martes, 4 de septiembre de 2012

El retorno de los espigadores.


¿Sabes la cantidad de alimentos que se desperdician antes incluso de llegar a las tiendas? ¿Sabes que los campos de cultivo están abarrotados de frutas y hortalizas que el agricultor no se molesta en recoger ya que el precio que los mayoristas le pagan por ellas es irrisorio en comparación con el trabajo que esto requiere? ¿Sabías que, cada año, miles de toneladas de alimentos frescos en perfecto estado acaban pudriéndose en los campos porque su aspecto físico no encaja con los estándares establecidos por los supermercados? En el Reino Unido, donde 5,8 millones de personas sufren extrema pobreza y no pueden permitirse una dieta sana, una organización se está encargando de coordinar a los voluntarios de "espigadores" que, como hacían antaño las mujeres con este sobrenombre, se niegan a permitir que los alimentos se pudran en el campo y se dedican a recoger el producto abandonado en las huertas.

Si nos fijamos en las formas, texturas y olores de las frutas y hortalizas que encontramos en los supermercados, nos daremos cuenta de que todas presentan prácticamente el mismo aspecto físico. Esto es debido a unas normativas tan estrictas como ridículas que desde hace décadas regulan lo que puede y no puede ponerse a la venta en los comercios europeos.

Si bien es cierto que la dichosa normativa que establecía los requisitos mínimos para la comercialización de frutas y hortalizas fue eliminada a partir del 1 de julio de 2009 para combatir el enorme derroche de alimentos que conllevaba, también lo es que el aspecto de frutas y hortalizas que encontramos en los supermercados no ha variado mucho desde entonces. Seguramente esto se deba a que el consumidor, acostumbrado como está a la estandarización de sus alimentos, continúa rechazando aquellos que presentan un aspecto físico distinto. ¿A dónde van a parar las frutas y hortalizas que se cultivan año tras año pero que no acaban presentando las características físicas "necesarias" para formar parte de las estanterías en los supermercados? La respuesta es tan simple como aplastante: se abandonan en el campo, ya que ningún distribuidor está dispuesto a comprarlas. Allí se estropeará el fruto de toda una temporada de trabajo, para luego ser arada junto a la tierra y acabar mezclándose con ella y formando el sustrato para el próximo cultivo.

Este esquizofrénico escenario no solamente tiene lugar aquí en España, sino en todos los países en los que las políticas supraestatales definen qué puede y qué no puede ponerse a la venta, y a quién se paga y a quién no se paga por el cultivo de alimentos. Lamentablemente, estas decisiones suelen dejar a los pequeños agricultores sin el beneficio económico que merecen al finalizar la temporada de cultivo, y a miles de frutas y hortalizas en perfecto estado esperando un mejor fin en los campos de cultivo.

Pues bien, en el Reino Unido, una agrupación de ciudadanos concienciados ha decidido ponerle fin a este despropósito y se dedica a retomar la práctica de espigar, es decir, recorrer los campos en los que los agricultores no han recogido las frutas y hortalizas para cosechar un producto que, de otra manera, se echaría a perder. La iniciativa se llama Gleaning Network UK y se dedica a coordinar equipos de voluntarios, agricultores locales y organizaciones sin ánimo de lucro encargadas de la distribución de alimentos para salvar estas frutas y hortalizas frescas, nutritivas, y llevarlas a quienes más las necesitan. La organización ya se ha hecho con varias toneladas de manzanas, coles, coliflores y remolachas, entre otros muchos. El resultado de este botín ha sido hasta la fecha suficiente para elaborar miles de comidas.

Este tipo de iniciativas, que en algunos lugares no son novedosas (la Sociedad de San Andrés, en EEUU, reúne a unas 30.000 personas que cada año espigan 7,5 millones de kg. de producto fresco) aún no existían en el Reino Unido. Por este motivo su organizador, Tristram Stuart, fundador de la campaña contra el derroche de alimentos Feeding the 5000, está haciendo un llamamiento a los agricultores de todo el país para que permitan a los espigadores voluntarios que recojan el producto sobrante para dedicarlo a la caridad.

La organización dedicó parte de la campaña de espigadores a la organización de los eventos Feeding the 5000, que tuvieron lugar a finales de 2011 y mediados de 2012 en Londres, cuando la organización logró cocinar una comida para miles de personas basada exclusivamente en ingredientes que, de otro modo, habrían acabado echándose a perder.


http://www.ladyverd.com/articulo/2071/el_retorno_de_los_espigadores_gleaning_network_uk.htm