viernes, 11 de septiembre de 2015

El gaucho, del odio a la reivindicación.


Los gauchos fueron detestados en su época, pero hoy su figura se transformó en un símbolo nacional con eventos reivindicativos.
Tienen un gran monumento sobre la avenida 18 de Julio en conmemoración a su legado histórico y fueron pintados por artistas uruguayos de primera línea como Juan Manuel Blanes y Pedro Figari. Los gauchos son hoy un gran símbolo nacional que representa las raíces de Uruguay como nación. Las imágenes de aquellos hombres montando caballos dieron pie a una industria de materas, cueros y grabados que tiene por estos días su zafra de ventas en la Expo Prado, que se desarrolla del 9 al 20 de setiembre. De todos modos, el evento por excelencia que reivindica su figura es la Semana Criolla. Allí, año a año, los jinetes sacan a relucir sus destrezas para las domas de caballos y las imágenes llegan a los hogares de todos los uruguayos a través de los informativos televisivos.
Sin embargo, la visión romántica actual acerca de aquellos amantes de la libertad que poblaron la Banda Oriental desde el siglo XVIII contrasta con lo odiados que fueron en su época.
Los gauchos eran hombres con códigos feroces, dueños de una concepción de vida que rechazaba el acatamiento a cualquier tipo de normas. Lo único que querían era aire libre y carne gorda. Eran detestados no solo por la clase dominante sino también por los propietarios de pequeños establecimientos. Los que trabajaban la tierra en aquella época corrían siempre el riesgo de que apareciera un gaucho y les robara a su mujer si le gustaba. Eran personajes errantes, desposeídos de bienes materiales, que no trabajaban regularmente o nunca lo habían hecho. Solían deambular los campos, gracias a sus enormes destrezas como jinetes.
La historiadora Ana Ribeiro explicó a El Observador que un estudio detallado de los documentos del siglo XIX permite identificar que "gaucho" era una palabra considerada feroz en la época. De hecho, Artigas jamás utilizó ese término para referirse a sus seguidores, justamente porque implicaba una carga negativa. Prefería llamarlos "paisanos".
A medida que pasaban los años el problema que generaban aquellos seres que vivían a campo abierto comenzó a agudizarse, al punto que se habían transformado en un estorbo desde que Uruguay había logrado la independencia. Es que su existencia atentaba contra cualquier intento de modernizar el país. Entonces, las autoridades decidieron tomar medidas para hacer habitable la campaña y aplicaron mano dura.
Hacia 1875, la explotación ganadera comenzó a tecnificarse y aparecieron los alambrados, el gran enemigo de los gauchos. "Latorre y la Asociación Rural, a título de perseguir la vagancia, estimulan una despiadada represión contra los últimos 'hombres sueltos' de la campaña. La ruta indiferenciada de los campos abiertos se cierra para los jinetes sin pago y sin rumbo", aseguró el antropólogo y escritor Daniel Vidart en su libro Uruguayos.
Lorenzo Latorre fue presidente entre 1876 y 1879. El periodista e historiador Lincoln Maiztegui escribió en su libro Orientales que Latorre encarnó el poder como dictador, "con el título de gobernador provisorio". "Al alambrar los campos y hacer respetar la propiedad de la tierra y los ganados, decretó la desaparición histórica del tipo gauchesco", relató. Con su gobierno de carácter militar, Latorre fue un actor protagónico de una época denominada "militarismo". A juicio de Maiztegui, aquellos años transformaron poderosamente al país, "hasta el punto de que no es exagerado afirmar que allí se generó el Uruguay moderno".

Su conversión folclórica

La llegada de la modernidad puso fin a la figura del gaucho. Pasó más de un siglo desde entonces y lo paradojal es que hoy su figura goce de tan buena prensa. ¿Cómo fue que el gaucho pasó del desprecio de su época a la condición de símbolo nacional con la que cuentan en la actualidad?
Algunos historiadores acercan algunas pistas para intentar entenderlo. Ribeiro, por ejemplo, opinó que el homenaje pudo existir gracias a que, por su exterminio, los gauchos habían dejado de ser un problema. Es como si la historia se diera el gusto de hacer un mimo a aquellos hombres que tantos dolores de cabeza causaron en sus tiempos.
Vidart, por su parte, también dedicó algunas líneas a esa curiosa conversión. "En nuestros días el gaucho tiene un expresivo monumento de bronce, a caballo y lanza en mano, en el corazón de la ciudad de Montevideo (...) Generalmente se olvida que, en definitiva, su figura asimétrica, insurgente, por momentos temible, trasuntaba los efectos económicos y sociales del latifundio –colonial, primero, republicano después– sobre los humildes habitantes del campo uruguayo. Pero esta historia que duele es sistemáticamente silenciada por quienes lo convierten en un tipo folclórico, dicharachero, decorativo, casi carnavalesco, sin compromiso alguno con la estructura clasista de la antepasada sociedad rural", escribió Vidart.
El antropólogo agregó que aquellos hombres perseguidos fueron testimonio de una "reiterada injusticia social" que no fue "ni obra de la casualidad ni una humorada de la historia", sino producto de una "economía de tipo colonialista y una leonina repartición de la propiedad de la tierra".
A juicio de Vidart, el halago que desde fines del siglo XX "los hombres de las ciudades" dedican al gaucho tiene mucho de "hipócrita": "Lo promueve a la categoría de forjador de la nacionalidad", escribió el antropólogo. Pero en realidad, en su opinión, las "oligarquías criollas" identificaron que idealizar aquella figura del gaucho era útil para las clases dominantes en su afán de conservar sus privilegios económicos y de hegemonía cultural y política. Así que podría haber varios intereses en juego para acercar una explicación sobre el radical cambio de valoración.
También es cierto que parte de la reivindicación histórica de la figura del gaucho tiene su origen en el aporte de esos hombres en el proceso independentista. Es que los gauchos fueron uno de los brazos ejecutores de aquella gesta, poniendo en juego su vida por causas que no lograba comprender del todo. "El gaucho es el hombre a caballo, dispuesto a jugarlo todo en la gran taba de los combates a lanza, sable, lazo y boleadoras contra las fuerzas imperialistas europeas", escribió Vidart al respecto.
Luego, en las sucesivas guerras civiles que hubo en Uruguay, los gauchos también fueron protagonistas, luchando de un lado y del otro. Seguían a los caudillos, algo así como el sindicato de estos hombres que eran felices a fuerza de tabaco y carne de vaca.
Hoy, en el Uruguay del siglo XXI, no hay lugar para gauchos que anden por ahí, cabalgando a campo abierto y comiendo la carne de vacas ajenas. De todos modos, su monumento resalta en el centro de Montevideo, quizás como símbolo de reconciliación entre aquellos seres salvajes con la ciudad, dejando atrás el profundo odio que despertaban en el siglo XIX.

