que cuando archivamos datos en una computadora.
2) Físico – Experiencia de primera mano, en la que participan todos los sentidos, comprometiendo a la mayor parte del sistema nervioso.
3) Emocional y Subconsciente – Involucran al estudiante a través de sentimientos de alegría, miedo, pena, amor, compasión y exaltación.
La combinación de las 3 representa el máximo potencial de aprendizaje del ser humano, tristemente, el sistema escolar actual solamente se enfoca en el tipo de aprendizaje mental, funcionamos como computadoras: Nada entra, nada sale.
Si el sistema escolar ayudara a los estudiantes a equilibrar su hemisferio derecho (creativo) con el izquierdo (analítico), tendríamos más genios como Leonardo Da Vinci, Albert Einstein, Steve Jobs, gente que tiene un balance entre ambos hemisferios y pueden aterrizar su creatividad en algo tangible y que verdaderamente aporte cosas a la humanidad.
Por otra parte, si se incentivara la parte creativa, podríamos resolver los problemas de nuestras vidas de una manera más rápida y efectiva, al igual que los problemas que enfrenta cualquier negocio, sobretodo en sus inicios.
Tristemente, como no es así, el sistema nos hace analíticos y no podemos enfocarnos en cuestiones creativas porque así hemos sido condicionados. La vida es demasiado corta para ser analíticos, tal es así que conozco gente que lleva mucho tiempo diciendo que va a poner un negocio, o que cuando termine la carrera y lleve mucho tiempo trabajando en una empresa, va a poner su negocio. Se quedan en la "parálisis de análisis", pensando que el tiempo les dará la experiencia que necesitan. La mala noticia es que el tiempo por sí mismo no te da la experiencia, te la da la ACCIÓN. Aprender haciendo y aprender de los errores que cometemos.
En 1969, Edgar Dale hizo un estudio que se reflejó en lo que él llamó "El cono del aprendizaje".
En resumen, lo que Dale concluyó fue que después de 2 semanas, solamente recordamos lo que decimos y hacemos. Lo que menos recordamos es lo que leemos. Sorpresivamente en la escuela lo que más hacemos es leer.
La educación que sólo se ocupa del aprendizaje mental, retarda el desarrollo físico y mental.
Un ejemplo de la importancia que tiene el cometer errores, se relaciona con las competencias que tenemos. Este tema es universal y se puede aplicar a negocios, deportes, escuela, relaciones interpersonales, etc. En este caso, primero hablo de lo general y después pondré un ejemplo:
a) Incompetencia Inconsciente – No tiene idea de lo que no sabe. La persona tiene una idea o un reto que desconoce por completo.
b) Incompetencia consciente – No sabe lo que sabe. La persona se da cuenta de que comete errores al llevar a cabo su idea o reto. Se da cuenta de cuánto no sabe y de que es necesario cometer aún más errores para seguir aprendiendo.
c) Competencia Consciente – Sabe lo que sabe. La persona ahora ya es consciente de lo que debe saber y poner en práctica. Es el punto en el que se afinan los errores, se aprende de ellos y se repiten con el objetivo de mejorarlos y aprenderlos a fondo para no volver a cometerlos.
d) Competencia Inconsciente – La persona ya sabe todo y no necesita pensar en los errores ni en la idea o reto que tenía en mente ya que los ha dominado; por eso se le llama Competencia Inconsciente, es el punto en el que el individuo es competitivo de manera natural en esa actividad.
Lo mejor que se me ocurre para ejemplificar esto, es el proceso que conlleva el aprender a andar en bicicleta:
a) Incompetencia Inconsciente – Uno se siente emocionado por la idea de aprender a andar en bicicleta, pero como nunca lo ha hecho, no sabe qué es lo que se necesita aprender.
b) Incompetencia Consciente – Uno se monta en la bicicleta y comienza a pedalear, de pronto cae, dándose cuenta de que hay cosas que aún no sabe.
c) Competencia Consciente - Por medio del ensayo y el error, uno corrige los errores. Ha observado, usualmente en el nivel inconsciente, qué es lo que hizo que causó la caída y, a través de intentar diferentes movimientos, finalmente llega a ser competente.
d) Competencia Inconsciente – Ya no piensa en lo que hace. Uno tiene el conocimiento necesario y automáticamente lo utiliza para conducir la bicicleta.
Si para esto es importante cometer errores y aprender de ellos, es igual para los negocios, cosa para la cual no se nos prepara en la escuela.
¿Qué más le falta a la escuela?Actualmente, los pedagogos, reconocemos 2 tipos de educación. La formal y la no formal (o informal). La formal es todo lo que se imparte a través del sistema educativo (escuelas y universidades reconocidas y avaladas) y la no formal abarca todo lo que se queda fuera (cursos, talleres, seminarios, etc.)
Desde mi punto de vista, me gusta como clasifica Kiyosaki los tipos de educación:
1) Académica – Consta de todo lo que se nos enseña en la escuela hasta la preparatoria. Se nos enseña a leer, escribir, matemáticas, etc.
2) Profesional – Comienza el día que entramos a una carrera. Nos "prepara" para el mundo profesional (si lo que buscamos es ser empleados).
3) Financiera – Los pedagogos consideramos que está fuera de la educación formal. Mi punto de vista es que debería de integrarse a la educación formal para que aprendamos a manejar el dinero, a crear empresas (y no solamente administrarlas), a ser generalistas.
Lo mejor que podrías hacer si quieres ser un generalista, es estudiar fuera del sistema. No propongo que te salgas de la escuela, aún que si lo crees conveniente y tienes tus razones es muy respetable. Lo que propongo es que busques fuentes de aprendizaje alternas, cosas que no te enseñen en la escuela, estudia por convicción seminarios, cursos, talleres, conferencias, libros, audios, en fin, pon a tu cerebro creativo a trabajar y lo más importante… ¡Actúa!
http://ernestogomez.com/?author=1
viernes, 13 de mayo de 2011
jueves, 12 de mayo de 2011
Mariposas: Las Hermanas Mirabal - en español
lunes, 9 de mayo de 2011
Equinoterapia.
Es un método terapéutico que utiliza el caballo buscando la rehabilitación, integración y desarrollo físico, psíquico, emocional y social de la persona.
Es una actividad rehabilitadota, reconocida en todo el mundo.
