miércoles, 29 de abril de 2015

El Síndrome de Peter Pan y Wendy: Atrapados en Nunca Jamás.



El Síndrome de Peter Pan hace referencia a aquellos adultos que continúan comportándose como niños o adolescentes sin ser capaces de tomar la responsabilidad de sus actos y la vida adulta. Son personas que se niegan a crecer con una marcada inmadurez emocional matizada por una fuerte inseguridad y un gran temor a no ser queridos y aceptados por lo demás.
Los Peter Pan son los jóvenes eternos que se desentienden de las exigencias del mundo real escondiéndose en un mundo de fantasía, en su país de Nunca Jamás. Atrapados en él, no pueden desarrollar los roles que han de asumir, como el de padre, pareja o profesional, tal y como se espera en la adultez. Se pueden reconocer porque muchos de ellos puede que se resistan a independizarse de los padres, mantengan relaciones afectivas superficiales y sin compromiso o no acaben de encontrar su sitio en el mundo laboral. Como el conocido personaje de J.M Barrie, vuelan continuamente buscando aventuras pero se sienten incapaces de detener su vuelo y conseguir una estabilidad en la vida real.
Esta resistencia a crecer, más frecuente en varones que en mujeres, fue definida por el psicólogo americano Dan Kiley en 1983, y es un problema cada vez más frecuente, pues sociológicamente este trastorno cada vez se encuentra más cronificado como consecuencia de la sociedad capitalista y de la inmediatez, en la que cada día las cosas se consiguen con menor esfuerzo y sin necesidad de compromiso, y en la que consumimos para rellenar los huecos afectivos. Todo ello nos reporta un placer inmediato, pero efímero. Las personas que padecen SPP pueden parecer despreocupadas y felices, pues viven según la máxima del Carpe Diem, pero al indagar un poco en su vida o persona, afloran sentimientos de soledad e insatisfacción, acompañados de dependencia personal, pues necesitan a su lado a otra persona que satisfaga sus necesidades y les haga sentir protegidos. Esta persona que se encarga de satisfacerle generalmente son los padres, hermanos mayores o la pareja.

Consecuencias del síndrome de Peter Pan
 
Las consecuencias del SPP dan lugar a importantes alteraciones emocionales, siendo frecuentes los altos niveles de ansiedad y tristeza, pudiendo derivar en cuadros de depresión. También se sienten poco realizados con su vida, ya que al no asumir la responsabilidad de sus actos tampoco siente sus logros como suyos (locus de control interno) lo que repercute directamente en la autoestima del individuo. Además, generalmente las personas con SPP se sienten incomprendidas y les resulta difícil darse cuenta de su problema e ignoran que lo padecen hasta que se da alguna situación crítica y se dan cuenta de que su forma de comportarse y enfrentar el mundo no es efectiva o es anómala respecto a la del resto de sus iguales.

Adultos que no asumen responsabilidades
 
A nivel relacional, también surgen dificultades debido a la falta de compromiso y la gran exigencia con los demás. Generalmente, la persona Peter Pan parece segura de sí misma, incluso hasta parecer arrogante, pero como hemos comentado antes, detrás se esconde una baja autoestima. Goza de muchas cualidades personales como la creatividad y el ingenio y generalmente es un buen profesional. Además, se esfuerza por despertar la admiración y el reconocimiento de la gente que lo rodea. Pero aunque socialmente puedan ser líderes apreciados por su capacidad de divertirse y amenizar el ambiente, en la intimidad despliegan su parte exigente, intolerante y desconfiada. Asi que podría resumirse con la frase: "un líder fuera y un tirano en casa".
A nivel de relaciones amorosas, muchos de ellos son solteros que llegan a ser donjuanes por su gran capacidad de seducción, y van de una relación a otra constantemente. Los que tienen pareja pueden crear relaciones superficiales, estando años sin llegar a comprometerse mucho.
También es candidato a actuar como Peter Pan el chico que pasa sin esfuerzo de ser el objeto de afecto de la madre al de la compañera o esposa. En este caso, como no llega a estar solo nunca, no aprende a hacerse cargo de su vida.

Señales del Síndrome de Peter Pan
 
Para poder acabar de reconocer Peter Pan presentaré las señales más características:
Aunque los adultos han llegado a la treintena o incluso rondan la cuarentena de años continúan comportándose como niños pequeños.
Sienten una gran necesidad de atención por parte de quienes le rodea.
Su actitud se centra en recibir, pedir y criticar y no se molesta en dar o hacer por los demás. Quiere que le den lo que pide o si no se enfada, porque no toleran la frustración.
Vive centrado en sí mismo y en sus problemas sin preocuparse demasiado por lo que le sucede a quienes le rodean.
Siente insatisfacción constante con lo que tiene, pero actúa para solucionar su situación, desea tenerlo todo pero sin que le suponga ningún esfuerzo para conseguirlo.
Considera el compromiso como un obstáculo a la libertad.
No se responsabiliza de sus actos sino que pretende que los otros lo hagan por él. Además culpa a los demás por lo que no le va bien.
Se esconden detrás de excusas o mentiras para disimular su incapacidad para crecer.
Se siente muy atraído por la juventud, etapa vital idealizada para el sujeto con SPP.
Miedo a la soledad.
Mucha inseguridad y baja autoestima.