Por Sebastián Panzl   
 http://www.elobservador.com.uy/el-gaucho-del-odio-la-reivindicacion-n674929                                   

jueves, 27 de agosto de 2015

Residuos de uvas para fabricar biocombustibles.



En el mundo se producen anualmente 13 millones de toneladas de residuos de uva. ¿Podríamos utilizar estos desechos para fabricar biocombustibles?. La respuesta es SI.
La ciencia, qué duda cabe, es cuestión de ingenio y creatividad. Los investigadores tratan de responder preguntas o superar nuevos desafíos gracias a su tesón e imaginación. De este modo, uno de los grandes retos del siglo XXI -contar con alternativas a los combustibles fósiles- está siendo abordado desde múltiples formas. Una de ellas es la de los biocombustibles.
También conocidos como biocarburantes, estas fuentes de energía son unas de las líneas de investigación más fructíferas de la biotecnología. Y sin duda, a los biotecnólogos no les falta ingenio ni creatividad. En los últimos meses, hemos visto estudios en los que se producían biocombustibles a partir de tequila, cactus, termitas marinas o incluso basura.
Esta variedad de fuentes para fabricar biocarburantes responde a un nuevo paradigma, también llamado bioeconomía o simplemente economía circular. En otras palabras, esta disciplina trata de aprovechar tanto materias primas como residuos para producir bienes y servicios. Siguiendo esa idea, las principales estaciones de Reino Unido se han unido recientemente para recoger posos de café y fabricar con ellos biofuel.
Pero los residuos de las cafeterías londinenses no son los únicos que pueden ser aprovechados en este gran reto energético. Científicos de la Universidad de Adelaida en Estados Unidos han estudiado la posibilidad de utilizar los residuos de las uvas para producir bioetanol. Y es que a veces no se trata (sólo) de buscar ideas ingeniosas, sino simplemente de aprovechar lo que tenemos delante de nuestros ojos.
Estos investigadores lograron utilizar restos de las uvas (como las pieles, las semillas o los tallos) para fabricar de manera competitiva biocombustibles. Su resultado parece bastante eficaz, pues a partir de una tonelada de residuos -anteriormente no aprovechados-, consiguieron 400 litros de bioetanol. Para situarnos, los restos de uvas que se desechan a nivel mundial alcanzan los 13 millones de toneladas anualmente.
Según la científica Rachel Burton, "los residuos de uvas presentan un gran potencial para ser aprovechados y transformados en biocombustibles". Y es que la mayor parte de azúcares presentes en estos restos son convertibles por fermentación a etanol, y los que no pueden transformarse, podrían ser usados como fertilizantes o alimento de animales.
En el futuro, los biocombustibles serán una de las alternativas que emplearemos en el transporte, producción de energía eléctrica o alumbrado. Saber qué fuentes utilizar para fabricarlos será clave, y en ese sentido, esta investigación nos ayuda a promover la economía circular para aprovechar cualquier tipo de residuo con el fin de valorizarlo y que pueda ayudarnos a ser más sostenibles.

http://diarioecologia.com/residuos-de-uvas-para-fabricar-biocombustibles/



 
 

miércoles, 19 de agosto de 2015

Islas lingüísticas.



Las lenguas que habitan el mundo, al igual que las personas, generalmente no vienen en un vacío histórico o social. Todas tienen alguna red, una conexión con otras lenguas. Sabemos bien, por ejemplo, que el español tiene lenguas hermanas, algunas muy cercanas como el gallego y el portugués y otras más lejanas como el catalán, el italiano o el rumano. Esa relación está basada en su ancestro común el latín, que a su vez compartía el árbol genealógico del helénico de donde proviene, por ejemplo, el griego moderno y del germánico de donde se desprenden, en ramas muy diversas, el inglés, el danés, el yidish y el plautdietsch o bajo alemán que hablan actualmente los menonitas de Chihuahua. Las lenguas abuelas de nuestro español tenían como hermanas a las abuelas del actual armenio, y de una rama que se desprendió hacia el oriente surgieron las lenguas indo-arianas, algunas de cuyas nietas vivas actuales son, por ejemplo, el persa, el punjabi y el bengalí. La raíz más profunda de este gigantesco árbol genealógico es el indoeuropeo, una lengua que surgió hace unos 6000 años en la estepa póntica al norte del Mar Negro y del Cáucaso aunque una hipótesis alternativa sitúa sus orígenes en la actual Turquía entre 8000 y 9500 años atrás (Bouckaert et al. 2014). Según datos de ethnologue.com, el 46.46% de los hablantes del mundo hablan una lengua de la familia indoeuropea.
¿Qué relaciones de parentesco se pueden establecer entre las lenguas habladas en nuestro territorio nacional? Bueno, tomemos como ejemplo a lo que históricamente hemos denominado «zapoteco» y «mixteco», que, como aclaramos en una entrega anterior, no son lenguas, sino agrupaciones lingüísticas, es decir, conjuntos de lenguas muy cercanas entre sí, o variantes lingüísticas. Esas dos agrupaciones lingüísticas que tomamos como ejemplo tienen un mismo ancestro y por ello se las clasifica como lenguas otomangues. El náhuatl, hasta donde se sabe, no comparte un ancestro con ellas. Con sus más de treinta variantes actuales, el náhuatl pertenece a otra familia lingüística, y comparte un ancestro con las agrupaciones cora, tarahumara, huichola y pápago, entre otras. Se le llama «familia yutonahua» porque, como muchos de nosotros, tiene parientes del otro lado del Río Bravo sólo que los parientes del náhuatl emigraron en sentido inverso a como lo hacen los mexicanos actuales: de norte a sur. El nombre de la familia evoca a la lengua ute (la misma que le da su nombre al estado de Utah) y que a su vez tiene como hermanas a las lenguas numic que se extienden por la Gran Cuenca y la ribera del Río Colorado hasta el estado de Oregon (Suárez 1983). El náhuatl es más primo del hopi que del zapoteco, por ejemplo. Otra familia de abolengo es la maya, con parientes a uno y otro lado del Suchiate: el maya yucateco es, sin duda, la que tiene más hablantes actualmente y es genéticamente más cercana al lacandón de Chiapas del que se separó apenas hace unos 400 años, que a su pariente mam de Guatemala. Las ramas que dieron origen al chol, tseltal, chuj y q’anjob’al, por un lado, y al mam y el quiché, por otro, se separaron entre el 1500 y el 1000 a.C. (Pérez Suárez 2004), es decir, más o menos en el tiempo en que del indoeuropeo se separaban las ramas celta e itálica que dieron origen, respectivamente, al irlandés antiguo y al latín (Slocum 2014). En total, el INALI consigna 11 familias lingüísticas en México, que comprenden a las 68 agrupaciones lingüísticas del país, y se pueden consultar aquí: http://www.inali.gob.mx/clin-inali/.
En esa lista de familias lingüísticas de México, hay algunas cuyo único miembro es una agrupación lingüística sin más relaciones genéticas: el purépecha de Michoacán, el huave, el seri y el chontal de Oaxaca. Los misteriosos orígenes de estas lenguas han sido objeto de especulación a la que no pienso abonar ahora, y dado que ninguna hipótesis al respecto se ha podido comprobar, quedan clasificadas como lenguas aisladas. Baste decir que entre el purépecha y el resto de las lenguas de México se ha probado la misma relación histórica que hay entre el purépecha y cualquier lengua del mundo, a saber: ninguna. Hasta donde sabemos, hay más relación genética entre el español y el bengalí que entre el purépecha y el mazahua del Estado de México, que es su vecino contemporáneo.
Del mismo modo que los orígenes del indoeuropeo han sido objeto de revisiones recientes, la historia completa de las lenguas mexicanas y sus orígenes está todavía por escribirse y re-escribirse. Pero lo poco o mucho que sabemos hasta ahora nos enfrenta a un mapa en el que los caminos no son más fascinantes que las lagunas. La historia de las lenguas es la historia de los pueblos que las hablan, de sus andares, sus alianzas, intercambios y aversiones. Las lenguas aisladas tienen, desde luego, rastros de contacto con sus lenguas vecinas. Por ejemplo, en purépecha las palabras como cómo, quién, cuánto, dónde empiezan con ne o na: ná, né, namúni, náni, excepto por la palabra «cuándo»: kani. Esta ruptura en el paradigma y la similitud de esta palabra con las palabras interrogativas del náhuatl clásico, como kanin «dónde», sugieren que se trata de un préstamo. Las lenguas aisladas, pues, no son lenguas solitarias, solamente son islas en la historia. El misterio que las rodea es sólo del tamaño de lo que ignoramos. Quizás en unas decenas de años, con más investigación no sólo lingüística, sino transdisciplinaria, de la mano de historiadores, arqueólogos y biólogos, sabremos trazar el camino que nos lleve a ellas desde tierra firme.

