martes, 7 de abril de 2015

Cloud Housing, la vivienda al servicio de las personas.



 

La Economía Colaborativa también ha llegado al mundo inmobiliario de mano del Cloud Housing, concepto de vivienda que potencia la flexibilidad y la comunidad para aproximar este mercado a las necesidades de las personas y encontrar una salida sostenible de la crisis de la vivienda.
La clave del Cloud Housing son edificios que combinan pisos, espacios y servicios comunes para los usuarios bajo un modelo de pago por uso. Este modelo rompe con el paradigma de consumo individual y apuesta por la creación de espacios de vida (edificios, barrios, comunidades) que funcionen como economías y sociedades colaborativas, donde sus miembros puedan aportar y beneficiarse del uso conjunto de recursos, conocimientos y habilidades.
Cloud Housing se inspira en experiencias y proyectos parecidos en otros países europeos y latinoamericanos, incorporando características propias diferenciales
En este planteamiento, los espacios comunes adquieren una especial relevancia y se programan y diseñan con un proyecto arquitectónico completo. Sin embargo, para que la relación entre lo privado, lo común y lo público se adapte a las necesidades reales, la comunidad participa en la definición del programa específico y en el diseño y cuenta con herramientas propias de gestión, mantenimiento y financiación.
Su precursora, la arquitecta Mariona Soler planteó este paradigma, que en la actualidad está desarrollando a través de la plataforma Vida+Fácil, haciendo foco en el objetivo fundamental es sacar el máximo rendimiento de la superficie disponible y de los recursos.
Con respecto a la utilización las viviendas, cada familia o usuario paga una cuota por la vivienda que utiliza, pudiendo cambiar de piso si cambian sus necesidades. Por ejemplo, si se tienen hijos o se van de casa, es posible trasladarse a otro de diferente tamaño, en el mismo edificio o en cualquier otro de los que compondrían una red de cloud housing, ya que la solución no se limita a un edificio.
Los edificios que se crean bajo esta idea colaborativa formarían parte de una gran comunidad con una oferta flexible: las viviendas deben adaptarse a los usuarios y no al contrario. Eso además facilita la movilidad laboral.
La organización de los espacios y servicios comunes pasa por racionalizar el acceso a recursos y servicios. No tiene sentido que en un edificio haya decenas de contratos diferentes de conexión a Internet, que cada piso tenga una lavadora propia o que no se aprovechen las azoteas.
Compartiendo se consigue un gran ahorro al poder comprar al por mayor (por ejemplo, un contrato de Internet para toda una comunidad es menos costoso que uno individual) y se aprovechan mejor todos los recursos (agua, limpieza, reciclaje…), incluidos los energéticos.
Bibliotecas, lavanderías, servicios de guardería y de cocina, arreglos domésticos, huertos urbanos, gimnasio… Todos los vecinos se involucran en la oferta comunitaria fomentando además la sociabilidad y la colaboración. La idea es cubrir todas las necesidades de la vida diaria.
Para organizar el pago de estos servicios y recursos, las cuotas se fijan según el tipo de vivienda y los servicios que utilizas. Se plantea que el pago pueda ser con dinero, o incluso con tiempo, dando más sentido si cabe a los postulados colaborativos. Si alguien se queda sin trabajo podría ofrecer su mano de obra al comedor social del edificio y así poder comer gratis todos los días.
Los ingresos se destinan al mantenimiento del edificio y al pago de los servicios. Cada inmueble contaría con un gestor encargado de asegurar el buen uso de los equipamientos y la coordinación de todas las actividades comunes.
A pesar de las dificultades que está encontrando el Cloud Housing para desarrollarse, principalmente relativos a la captación de financiación, existen proyectos incipientes como el de Recoopera, una rehabilitación en el barrio de Orba en Alfafar (Valencia España), premiado en el Concurso de Revitalización de Vivienda Urbana organizado por la ONU.
Pese a las reticencias que suscita todo cambio de modelo, la sociedad demanda nuevas alternativas, y en esto la economía colaborativa tiene mucho que decir Ya ha revolucionado otros sectores, como el transporte o el turismo, y ahora inicia su aportación de soluciones colaborativas y responsables en el ámbito de la vivienda.

http://www.ecointeligencia.com/2015/03/cloud-housing/

lunes, 6 de abril de 2015

Sociedad civil mundial se lanza al rescate de la Amazonia.



