martes, 5 de abril de 2016

¿Quién ganará? El futuro de la libertad se juega mucho.



Estados Unidos, 1857. Poco futuro tenía uno ante los tribunales, si era esclavo y de color y vivía en Missouri, Estado esclavista. A pesar de todo, Dredd Scott lo intentó y tuvo la osadía de pleitear. Había sido esclavo de un cirujano del Ejército y cuando éste falleció, dejó a Scott como herencia a su esposa. Scott la demandó, reclamando la libertad, por haber vivido años antes en Wisconsin, territorio no esclavista, lo cual le convertía automáticamente en ciudadano libre.
La demanda de Dredd Scott llegó al Tribunal Supremo, y éste falló en contra de él. ¿Argumento? Que, al ser negro y esclavo, no era ciudadano de los Estados Unidos y, por lo tanto, no podía presentar demandas delante de un Tribunal Federal, por mucho que hubiera vivido unos años en Wisconsin.
Es famosa la frase con la que el presidente del alto tribunal, el juez Roger Taney zanjó la cuestión: Los negros no tenían “derechos que el hombre blanco estuviera obligado a respetar".
Estados Unidos, 2016. Siglo y medio más tarde, la historia parece repetirse con otros seres humanos que, como el infortunado Dredd Scott, tienen mala suerte no por su color sino por su tamaño: son demasiado pequeños e indefensos. Se trata de los nacidos. Y no ha sido un juez de la América anterior a Lincoln quien ha decretado que son modernos esclavos, sino Hillary Clinton, la más que probable candidata demócrata a la Casa Blanca.
“Los no nacidos no tienen derechos constitucionales”, ha dicho textualmente, condenándolos automáticamente a la muerte. No cuentan, son ciudadanos de segunda, parias, desecho. Como los negros anteriores a la Guerra de Secesión. Puedes hacer con ellos lo que te plazca. No son vidas únicas e irrepetibles, dotadas de una dignidad inviolable, distinta de la madre, sino que –como los esclavos negros- son propiedad de la progenitora.
La cultura de la muerte libra una batalla en EEUU con quienes aún defienden el más elemental de los derechos humanos. Diez Estados tienen legislaciones pro-vida o restrictivas del aborto, frente a otros diez que son predominantemente abortistas.
Cada vez hay mayor sensibilización en la sociedad norteamericana de que el aborto no sólo es un crimen, sino también un atentado contra la democracia y los derechos humanos. Pero paralelamente, cada vez son mayores los intereses de quienes se lucran con la industria del aborto, con Planned Parenthood, en primer término, y tienen comprados a los gobernantes (como Obama), igual que los lobbies esclavistas de EEUU tenían sobornados a congresistas y jueces en el siglo XIX.
Una batalla que ya ha llegado al Supremo, que acaba de perder a un presidente, Antonin Scalia, defensor de los no nacidos. Bernie Sanders, rival de Hillary Clinton en el Partido Demócrata, lo tiene claro. Sostiene la aceptación plena del aborto debería ser requisito exigible para cualquier candidato al alto tribunal.
¿Quién ganará? El futuro de la libertad se juega mucho en este pulso


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lunes, 4 de abril de 2016

México fracasa en proteger a niños migrantes no acompañados.



Las autoridades migratorias mexicanas detuvieron a 18 mil 650 menores no acompañados en 2015, y dieron refugio a menos del 1%, criticó un informe de Human Rights Watch. Por su parte, el INM asegura que a todos los menores se les ofrece el refugio, como lo marca la ley, pero que éstos lo rechazan porque su objetivo es llegar a Estados Unidos.
A pesar de que sobre el papel México cuenta con una de las legislaciones más avanzadas en materia de protección a migrantes, en el terreno menos del 1% de los menores que son detenidos por las autoridades migratorias mexicanas son reconocidos como refugiados.
Este es uno de los principales puntos que evidencia la organización Human Rights Watch (HRW) en su informe ‘Puertas cerradas: el fracaso de México a la hora de proteger a niños refugiados y migrantes de América Central’, en el cual documenta “grandes contradicciones” entre lo que dice la Ley de Migración mexicana y la deportación de miles de menores migrantes que son enviados de vuelta a Honduras, Guatemala y El Salvador, aún y cuando sus vidas corren peligro por la amenaza de pandillas como la Mara Salvatrucha o Barrio 18.
Según cifras oficiales, el Instituto Nacional de Migración (INM) detuvo en 2015 a un total de 35 mil 704 menores migrantes, de los cuales 18 mil 650 viajaban no acompañados.
Michael Bochenek, responsable del informe de HRW, explica en entrevista con Animal Político que la agencia de protección a refugiados de la ONU (ACNUR) estima que al menos la mitad de esos menores no acompañados (unos 10 mil) sí reunirían las condiciones para obtener la condición de asilo en México ante la oleada de violencia que azota el Triángulo Norte de Centroamérica.
Sin embargo, en 2015 México dio refugio únicamente a 57 migrantes menores no acompañados -56 de origen centroamericano-. Esto es, apenas el 0.3% del total de los no acompañados.