Violeta Vázquez Rojas Maldonado
http://blog.cuadrivio.net/columnas/kermes-linguistica/islas-linguisticas/

lunes, 10 de agosto de 2015

¿Por qué los latinos no nos organizamos contra el abuso policial como Black Lives Matter?


Además de la importancia que han tenido las cámaras en la discusión nacional sobre abuso de las autoridades, otro de los motivos que han impulsado reformas son las manifestaciones populares en Ferguson, Baltimore, Chicago, Nueva York, Los Ángeles, Oakland y otras ciudades más de los Estados Unidos. A lo largo de la historia, las protestas han dado voz a los que no eran escuchados y actualmente son consideradas parte integral del proceso democrático, tanto así que son un derecho garantizado por la Primera Enmienda de la Constitución.
Si bien los nombres de Trayvon Martin, Michael Brown, Freddie Gray y Black Lives Matter son relativamente conocidos entre la población y han tenido amplia cobertura tanto en medios en inglés como en español, movilizando gente a través de redes sociales y convocando marchas masivas para repudiar estas muertes, lo mismo no ocurre con las víctimas de abuso policial que son latinos. Más allá de las manifestaciones que se desataron luego de la balacera que acabó con la vida de Antonio Zambrano-Montes en Pasco, Washington, y las posteriores quejas del gobierno mexicano, otros casos como los de César Limón Suárez y Héctor Leonardo Morejón no tuvieron reacciones similares. Y como ellos hay muchos más. En lo que va del año, 101 latinos han muerto a manos de agentes del orden de los cuales 20 estaban desarmados, según The Guardian.
¿Y por qué los hispanos de EEUU no hemos organizado un movimiento similar a Black Lives Matter si es que también hay varias víctimas de abuso policial en nuestra comunidad? Aunque se han visto movimientos a nivel local y cierta colaboración con Black Lives Matter, parece ser que este tema no moviliza a los latinos como, por ejemplo, la política migratoria.
La respuesta es compleja, muestra de la naturaleza de nuestras comunidades, y sirve de llamado para que seamos más solidarios y participativos

La importancia de conocer la historia
 
Según explicó Alberto Gutiérrez, profesor de Estudios Chicanos en CSU Northridge, una de las causas en la diferencia de reacción es que una porción considerable de la comunidad latina emigró relativamente hace pocas décadas, o incluso años, por lo que desconocen la historia de opresión y la lucha por igualdad y derechos civiles de los afroamericanos.
Ese desconocimiento hace que estas muertes sean vistas como incidentes que suceden esporádicamente, a pesar de que los latinos también han sido víctimas recientemente de abuso por parte de las autoridades.
"La comunidad latina inmigrante no conoce la historia y ve todos estos casos como si fueran aislados y no hubiera conexión alguna entre ellos", dijo Gutiérrez.
Para Ariana Hernández-Reguant, antropóloga de la Universidad de Miami, la falta de un movimiento similar a Black Lives Matter se debe a que los latinos no compartimos la misma historia ni la misma experiencia de la comunidad afroamericana y que más bien somos una comunidad dispersa.
"No hay la misma solidaridad que existe entre los afroamericanos", dijo Hernández Reguant.

Compartimos idioma pero somos muy diferentes
 
Latinoamérica incluye más de 20 países, los cuales tienen, a su vez, una vasta gama de culturas, costumbres y valores. Aunque los hispanos que vivimos en EEUU compartimos algunas expresiones culturales como el idioma, las prioridades y opiniones en la comunidad latina son tan variadas como nuestra identidad.
"Somos una comunidad diversa con diferentes ideas", dijo Martha Arévalo, directora ejecutiva del Central American Resource Center (CARECEN). "Todos tenemos motivos diferentes de por qué llegamos a este país".
Según Hernández-Reguant, en la comunidad latina no hay unión ya que lo único que nos conecta es un idioma y cierta nostalgia. Hernández Reguant insistió en que no existe realmente un sentido de comunidad debido a las indiscutibles diferencias históricas, culturales, geográficas y sociales.
A simple vista se podría decir que la inmigración parece ser uno de los pocos temas que nos une, pero no es así.
"No hay unión ni siquiera en cuestiones de inmigración porque las experiencias son muy diferentes y hay una diferencia de clase social muy grande", dijo Hernández-Reguant.
Gutiérrez coincide con Hernández-Reguant en que la complejidad de la comunidad latina dificulta una respuesta unificada cuando ocurren casos de abuso policial.
"No somos una comunidad homogénea que pueda expresar su voz", comentó Gutiérrez. "Casi dos tercios de la comunidad son menores de 18 o indocumentados y aproximadamente un tercio de la población son mayores de 18 y son ciudadanos".