Consiste por un lado en aprovechar los movimientos tridimensionales del caballo para estimular músculos y articulaciones del paciente (el vaivén hacia arriba, abajo, adelante, atrás y hacia los lados, es un movimiento que resulta ser el único en el mundo animal, semejante al caminar humano). Además, el contacto con el caballo aporta facetas educativas y terapéuticas a niveles cognitivos, comunicativos y de personalidad.
Por su naturalidad la equitación terapéutica, influye a la persona en su totalidad. Los proyectos pueden ser individuales, en los que se trabaja con una sola persona o colectivos, trabajando con varios alumnos
DIFERENCIAS ENTRE LA EQUITACIÓN CLÁSICA Y LA EQUINOTERAPIA Equitación clásica, el jinete es quien actúa sobre el caballo buscando su colaboración para realizar el ejercicio que se proponga.
Equinoterapia, es el caballo el que incide en el jinete, a partir de unos objetivos planteados por el equinoterapeuta, aprovechando los estímulos que nos proporcionan la monta y la relación con el caballo.
ÁREA PSICOLÓGICA Y EMOCIONAL *Fomenta el sentimiento general de bienestar
*Aumenta el interés en el mundo exterior y en la propia vida
*Aumenta la respuesta ante situaciones de riesgo.
*Adquirir y hacer evolucionar nuestra inteligencia emocional
*Corrige problemas de conducta
*Disminuye la ansiedad
*Superar miedos
*Mejora la autoestima, la confianza y la concentración
*Vivir momentos de relajación e introspección
*Estar más en contacto con el mundo natural
*Mejora el control emocional i autodisciplina
ÁREA DE COMUNICACIÓN *Aumenta el vocabulario
*Desarrolla nuestra comunicación con el caballo: cerebro emocional
*Mejorar y aumenta la comunicación gestual y oral
ÁREA DE SOCIALIZACIÓN Y RELACIONAL *Incrementa la interacción social y la amistad
*Hacer lúdico nuestro presente
*Aumentan las relaciones sociales
*Fomenta patrones de relación adecuados en un entorno natural
*Desarrolla el amor y el respeto hacia los animales
*Aumenta las experiencias
ÁREA FÍSICA / PSICOMOTORA *Mejora el equilibrio
*Fortalece la musculatura
*Mejora la coordinación, la rapidez de reflejos y la planificación motora
*Estira la musculatura espástica o tensa
*Disminuye la espasticidad
*Aumenta la capacidad de movimiento de las articulaciones
*Reduce los patrones de movimiento anormales
*Mejora la capacidad respiratoria y circulatoria
*Potencia la integración sensorial
ÁREA PEDAGÓGICA *Potencia la secuenciación y la planificación motriz
*Mejora la coordinación óculo-manual
*Potencia la percepción visual espacial
*Conocimiento del esquema corporal
*Potencia la adquisición de aprendizajes dentro del ámbito ecuestre
(conceptos matemáticos, iniciación a la lectura.
MODALIDADES EQUITACIÓN TERAPÉUTICA:
A QUIEN NOS DIRIGIMOS EQUITACIÓN TERAPÉUTICA: Terapia dirigida a personas con diversas discapacidades psíquicas
EQUINOTERAPIA SOCIAL: Terapia dirigida a personas con diversas problemáticas sociales, emocionales y personales
HIPOTERAPIA: Terapia dirigida a personas con discapacidades físicas, ya sean congénitas o adquiridas
EQUITACIÓN SOCIAL: Utilizamos las facetas terapéuticas y educativas que nos aporta el contacto con el caballo, con personas que no presenten ninguna discapacidad física, psíquica…. Es decir a la población en general. Se hace hincapié en las áreas: psicológica emocional; comunicación; socialización; adquisición de nuevos aprendizajes.
EQUINOTERAPIA SOCIAL: Ponemos el énfasis en las áreas: Psicológica y emocional, y en la de comunicación y socialización
EQUITACIÓN SOCIAL: Aquí todas las áreas son importantes y el énfasis se pondrá en función de el déficit o carencias personales
HIPOTERAPIA : Se trabaja sobre todo el área física . Es necesaria la presencia o asesoramiento de un fisioterapeuta EQUITACIÓN TERAPEUTICA
HIPOTERAPIA
INADAPTACIÓN SOCIAL SOCIOPATIAS ADICCIONES DEPRESIONES ANSIEDAD STREES
DAÑO CEREBRAL ADQUIRIDO.
TRAUMATISMO CRANEO ENCEFALICO
HEMIPLEGIA
PARÁLISIS CEREBRAL.
ATAXIAS.
DISTROFIA MUSCULAR.
ESCLEROSIS MÚLTIPLE.
POLITRAUMATISMOS.
RETRASO PSICOMOTOR.
LESIONES MEDULARES.
HIPOTONÍA SINDROME DE DOWN
AUTISMO
HIPERACTIVIDAD
DISCAPACIDAD INTELECTUAL
DIFICULTADES DE APRENDIZAJE
TRANSTORNO POR DEFICIT DE ATENCIÓN
TRANSTORNO GENERALIZADO DEL DESARROLLO
SINDROME DE X FRAGIL
SINDROME DE KLINEFELTER CROMOSOMA 47,XXY:
O SINDROME DE KLINEFELTER.
XXXY, grave retraso, microcefalia, ligero dimorfismo.
XXXXY: retraso mental, hipotonía, simula el síndrome de down.
SINDROME DE RETT.
Y otras patologías con síntomas similares a las citadas anteriormente
Es una actividad rehabilitadota, reconocida en todo el mundo.
Consiste por un lado en aprovechar los movimientos tridimensionales del caballo para estimular músculos y articulaciones del paciente (el vaivén hacia arriba, abajo, adelante, atrás y hacia los lados, es un movimiento que resulta ser el único en el mundo animal, semejante al caminar humano). Además, el contacto con el caballo aporta facetas educativas y terapéuticas a niveles cognitivos, comunicativos y de personalidad.
Por su naturalidad la equitación terapéutica, influye a la persona en su totalidad. Los proyectos pueden ser individuales, en los que se trabaja con una sola persona o colectivos, trabajando con varios alumnos
DIFERENCIAS ENTRE LA EQUITACIÓN CLÁSICA Y LA EQUINOTERAPIA Equitación clásica, el jinete es quien actúa sobre el caballo buscando su colaboración para realizar el ejercicio que se proponga.
Equinoterapia, es el caballo el que incide en el jinete, a partir de unos objetivos planteados por el equinoterapeuta, aprovechando los estímulos que nos proporcionan la monta y la relación con el caballo.
