sábado, 21 de enero de 2012

Eduardo Galeano: Los valores sin precio.


En estos días están ocurriendo, en muchos países a la vez, numerosas manifestaciones populares contra la vocación guerrera de los amos del planeta. En las calles de muchas ciudades, esas manifestaciones dan testimonio de otro mundo posible. El mundo tal cual es, transpira violencia por todos los poros y está sometido a una cultura militar que enseña a matar y a mentir.
David Grossman, que fue teniente coronel del ejército de los Estados Unidos y está especializado en pedagogía militar, ha demostrado que el hombre no está naturalmente inclinado a la violencia. Contra lo que se supone, no es nada fácil enseñar a matar al prójimo. La educación para la violencia, que brutaliza al soldado, exige un intenso y prolongado adiestramiento. Según Grossman, ese adiestramiento comienza, en los cuarteles, a los dieciocho años de edad. Fuera de los cuarteles, comienza a los dieciocho meses de edad. Desde muy temprano, la televisión dicta esos cursos a domicilio.
Su compatriota, el escritor John Reed, había comprobado, en 1917, que “las guerras crucifican la verdad”. Muchos años después, otro compatriota, el presidente Bush Padre, que había desatado la primera guerra contra Irak con el noble propósito de liberar a Kuwait, publicó sus memorias. En ellas confiesa que los Estados Unidos habían bombardeado Irak porque no se podía permitir “que un poder regional hostil tuviera de rehén buena parte del suministro mundial de petróleo”. Quizá, quien sabe, alguna vez el presidente Bush Hijo publicará una fe de erratas sobre su propia guerra contra Irak. Donde dice: “Cruzada del Bien contra el Mal”, debe leerse: “Petróleo, petróleo y petróleo”.

Más de una fe de erratas será necesaria. Por ejemplo, habrá que aclarar que donde dice: “Comunidad internacional”, debe leerse: “Jefes guerreros y grandes banqueros”.
¿Cuántos son los arcángeles de la paz que nos defienden de los demonios de la guerra? Cinco. Los cinco países que tienen derecho de veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Y esos custodios de la paz son, además, los principales fabricantes de armas. En buenas manos estamos.
¿Y cuántos son los dueños de la democracia? Los pueblos votan, pero los banqueros vetan. Una monarquía de triple corona reina sobre el mundo. Cinco países toman las decisiones en el Fondo Monetario Internacional. En el Banco Mundial, mandan siete. En la Organización Mundial de Comercio, todos los países tienen derecho de voto, pero jamás se vota. Estas organizaciones, que gobiernan el mundo, merecen nuestra gratitud: ellas ahogan a nuestros países, pero después nos venden salvavidas de plomo.

En 1995, la American Psychiatric Association publicó un informe sobre la patología criminal. ¿Cuál es, según los expertos, el rasgo más típico de los delincuentes habituales? La inclinación a la mentira. Y uno se pregunta: ¿No es éste el más perfecto identikit del poder universal?
¿Qué debe leerse, por ejemplo, donde dice: “libertad de trabajo”? Debe leerse: derecho de los empresarios a arrojar al tacho de la basura dos siglos de conquistas obreras. Se trabaja el doble a cambio de la mitad: horarios de goma, salarios enanos, despidos libres, y que Dios se ocupe de los accidentes, las enfermedades y la vejez. Las principales empresas multinacionales, Wal-Mart y McDonald’s, prohíben expresamente los sindicatos. Quien se afilia un sindicato pierde su empleo en el acto. En el mundo de hoy, que castiga la honestidad y recompensa la falta de escrúpulos, el trabajo es objeto de desprecio. El poder se disfraza de destino, dice ser eterno, y mucha gente se baja de la esperanza como si fuera un caballo cansado. Por eso la elección de Lula a la presidencia del Brasil va mucho más allá de las fronteras de este país: la victoria de un obrero sindicalista, que encarna la dignidad del trabajo, ayuda a difundir las vitaminas que todos necesitamos contra la peste de la desesperanza.