Una relación marcada por el miedo
 
El miedo a ser deportado persigue a millones de latinos. La falta de un estatus migratorio legal genera temor y obliga a millones mantenerse en las sombras. Si para muchos de esos indocumentados manejar sin licencia es una experiencia aterradora, ir a las manifestaciones contra la policía es impensable.
"Existe mucha tensión en algunas comunidades por los programas de colaboración entre autoridades migratorias y policía local", aseguró Arévalo. "Es una relación frágil y, en general, la comunidad inmigrante tiene miedo a colaborar con la policía aunque sean víctimas de un crimen".
Según Arévalo, la distancia que hay entre una parte considerable de la comunidad latina y las autoridades se ha generado por la cantidad de hispanos que han sido deportados en los últimos años.

Cobertura sesgada en los medios de comunicación
 
De acuerdo con María Brenes, directora ejecutiva de Innercity Struggle, otro de los motivos por los que los latinos no tenemos un movimiento similar a Black Lives Matter es que los medios de comunicación en español tienen una cobertura casi monotemática dedicada principalmente a la inmigración.
"Los principales medios de comunicación no han puesto tanta atención a estos casos de brutalidad policial", dijo Brenes, "entonces los latinos no han entendido lo que está pasando y la importancia de que nosotros nos unamos para hablar y protestar de esto".
Además de resaltar la importancia de que la comunidad latina se mantenga informada e involucrada con los temas de coyuntura en el país, Brenes destacó que la diversidad entre los hispanos debería ser sinónimo de un mayor número de causas que nos afectan y por las que nos organizamos.
Héctor Flores, músico del Este de Los Ángeles que ha estado involucrado en activismo con otros integrantes de su grupo Las Cafeteras, subrayó el hecho de que la comunidad latina si ha sido parte de Black Lives Matter pero que sus aportes no reciben cobertura en los medios de comunicación.
"La forma en la que [los medios] presentan el movimiento es: mira estos manifestantes y activistas afroamericanos están quemando todo lo que encuentran a su paso en Baltimore", dijo Flores. "No ven la solidaridad de los latinos".
Flores agregó que aparte de la limitada cobertura, la poca que hay presenta los casos de brutalidad policial como algo que afecta exclusivamente a los afroamericanos, cuando en realidad nos afecta a todos.
Alberto Retana, director de Community Coalition del Sur de Los Ángeles, señaló en entrevista con este diario que también está de acuerdo en que los medios de comunicación en español cargan gran parte de la responsabilidad por la falta de cobertura de movimientos sociales relacionados con la brutalidad policial
"Los medios en español solo están preocupados por cubrir inmigración, novelas y asuntos internacionales de nuestros países", dijo Retana.
Según Retana, los latinos de raza negra sí están organizados en contra de estas muertes pero son excluidos y no son vistos como latinos.
"Me frustra cuando pensamos que los latinos somos un grupo monolítico cuando hay tantos latinos de raza negra", dijo Retana. "No son blancos ni mestizos. Son negros y están organizados aquí en Los Ángeles y en todo el país".

¿Falta de líderes?
 
Si bien en años recientes ha aumentado la cifra de latinos electos a algún cargo público, los que llegan al poder no siempre se preocupan por las necesidades de la población Latina, dijo Gutiérrez.
"Uno de los problemas principales que tenemos es que los líderes latinos son cobardes", dijo Gutiérrez. "Son profesionales y para ellos la meta es ser el próximo gobernador, alcalde o el primer latino en algún rango político".
Un ejemplo de esto, dijo Gutiérrez, es la falta de presencia de líderes latinos cuando muere alguien de esta comunidad. En cambio, "cuando un miembro de la comunidad afroamericana es víctima de brutalidad policial, los políticos afroamericanos salen y hacen una rueda de prensa en donde comunican su descontento y rechazan la violencia", dijo.
Aunque intentamos comunicarnos con la National Association of Latino Elected and Appointment Officials (NALEO), organización no lucrativa que fomenta la participación de Latinos en el proceso democrático, no recibimos reacción alguna en cuanto a la falta de participación de los Latinos contra la brutalidad policial. Por otro lado, el Consejo Nacional de la Raza (NCLR), una de las organizaciones más grandes de EEUU que tiene como propósito abogar por los derechos civiles de los latinos y organizar a la comunidad, prefirió no comentar sobre este tema.
Si bien Flores comentó en entrevista con este diario que hacen falta líderes latinos, también destacó que lo más importante es que la comunidad se organice y sepa cuáles son sus necesidades, antes de elegir a un líder.
"Comunidad consciente y organizada antes que tener un líder que abogue por los intereses de los latinos", dijo Flores.
Dianey Murillo, joven activista y organizadora comunitaria de la organización Immigrant Youth Coalition del Inland Empire (IEIYC), indicó que han experimentado dificultad para organizar adultos latinos y lograr que se unan a diferentes movimientos que abogan por sus derechos.
"Cuando ofrecemos clínicas de servicios migratorios los jóvenes vienen y buscan involucrarse en nuestro movimiento porque quieren ayudar", dijo Murillo. "Los padres y adultos solo vienen por los servicios y no se involucran por miedo y porque tienen que trabajar y mantener a su familia".
Brenes resaltó la importancia de jóvenes como Murillo, quienes han demostrado con el movimiento de los estudiantes indocumentados un nivel de organización avanzado.
"Los jóvenes latinos de EEUU han sido los creadores de movimientos sociales", dijo Brenes. "El movimiento de los DREAMERS es un gran ejemplo ya que es muy diverso y ha tenido éxito".

La unión hace la fuerza
Si bien es cierto que las muertes de 100 latinos a manos de las autoridades no han generado un movimiento de tal magnitud como el de Black Lives Matter, quizás crear un movimiento similar no es lo más conveniente, explicó Retana.
"Debemos construir coaliciones entre la comunidad afroamericana y los latinos para que nos unamos y protejamos los unos a los otros", dijo Retana. "Como líder latino de Los Ángeles, apoyo al movimiento de Black Lives Matter 100% porque resalta muchos de los problemas que también nos afectan a los latinos".
Nuestros entrevistados coincidieron en que involucrarse en el proceso democrático y unirse a movimientos como Black Lives Matter es importante para combatir estos casos de abuso que afectan a gente de todos los colores y credos.
"Hay mucho trabajo por hacer", dijo Brenes. "Tenemos que ir a la comunidad para poder entender por qué no hemos salido a la calle a protestar, hay que preguntar y saber cuáles son sus experiencias".
"Esto no podemos hacerlo solos", agregó. "Nos tenemos que unir a Black Lives Matter porque afecta a ambas comunidades".

http://www.laraza.com/por-que-los-latinos-no-nos-organizamos-contra-el-abuso-policial-como-black-lives-matter/#.VcjSuk_Mj74.email


 

lunes, 3 de agosto de 2015

“Los migrantes no existen en ninguna parte”



Los migrantes son invisibles. Ante la ley de los países de tránsito, como Guatemala, El Salvador, Honduras y México, muchos de los migrantes apenas existen. Son vulnerables, invisibles para las autoridades, y presa fácil de abusos e injusticias. En esta entrevista, la abogada e investigadora mexicana, dedicada a temas sobre migración, habla de los cambios, las causas, los flujos de personas, los desaparecidos; y de lo poco que hacen los Estados.

