viernes, 14 de enero de 2011

La escuela del mundo al revés.

La escuela del mundo al revés es la más democrática de las instituciones educativas. No exige examen de admisión, no cobra matrícula y gratuitamente dicta sus cursos a todos y en todas partes, así en la tierra como en el cielo: por algo es hija del sistema que ha conquistado, por primera vez en toda la historia de la humanidad, el poder universal.
En la escuela del mundo al revés, el plomo aprende a flotar y el corcho, a hundirse. Las víboras aprenden a volar y las nubes aprenden a arrastrarse por los caminos.
 El mundo al revés premia al revés: desprecia la honestidad, castiga el trabajo, recompensa la falta de escrúpulos y alimenta el canibalismo. Sus maestros calumnian a la naturaleza: la injusticia, dicen, es ley natural. Milton Friedman, uno de los miembros más prestigiosos del cuerpo docente, habla de «la tasa natural de desempleo». Por ley natural, comprueban Richard Herrnstein y Charles Murray, los negros están en los más bajos peldaños de la escala social. Para explicar el éxito de sus negocios, John D. Rockefeller solía decir que la naturaleza recompensa a los más aptos y castiga a los inútiles; y más de un siglo después, muchos dueños del mundo siguen creyendo que Charles Darwin escribió sus libros para anunciarles la gloria.
¿Supervivencia de los más aptos? La aptitud más útil para abrirse paso y sobrevivir, el killing instinct, el instinto asesino, es virtud humana cuando sirve para que las empresas grandes hagan la digestión de las empresas chicas y para que los países fuertes devoren a los países débiles, pero es prueba de bestialidad cuando cualquier pobre tipo sin trabajo sale a buscar comida con un cuchillo en la mano. Los enfermos de la patología antisocial, locura y peligro que cada pobre contiene, se inspiran en los modelos de buena salud del éxito social. Los delincuentes de morondanga aprenden lo que saben elevando la mirada, desde abajo, hacia las cumbres; estudian el ejemplo de los triunfadores y mal que bien hacen lo que pueden para imitarles los méritos. Pero «los jodidos siempre estarán jodidos», como solía decir don Emilio Azcárraga, que fue amo y señor de la televisión mexicana. Las posibilidades de que un banquero que vacía un banco pueda disfrutar, en paz, del fruto de sus afanes son directamente proporcionales a las posibilidades de que un ladrón que roba un banco vaya a parar a la cárcel o al cementerio.
Cuando un delincuente mata por alguna deuda impaga, la ejecución se llama ajuste de cuentas; y se llama plan de ajuste la ejecución de un país endeudado, cuando la tecnocracia internacional decide liquidarlo. El malevaje financiero secuestra países y los cocina si no pagan el rescate: si se compara, cualquier hampón resulta más inofensivo que Drácula bajo el sol. La economía mundial es la más eficiente expresión del crimen organizado. Los organismos internacionales que controlan la moneda, el comercio y el crédito practican el terrorismo contra los países pobres, y contra los pobres de todos los países, con una frialdad profesional y una impunidad que humillan al mejor de los tirabombas.
El arte de engañar al prójimo, que los estafadores practican cazando incautos por las calles, llega a lo sublime cuando algunos políticos de éxito ejercitan su talento. En los suburbios del mundo, los jefes de Estado venden los saldos y retazos de sus países, a precio de liquidación por fin de temporada, como en los suburbios de las ciudades los delincuentes venden, a precio vil, el botín de sus asaltos.
Los pistoleros que se alquilan para matar realizan, en plan minorista, la misma tarea que cumplen, en gran escala, los generales condecorados por crímenes que se elevan a la categoría de glorias militares. Los asaltantes, al acecho en las esquinas, pegan zarpazos que son la versión artesanal de los golpes de fortuna asestados por los grandes especuladores que desvalijan multitudes por computadora. Los violadores que más ferozmente violan la naturaleza y los derechos humanos, jamás van presos. Ellos tienen las llaves de las cárceles. En el mundo tal cual es, mundo al revés, los países que custodian la paz universal son los que más armas fabrican y los que más armas venden a los demás países; los bancos más prestigiosos son los que más narcodólares lavan y los que más dinero robado guardan; las industrias más exitosas son las que más envenenan el planeta; y la salvación del medio ambiente es el más brillante negocio de las empresas que lo aniquilan. Son dignos de impunidad y felicitación quienes matan la mayor cantidad de gente en el menor tiempo, quienes ganan la mayor cantidad de dinero con el menor trabajo y quienes exterminan la mayor cantidad de naturaleza al menor costo.
Caminar es un peligro y respirar es una hazaña en las grandes ciudades del mundo al revés. Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen. El mundo al revés nos entrena para ver al prójimo como una amenaza y no como una promesa, nos reduce a la soledad y nos consuela con drogas químicas y con amigos cibernéticos. Estamos condenados a morirnos de hambre, a morirnos de miedo o a morirnos de aburrimiento, si es que alguna bala perdida no nos abrevia la existencia.
¿Será esta libertad, la libertad de elegir entre esas desdichas amenazadas, nuestra única libertad posible? El mundo al revés nos enseña a padecer la realidad en lugar de cambiarla, a olvidar el pasado en lugar de escucharlo y a aceptar el futuro en lugar de imaginarlo: así practica el crimen, y así lo recomienda. En su escuela, escuela del crimen, son obligatorias las clases de impotencia, amnesia y resignación. Pero está visto que no hay desgracia sin gracia, ni cara que no tenga su contracara, ni desaliento que no busque su aliento. Ni tampoco hay escuela que no encuentre su contraescuela.


