viernes, 2 de marzo de 2012

¿Conoces la tradición rumana de celebrar el Martisor?


Celebrar la llegada de la primavera y el renacimiento de los campos, de los animales y del amor. Así se podría resumir la razón de ser del Martisor, una celebración tradicional de Rumanía que tiene lugar cada 1 de marzo.

Su nombre viene de la palabra ‘martie’, que en rumano significa marzo y se trata de una tradición muy antigua, milenaria según han demostrado algunas investigaciones arquelógicas.

Cada primer día de marzo, los rumanos se regalan amuletos que elaboran ellos mismos o bien compran en el comercio establecido. Los amuletos consisten en enlazar dos cordoncios rojo y blanco, que simbolizan el invierno y la primavera, y que protegen de los malos espíritus. Algunos tienen pequeñas figuras en forma de sol, estrella, flores, hojas, abejas, corazones, herraduras, entre otros.

El intercambio de estos amuletos es una muestra de cariño, amistad y respeto. Habitualmente los hombres compran flores y se las regalan, con el amuleto, a las mujeres y a los niños, que portan los amuletos en la solapa o en el lado izquierdo del cuerpo durante varios días. Una hermosa tradición que han traído los inmigrantes rumanos que viven en España para festejar la alegría de la llegada de la primavera cada mes de marzo. www.redinmigrante.es

martes, 28 de febrero de 2012

Caza de migrantes y gestión del clasismo.


Mensualmente, miles de personas que han sido utilizadas, por quienes se han enriquecido, como mano de obra barata están pasando por los espacios oscuros del estado: comisarías, centros de internamiento para extranjeros, etcétera. Para que esto ocurra, las policías locales, autonómicas y estatales han recibido instrucciones para dedicarse no solo a recaudar más dinero con las multas, sino que también, tal y como se ha constatado por diversos organismos internacionales, a establecer controles racistas deteniendo a las personas por tener determinados rasgos étnicos o idiomáticos. Para que esto ocurra, las instituciones ponen cada vez más trabas para extender el derecho a la ciudadanía a quienes en otro momento nos interesó que formaran parte, siempre en condiciones de inferioridad, de nuestra sociedad.

Esta actividad o, mejor dicho, esta política de caza y captura del inmigrante para su expulsión no es nueva y responde a un racismo institucional bien organizado. Es simplemente una de las formas de gestionar el clasismo en nuestra sociedad. Las política de persecución, reclusión y expulsión se endurece no con toda la población migrante, sino con aquella masa de migrantes que antes reclamó el mercantilismo como fuerza de trabajo precaria y, ahora, es tan solo excedentaria. Pero además, estas políticas policiales se complementan con políticas informativas para inculcar en quienes llegaron los últimos y han conseguido «asentarse» la idea de que «todo está muy mal» para que sirvan de canal de formación de opinión en sus países y eviten la tentación de que sus connacionales emigren hacia aquí.

Las consecuencias de estas políticas son nefastas para quienes las padecen y son, sobre todo, un factor de quiebra definitivo de los derechos básicos que habrían de asistir a toda persona. Uno de los muchos ejemplos que hemos de denunciar hasta que se cierren es la existencia de auténticos Guantánamos o «Centros de Internamiento para Extranjeros» (CIE), concretamente nueve, en ciudades como Madrid, Barcelona o Málaga, donde cada año miles de hombres, mujeres y menores son recluidos para ser expulsados, viviendo durante largos periodos de tiempo en condiciones similares a una cárcel (sin haber perpetrado delito alguno), solo que sin las infraestructuras adecuadas por ser de «estancia temporal», enfrentándose a abusos, falta de asistencia médica y desamparo legal.

Estos centros cada vez están más hacinados y en ellos se han dado situaciones muy dramáticas como fruto de las condiciones de reclusión en las que se encuentran las personas en ellos confinadas: muertes, malos tratos y tortura, motines, etcétera. Pero estas personas no interesan a nadie. Les pase lo que les pase, el racismo institucional tendrá mecanismos para invisibilizarlo e incluso para perseguir a quienes lo denunciemos. Para el estado son basura social que hay que eliminar, expulsar o simplemente exterminar. No están registradas, no son reciclables, son prescindibles, hay que hacerlas desaparecer como sea.