*Aumenta el interés en el mundo exterior y en la propia vida
*Aumenta la respuesta ante situaciones de riesgo.
*Adquirir y hacer evolucionar nuestra inteligencia emocional
*Corrige problemas de conducta
*Disminuye la ansiedad
*Superar miedos
*Mejora la autoestima, la confianza y la concentración
*Vivir momentos de relajación e introspección
*Estar más en contacto con el mundo natural
*Mejora el control emocional i autodisciplina
ÁREA DE COMUNICACIÓN *Aumenta el vocabulario
*Desarrolla nuestra comunicación con el caballo: cerebro emocional
*Mejorar y aumenta la comunicación gestual y oral
ÁREA DE SOCIALIZACIÓN Y RELACIONAL *Incrementa la interacción social y la amistad
*Hacer lúdico nuestro presente
*Aumentan las relaciones sociales
*Fomenta patrones de relación adecuados en un entorno natural
*Desarrolla el amor y el respeto hacia los animales
*Aumenta las experiencias
ÁREA FÍSICA / PSICOMOTORA *Mejora el equilibrio
*Fortalece la musculatura
*Mejora la coordinación, la rapidez de reflejos y la planificación motora
*Estira la musculatura espástica o tensa
*Disminuye la espasticidad
*Aumenta la capacidad de movimiento de las articulaciones
*Reduce los patrones de movimiento anormales
*Mejora la capacidad respiratoria y circulatoria
*Potencia la integración sensorial
ÁREA PEDAGÓGICA *Potencia la secuenciación y la planificación motriz
*Mejora la coordinación óculo-manual
*Potencia la percepción visual espacial
*Conocimiento del esquema corporal
*Potencia la adquisición de aprendizajes dentro del ámbito ecuestre
(conceptos matemáticos, iniciación a la lectura.
MODALIDADES EQUITACIÓN TERAPÉUTICA:
A QUIEN NOS DIRIGIMOS EQUITACIÓN TERAPÉUTICA: Terapia dirigida a personas con diversas discapacidades psíquicas
EQUINOTERAPIA SOCIAL: Terapia dirigida a personas con diversas problemáticas sociales, emocionales y personales
HIPOTERAPIA: Terapia dirigida a personas con discapacidades físicas, ya sean congénitas o adquiridas
EQUITACIÓN SOCIAL: Utilizamos las facetas terapéuticas y educativas que nos aporta el contacto con el caballo, con personas que no presenten ninguna discapacidad física, psíquica…. Es decir a la población en general. Se hace hincapié en las áreas: psicológica emocional; comunicación; socialización; adquisición de nuevos aprendizajes.
EQUINOTERAPIA SOCIAL: Ponemos el énfasis en las áreas: Psicológica y emocional, y en la de comunicación y socialización
EQUITACIÓN SOCIAL: Aquí todas las áreas son importantes y el énfasis se pondrá en función de el déficit o carencias personales
HIPOTERAPIA : Se trabaja sobre todo el área física . Es necesaria la presencia o asesoramiento de un fisioterapeuta
DAÑO CEREBRAL ADQUIRIDO.
TRAUMATISMO CRANEO ENCEFALICO
HEMIPLEGIA
PARÁLISIS CEREBRAL.
ATAXIAS.
DISTROFIA MUSCULAR.
ESCLEROSIS MÚLTIPLE.
POLITRAUMATISMOS.
RETRASO PSICOMOTOR.
LESIONES MEDULARES.
HIPOTONÍA SINDROME DE DOWN
AUTISMO
HIPERACTIVIDAD
DISCAPACIDAD INTELECTUAL
DIFICULTADES DE APRENDIZAJE
TRANSTORNO POR DEFICIT DE ATENCIÓN
TRANSTORNO GENERALIZADO DEL DESARROLLO
SINDROME DE X FRAGIL
SINDROME DE KLINEFELTER CROMOSOMA 47,XXY:
O SINDROME DE KLINEFELTER.
XXXY, grave retraso, microcefalia, ligero dimorfismo.
XXXXY: retraso mental, hipotonía, simula el síndrome de down.
SINDROME DE RETT.
Y otras patologías con síntomas similares a las citadas anteriormente
Equinoterapia, los caballos en la salud
sábado, 30 de abril de 2011
1 de Mayo, dia del Trabajador
jueves, 28 de abril de 2011
El cuadro que Goya pintó más veces.
En 1809, Tadeo Bravo de Rivero, regidor del ayuntamiento de Madrid y amigo personal de Francisco de Goya, encargó a éste la realización de un cuadro en el que apareciese la figura del recién coronado rey José Bonaparte.
Goya no dudó en aceptar el encargo por el que recibiría un pago de 15.000 reales. En él quiso plasmar un vínculo que uniese la figura del monarca con la corte y la capital de España. Tituló el cuadro: Alegoría de la villa de Madrid.
En dicha pintura representó la figura de una mujer que tenía junto a su mano izquierda un escudo de la corte y villa de Madrid que contenía al oso y el madroño y señalando con su mano izquierda un óvalo en el que aparecía José I.
En 1812, el rey se marchó de la capital provisionalmente y las autoridades municipales decidieron sustituir la imagen del monarca por la palabra ‘Constitución’ recientemente aprobada.
Unos meses después, José I volvió y se pintó de nuevo su retrato en el óvalo.
El pintor aragonés era enemigo de tener que ir modificando y rehaciendo su obra, pero no le quedaba más remedio que hacerlo debido al compromiso que había adquirido al juramento de fidelidad que había hecho al ser nombrado Primer pintor de cámara.
En 1813, el monarca evacuó definitivamente el país y rápidamente volvió a pintarse la palabra Constitución sobre el retrato del rey.
Pero un año más tarde, el repuesto rey Fernando VII abolió la Constitución de Cádiz (conocida como La Pepa) y de nuevo el óvalo fue repintado, esta vez con el retrato del nuevo monarca.
Y así permaneció el óleo hasta 1943 en el que se volvió a decidir que el retrato del monarca absolutista, fallecido diez años antes, debía ser sustituido de nuevo por la palabra constitución en vigencia desde 1836. Esta nueva modificación fue realizada por otro pintor, ya que Goya murió en 1828.