Para que no se diga que en Porto Alegre nos reunimos los contreras y resentidos de siempre, aclaremos que en algo estamos de acuerdo con los más altos dirigentes del mundo: también nosotros somos enemigos del terrorismo. Estamos contra el terrorismo en todas sus formas. Podríamos proponer a Davos una plataforma común. Y acciones comunes para capturar a los terroristas, que empezarían por la pegatina, en todas las paredes del planeta, de carteles que digan Wanted:
—Se busca a los mercaderes de armas, que necesitan la guerra como los fabricantes de abrigos necesitan el frío.
—Se busca a la banda internacional que secuestra países y jamás devuelve a sus cautivos, aunque cobra rescates multimillonarios que el lenguaje del hampa llama servicios de deuda.
—Se busca a los delincuentes que en escala planetaria roban comida, estrangulan salarios y asesinan empleos.
—Se busca a los violadores de la tierra, a los envenenadores del agua y a los ladrones de bosques.
—Y también se busca a los fanáticos de la religión del consumo, que han desatado la guerra química contra el aire y el clima de este mundo.

El poder identifica valor y precio. Dime cuánto pagan por ti, y te diré cuánto vales. Pero hay valores que están más allá de cualquier cotización. No hay quien los compre, porque no están en venta. Están fuera del mercado, y por eso han sobrevivido.
Porfiadamente vivos, esos valores son la energía que mueve los músculos secretos de la sociedad civil. Provienen de la memoria más antigua y del más antiguo sentido común. Este mundo de ahora, esta civilización del sálvese quien pueda y cada cual a lo suyo, está enferma de amnesia y ha perdido el sentido comunitario, que es el papá del sentido común. En épocas remotas, en lo más temprano de los tiempos, cuando éramos los bichos más vulnerables de la zoología terrestre, cuando no pasábamos de la categoría de almuerzo fácil en la mesa de nuestros vecinos voraces, fuimos capaces de sobrevivir, contra toda evidencia, porque supimos defendernos juntos y porque supimos compartir la comida. Hoy en día, es más que nunca necesario recordar esas viejas lecciones del sentido común.
Defendernos juntos, pongamos por caso, para que no nos roben el agua. El agua, cada vez más escasa, ha sido privatizada en muchos países, y está en manos de las grandes corporaciones multinacionales. (De aquí a poco, si seguimos así, también privatizarán el aire: por no pagarlo, no sabemos valorarlo y no merecemos respirarlo.) Para que el agua siga siendo un derecho, y no un negocio, una pueblada desprivatizó el agua, en la región boliviana de Cochabamba. Las comunidades campesinas marcharon desde los valles y bloquearon la ciudad. Les contestaron a balazos. Pero a la larga, después de mucho pelear, recuperaron el agua, el riego de sus sembradíos, que el gobierno había entregado a una corporación británica. Esto ocurrió hace un par de años. Defendernos juntos: hablando del agua, otro ejemplo más reciente. El petróleo mueve la sociedad de consumo, como se sabe, y, como también se sabe, tiene malas costumbres. Entre otras manías, se le da por derribar gobiernos, provocar guerras, intoxicar el aire y pudrir el agua. Hace poco, la marea negra, pegajosa y mortal, cubrió la mar y las costas de Galicia y más allá. Un barco petrolero se partió por la mitad y derramó miles y miles de litros de fuel-oil, con la irresponsabilidad y la impunidad que se han vuelto costumbre en estos tiempos en que el mercado manda y el Estado no controla nada. Y entonces, ante un Estado ciego y un gobierno sordo, que no hizo más que encogerse de hombros, los músculos secretos de la sociedad civil desataron su energía: una multitud de voluntarios enfrentó la invasión enemiga a mano limpia, armada de palos y tachos y lo que se pudiera encontrar. Los voluntarios no derramaron lágrimas de cocodrilo ni pronunciaron discursos de teatro.
Defendernos juntos y compartir la comida: una tonelada de comida y de ropa llegó recientemente, en tren, al rincón más pobre de la provincia argentina de Tucumán, donde hay niños que mueren de hambre. Y ese envío solidario provenía de los cartoneros, los pobres más pobres de Buenos Aires, que se ganan la vida revolviendo la basura pero son capaces de compartir lo poco, lo casi nada, que tienen.

¿Cuál es la palabra que más se escucha en el mundo, en casi todas las lenguas? La palabra yo. Yo, yo, yo. Sin embargo, un estudioso de las lenguas indígenas, Carlos Lenkersdorf, ha revelado que la palabra más usada por las comunidades mayas, la que está en el centro de sus decires y vivires, es la palabra nosotros. En Chiapas, nosotros se dice tik.
Para eso ha nacido y crecido este Foro Social Mundial, en la ciudad de Porto Alegre, modelo universal de la democracia participativa: para decir nosotros. Tik, tik, tik.