" Estas personas no interesan a nadie. Les pase lo que les pase, el racismo institucional tendrá mecanismos para invisibilizarlo e incluso para perseguir a quienes lo denunciemos".

César Manzanos Bilbao, profesor de Sociología de la Universidad del País Vasco.
http://maes.blogfree.net/?t=3956275

lunes, 27 de febrero de 2012

Racismo, más allá de lo coyuntural.


El racismo es una vulneración de los derechos humanos

El racismo crece en Europa. Italia y Hungría son dos ejemplos de cómo una ola de odio y xenofobia se ha instalado en el viejo continente. La crisis exacerba el recelo contra quienes vienen a "quitarles los suyo." En Italia, hace unas semanas, un florentino de la extrema derecha mató a dos vendedores ambulantes de origen senegalés e hirió a otros tres. Después se quitó la vida. Dos días antes, en Turín, medio centenar de personas arrasaron un campamento de gitanos. Los recortes, el futuro incierto, el miedo, el odio y una crueldad inhumana se mezclan en una coctelera de consecuencias trágicas.

"Se difunde la idea según la cual la inmigración no es sostenible, que un extranjero nos quita el trabajo, la cita en el médico o la plaza en la guardería", explica Grazia Naletto, autora de Crónicas del racismo cotidiano, una investigación sobre el racismo en Italia entre los años 2009 y 2011. "Sólo el 2 ,3% de los extranjeros que residen en Italia han alcanzado la edad de jubilación. Esto significa que pagan impuestos y cotizan. Dan más de lo que reciben", concluye Grazia. En Francia, Sarkozy seduce al electorado de extrema derecha con medidas que dificultan a los inmigrantes extracomunitarios acceder a la educación. La intención es arrancar votos al partido xenófobo de ultraderecha, Frente Nacional, al que Jean-Marie Le Pen ha puesto de nuevo en la parrilla electoral, con un lavado de cara aunque no de fondo ni de conciencia.

Pero no hay que irse al país de "la libertad, la igualdad y la fraternidad" para ver cómo se mira al inmigrante por encima del hombro. En España hay quienes se niegan a llevar a su hijo al colegio público porque "está lleno de inmigrantes", o que con los inmigrantes en las aulas "el nivel de la educación es muy bajo." Con estos argumentos, la sociedad española excluye a un sector social que ha contribuido al crecimiento del país, además de marginar y demonizar a la educación pública, uno de los pilares del estado social de estos últimos 30 años. Otra de las formas de más de fomentar la educación privada y concertada.

Pero el racismo es una vulneración de los derechos humanos que no sólo se da en países donde el color de la piel predominante sea el blanco. En una campaña contra el racismo que se ha difundido en la televisión mexicana, y que se puede ver a través de internet, unos niños, a los que se les pone frente a dos muñecos, uno de ellos es de color blanco y otro de color negro, asocian al blanco con lo guapo y lo bueno, mientras que el muñeco de color negro es señalado como el feo, el peligroso y el que menos gusta a los niños, a pesar de que muchos de ellos tienen un color de piel oscura. Cometarios como: "no me da confianza", "ese muñeco es malo porque está café" o "me gusta el blanco porque sus ojos están bonitos y su raza también", son algunos de los razonamientos a los que llegan estos niños que apenas superan los 6 o 7 años.

Esto da una idea de cómo los estereotipos culturales creados a partir del color de la piel son determinantes en la percepción que los niños tienen de los muñecos y por extensión de las personas. No cabe duda que estos patrones de pensamiento se extienden al resto de la sociedad. Esta campaña no es más que un claro ejemplo de cuánto trabajo queda por hacer con respecto al racismo y a la xenofobia. Aunque la coyuntura ha intensificado el racismo en algunos lugares, la cultura y la educación influyen aún más en el rechazo a personas de otros orígenes o etnias, lo que perpetúa estereotipos y desigualdades sociales que algunos justifican con una supuesta superioridad "racial", aunque la única raza es la humana.

 David García Martín