Ángel Carvajal y Fernández de Córdoba, marqués de Sardoal, recién nombrado alcalde de la villa de Madrid en 1872 decidió que debían ser borrados los repintes del óvalo y que en éste debía figurar las palabras "Dos de Mayo", al tratarse de un hecho histórico genérico y que "no estaba sujeto a las opiniones cambiantes de los hombres".
Goya no dudó en aceptar el encargo por el que recibiría un pago de 15.000 reales. En él quiso plasmar un vínculo que uniese la figura del monarca con la corte y la capital de España. Tituló el cuadro: Alegoría de la villa de Madrid.
En dicha pintura representó la figura de una mujer que tenía junto a su mano izquierda un escudo de la corte y villa de Madrid que contenía al oso y el madroño y señalando con su mano izquierda un óvalo en el que aparecía José I.
En 1812, el rey se marchó de la capital provisionalmente y las autoridades municipales decidieron sustituir la imagen del monarca por la palabra ‘Constitución’ recientemente aprobada.
Unos meses después, José I volvió y se pintó de nuevo su retrato en el óvalo.
El pintor aragonés era enemigo de tener que ir modificando y rehaciendo su obra, pero no le quedaba más remedio que hacerlo debido al compromiso que había adquirido al juramento de fidelidad que había hecho al ser nombrado Primer pintor de cámara.
En 1813, el monarca evacuó definitivamente el país y rápidamente volvió a pintarse la palabra Constitución sobre el retrato del rey.
Pero un año más tarde, el repuesto rey Fernando VII abolió la Constitución de Cádiz (conocida como La Pepa) y de nuevo el óvalo fue repintado, esta vez con el retrato del nuevo monarca.
Y así permaneció el óleo hasta 1943 en el que se volvió a decidir que el retrato del monarca absolutista, fallecido diez años antes, debía ser sustituido de nuevo por la palabra constitución en vigencia desde 1836. Esta nueva modificación fue realizada por otro pintor, ya que Goya murió en 1828.
Ángel Carvajal y Fernández de Córdoba, marqués de Sardoal, recién nombrado alcalde de la villa de Madrid en 1872 decidió que debían ser borrados los repintes del óvalo y que en éste debía figurar las palabras "Dos de Mayo", al tratarse de un hecho histórico genérico y que "no estaba sujeto a las opiniones cambiantes de los hombres".
lunes, 25 de abril de 2011
Doctrina de los dos demonios.
Definiciones sobre la "guerra" que hubo en Uruguay en las décadas de 1960 y 1970, el reconocimiento formal de que los "desaparecidos" están muertos y las razones que llevaron a su desaparición, y las responsabilidades compartidas por la violencia que vivió el país en el pasado, son algunos de los conceptos que se manejan en un documento de cinco carillas que dirigentes tupamaros y militares integrantes de la logia Tenientes de Artigas redactaron en 1998, como forma de dejar atrás las heridas del pasado. El documento, que publica hoy El Observador, fue divulgado por militares que están molestos con la aprobación de la ley de Caducidad, decisión política del oficialismo que, sostienen estos oficiales, se da de bruces con el espíritu de aquel pacto que no llegó a cerrarse por una serie de circunstancias políticas del momento. A continuación de transcribe íntegro el texto de este documento que se mantuvo en reserva por más de una década:
"Los abajo firmantes queremos dar a conocimiento público lo siguiente:
Desde hace ya un tiempo hemos venido realizando contactos de carácter reservado con miembros de la FF.AA. en actividad y en retiro, a quienes conocimos en oportunidad de los enfrentamientos armados, con el propósito de conocer el destino de los Desaparecidos. En dicha misión han participado un importante número de personas pertenecientes a ambas partes y se ha procurado no hacer caudal partidista o personal del tratamiento de este delicadísimo tema.
Quienes suscribimos esta declaración estamos en condiciones de asegurar que oficiales de las tres fuerzas y de distintas jerarquías, a quienes conocemos desde hace muchos años y de quienes sabemos su condición de combatientes, nos aseguraron que los siguientes compañeros están muertos.
Luego de varias y muy duras discusiones, también hemos convenido dar a conocer algunos conceptos a los que hemos arribado de consuno, aunque guardando igualmente serias discrepancias en torno al análisis del pasado.
Lo hacemos con el anhelo de colaborar en la mejor comprensión de estas difíciles páginas de la historia de los orientales; con intención pacificadora y espíritu reconciliatorio.
Observamos que una gran mayoría de los actores políticos y sociales que se muestran interesados en resolver el hecho de los desaparecidos, parecen abroquelados en alguna de estas dos siguientes posiciones simplificadoras: unos en el maniqueísmo de que "los muertos buenos son los nuestros y mal muertos están; los de ellos son malos muertos y bien muertos están", y otros por el contrario han impulsado, o se han sumado, a la llamada "doctrina de los dos demonios" y muy sueltos de cuerpo declaran: "esos muertos y no son nuestros, ni los unos ni los otros; de ustedes de ambos bandos son los muertos y ahora debéis expiar culpa los unos y los otros, hasta el fin de los tiempos, porque nosotros somos inocentes, nosotros no tenemos nada que ver y repudiamos lo que ustedes han hecho".
No ponemos en duda de que en ambas posturas hay personas honestas, y es a ellas a quienes están preferentemente dirigidas estas líneas, pero lo que rechazamos y denunciamos es el deliberado uso político que se está haciendo de estas posiciones.
Los muertos, todos ellos, murieron por sus ideales, y tienen razón los familiares de los desaparecidos cuando dicen que no son sólo un asunto de ellos, sino de toda la comunidad.
Por esto queremos descubrir a las falsas izquierdas y falsas derechas que están buscando medrar con el encono eterno, y a los falsos intelectuales y falsos humanistas que haciéndole el juego al gran poder y a la élite política gobernante, asustan a la gente con los dos demonios. Vacíos y limpios de toda culpa, los zorros que gobiernan llaman al pueblo a mantener enhiesto un nuevo tótem – mito – símbolo, alrededor del cual reunir la nueva república: los Desaparecidos; trágico saldo de un enfrentamiento que hubo entre "tupas y milicos", chivos expiatorios cuya sangre debe ofrendarse a los dioses de la democracia.
Una democracia sana no debe, ni puede, sostenerse tomando de rehenes a los desaparecidos, sino con la paz y el orden que sobrevienen a la verdad y a la justicia en que vive la comunidad.
Es en orden a buscar juntos esa verdad y esa justicia, que les pedimos a todos los orientales que nos escuchen en estas reflexiones.