Los valores sin precio
Por Eduardo Galeano
* Palabras pronunciadas en el tercer Foro Social y Mundial. Derechos exclusivos de Página/12 en Argentina.
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/subnotas/16042-6312-2003-01-29.html





martes, 17 de enero de 2012

Brecha entre ricos y pobres en EEUU.

Casi dos tercios de los estadounidenses opinan que se están agudizando las diferencias entre ricos y pobres. Un conflicto entre las clases podría impulsar cambios sociales, opina un organizador comunitario.

Según los estudios de Pew Research Center, la percepción de una brecha y tensión social es la más fuerte en 24 años, y está por delante del racismo y el descontento con los inmigrantes.

Esta actitud ha sido expresada por los representantes de varias clases sociales y de colectivos con diferentes puntos de vista políticos.

El miembro de la Unión del Barrio, Ronald Góchez, opina que los partidos existentes en EEUU representan los intereses de las clases elitistas y no hay ningún grupo que defienda a los pobres.

"En este año electoral, como en toda la historia de este país, la verdad es que no hay un partido político ni un político que represente los intereses de la clase trabajadora, que ha sido la clase de los pobres", dijo Góchez.

Señaló que aunque mucha gente se da cuenta de las diferencias en la distribución de la riqueza, "en verdad un conflicto todavía no existe, pero creo que sí va a existir y tiene que existir para que haya un cambio en este país".

Se predice que la diferenciación social va a ser uno de los temas clave de la campaña presidencial del 2012.

La encuestadora ha admitido que el crecimiento de la percepción de la brecha social podría estar vinculada con las protestas de los últimos meses.

‘Ocupa Wall Street’

Este movimiento se originó en una manifestación de protesta frente al centro financiero de Nueva York el 17 de septiembre pasado, que convocó a varios centenares de personas atormentadas por la recesión económica, el desempleo y la desigualdad social.

El movimiento inspirado en los ‘indignados’ de España recibió el nombre ‘Ocupa Wall Street’ y rápidamente se expandió por todo el país, atrayendo a miles de simpatizantes.

En los meses que siguieron, varias ciudades de EEUU se convirtieron en escenario de la brutalidad policial y conocieron de cerca su arsenal: porras, gases lacrimógenos y de pimienta, balas de goma e incluso bombas sonoras.

Los activistas de ‘Ocupa Wall Street’, exigen profundos cambios sociales, a partir de la indignación que les genera la actividad financiera del país que, consideran, favorece a los ricos y acrecienta su poder. Además plantean otros reclamos, como la reducción de los abultados gastos militares.

Aunque la oleada de indignación se calmó con la llegada del invierno y leyes locales introducidas para desalojar a los manifestantes, protestas esporádicas estallan cada cierto tiempo en uno u otro lugar del país.

HYPERLINKEEUU, Occupy Wall Street

http://www.librered.net/?p=14430

Medio millón de personas abandonó España en 2011.

Por primera vez en la última década, el saldo migratorio en España es negativo. Esto significa que el número de personas que sale del país es mayor que el número de personas que entran en él.

La culpa de este dato la tienen las 507.740 personas que abandonaron España en los últimos doce meses, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). De ese más de medio millón de personas, 62.580 fueron españoles que decidieron abandonar el país, huyendo de la crisis capitalista que atraviesa.

En 2011 llegaron a España 457.650 personas, siendo 42.127 de nacionalidad española.

Según el INE, el saldo negativo seguirá siendo negativo al menos hasta el año 2020. Entre las salidas y las entradas al cabo del año el saldo fue negativo, con 93.893 ciudadanos menos, incluidos 20.484 españoles. Se trata de una cifra inédita desde al menos, el año 2002, ya que si bien en algunos meses de 2009 y 2010 fueron más las salidas que las entradas, ningún otro año había cerrado en ‘numeros rojos’ de población.

Así, entre 2002 y 2006 los flujos migratorios incrementaron la población española en más de 600.000 personas anualmente, subida que llegó a ser de 716.257 personas en 2007 y que cayó a 443.930 en 2008. Sin embargo, un año después el crecimiento fue de 47.362 personas y en 2010, en 62.156.

A pesar de que el saldo migratorio del conjunto del país ha registrado una tasa negativa por primera vez, en algunas provincias como Alicante, Las Palmas o Tenerife han sido más las personas que han decidido instalarse que quienes han optado por marcharse. Así, en 2011 la población de Alicante creció en 8.366 personas, la de Las Palmas lo hizo en 5.456 y la de Tenerife en 5.035.