Rita Marcela Robles, investigadora mexicana sobre temas de migración ha dedicado gran parte de su carrera a la defensa de los migrantes en su trayecto hacia Estados Unidos. Una ocupación que hasta 2011, en México, era vista como un delito. Muchas de sus investigaciones, no obstante, han servido para que el Estado mexicano, a través de la presión de la sociedad civil, fuera obligado a reenfocar parte de su política migratoria hacia Centroamérica, logrando una ley que reconoce los derechos fundamentales de las personas en tránsito y obliga a proteger a los que defienden a los migrantes en el territorio mexicano Robles coordina proyectos de investigación y denuncia en torno a los nuevos fenómenos migratorios de la región, y trabaja en la elaboración de una amplia base de datos sobre migrantes desaparecidos como coordinadora de incidencia del Servicio Jesuita para Migrantes (SJM) en México.
Su función, dice, es el desarrollo de una estrategia de búsqueda de migrantes desaparecidos en los países del llamado Triángulo Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras) y de México. "Ante la ausencia del Estado, de los Estados en general, la sociedad civil es uno de los factores más importantes para que el tema de los desaparecidos sea tomado en cuenta", dice. En tanto los migrantes se mantienen invisibles para los gobiernos de los países en tránsito, Robles ha intentado verlos como sujetos de derecho y darles un nombre, una identidad, a partir de su trabajo y análisis en torno a estaciones migratorias, centros penitenciarios, servicios médico forenses, hospitales y albergues.

¿Por qué hasta ahora los Estados se están preocupando por el tema de los migrantes desaparecidos?
Creo que tiene que ver con la denuncia que empezaron a realizar las madres. Porque las madres antes no llegaban a México a preguntar por sus desaparecidos. Es más, hace algunos años no sabían ni qué hacer. A dónde acudir. Con quién hablar. En sus países de origen como Honduras, Guatemala, El Salvador o Nicaragua, iban a decir ante las autoridades locales que no encontraban a sus hijos, pero no les hacían ni caso porque la respuesta era que "bueno, pero no se perdieron acá". Ellas respondían que se habían perdido en México o en Estados Unidos, y las autoridades les decían: "No es nuestra competencia: búscalos allá". Es por ello que se empiezan a organizar los familiares de los migrantes desaparecidos desde hace una década. Primero en Honduras, con el Comité de Familiares de Migrantes Desaparecidos del Progreso (Cofamipro); luego en El Salvador, con el Comité de Familiares Migrantes Desaparecidos y Fallecidos de El Salvador (Cofamides). Ahí se empiezan a crear las bases de datos de familiares desaparecidos por primera vez. En México, el Servicio Jesuita para Migrantes (SJM), por aquella época creó una página para tener un espacio donde las madres organizadas pudieran generar datos de sus desaparecidos en México. Empieza así, pero la búsqueda es más reciente. No sólo basta con la base de datos, hay que hacer trabajo de campo para encontrarlos. Hay que recorrer estaciones migratorias, cárceles, hospitales (de Guatemala, El Salvador, Honduras y México)… Luego del inicio de la búsqueda como tal surge el movimiento mesoamericano y crean las caravanas de búsqueda. Los recorridos empiezan en México, a través de organizaciones coordinadas por la red Verdad y Justicia. Además, sobre todo por el tema de las búsquedas, se incluye al equipo argentino forense para tomar muestras de ADN. A partir de la masacre de los 72 migrantes en Tamaulipas, y de los 49 asesinados en Cadereytas, las denuncias y las búsquedas se organizan mejor, se hace presión a los Estados. La búsqueda, desde entonces, se ha dividido en dos dinámicas. La búsqueda en vida y la búsqueda de restos. Los Estados simplemente no pudieron seguir obviando el tema de los migrantes desaparecidos. Pero apenas empiezan.

¿Los esfuerzos para ayudar a los migrantes se criminalizaban antes de 2011?
Sí. Antes no se podía hacer tan visible el tema. Ayudar al migrante era visto como un delito, un tema de trata o tráfico de personas. No era tan fácil intentar ayudar. Pero no sólo la ayuda, sino que la migración, como tal, era vista como un delito y no como una falta administrativa, como se ha logrado que se vea hoy en día en México. Eso se logra con la creación de la ley de migración en México. Además se reconoce la figura del defensor de derechos humanos en el tema migrante. Se habla también de la responsabilidad de los albergues en el tema. Pero fundamentalmente de los derechos que tienen los migrantes. Desde antes de la ley tenían derechos, claro, pero los funcionarios públicos necesitaban de un papel que validara estos derechos fundamentales, de lo contrario no los aplicaban.

¿Hubo persecución de los defensores de Derechos Humanos de los Migrantes?
Tanto como una persecución de forma sistemática no. Pero todo tipo de ayuda que se brindaba a los migrantes se realizaba de manera subterránea, casi clandestina. Nadie se atrevía a salir hablando de manera pública sobre el tema. No se visibilizaba. Los únicos que tenían perfil alto antes de 2011, era Sin Fronteras, y el Centro por los Derechos Humanos Fray Matías de Córdoba. Pero hubo amenazas, como el caso de Fabian Bennet de Sin Fronteras. Muchos de los que ayudaban a migrantes debían bajar el perfil porque de lo contrario se tornaba peligroso. Después de la masacre de Tamaulipas todo cambia, porque se da un fuerte cuestionamiento internacional a México. Ya no sólo éramos unos cuantos tratando de abordar el tema. Y aunque la ley de migración se venía impulsando desde tiempo atrás, no había voluntad política. La voluntad política se impuso a partir de los asesinados. Hasta que ocurre algo horrible, los políticos reaccionan.