Circula en Internet una petición de la sociedad civil para salvar a la Amazonia y, según sus promotores, cuando se tenga un millón de firmas se entregarán a los líderes indígenas, quienes las presentarán a los gobiernos de Brasil, Colombia y Venezuela.
A través de Avaaz (“voz”, en persa), una organización civil creada en enero de 2007 para promover causas relacionadas con el cambio climático y derechos humanos, la petición invita a la ciudadanía mundial a expresar su apoyo a un ambicioso proyecto para crear la mayor reserva mundial y proteger 135 millones de hectáreas de la selva amazónica, más del doble de Francia.
Avaaz dice que el proyecto no se concretará “a menos que los gobernantes de Brasil, Colombia y Venezuela sepan que la ciudadanía lo quiere”.
La organización, que funciona en 15 idiomas y asegura tener más de 30 millones de miembros en 194 países, aboga por “acortar la brecha entre el mundo que tenemos y el que la mayoría de las personas quieren”.
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, anunció el 13 de febrero que su país propuso colaborar con Brasil y Venezuela para crear el mayor corredor ecológico del mundo a fin de mitigar los efectos del cambio climático y preservar la biodiversidad.
“Será el mayor corredor ecológico del mundo y constituirá una gran contribución a la lucha de la humanidad por preservar nuestro ambiente; y en el caso de Colombia, preservar nuestra biodiversidad”, declaró Santos.
El presidente colombiano agregó que le encomendó a su canciller, María Angela Holguin, “crear los mecanismos de comunicación con Brasil y Venezuela” para poder presentar una “propuesta concreta y realista que transmita al mundo el enorme aporte que significaría un corredor para preservar a la humanidad y mitigar el cambio climático”.
Según Avaaz, “si creamos una gran presión global para salvar a la Amazonia y lo combinamos con encuestas nacionales en los tres países, podemos darle al presidente colombiano el apoyo que necesita para convencer a Brasil y Venezuela”.
“Los tres gobernantes buscan oportunidades para destacarse en la próxima cumbre de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) sobre el clima”, la que se realizará en París en diciembre de este año. “Démosela”, agregan.
La Amazonia ya se reconoce como vital para la vida de la Tierra, 10 por ciento de todas las especies conocidas viven allí y sus árboles frenan el cambio climático por su capacidad de almacenar miles de millones de toneladas de dióxido de carbono que, de lo contrario, se liberarían a la atmósfera.
Avaaz señala que “el destino de la selva amazónica pende de un hilo”. Tras disminuir algunos años, la deforestación comenzó a aumentar otra vez el año pasado y, en Brasil se disparó a 190 por ciento en agosto y septiembre.
Las actuales leyes y estrategias de control no logran frenar a leñadores, mineros y hacendados y, según Avaaz, “la mejor forma de regenerar la selva es mediante grandes reservas y, el corredor ecológico, sería una gran ayuda para ayudar a salvar el frágil ambiente natural de la Amazonia”.
Frente a las críticas de quienes sostienen que las reservas frenan el desarrollo económico y que suelen implementarse sin consultar a las comunidades indígenas, Avaaz sostiene que los responsables “de la propuesta se comprometen a participar y colaborar totalmente con los indígenas”.
Además, “80 por ciento del territorio incluido en el plan ya está protegido, lo que realmente requiere está propuesta innovadora es una coordinación regional y control”, explicó la organización.
Según los promotores de la petición, “es una oportunidad de lograr un proyecto tangible y vital que puede ayudar a garantizar todo nuestro futuro. Si funciona, puede replicarse en otros importantes bosques del mundo. Esto puede sembrar la semilla para ayudar a cuidar el planeta”.

Por Kwame Buist
http://www.ipsnoticias.net/2015/04/sociedad-civil-mundial-se-lanza-al-rescate-de-la-amazonia/

domingo, 5 de abril de 2015

Estudio alerta que Centroamérica será la zona más castigada por cambio climático en 2050.