Por el contrario, las provincias de Barcelona y Madrid registraron los saldos negativos más elevados de 34.340 y 21.952 personas, respectivamente.

En total, aunque la actualización del Padrón Municipal a 1 de enero de 2011 difundida la semana pasada fijó en 47,1 millones de habitantes la población española, la estimación de población del INE para enero de 2012 encuentra un millón menos de ciudadanos en el país, 46.196.278 personas.

Este hecho tiene que ver con que la cifra de hijos que tienen las mujeres en España dio un paso más en 2011 en la tendencia a la baja registrada a lo largo de los últimos años, y cayó un 0,03% hasta situarse en 1,40. Mientras, la edad media de maternidad alcanzó los 31,17 años, frente a los 30,98 que tenían las madres en el año 2010. Esta cifra marca asimismo un máximo histórico, al superar por primera vez los 31 años y frente a los 30,82 que marcaba el INE hace ahora una década.

El resultado fue 479.676 nacimientos registrados en 2011, 17.689 menos que el año anterior, ya que la cifra está en caída desde 2008. Además se produjeron 386.234 defunciones, también un número más bajo que en 2010, cuando fueron 9.378 menos.

YVKE Mundial / RNV

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lunes, 16 de enero de 2012

Más allá de Vietnam: Un tiempo para romper el silencio.


Hoy es el Día de Martin Luther King, Jr. en los Estados Unidos. Por este presento el primer parte de un discurso menos conocida de los discursos del Dr. King en las masas, porque va más allá del tema de derechos civiles al tema de que todos somos conectados, una idea muy amenazadora a la estructura del poder de los Estados Unidos. Él fue asesinado exactamente un año después.
Más allá de Vietnam: Un tiempo para romper el silencio
Por el Rev. Martin Luther King  
04 de abril 1967

Discurso pronunciado por el Dr. Martin Luther King, Jr., el 4 de abril de 1967, en una reunión del Clero y Laicos preocupados en la iglesia Riverside en Nueva York:


Vengo a esta magnífica casa de culto esta noche porque mi conciencia no me deja otra opción.  Me uno a ustedes en esta reunión porque yo estoy en profundo acuerdo con los objetivos y el trabajo de la organización que nos ha reunido: Clero y Laicos preocupados acerca de Vietnam.  La reciente declaración de su comité ejecutivo son los sentimientos de mi corazón y me encontré en pleno acuerdo cuando leí sus primeras líneas: "Llega un tiempo en que el silencio es traición".  Ese tiempo ha llegado para nosotros en relación a Vietnam.

La verdad de estas palabras está fuera de toda duda, pero la misión a la que nos llaman es de lo más difícil.  Incluso cuando se presiona por las exigencias de la verdad interior, los hombres no son fáciles de asumir la tarea de oponerse a la política de su gobierno, especialmente en tiempo de guerra.  Tampoco se mueve el espíritu humano sin grandes dificultades frente a toda la apatía del pensamiento conformista dentro de su propio seno y en el mundo que nos rodea.  Por otra parte, cuando los temas en cuestión parecen tan perplejos como sucede con frecuencia en el caso de este conflicto terrible que siempre estamos al borde de ser hipnotizados por la incertidumbre, pero debemos seguir adelante.

Algunos de nosotros que ya hemos comenzado a romper el silencio de la noche hemos descubierto que el llamado a hablar a menudo es una vocación de agonía, pero debemos hablar.  Tenemos que hablar con toda la humildad que se adecue a nuestra visión limitada, pero debemos hablar.  Y debemos regocijarnos, así, por que seguramente esta es la primera vez en la historia de nuestro país que un número significativo de sus líderes religiosos han elejido avanzar más allá de la profecía de patriotismo suave hasta las tierras altas de una disensión sólida basada en las mandatas de la conciencia y la lectura de la historia.  Quizás un nuevo espíritu ascende entre nosotros.  Si es así, vamos a rastrear bien su movimiento y orar para que nuestro propio ser interior puede ser sensible a su orientación, ya que estamos profundamente en la necesidad de una nueva manera más allá de la oscuridad que parece tan cerca que nos rodea.