Comencemos por preguntarnos por qué causa fundamental hubo desapariciones de personas. Hubo desapariciones porque aquí hubo una guerra.
Hubo una guerra que partió al mundo en dos y que se le llamó "guerra fría" a nivel planetario, aunque nunca fue declarada pero que aquí se llamó "Interna" y si se llegó a decretar y declarar formalmente. Y fue una guerra que abrió una grieta profundísima que atravesó la nación entera, a todas sus instituciones y su gente, y dejó a cada lado dos trincheras ideológicas, porque la ideología fue la causa eficiente de la guerra: básicamente un enfrentamiento entre el liberalismo y el marxismo, las dos ideologías "modernas" y predominantes en este siglo.
De cualquier manera no se trata aquí de abundar acerca de cuales otras concepciones del hombre y la sociedad se alinearon a cada lado, o cuales de los antagonistas podrían alegar con más razones. Causa Justa para combatir , porque lo que nos ocupa aquí, que es el hecho de las desapariciones, no ocurre, al menos en apariencia inicial por la "jus ad bellum", sino por el grado de justicia que hubo en desarrollo de guerra misma; la "jus in bello".
No obstante, es importante ir pensando desde ahora y no perderlo de vista, para analizar más adelante las responsabilidades, si alguien con interés, y con derecho legitimado en el conocimiento, a expresarse sobre los hechos de la guerra, pudo y puede sustraerse de tal manera a un enfrentamiento tan existencial y por ende tan abarcante que, o cayó dentro de la grieta abierta, o quedó entre dos fuegos y entonces sí puede manifestar con razón haber sido inocente y nunca haber siquiera consentido la defensa de ninguna parte. Es muy necesario para juzgar los hechos de una guerra, comprender cuál es su naturaleza.
Muchas veces oímos decir que uno u otro bando atentó contra los derechos humanos o cometió tales o cuales horrores, sin detenerse a considerar que es la guerra en sí misma el peor de los horrores y la violación de los derechos humanos por antonomasia, por eso es que se deban considerar todos los extremos de la Causa Justa para llevarla adelante: última razón, autoridad legítima, posibilidad de éxito.
En la guerra no participan monstruos u hombres desquiciados, sino hombres y mujeres normales, muchos en grado heroico, combatientes o de apoyo, de un lado y del otro, insertos todos en el ambiente propio de la guerra.
Según Clausewits, un pensador clásico y universalmente indiscutido acerca de la naturaleza de la guerra, esta siempre tiene un fin político y es llevada adelante por una decisión política como un instrumento más de su obrar, el cual debe ser el último, precisamente por la violencia que supone.
Es bien claro en nuestro caso la causa y el fin político de la guerra, en que el combate militar fue parte del combate político y en el que ambos bandos excluían la participación de la ideología antagónica en el proyecto propio del destino.
Aquí entre nosotros estuvo en juego la existencia del Ser nacional, entre dos cosmovisiones excluyentes, era una o la otra.
La existencia del Ser es la "legitimidad absoluta", según Clausewitz, y por ende excluyente de la legitimidad del otro. Dice Smith, sosteniéndose en Heidegger, que al reducir la cuestión política a la categoría de lo existencial, ya no se trata de un enfrentamiento entre dos valores legítimos y en disputa, sino que lo absoluto de lo existencial lleva a que el enemigo sea considerado un "sin valor absoluto".
El asunto es que esta conclusión tiene total ligazón con la lógica de la guerra y con los medios que en ella se empleen y de lo cual es evidente que no puede sustraerse la política, porque ella determina la sustancialidad de la misma.
La guerra en que está en juego el Ser es entonces un acto de fuerza política, que se retroalimenta con la acción recíproca de los contendientes, y que puede llevar al extremo de que no existan límites al empleo de la fuerza para asegurar la existencia del Ser. Dicho en otras palabras: lo que terminan ordenando los comandantes militares como necesario para vencer al enemigo y asegurar la victoria, no tiene una lógica propia, autónoma de la guerra como fenómeno aislado, sino que está íntimamente ligado a la causa y fin político que le dan, en este caso, legitimidad absoluta.
Con estas nociones que acabamos de exponer y teniéndolas in mente, podemos entrar a considerar ahora cuáles son los principales de la "jus in bello" (ética Tomista), que están en juego en el hecho de las desapariciones de personas.
Debería ser el principio de la proporcionalidad, el que en la toma de decisiones éticas en la guerra, resolviera la tensión existente entre la finalidad de la misma y los medios a emplear.
Sin dejar de considerar el "sin valor absoluto" del enemigo, ya expuesto, de cualquier manera parece evidente que en nuestra guerra el extremo que se debió considerar, es que los medios que llegaran a emplearse, no fueran a invalidar o destruir los valores que el propio fin de la guerra buscaba preservar para el Ser nacional y a la vez que pudiera alcanzarse una paz duradera. Muy difícil dilema, cuya correcta o incorrecta resolución por parte de los combatientes, pueden juzgar, con la sola condición de ser honestos, todos los orientales.
Lamentamos profundamente los muertos y los desaparecidos, los de ambos lados, todos cayeron defendiendo sus ideales, en el error o en el acierto, eso no importa ahora y mucho menos cuando ninguna parte puede alegar total certeza en sus verdades políticas.
Lo que más importa es que ahora ya todos sin distinción, integran con sus cuerpos ese humus espiritual de la tierra, el más fértil y que hace que un país se convierta en Patria para todos los orientales.
No obstante, sin perder de vista el carácter existencial de lo que estaba en juego, y si se compara esta última guerra, de hace ya 25 largos años, con las anteriores de nuestra propia historia, con las contemporáneas y de igual causa ocurridas en los demás países americanos, (algunas aún en curso!), y con todas las de la historia universal; y si también se considera que se llenó una cárcel que fue permanentemente visitada por comisiones internacionales de derechos humanos y que se respetó también la vida de los dirigentes, esta guerra no parece que debiera pasar a la historia como drásticamente cruel.
Nadie puede afirmar que hubiera habido un plan de exterminio o que los desaparecidos hayan sido asesinados con fría premeditación, sino que lo fueron en circunstancias muy diversas y no buscando intencionalmente su muerte.
Respecto al destino de sus restos mortales, estará en el fuero personal de quienes en el futuro aprecien que el tema se haya despolitizado y evalúen posible acercarse a algún familiar que ofrezca garantías de no manipularlo como bandera política, dar alguna respuesta si estuviera en sus posibilidades, este por lo menos es el deseo de quienes participamos de este escrito.