Patas para arriba. La historia del mundo al reves (1999)
Eduardo Galeano
escritor uruguayo

jueves, 13 de enero de 2011

Cono Sur queda sin pastizales y aves migratorias.

Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay comparten una de las regiones de pastizales templados más grandes del mundo.
Pero sus características natural se están transformando rápidamente. Y como consecuencia, las aves migratorias que llegan al lugar también están disminuyendo en forma acelerada.
En el extremo austral de América del Sur hay una llanura de alrededor de un millón de kilómetros cuadrados que antiguamente estaba dominada por pastos con grandes extensiones sin árboles.
Esta región, que ocupa el centro-este de Argentina, todo Uruguay, el extremo sur de Brasil y una parte de la región oriental de Paraguay, se asienta sobre el Acuífero Guaraní, una de las mayores reservas subterráneas de agua dulce que existe en el mundo.
"El ecosistema de la región, que alberga ciudades muy importantes como Buenos Aires (Argentina) Porto Alegre (Brasil), Montevideo (Uruguay) y Encarnación (Paraguay), en los últimos decenios fue intensamente transformado por la actividad humana", asegura un documento proporcionado por la ONG Guyra Paraguay.
"Aunque sus características esenciales aún se mantienen, el panorama de los pastizales del Cono Sur sudamericano es sombrío pues las reservas naturales representan menos del 1% del área de este ecosistema y en algunas regiones el porcentaje cubierto por áreas protegidas es inferior a 0,3%", afirma.
La importancia de los pastizales radica en que brindan forrajes, suelos fértiles, una notable diversidad de vida y contribuyen al balance de gases de la atmósfera mediante la retención de dióxido de carbono.
También es importante su papel en el control de la erosión de los suelos y como fuente de material genético para una gran cantidad de especies vegetales y animales que constituyen hoy la base de la alimentación mundial.
La interacción durante siglos entre el clima y los seres vivos ha generado suelos sumamente fértiles. La habilidad del pastizal para conservar estos suelos, reciclar nutrientes y retener carbono no es igualada por los cultivos anuales convencionales.
Las aves de pastizales son los jardineros de este ecosistema. La fauna se destaca por las especies adaptadas a vivir en lugares sin árboles como el ñandú (avestruz), los inambúes o perdices, el venado de las pampas y la vizcacha.
Cada año, decenas de especie de aves migratorias visitan estos pastizales, algunas desde América del Norte y otras desde Centroamérica y norte de Sudamérica. Por ejemplo, el Correlimos Canelo cría en verano en las costas árticas, desde Alaska Central a Canadá y cubre una distancia de 20.000 kilómetros hasta sus lugares de invernada en América del Sur para alimentarse y recargar baterías.
Sin embargo, la destrucción de sus hábitats ha ido creciendo en los últimos años debido a las actividades agrícolas y de la industria de la madera. Muchos campos son transformados en cultivos o forestaciones y los esfuerzos para conservarlos han resultado insuficientes.
De acuerdo a los especialistas, la agricultura -en particular las cada vez más extensas plantaciones de soja- ha puesto en peligro a estos ecosistemas debido también a la contaminación por los pesticidas y otros productos agroquímicos que con las corrientes de agua llegan directamente a pantanos y humedales.
Además, afirman, los pastizales naturales están siendo convertidos en campo para ganado.
Los pastos se queman con frecuencia con el fin de acelerar el suministro de alimentos para el ganado de pastoreo.
La reforestación de las pampas con eucaliptos y pinos, para satisfacer la demanda mundial de papel, también contribuye a la pérdida generalizada del hábitat. Este monocultivo de árboles no endémicos drena valiosos humedales.
La pérdida de pastizales tiene efectos serios sobre la biodiversidad biológica: dos especies de aves, el playero esquimal y el guacamayo violáceo, han desaparecido para siempre. Otros habitantes ancestrales, como el jaguareté, se han extinguido localmente.
Existen 24 especies de aves amenazadas de extinción, entre ellas, el yetapá de collar o tijereta de las pajas, Chopí Sa’yju (amarillo) y el capuchino pecho blanco.
También cinco especies de mamíferos corren peligro: el gato montés, el gato de los pajonales, el venado de las pampas, el aguara guasu y el puma.
"La supervivencia de estas formas de vida depende de la integración de los usos humanos con la conservación, incluyendo la creación de nuevas reservas naturales"
Con el fin de revertir esta tendencia, la Convención sobre las Especies Migratorias del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA/CMS), en colaboración con la organización BirdLife International, la Asociación Guyra Paraguay, representantes gubernamentales, científicos y conservacionistas adoptaron recientemente en Asunción, Paraguay, un plan de acción de medidas de conservación urgentes para asegurar la supervivencia de estas aves y sus hábitats.
BirdLife Internacional es una federación internacional de entidades no gubernamentales provenientes de más de 100 países, una de ellas es Guyra Paraguay, dedicadas la conservación de las aves y sus hábitats.
"Una de las principales prioridades del plan de acción es la protección y la gestión de los hábitats de estas aves de pastizal migratorias. Para ello se propone integrar la producción ganadera y agrícola sostenible con la conservación de la naturaleza de los pastizales, mediante experiencias demostrativas que puedan repetirse en diferentes sitios", sostiene el escrito.
Durante los próximos 5 años se llevarán a cabo estudios para determinar el impacto de productos químicos y fertilizantes en las poblaciones de aves.

Eduardo Arce
BBC Mundo, Asunción