En los últimos dos años, como he actuado a romper la traición de mis propios silencios y hablar de la quema de mi propio corazón, ya que he llamado para las desvaciones radicales de la destrucción de Vietnam, muchas personas me han cuestionado acerca de la sabiduría de mi camino.  En el centro de sus preocupaciones esta consulta a menudo amenazía grande y fuerte: ¿Por qué hablar de la guerra, Dr. King?  ¿Por qué unirse a las voces de la disidencia?  La paz y los derechos civiles no se mezclan, dicen.  ¿No le hacer daño a la causa de su pueblo, se preguntan?  Y cuando los oigo, aunque a menudo entiendo el origen de su preocupación, sin embargo, estoy muy triste, porque estas cuestiones significan que los indagadores no me han realmente conocido, mi compromiso y mi vocación.  De hecho, sus preguntas indican que no conocen el mundo en que viven.

Teniendo en cuenta tales malentendidos trágicos, lo considero de singular importancia a tratar de afirmar claramente, y confío en forma concisa, por qué creo que el camino desde Dexter Avenue Baptist Church - la iglesia en Montgomery, Alabama, donde empecé mi pastorado - lleva claramente a este santuario esta noche.

Vengo a este estrado esta noche para hacer una súplica apasionada a mi amada nación.  Este discurso no se dirige a Hanoi o al Frente de Liberación Nacional.  No se dirige a China o Rusia.
Tampoco es un intento de pasar por alto la ambigüedad de la situación total y la necesidad de una solución colectiva a la tragedia de Vietnam.  Tampoco es un intento de hacer de Vietnam del Norte o el Frente de Liberación Nacional dechados de virtud, ni pasar por alto el papel que pueden jugar en una resolución exitosa del problema.  Si bien ambos pueden tener razón justificable para sospechar de la buena voluntad de los Estados Unidos, la vida y la historia dan testimonio elocuente del hecho de que los conflictos no se resuelven sin confianza toma y daca por ambos lados.

Esta noche, sin embargo, no deseo hablar con Hanoi y el FNL, sino más bien a mis conciudadanos, que, conmigo, tienen la mayor responsabilidad para poner fin a un conflicto que ha cobrado un precio duro en ambos continentes.

La importancia de VietnamPuesto que soy un predicador de profesión, supongo que no es de extrañar que tengo siete razones importantes por traer la Vietnam en el campo de mi visión moral.  Hay, en primer lugar una relación muy obvia y casi superficial entre la guerra de Vietnam y la lucha que yo y otros han estado librando en América.  Hace unos años hubo un momento brillante en esa lucha.  Parecía como si hubiera una verdadera promesa de esperanza para los pobres – ambos los blancos y negros - a través del programa contra la pobreza.  Hubo experimentos, esperanzas, nuevos comienzos.  Luego vino el aumento en Vietnam y he visto el programa de partido y eviscerado, como si era algo juguete político de ocio de una sociedad se enloquecido por la guerra, y yo sabía que América nunca invertiría los fondos necesarios o las energías en la rehabilitación de sus pobres mientras aventuras como la Vietnam continuaron a sacar los hombres y las habilidades y el dinero como un tubo de succión destructiva demoníaca.  Así que me vi obligado cada vez más a ver la guerra como un enemigo de los pobres y atacarlo como tal.

Quizás el reconocimiento más trágica de la realidad se llevó a cabo cuando se hizo claro para mí que la guerra estaba haciendo mucho más que devastando las esperanzas de los pobres en el país.  Se envían a sus hijos y sus hermanos y sus esposos para luchar y morir en proporciones extraordinariamente alto en relación con el resto de la población.  Estábamos tomando el hombre negro joven que había sido paralizada por nuestra sociedad y el envío de ocho mil millas de distancia para garantizar las libertades en el Sudeste de Asia, que no había encontrado en el suroeste de Georgia y el este de Harlem.  Así que hemos estado en varias ocasiones ante la cruel ironía de ver a los niños negros y blancos en las pantallas de TV, ya que matar y morir juntos por una nación que no ha podido sentarse juntos en las mismas escuelas.  Así que verlos en la solidaridad brutal quemando las chozas de un pueblo pobre, pero nos damos cuenta de que nunca viviría en la misma cuadra en Detroit.  No podía permanecer en silencio frente a la manipulación tan cruel de los pobres.