Otro principio de la debida justicia en la guerra que a veces se invoca, es el que en la teoría se denomina "discriminación" y pide que se extremen las medidas para diferenciar entre las personas involucradas en la guerra y las no involucradas. Se alega que algunos desaparecidos no eran combatientes porque no portaban armas y que eran simples militantes políticos, intelectuales o escritores, etc.
Se preguntan los moralistas si un niño que lleva munición al frente debe ser considerado un combatiente. Sin duda lo es y debe a su vez ponderarse la extrema necesidad para atacarlo y con que medios, y aún así el dilema ético es difícil de resolver.
Este punto nos lleva nuevamente a considerar la naturaleza ideológica de la guerra y qué criterio utilizar para diferenciar quiénes están involucrados y quiénes no.
Hay situaciones que parecen claras en este caso, como que se puede hacer más daño al enemigo con una pluma que con un arma, o que quien oculta información acerca de quienes van a usar un arma contra los propios está tan involucrado como estos.
Pero esta línea de razonamiento nos vuelve a nuestras reflexiones iniciales; ¿quiénes pueden haberse sustraído de tal manera de no estar posicionado en alguna de las dos facciones?
Este es el punto que entendemos por crucial para poder dar vuelta definitivamente la página como Nación, sin medias verdades, sin mitos y sin chivos expiatorios.
Quienes estas líneas suscriben, combatientes en el frente de un lado y del otro, hemos sufrido en carne propia la crueldad de la guerra más que todos (la violencia en el cuerpo del enemigo lacera también el alma del buen soldado) y algunos la han sufrido más que ninguno, sin que por ello se reclame condición de víctimas inocentes, sólo reivindicamos se nos reconozca recta intención; buena fe en el fin perseguido, nada más, pero nada menos.
Por esto no aceptamos que ninguna caterva de mal intencionados e hipócritas se declaren inocentes de toda culpa y nos acusen de ser la fuente de todos los males.
Freud pensaba, en sus disquisiciones sobre la guerra, que ella es una acto cultural que pone la agresión humana al servicio de esa cultura, canalizándola hacia lo permitido.
De ahí deduce que la guerra es siempre destructiva porque excluye la inhibición cultural de matar, exime al combatiente de reprimir su pulsión de agresión, es más, las convenciones le reconocen al soldado el derecho de matar.
Pero como acto cultural, la participación no se limita al soldado, sino que recorre una amplia gama que puede ir desde una grave perversión hasta el simple consentimiento "esa forma atenuada de inhumanidad que se caracteriza en parte por un deseo egoísta y pusilánime de autoconservación…". Es la pretendida manifestación de ser "ajeno a la cultura" de la guerra; sin considerar que incluso las formas inofensivas del consentimiento (como no discutir y seguir la corriente) son afirmaciones del sistema de injusticia. Para sobreponerse a la cultura y comprender los hechos, para que nada semejante vuelva a ocurrir jamás, hay que desenmascarar estas formas "inofensivas" de participación: "sobreponerse a la culpa no puede significar sino mirar de frente la verdad; admitir los hechos sin desestimarlos; reconocer la participación, aunque no hubiese consistido sino en la forma más inofensiva".
Esta y no la del avestruz parece ser la actitud correcta para escribir y sobre todo superar la página cultural de la guerra entre orientales, si el deseo es la paz duradera y el crecimiento espiritual de la comunidad.
Reflexionemos también acerca de la participación de los otros países de un lado y del otro, con honestidad y rechacemos su manipulación, a la vez que unámonos para denunciarlos como los más grandes violadores de los derechos humanos en este siglo.
Revisemos también con mucho detenimiento y profundidad cuánta es la verdad que dicen las ideologías respecto del hombre y su naturaleza social y política, y cuál es el real alcance de sus aportes en orden a satisfacer sus esperanzas.
Ahora es el tiempo nuevo de retomar con sabiduría, prudencia y sobre todo sin demagogia, la crítica del liberalismo, buscando discernir qué podemos esperar de él y cuál es el mejor camino posible que conduce al destino de los orientales.
Nosotros como combatientes comprometidos con el futuro de la Patria, estaremos vigilantes ante eventuales aviesas maniobras, destinadas a provocar enfrentamientos artificiales que generen desestabilización en la vida institucional, sea cual fuere él, o los partidos de gobierno.
Hermanados en el verdadero Proyecto Artiguista, anhelamos de todo corazón el mejor de los futuros posibles sobre esta bendita tierra para todos los orientale. Los militares, por no poder signar, facultan a los abajo firmantes a hacerlo también en su nombre".
Fecha: 25/04/2011 | 06:48 | Montevideo, Uruguay
"Los abajo firmantes queremos dar a conocimiento público lo siguiente:
Desde hace ya un tiempo hemos venido realizando contactos de carácter reservado con miembros de la FF.AA. en actividad y en retiro, a quienes conocimos en oportunidad de los enfrentamientos armados, con el propósito de conocer el destino de los Desaparecidos. En dicha misión han participado un importante número de personas pertenecientes a ambas partes y se ha procurado no hacer caudal partidista o personal del tratamiento de este delicadísimo tema.
Quienes suscribimos esta declaración estamos en condiciones de asegurar que oficiales de las tres fuerzas y de distintas jerarquías, a quienes conocemos desde hace muchos años y de quienes sabemos su condición de combatientes, nos aseguraron que los siguientes compañeros están muertos.
Luego de varias y muy duras discusiones, también hemos convenido dar a conocer algunos conceptos a los que hemos arribado de consuno, aunque guardando igualmente serias discrepancias en torno al análisis del pasado.
Lo hacemos con el anhelo de colaborar en la mejor comprensión de estas difíciles páginas de la historia de los orientales; con intención pacificadora y espíritu reconciliatorio.
Observamos que una gran mayoría de los actores políticos y sociales que se muestran interesados en resolver el hecho de los desaparecidos, parecen abroquelados en alguna de estas dos siguientes posiciones simplificadoras: unos en el maniqueísmo de que "los muertos buenos son los nuestros y mal muertos están; los de ellos son malos muertos y bien muertos están", y otros por el contrario han impulsado, o se han sumado, a la llamada "doctrina de los dos demonios" y muy sueltos de cuerpo declaran: "esos muertos y no son nuestros, ni los unos ni los otros; de ustedes de ambos bandos son los muertos y ahora debéis expiar culpa los unos y los otros, hasta el fin de los tiempos, porque nosotros somos inocentes, nosotros no tenemos nada que ver y repudiamos lo que ustedes han hecho".