La economía centroamericana depende en gran medida de la agricultura. Foto: Cuartoscuro

Para el 2050, el clima en los países centroamericanos sufrirá cambios rotundos; los efectos del cambio climático provocado por las altas emisiones de gases de efecto invernadero, los altos índices de pobreza y marginación que viven las personas, por las políticas empleadas por las autoridades que ahora resultaron tardías, su geografía, la distribución de la población, la dependencia de sus recursos naturales y del papel fundamental que juegan las actividades agropecuarias en la economía.
De acuerdo con una evaluación realizada por la de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), las modificaciones del clima y específicamente, el aumento de la temperatura, tendrá consecuencias sobre las actividades económicas, las condiciones sociales y los ecosistemas en el caso de Centroamérica, que es una zona en la que las emisiones de gases son menores en comparación con otras zonas del mundo, pero de las más vulnerables. Esta situación traerá gastos equivalentes a un rango de entre 1.5 y 5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) regional Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua.
Para la región centroamericana, esto podría incrementar las cifras de personas que migran; a nivel mundial es la zona que expulsa más migrantes que tienen como objetivo llegar a Estados Unidos: de acuerdo con registros del Instituto Nacional de Migración (INM), 64 mil personas al año entran de forma irregular a México, la mayoría provenientes de Honduras, Guatemala y El Salvador. El cambio climático viene a reforzar la teoría de especialistas, que sostienen que la salida de las personas de sus países de origen ya no será sólo por motivos económicos cerca de la mitad de la población vive en pobreza y una tercera parte en pobreza extrema-, sino que el clima y en consecuencia, las afectaciones en las actividades económicas, incrementará las cifras de desplazamiento.
La Cepal, en su Síntesis 2012 "La economía del cambio climático en Centroamérica", planteó desde entonces que Centroamérica era ya una de las regiones más expuestas a las consecuencias del cambio climático, "al ser un istmo estrecho entre dos continentes y entre los océanos Pacífico y Atlántico, es una zona recurrentemente afectada por sequías, ciclones […] está magnificando sus vulnerabilidades socioeconómicas e incidirá cada vez más en su evolución económica, dado que los factores dependientes del clima son decisivos para las actividades productivas".
A nivel global, el promedio de la temperatura podría comenzar a registrar variaciones de hasta 2° centígrados y las afectaciones más severas estarán en las actividades agropecuarias, en la biodiversidad (que es el 7 por ciento del total en el planeta), el turismo (con pérdida de infraestructura y fenómenos en zonas costeras), los bosques (desaparición de éstos) y la salud (propagación de enfermedades), esto de acuerdo con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).
Centroamérica es una región importante en el cultivo de alimentos que después se exportan a nivel mundial; sin embargo, la Cepal estima que dadas sus condiciones de limitada infraestructura, baja disponibilidad de agua, limitados recursos económicos y la falta de una estructura financiera que permita mitigar los riesgos en algunas regiones, el sector agropecuario será uno de los más afectados por los escenarios de temperaturas extremas, lo que traerá una disminución de la producción y en la calidad de los alimentos, ingresos más bajos y por lo tanto, una alza de precios en el mercado, lo que es proporcional a la situación de pobreza, además de que representa el 18 por ciento del PIB regional total.
En las últimas tres décadas, los desastres naturales han registrado un incremento de 7 por ciento en la zona; las inundaciones han crecido más del doble, al igual que tormentas (que tienen una duración de cinco días, y huracanes.
En contraparte están los periodos de sequía, lo que trae consigo problemas de aridez. Actualmente, el índice se mantiene en 1.6 para Centroamérica, pero se estima que en el futuro, con el indicador de temperatura que será de 2.5° centígrados, el nivel de aridez será de 2.1.
En el mismo documento, se explica que para los gobiernos centroamericanos resulta complicado transitar a gobiernos sustentables por la poca infraestructura, la situación económica y por los acuerdos internacionales que se proponen objetivos a largo plazo, cuando las modificaciones comenzarán a verse notoriamente en 2050.
Entre las actividades que se podrían comenzar a implementar está el manejo eficiente del agua de riego, desarrollo y uso de nuevos cultivos, adopción de nuevas tecnologías, diversificación de los ingresos, códigos de construcción y edificaciones resistentes a inundaciones, ordenamiento territorial, límites de construcción, mejora de los medios de vida y supervivencia de las poblaciones tradicionales, redes de seguridad social, mejora de la salud pública, erradicación de enfermedades; sin embargo, todas estas acciones requieren de mejores instituciones y gobernanza para asegurar la aplicación efectiva de las medidas de adaptación, ya que de acuerdo con la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) para 2030 se requerirán inversiones y flujos financieros para la región por aproximadamente 23 mil millones de dólares para el sector hídrico (uso, cuidado y administración del agua) y hasta mil 726 millones de dólares en gastos de infraestructura adicional.

Por
http://www.sinembargo.mx/05-04-2015/1302213