¿El Estado mexicano entró en negación a partir de los señalamientos?
Sí, primero diciendo que no era responsable. Que había sido el crimen organizado. Pero, vamos, que un Estado diga eso…

¿Qué tuvo que hacer la sociedad civil para que el Estado reaccionara?
Pues el tema lo toma la fundación por el Estado Democrático de Derecho y el equipo de antropología forense argentino. Se quería incidir mediante el litigio. Y la antropología forense daría respaldo a partir de la identificación de restos para respaldar lo legal. El problema se dio en que nadie desde el Gobierno sabía muy bien cómo empezar con los migrantes desaparecidos y asesinados. Comienza la identificación de restos con muchas equivocaciones. Hubo repatriaciones de restos en que en lugar del cuerpo, los ataúdes contenían arena o huesos de animales. O hubo casos en donde se equivocaban de cuerpos, en lugar de hombre enviaban el cadáver de una mujer. Eso vuelve todavía más incandescente los reflectores hacía el Estado mexicano. Pero el punto de no retorno llega con la visita del relator sobre los derechos de los migrantes de la Comisión Internacional de Derechos Humanos (CIDH), que apenas presentó su informe en 2014. Uno de los temas principales para llamar la atención al Estado mexicano es la desaparición de los migrantes, la tortura, la persecución a los defensores de las personas en tránsito. Y a ello, viene una hecatombe de reclamos en todos los informes de las otras relatorías de la CIDH, como el de comité de tortura, el comité contra la desaparición forzada, y el de ejecuciones extrajudiciales, todos, por separado, hacen recomendaciones a México por el tema de migrante. Los desaparecidos empiezan a preocupar un poco a los gobernantes.

¿Entre tantos señalamientos, México no reacciona negativamente en contra los Estados Centroamericanos?
Sí, en algún momento dijo que eran los responsables de las masacres. Luego cambió el discurso y señaló que había corresponsabilidades. Que eran ambas partes las implicadas. También los Estados centroamericanos estaban muy cómodos con esa postura de "bueno, es en México. Es el culpable". Cuando estos Estados también tienen parte de la culpa.

¿Cuál era la política de México sobre el tema de migración antes de las masacres?
No había una política como tal. México por mucho tiempo fue visto como "el buena onda". Tenía buenas relaciones con toda Latinoamérica y Centroamérica, e incluso con los refugiados de la guerra civil española antes de los años 50. México recibía a todo el mundo. En distintas etapas recibió gente. Primero a los refugiados de España. Luego a los refugiados de Argentina, Chile, Brasil, Uruguay, todos los que tuvieran gobiernos dictatoriales. Esa era la postura: recibir a todos aquellos perseguidos o excluidos por su posición política. También los pensadores rusos se refugiaron en México. Era un gran búnker para intelectuales y los críticos de los sistemas. Además recibía a los refugiados de Centroamérica que huían de la guerra y los conflictos armados de estos países. No había tanta presencia centroamericana entonces. La migración centroamericana por temas económicos empieza a principios de los años 90. Pero el boom lo detectamos a partir de la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC). El flujo de migrantes se incrementa a números considerables. Ahí, justo ahí, es donde empiezan las desapariciones fuertes. La base de datos del SJM empieza en 2007, justo cuando nos damos cuenta de que en realidad es un problema. Eso comienza ahí. Y no había una política migratoria de México hacia los centroamericanos. La política hasta entonces era México-Estados Unidos, por un tema lógico a causa de la cantidad de mexicanos en Estados Unidos. Nuestro problema eran los mexicanos en el exterior, no los centroamericanos en México.

¿Por qué el Tratado de Libre Comercio provoca más migración?
Yo lo contrapongo a lo que ocurrió en México: un retiro de inversión fuerte al campo. Lo que hubo, en cambio, fue una amplia inversión en maquilas. La gente del campo empieza a abandonar sus tierras y se va a los lugares donde está produciéndose la industrialización. Era muy prometedor el sueño de las maquilas, pero siempre hay trampa y al mismo tiempo se dio el fenómeno de las empresas golondrinas que cambian de nombre, se desplazan, cierran y se van una vez que los trabajadores empiezan a reclamar derechos laborales. La gente, ante este panorama, empieza a irse. En Centroamérica ocurre casi al mismo tiempo. Antes del TLC no había un modelo industrializador tan fuertemente establecido. Los países de la región tenían un perfil agrícola, pesquero, artesanal, no tan industrializado.. Pero con el TLC eso se sacude y se cambia por completo el factor de oportunidades. Si te vienen con que el campo no es lo de hoy sino la industria, pues hay que migrar. Además la principal migración que identificamos a partir de ese momento, tras la firma del TLC, era el de los padres de familia, para sostener a sus hijos desde afuera. El segundo flujo, unos años más tarde, y que se vuelve masivo, es el de los jóvenes, en busca de un reencuentro familiar. Y al mismo tiempo cambió Centroamérica. El panorama ya no era un contexto de guerra de guerrillas, sino que a partir de que muchos migrantes que no lograron cumplir con el sueño americano, se da el fenómeno de las maras. Y todo eso se convirtió en un caldo de cultivo para la migración económica y la migración por inseguridad y violencia.

Pero México también se reconfiguró internamente, declaró la guerra al crimen organizado, y el daño colateral han sido los migrantes.
En efecto. Los migrantes mexicanos, durante los años 80, se iban debido a la pobreza. Luego, en años recientes, hubo una transición, como la que ocurrió en Centroamérica, para huir de la violencia. Durante el sexenio de (Felipe) Calderón se declara la guerra al narcotráfico y con ello se da el tema del control territorial por parte de grupos de delincuencia organizada. El dominio de un espacio determinado es una pugna constante entre el narcotráfico, paramilitares, grupos que trafican con personas, con otros que se dedican a la venta de órganos, con otros que se mueven en el negocio de las armas. El territorio está invadido por todos estos grupos. Legitimarlos con la declaración de una guerra los obliga a organizarse en defensa de su territorio. Pero los muertos para justificar cierto éxito de la guerra por parte del Estado empiezan a ser civiles, sobre todo migrantes, que nosotros los vemos como "falsos positivos", y que las autoridades reportaban como bajas de las estructuras criminales. Las rutas, en este panorama, convergen. Todas, ni una se queda fuera: el tráfico de drogas y los migrantes, entran y pasan por los mismos puntos. Antes, a los migrantes los dejaban pasar, se hacían de la vista gorda, pero entonces entendieron que podían ser un negocio. Te reditúa no sólo con secuestro, sino también para mano de obra barata, o para fabricación de drogas sintéticas. Pero todo en función de mantener el control territorial. Es lo que deja la guerra declarada contra el narcotráfico.

Sin embargo, a pesar de estas reconfiguraciones, los Estados aún no tienen cifras de migrantes desaparecidos, asesinados, secuestrados. ¿A qué se debe que no manejen estadísticas de este tema?
La falta de datos tiene que ver con la falta de denuncia. Muchas personas que pierden a alguien en México piensan que no tienen derecho a pedir nada. Otro es el tema del miedo. Las familias no denuncian porque piensan que si lo hacen los van a matar. La sociedad civil también, al igual que los Estados, nunca tendrán cifras exactas del fenómeno de los migrantes desaparecidos en ruta. La razón es porque hay un miedo real, latente, de interponer una denuncia. Además de la pobreza, los traslados, la educación, todo eso, influye en la falta de denuncia. En México, no se veía el problema de las desapariciones de migrantes como propio, sino como un problema de Centroamérica. Pero tras las denuncias, y esto es lo más importante, comienza a hacer propio el tema a partir de la justicia transnacional. En Centroamérica, lo grave, es que no se lleva el registro de quiénes están saliendo. Porque ya casi nadie quiere decir que sus familiares están en Estados Unidos por miedo a que la información sea vendida y sean extorsionados. Sólo las deportaciones pueden dar un número, una idea de cuántos están saliendo. Y con eso los Estados pretendían hacer políticas públicas. Pero en esas cifras de deportaciones no están todos los que salen. No sabemos cuántos hay. Las denuncias son importantes porque , primero, generan un registro para iniciar búsquedas de desaparecidos. Y segundo, obliga a investigar, sobre todo a los Estados. Y tercero: alguien debe asumir responsabilidades.