Detención de menores migrantes aumentó 270% en comparación con 2013

HRW resalta además que la cifra de más de 35 mil menores migrantes indocumentados detenidos refleja un aumento del 55% en comparación con el año 2014. Y de hasta un 270% más que en 2013, el primer año del presidente Peña Nieto en Los Pinos.
Para Michael Bochenek, estos datos “no son una coincidencia” sino que evidencian “el creciente apoyo financiero que el gobierno de Estados Unidos ha concedido a México para que implemente un control migratorio más estricto desde mediados de 2014”, cuando empezaron a llegar a la frontera sur de Texas cifras récord de centroamericanos, incluyendo niños no acompañados.
Para apuntalar este argumento, Bochenek aporta un dato: mientras la Border Patrol de Estados Unidos anunció que durante su pasado año fiscal –de octubre de 2014 a septiembre de 2015- las detenciones de niños migrantes se redujeron un 22% –pasó de 63 mil 676 detenciones a 49 mil 353-, las autoridades mexicanas aumentaron las capturas un 70% durante el mismo periodo –de 10 mil 943 a 18 mil 650-.

Por qué México fracasó en la protección de menores migrantes? Los 5 puntos de HRW

Por otra parte, el informe Puertas cerradas… analiza varios puntos por los que Human Rights Watch llega a la conclusión de que México “ha fracasado” en la protección a los menores migrantes que abandonan sus países víctimas de las pandillas, las cuales buscan reclutar a los jóvenes a la fuerza a través de la extorsión y de amenazas que, en muchas ocasiones, acaban en asesinatos.
El primer punto clave, refiere la organización, es que, aunque la Ley de Migración así lo establece, los agentes del INM “no informan a los niños migrantes de su derecho a solicitar el reconocimiento como refugiados”.

“Como norma, estos oficiales tampoco informan a los niños de que pueden solicitar visas humanitarias, otra obligación de acuerdo con la ley mexicana”, apunta el documento.

El segundo punto es que las autoridades migratorias “no evalúan adecuadamente a los niños migrantes” para determinar si sus solicitudes de asilo son viables.

“Agentes del INM, incluidos los oficiales de protección a la infancia, rara vez cuestionan activamente a los niños acerca de sus razones para emigrar. Una adecuada evaluación de los niños migrantes revelaría que muchos cumplen criterios válidos para ser reconocidos como refugiados”, insiste el informe.

El tercer punto hace referencia a la falta de asesoría jurídica y a otro tipo de asistencia legal para los menores que solicitan la condición de refugiados, “a menos que tengan la suerte de ser representados por una de las escasas organizaciones no gubernamentales que prestan asistencia jurídica a los solicitantes de asilo”.
Un cuarto obstáculo: la práctica de las autoridades migratorias de detener a todos los niños “en condiciones carcelarias”.
En este punto, HRW recuerda que la Ley de Migración establece que los menores migrantes deben ser transferidos a refugios operados por el DIF, y que sólo pueden ser detenidos bajo circunstancias excepcionales. Sin embargo, “la detención de los niños migrantes es la norma” en México, según HRW y las conclusiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el ACNUR y distintas organizaciones civiles, como el Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova, en Tapachula.

Animal Político publicó en julio de 2014 el especial ‘Menores migrantes: México cierra la puerta a una generación que huye de la violencia’,en el que se analiza las causas de la migración de menores, así como la situación que padecen en las estaciones migratorias mexicanas.

La quinta clave expone que las detenciones de niños migrantes son particularmente problemáticas en aquellos casos que sí piden solicitar refugio en México.

En este apartado, HRW refiere que, a partir de las entrevistas que la organización hizo a menores migrantes, éstos denunciaron que los agentes del INM buscaron desalentarlos para que no pidieran protección, diciéndoles que el proceso de petición alargaría sus días presos.

“Nos contaron sobre situaciones en que niños y padres decidieron no presentar una solicitud, o retirarla, porque no querían permanecer encerrados. El ACNUR y otros grupos informaron sobre hallazgos similares”, expone Human Rights Watch.

“Es cierto que las leyes mexicanas de protección a migrantes son excelentes. Sin embargo, en la práctica, tal y como se ve en las cifras oficiales, casi nadie está aplicando para recibir el asilo en México, y la cifra de quienes lo consiguen es aún mucho más pequeña. Nosotros concluimos que esto se debe, en gran parte, a estas malas actuaciones de los agentes de migración”, concluye Michael Bochenek.

http://www.animalpolitico.com/2016/03/mexico-fracasa-en-proteger-a-ninos-migrantes-no-acompanados-solo-dio-refugio-a-57-hrw/