Causas del Síndrome de Peter Pan
 
El síndrome de Peter Pan, como la mayoría de fenómenos psicológicos, seguramente sea debido al efecto de múltiples factores, tales como rasgos de personalidad dependientes o evitativos, estilo de afrontamiento de los problemas o patrones educativos, pero parece que el que más peso tiene en este desajuste es la historia vital de la propia infancia; una infancia muy feliz y despreocupada que puede ser idealizada por la persona con SPP o por el contrario muy infeliz y sin afecto. En el primer de los casos, el síndrome busca perpetuar los momentos felices viviendo en infancia constante que se niega a superar, mientras que en el segundo la función del síndrome es recuperar la infancia robada, mediante la libertad que otorga el ser adulto.

"Madurar": redefiniendo el concepto
 
Crecer como persona es parte del desarrollo natural de los seres humano, pero no por ello significa que sea sencillo. Ser adulto requiere decidir de crecer y adoptar valores y objetivos en la vida. También requiere renunciar a algunas cosas para conseguir el objetivo, responsabilizarse de los propios errores y tolerar la frustración día a día.
Madurar no significa perder el niño que llevamos dentro, no dejarlo salir ocasionalmente convierte a las personas en demasiado rígidas, pero no hay que dejar que el niño domine y obstaculice la vida del adulto, como en el caso de los Peter Pan. Es imprescindible una relación de comprensión y cariño entre el adulto y el niño interior, pues madurar exitosamente consiste en lograr mantener un equilibrio entre ambas partes de la persona.

 

El Síndrome de Wendy
 
Ya hemos dicho que detrás de un Peter pan siempre hay una persona cuidando de él. Esa persona es Wendy, y tiene una necesidad imperiosa de satisfacer al otro, principalmente si es su pareja o sus hijos. Ejemplos del Síndrome de Wendy serían el padre o la madre que prácticamente le hace los deberes a su hijo, que le despierta todas las mañanas para que no llegue tarde a la escuela aunque ya tenga edad de hacerlo solo, busca hacerle siempre la vida fácil a quienes le rodean o también el ama de casa que asume todas las responsabilidades en el hogar para que el marido y los hijos no tengan que hacerlo; o un miembro de una pareja que asume todos los deberes y toma las decisiones y además justifica la informalidad de su pareja ante los demás.

Características del Sindrome de Wendy
 
Para que quede más claro, veamos las características de una persona con el Síndrome de Wendy son:
Se siente imprescindible para los demás.
Entiende el amor como sacrificio y resignación.
Siente la necesidad de cuidar y proteger a los demás asumiendo una figura maternal. Termina por asumir el papel de padre o madre de su pareja.
Evitar a toda costa que las personas a su alrededor se enfaden o se disgusten.
Intenta hacer feliz a los demás constantemente.
Busca agradar siempre a quienes la rodean.
Insiste en hacer las cosas y asumir responsabilidades en lugar de la otra persona.
Pedir continuamente perdón por todo aquello que no ha hecho o no ha sabido hacer aún cuando la responsabilidad no es suya.
Se deprime por falta de atención y depende de la aceptación social.

Necesidad de seguridad
 
Hasta ahora esta descripción puede hacernos recordar a nuestras madres y padres y puede que el lector opine que no sea negativo ya que todo esto parece algo bonito y altruista, pero Wendy no hace esto por placer genuino, sino que este conjunto de comportamientos los realiza por miedo al rechazo, por la necesidad de sentirse aceptada y respaldada y por el temor a que nadie le quiera. Lo que, en resumidas cuentas, les lleva a ser exageradamente serviles con los demás es una necesidad de seguridad.
Otro de los aspectos negativos de este trastorno comportamental es que quienes padecen el Síndrome de Wendy difícilmente controlan su propio rumbo en la vida, por lo que se enfocan en tratar de controlar la vida de otras personas. También es probable que una madre Wendy tenga un hijo con Síndrome de Peter Pan.
Quien padece este síndrome difícilmente reconoce que esta sea su realidad y su diagnóstico, aunque se trata de una entidad clínica no establecida, se realiza porque las personas acuden a la consulta sintiéndose "quemadas", sobresaturadas o agobiadas. Quienes padecen este síndrome acuden al especialista por voluntad propia.
Como en el SPP con frecuencia el origen del síndrome se encuentre en el pasado familiar de quien lo padece, en el que la persona se sintió apartada y desprotegida, por lo que en la edad adulta compensa la falta de dirección y protección asumiendo el rol de los padres ausentes o que deseó tener. Y a diferencia del SPP, el Síndrome de Wendy afecta más a mujeres que a hombre, esto puede ser debido a debido a factores culturales y educativos.

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