¿Cómo ve Estados Unidos el fenómeno de desaparecidos?
Le incumbe en tanto los que llegan allá. El problema es que la política migratoria de Estados Unidos es algo que afecta a México y Centroamérica. Ser migrante allá es un crimen, y todos se vuelven ilegales. La migración centroamericana no era un problema para Estados Unidos porque apenas era comparable con la mexicana. Lo curioso es que hasta hace muy poco lo vieron como problema, con la llegada de los niños menores no acompañados.

¿Estados Unidos crea fenómenos como los niños migrantes para obligar a los Estados a aceptar algunas condiciones?
No pueden decir que no ocurría, eso es claro. Desde hace más de cinco años, como sociedad civil, ya habíamos documentado el tema de desaparecidos. Desde hace tres años, abordamos el tema de los niños no acompañados. Y claro, entre uno y otro, existe un pretexto puntual que le sirve a Estados Unidos para intervenir regionalmente. A México le impone que tome decisiones sobre su frontera sur y se crea, en efecto, el programa Frontera Sur. Con los niños no acompañados, entre abril y junio de 2014, se da paso en agosto a las redadas masivas entendidas dentro del nuevo plan mexicano y su tratamiento de la frontera con Guatemala. El Ejército, la policía federal y las estatales, empiezan una cacería de migrantes, acompañados por el Instituto Nacional de Migración. México, hay que entenderlo, ha corrido y ampliado sus fronteras en miles de kilómetros luego de la imposición de Estados Unidos. Los operativos empiezan en el istmo de Tehuantepec, en Oaxaca. Y la frontera norte empieza en Jalisco. Muchos migrantes se están quedando en el centro, atascados.

¿No es una contradicción entre la nueva ley de migración y la nueva política migratoria de México con estos corrimientos de frontera?
Demasiado contradictorio. Con Enrique Peña Nieto se creó un plan estratégico sobre migración para atender el tema de centroamericanos en México. Se socializó con sociedad civil, se contemplaron formas de protección para migrantes, y dijimos: "hay líneas para construir una política pública para el tema migratorio…". Pero con la presión de Estados Unidos, en 2014, todo cambia, y todo se movió hacía otros intereses de Seguridad Nacional. Era la primera vez que se construía una política de este tipo y quedó borrada por un nuevo plan pedido por Estados Unidos. Las contradicciones en que tienen a los migrantes son aberrantes.

¿En cuanto al tema de refugio, la lógica mexicana de "buena onda" ha cambiado?
Sí. El perfil de refugio ha cambiado en tanto que ahora ya no se atiende el tema de migración por temas políticos sino por inseguridad, violencia y pobreza. México ya no es el país de los asilos políticos. Favorecer las solicitudes de refugio, sin embargo, se han cerrado cada vez más. Si somos francos, México se está convirtiendo en una opción de destino. Por la ruta, la cercanía, el idioma... Es más fácil pedir refugio en México que llegar hasta Estados Unidos y que lo denieguen. Las autoridades aún no se dan cuenta de que esto sucede frente a sus narices.

¿Es posible insertar a los migrantes en estas sociedades tan complejas y con complicación para dar lo mínimo a sus propios habitantes?
Pienso que sí pueden ser insertados. Pero el problema real es la situación de cada estado de destino. Son demasiados retos los que se están juntando para todos los países expulsores, de tránsito y de destino. Hay algo más de fondo sobre lo que ocurre en nuestros países. Ni siquiera en nuestros países estamos siendo vistos como sujetos de derechos. El desempleo, la falta de acceso a la salud, la informalidad, la educación. Yo pienso que no es malo que se queden. Pero la cuestión está en cómo serán tratados en los otros países cuando incluso ahí no se respeta a los mismos ciudadanos. La migración refleja la crisis del sistema económico actual: son los excluidos de los excluidos. Son los que no existen. Los migrantes no existen en ninguna parte ni en el país de origen ni en la ruta ni en el lugar de destino. No pueden existir de forma legal y los deportan. Están condenados a ser invisibles, a ser vulnerados, a ser explotados. Es la parte triste del modelo económico que nadie toma en cuenta. Y la incapacidad de revertirlo, al menos en este momento, es grande. Apenas las autoridades están abriendo los ojos. Pero no es suficiente.

Rita Marcela Robles, investigadora mexicana sobre temas de migración
http://www.plazapublica.com.gt/content/rita-robles

domingo, 2 de agosto de 2015

LA HUELGA DE DOLORES.

Desfile Bufo de la Huelga de Dolores. 1978. Mauro Calanchina.