Mi tercera razón se mueve a un nivel aún más profundo de la conciencia, ya que surge de mi experiencia en los guetos del Norte en los últimos tres años - especialmente en los últimos tres veranos.  Como ya he caminado entre los hombres jóvenes deseperados, rechazados y enojados, les he dicho que los cócteles molotov y fusiles no resolvería sus problemas.  He tratado de ofrecerles mi más profunda compasión manteniendo al mismo tiempo mi convicción de que el cambio social es más significativa a través de la acción no violenta.  Pero se preguntaron - y con razón - ¿qué pasa con Vietnam?  Se preguntaron si nuestra propia nación no estaba usando dosis masivas de la violencia para resolver sus problemas, para lograr los cambios que quería.  Sus preguntas se hizo sentir, y yo sabía que nunca más podría elevar mi voz contra la violencia de los oprimidos en los ghettos sin primero haber hablado claramente al mayor proveedor de violencia en el mundo de hoy - mi propio gobierno.  Por el bien de los niños, por el bien de este gobierno, por el bien de cientos de miles temblando bajo nuestra violencia, no puedo permanecer en silencio.

Para aquellos que preguntan, "¿No era un líder de derechos civiles?"  y por lo tanto tienen la intención de excluirme del movimiento por la paz, tengo esta respuesta aún más.  En 1957, cuando un grupo de nosotros formó la Conferencia del Liderazgo Christiano del Sur, eligimos como lema: "Para salvar el alma de América."  Estábamos convencidos de que no podríamos limitar nuestra visión de ciertos derechos para el pueblo negro, sino que afirmamos la convicción de que América nunca sería libre o salvado de sí mismo a menos que los descendientes de los esclavos fueron desatados por completo de las grilletes que todavía llevan.  En cierto modo estábamos de acuerdo con Langston Hughes, eso bardo negro de Harlem, que había escrito antes:

 Oh, sí,
 Digo bien claro,
 América nunca fue América para mí,
 Y sin embargo lo juro este juramento -
 América será!

Ahora, debe que ser incandescentemente claro que nadie que tenga cualquier preocupación por la integridad y la vida de la América de hoy puede pasar por alto la guerra actual.  Si el alma de América se vuelve totalmente envenenado, parte de la autopsia debe indicar Vietnam.  Nunca puede ser salvado, mientras destruye las esperanzas más profundas de los hombres por todo el mundo.  Por lo que es que aquellos de nosotros quienes aún estámos determinado de que América será estámos llevado a lo largo del camino de la protesta y la disidencia, trabajamos por la salud de nuestra tierra.

Como si el peso de ese compromiso a la vida y la salud de América no fuera suficiente, otra me cargaba de otra responsabilidad en 1964, y yo no puedo olvidar que el Premio Nobel de la Paz fue también una comisión - una comisión para trabajar con más fuerza de lo que yo había trabajado para "la hermandad del hombre."  Este es un llamado que me lleva más allá de lealtades nacionales, pero incluso si no estaba presente que aún tendría que vivir con el significado de mi compromiso con el ministerio de Jesucristo.  Para mí la relación de este ministerio a la realización de la paz es tan obvio que a veces me maravilla a los que me preguntan por qué estoy hablando en contra de la guerra.  ¿Podría ser que ellos no saben que la buena noticia era para todos los hombres - de comunista y el capitalista, para sus hijos y los nuestros, al negro y al blanco, para los revolucionarios y conservadores?  ¿Han olvidado que mi ministerio es en la obediencia a la que amaba a sus enemigos tan plenamente que él murió por ellos?  Entonces, ¿qué puedo decir a los "vietcong" o a Castro o a Mao como un fiel ministro de éste?  ¿Se puede amenazar con la muerte o no debo compartir con ellos mi vida?

Por último, mientras trato de delinear para usted y para mí el camino que conduce desde Montgomery a este lugar, habría ofrecido todo lo que era más válida si simplemente me dijo que debo ser fiel a mi convicción que comparto con todos los hombres la convocatoria ser hijo del Dios viviente.  Más allá de la convocatoria de la raza o nación o credo es esta vocación de la filiación y la fraternidad, y porque creo que el Padre está profundamente preocupado sobre todo por su niños sufrimiento y indefensos y marginados, vengo esta noche para hablar por ellos.


Esto creo que es el privilegio y la carga de todos los que nos consideramos obligados por alianzas y lealtades que están más amplio y más profundo que el nacionalismo y que van más allá de los objetivos y posiciones auto-definidos de nuestra nación.  Estamos llamados a hablar en nombre de los débiles, de los sin voz, para las víctimas de nuestra nación y para los que ella llama enemigo, porque no hay ningún documento de las manos humanas pueden hacer que estas personas sean menos nuestros hermanos.

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