No ponemos en duda de que en ambas posturas hay personas honestas, y es a ellas a quienes están preferentemente dirigidas estas líneas, pero lo que rechazamos y denunciamos es el deliberado uso político que se está haciendo de estas posiciones.
Los muertos, todos ellos, murieron por sus ideales, y tienen razón los familiares de los desaparecidos cuando dicen que no son sólo un asunto de ellos, sino de toda la comunidad.
Por esto queremos descubrir a las falsas izquierdas y falsas derechas que están buscando medrar con el encono eterno, y a los falsos intelectuales y falsos humanistas que haciéndole el juego al gran poder y a la élite política gobernante, asustan a la gente con los dos demonios. Vacíos y limpios de toda culpa, los zorros que gobiernan llaman al pueblo a mantener enhiesto un nuevo tótem – mito – símbolo, alrededor del cual reunir la nueva república: los Desaparecidos; trágico saldo de un enfrentamiento que hubo entre "tupas y milicos", chivos expiatorios cuya sangre debe ofrendarse a los dioses de la democracia.
Una democracia sana no debe, ni puede, sostenerse tomando de rehenes a los desaparecidos, sino con la paz y el orden que sobrevienen a la verdad y a la justicia en que vive la comunidad.
Es en orden a buscar juntos esa verdad y esa justicia, que les pedimos a todos los orientales que nos escuchen en estas reflexiones.
Comencemos por preguntarnos por qué causa fundamental hubo desapariciones de personas. Hubo desapariciones porque aquí hubo una guerra.
Hubo una guerra que partió al mundo en dos y que se le llamó "guerra fría" a nivel planetario, aunque nunca fue declarada pero que aquí se llamó "Interna" y si se llegó a decretar y declarar formalmente. Y fue una guerra que abrió una grieta profundísima que atravesó la nación entera, a todas sus instituciones y su gente, y dejó a cada lado dos trincheras ideológicas, porque la ideología fue la causa eficiente de la guerra: básicamente un enfrentamiento entre el liberalismo y el marxismo, las dos ideologías "modernas" y predominantes en este siglo.
De cualquier manera no se trata aquí de abundar acerca de cuales otras concepciones del hombre y la sociedad se alinearon a cada lado, o cuales de los antagonistas podrían alegar con más razones. Causa Justa para combatir , porque lo que nos ocupa aquí, que es el hecho de las desapariciones, no ocurre, al menos en apariencia inicial por la "jus ad bellum", sino por el grado de justicia que hubo en desarrollo de guerra misma; la "jus in bello".
No obstante, es importante ir pensando desde ahora y no perderlo de vista, para analizar más adelante las responsabilidades, si alguien con interés, y con derecho legitimado en el conocimiento, a expresarse sobre los hechos de la guerra, pudo y puede sustraerse de tal manera a un enfrentamiento tan existencial y por ende tan abarcante que, o cayó dentro de la grieta abierta, o quedó entre dos fuegos y entonces sí puede manifestar con razón haber sido inocente y nunca haber siquiera consentido la defensa de ninguna parte. Es muy necesario para juzgar los hechos de una guerra, comprender cuál es su naturaleza.
Muchas veces oímos decir que uno u otro bando atentó contra los derechos humanos o cometió tales o cuales horrores, sin detenerse a considerar que es la guerra en sí misma el peor de los horrores y la violación de los derechos humanos por antonomasia, por eso es que se deban considerar todos los extremos de la Causa Justa para llevarla adelante: última razón, autoridad legítima, posibilidad de éxito.
En la guerra no participan monstruos u hombres desquiciados, sino hombres y mujeres normales, muchos en grado heroico, combatientes o de apoyo, de un lado y del otro, insertos todos en el ambiente propio de la guerra.
Según Clausewits, un pensador clásico y universalmente indiscutido acerca de la naturaleza de la guerra, esta siempre tiene un fin político y es llevada adelante por una decisión política como un instrumento más de su obrar, el cual debe ser el último, precisamente por la violencia que supone.
Es bien claro en nuestro caso la causa y el fin político de la guerra, en que el combate militar fue parte del combate político y en el que ambos bandos excluían la participación de la ideología antagónica en el proyecto propio del destino.
Aquí entre nosotros estuvo en juego la existencia del Ser nacional, entre dos cosmovisiones excluyentes, era una o la otra.
La existencia del Ser es la "legitimidad absoluta", según Clausewitz, y por ende excluyente de la legitimidad del otro. Dice Smith, sosteniéndose en Heidegger, que al reducir la cuestión política a la categoría de lo existencial, ya no se trata de un enfrentamiento entre dos valores legítimos y en disputa, sino que lo absoluto de lo existencial lleva a que el enemigo sea considerado un "sin valor absoluto".
El asunto es que esta conclusión tiene total ligazón con la lógica de la guerra y con los medios que en ella se empleen y de lo cual es evidente que no puede sustraerse la política, porque ella determina la sustancialidad de la misma.
La guerra en que está en juego el Ser es entonces un acto de fuerza política, que se retroalimenta con la acción recíproca de los contendientes, y que puede llevar al extremo de que no existan límites al empleo de la fuerza para asegurar la existencia del Ser. Dicho en otras palabras: lo que terminan ordenando los comandantes militares como necesario para vencer al enemigo y asegurar la victoria, no tiene una lógica propia, autónoma de la guerra como fenómeno aislado, sino que está íntimamente ligado a la causa y fin político que le dan, en este caso, legitimidad absoluta.
Con estas nociones que acabamos de exponer y teniéndolas in mente, podemos entrar a considerar ahora cuáles son los principales de la "jus in bello" (ética Tomista), que están en juego en el hecho de las desapariciones de personas.
Debería ser el principio de la proporcionalidad, el que en la toma de decisiones éticas en la guerra, resolviera la tensión existente entre la finalidad de la misma y los medios a emplear.
Sin dejar de considerar el "sin valor absoluto" del enemigo, ya expuesto, de cualquier manera parece evidente que en nuestra guerra el extremo que se debió considerar, es que los medios que llegaran a emplearse, no fueran a invalidar o destruir los valores que el propio fin de la guerra buscaba preservar para el Ser nacional y a la vez que pudiera alcanzarse una paz duradera. Muy difícil dilema, cuya correcta o incorrecta resolución por parte de los combatientes, pueden juzgar, con la sola condición de ser honestos, todos los orientales.