El movimiento estudiantil universitario desde 1898 parió una tradición llamada Huelga de Todos los Dolores del Pueblo de Guatemala, conocida también como Desfile Bufo. Ésta se realiza cada viernes de dolores y es la culminación de una serie de actividades artísticas y culturales recreadas y coincidentes con la cuaresma. Y hoy 1 de agosto en el contexto del la crisis política del gobierno y el sistema político el estudiantado san carlista decidió hacer una Huelga extraordinaria. Desde el 25 de abril del 2015 la población pide la renuncia de los políticos corruptos y del presidente Otto Pérez Molina. A continuación dejamos un fragmento del libro del doctor José Barnoya llamado “Historia de la Huelga de Dolores” para conocer un poco sobre el orígen de esta tradición estudiantil.
“Nadie mejor que el Dr. Barnoya nieto de la Huelga de Dolores para relatarnos sus orígenes y su historia. Tanto la riqueza de su experiencia como huelguero que para el Dr. Barnoya constituye una tradición familiar, como su visión al recopilar los documentos e información.”[1]
Por: Joaquín Barnoya
“¿Que cómo nació el holgorio de Dolores? Pues, a lo mejor los estudiantes universitarios la entresacaron de las fiestas de carnaval, de repente tomaron como modelo el testamento de Judas que se lee en los pueblos todos los Sábados de Gloria, o bien era pura gana de tomarse unos días de descanso previos a la Semana Santa. Lo cierto es que la Huelga Estudiantil de Dolores vino al mundo el mero viernes de Dolores.
¿Que cuándo nació la algarada estudiantil? Pues, cuando nació la dictadura del doctor Manuel Estrada Cabrera el año de gracia de 1898. Estrada Cabrera se entronizó en el poder nada menos que veintidós años, pero al mismo tiempo suprimió una incubadora presidencial.
La huelga se llamó desde ese entonces de Dolores, pues era celebrada por los estudiantes de Medicina el Viernes de Dolores previo a la Semana Santa. Los estudiantes de Derecho por el contrario, escogían un día cualquiera de la Cuaresma para celebrarla. Como dice Federico Hernández De León: “La decantada Huelga no era sino unas vacaciones que promediaban el curso y esa declaratoria debía hacerse con bullangas y regocijos, mediante la emisión de tres documentos principales: Una proclama, un decreto y una lista de penas para los estudiantes que quebrantaran los principios fundamentales de la Huelga.
En la proclama se hacía derroche de ingenio, de sana alegría, eligiendo como víctimas propiciatorias a los elementos destacados del gobierno y a determinados maestros”. Todo esto se hacía dentro de las mismas escuelas de Derecho y Medicina, amenizado desde luego con marimba, cohetes y uno que otro traguito; exornando el frontispicio de las facultades, con cartelones satíricos con motivos políticos o universitarios.
Fue en ese mismo año de 1898 que nacieron dos cáusticos periódicos: el “Vos dirés” de los estudiantes de Derecho, y el “No nos tientes” – único que ha sobrevivido – de los de Medicina. El origen del nombre de “Vos dirés” se ignora; pero el de “No nos tientes”, fue idea de los estudiantes de Medicina de aquel entonces: J. Guillermo Salazar, Carlos Martínez, Luis F. Obregón, Francisco Asturias y Luis Gaitán, quienes al principio pensaron en darle el nombre de “Cancro” (Cáncer) y después traduciendo el aforismo “Noli me tángere”, diéronle nombre de “No nos tientes” al periódico de más circulación, más leído y que a veces se paga a precios exorbitantes que sólo pueden pagar los chancles y los gobiernistas, no cumpliendo por eso su objetivo de llegar a las manos de los más gafos.
Ese 1º de abril de 1898 circuló de mano en mano el primer número del “No nos tientes”, órgano de los huelguistas de la Escuela de Medicina y Farmacia, del Instituto Dental y de la Escuela de Comadronas, siendo el redactor responsable: don Siempre Listo. Saldrá cada año por la cuaresma o antes si hubiera necesidad. Circulación: Un millón de ejemplares. Se reparte gratis a seis centavos y un cuarto.”
El editorial del primer “No nos tientes” recogía parte del ideario de este holgorio:
“Hay momentos trágicos en la vida política de los pueblos. Momentos cuya sola presencia en la marcha evolutiva de los mismos, hacen enrojecer la historia de vergüenza y temblar de espanto el espíritu de los hombres libres…períodos álgidos que, venidos en hora aciaga y por una fuerza inexplicable del destino, ponen el peligro de muerte las instituciones de un pueblo autónomo, dando de zarpazos sobre el pecho formidable de la libertad, indefensa a veces para escapar al filo destructor de un puñal fraticida y a la mano sangrienta de una ambición sin límites. Épocas tristes, desoladora y crueles maldecidas por el derecho ultrajado y la libertad violada…
Guatemala nuestra cara y dulce patria, presa se halla en al garra de un déspota miserable, inmensamente cobarde y ferozmente cruel. ¡Pobre pueblo en toda la extensión de su cielo siempre hermoso, ya no queda sino un vago resplandor de aurora iluminando la catástrofe!.
Mazmorras lúgubres aquí, asesinatos públicos allá, latrocinios por todas partes, hombres en forma de culebras arrastrándose por el inmenso lodazal; rameras levantadas a la categoría de vírgenes; bandidos encargados de la seguridad pública y de la honra nacional; palos y chicotes; premiado el vicio con medallas de oro y castigado el bien.
He allí, el pueblo, el cuadro sombrío de nuestra amada patria ¿cómo libertarla? ¿qué hacer para volverla libre? Meditad…meditemos…”


https://comunitariapress.wordpress.com/2015/08/01/la-huelga-de-dolores/



martes, 28 de julio de 2015

¿Por qué es importante el reciclaje de diamantes?



Se estima que más de 4,5 mil millones de quilates (900,000 kgs) de diamante se han extraído de la tierra desde que empezó la mina del mineral. Por la inherente dureza y durabilidad de los diamantes, una gran parte de ese volumen sigue en circulación por el mundo. Pero, si los diamantes pudieran ser reciclados evitaríamos el impacto ambiental asociado a su extracción e incluso evitaríamos el consumo de aquéllos que proceden de zonas en conflicto. Por este motivo nos preguntamos, ¿pueden ser los diamantes reciclados?
Los diamantes se asocian muy a menudo a accesorios de moda, pero tienen muchas otras aplicaciones. Su durabilidad y la capacidad de captar la luz les hacen componentes ideales no solo para la joyería -hechos para durar toda la vida-, si no también para su uso en la fabricación de baja y de alta tecnología, en el campo de la óptica y la informática. Además, los diamantes están integrados a varios instrumentos para cortar o lijar de uso cotidiano.
Tanto si se utiliza en joyería o por la industria, muchos diamantes pueden ser reciclados. Hasta las piedras de muy poca calidad se pueden volver a tallar y volver a usar en el sector de las joyas. El reciclaje de diamantes permite un flujo constante de diamantes de segunda mano que vuelven a la fabricación de joyas así como a otros usos industriales. Esto a su vez conlleva un gran sentido ético ya que reduce la carga sobre las actividades mineras y por consiguiente el impacto sobre el medio ambiente, afirman desde la empresa WP Diamonds a través de su página web. Ésta es una de las pocas empresas que actualmente se dedican al reciclaje de diamantes a día de hoy.
¿Por qué reciclar diamantes? Los diamantes reciclados son diamantes que han sido pulidos y montados en joyería, desengastados, clasificados y recortados para la reventa en la industria del diamante. Este sector genera importantes ingresos para proveedores y compradores por igual.
Aunque el mercado de los diamantes reciclados es pequeño algunos apuntan a que su crecimiento podría provocar un abaratamiento general del precio de los diamantes. Se espera que alrededor de un valor equivalente a mil millones dólares en diamantes podría sea puesto de nuevo en el mercado este año gracias a su reciclaje.
Pero mientras el mercado de los diamantes reciclados no sea más popular existen otras opciones alternativas como los diamantes sintéticos o incluso los denominados diamantes éticos, los cuales no proceden de zonas en conflicto y que han sido producidos en países como Canadá, Botswana, Namibia, Sudáfrica o Rusia.

Por  Lluís Torrent
http://muhimu.es/violencia/diamantes-reciclados/