Lamentamos profundamente los muertos y los desaparecidos, los de ambos lados, todos cayeron defendiendo sus ideales, en el error o en el acierto, eso no importa ahora y mucho menos cuando ninguna parte puede alegar total certeza en sus verdades políticas.
Lo que más importa es que ahora ya todos sin distinción, integran con sus cuerpos ese humus espiritual de la tierra, el más fértil y que hace que un país se convierta en Patria para todos los orientales.
No obstante, sin perder de vista el carácter existencial de lo que estaba en juego, y si se compara esta última guerra, de hace ya 25 largos años, con las anteriores de nuestra propia historia, con las contemporáneas y de igual causa ocurridas en los demás países americanos, (algunas aún en curso!), y con todas las de la historia universal; y si también se considera que se llenó una cárcel que fue permanentemente visitada por comisiones internacionales de derechos humanos y que se respetó también la vida de los dirigentes, esta guerra no parece que debiera pasar a la historia como drásticamente cruel.
Nadie puede afirmar que hubiera habido un plan de exterminio o que los desaparecidos hayan sido asesinados con fría premeditación, sino que lo fueron en circunstancias muy diversas y no buscando intencionalmente su muerte.
Respecto al destino de sus restos mortales, estará en el fuero personal de quienes en el futuro aprecien que el tema se haya despolitizado y evalúen posible acercarse a algún familiar que ofrezca garantías de no manipularlo como bandera política, dar alguna respuesta si estuviera en sus posibilidades, este por lo menos es el deseo de quienes participamos de este escrito.
Otro principio de la debida justicia en la guerra que a veces se invoca, es el que en la teoría se denomina "discriminación" y pide que se extremen las medidas para diferenciar entre las personas involucradas en la guerra y las no involucradas. Se alega que algunos desaparecidos no eran combatientes porque no portaban armas y que eran simples militantes políticos, intelectuales o escritores, etc.
Se preguntan los moralistas si un niño que lleva munición al frente debe ser considerado un combatiente. Sin duda lo es y debe a su vez ponderarse la extrema necesidad para atacarlo y con que medios, y aún así el dilema ético es difícil de resolver.
Este punto nos lleva nuevamente a considerar la naturaleza ideológica de la guerra y qué criterio utilizar para diferenciar quiénes están involucrados y quiénes no.
Hay situaciones que parecen claras en este caso, como que se puede hacer más daño al enemigo con una pluma que con un arma, o que quien oculta información acerca de quienes van a usar un arma contra los propios está tan involucrado como estos.
Pero esta línea de razonamiento nos vuelve a nuestras reflexiones iniciales; ¿quiénes pueden haberse sustraído de tal manera de no estar posicionado en alguna de las dos facciones?
Este es el punto que entendemos por crucial para poder dar vuelta definitivamente la página como Nación, sin medias verdades, sin mitos y sin chivos expiatorios.
Quienes estas líneas suscriben, combatientes en el frente de un lado y del otro, hemos sufrido en carne propia la crueldad de la guerra más que todos (la violencia en el cuerpo del enemigo lacera también el alma del buen soldado) y algunos la han sufrido más que ninguno, sin que por ello se reclame condición de víctimas inocentes, sólo reivindicamos se nos reconozca recta intención; buena fe en el fin perseguido, nada más, pero nada menos.
Por esto no aceptamos que ninguna caterva de mal intencionados e hipócritas se declaren inocentes de toda culpa y nos acusen de ser la fuente de todos los males.
Freud pensaba, en sus disquisiciones sobre la guerra, que ella es una acto cultural que pone la agresión humana al servicio de esa cultura, canalizándola hacia lo permitido.
De ahí deduce que la guerra es siempre destructiva porque excluye la inhibición cultural de matar, exime al combatiente de reprimir su pulsión de agresión, es más, las convenciones le reconocen al soldado el derecho de matar.
Pero como acto cultural, la participación no se limita al soldado, sino que recorre una amplia gama que puede ir desde una grave perversión hasta el simple consentimiento "esa forma atenuada de inhumanidad que se caracteriza en parte por un deseo egoísta y pusilánime de autoconservación…". Es la pretendida manifestación de ser "ajeno a la cultura" de la guerra; sin considerar que incluso las formas inofensivas del consentimiento (como no discutir y seguir la corriente) son afirmaciones del sistema de injusticia. Para sobreponerse a la cultura y comprender los hechos, para que nada semejante vuelva a ocurrir jamás, hay que desenmascarar estas formas "inofensivas" de participación: "sobreponerse a la culpa no puede significar sino mirar de frente la verdad; admitir los hechos sin desestimarlos; reconocer la participación, aunque no hubiese consistido sino en la forma más inofensiva".
Esta y no la del avestruz parece ser la actitud correcta para escribir y sobre todo superar la página cultural de la guerra entre orientales, si el deseo es la paz duradera y el crecimiento espiritual de la comunidad.
Reflexionemos también acerca de la participación de los otros países de un lado y del otro, con honestidad y rechacemos su manipulación, a la vez que unámonos para denunciarlos como los más grandes violadores de los derechos humanos en este siglo.
Revisemos también con mucho detenimiento y profundidad cuánta es la verdad que dicen las ideologías respecto del hombre y su naturaleza social y política, y cuál es el real alcance de sus aportes en orden a satisfacer sus esperanzas.
Ahora es el tiempo nuevo de retomar con sabiduría, prudencia y sobre todo sin demagogia, la crítica del liberalismo, buscando discernir qué podemos esperar de él y cuál es el mejor camino posible que conduce al destino de los orientales.
Nosotros como combatientes comprometidos con el futuro de la Patria, estaremos vigilantes ante eventuales aviesas maniobras, destinadas a provocar enfrentamientos artificiales que generen desestabilización en la vida institucional, sea cual fuere él, o los partidos de gobierno.
Hermanados en el verdadero Proyecto Artiguista, anhelamos de todo corazón el mejor de los futuros posibles sobre esta bendita tierra para todos los orientale. Los militares, por no poder signar, facultan a los abajo firmantes a hacerlo también en su nombre".
Fecha: 25/04/2011 | 06:48 | Montevideo, Uruguay
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