viernes, 12 de noviembre de 2010

No todo es lo mismo.

Para Lucía Caruncho, en una sociedad cada vez más mediatizada, la comunicación se vuelve primordial a la hora de repensar la construcción y la resignificación de la política.
Las sociedades son un continuo bullir de conflictos múltiples que abarcan desde dimensiones étnicas, religiosas, sexuales, laborales hasta sociales, políticas y económicas. Los derechos de los unos y de los otros se encuentran atravesados por intereses y juegos de poder constantes. Ello en un panorama cada vez más complejo, penetrado por grupos heterogéneos con problemáticas diferenciadas que no alcanzan a legitimar demandas colectivas, en un marco de crisis de representatividad institucional, y frente a un aparato burocrático insuficiente para abarcarlas y condensarlas. Ante este escenario, la política se presenta como la herramienta esencial para dar cauce y resolución a las constantes necesidades humanas.
La implicancia que esta situación exhibe para la sociedad depende en gran medida de la interpretación que se haga de ella. El hombre actúa en su devenir a partir de la significación que le otorga a las cosas, los objetos, las personas del mundo circundante. El hombre se constituye y se transforma en el acontecer simbólico de su tiempo, es producto activo de su sociedad, su historia y su contexto. La cultura en donde se inscribe y la sociedad en la que se sitúa imprimen en su ser los valores fundantes del universo simbólico. La palabra transmite ideas, valores, marcos teóricos y regulatorios de la vida social. El lenguaje se presenta como el ordenamiento principal a partir del cual el individuo actúa con el otro, el lenguaje altera y transforma las interpretaciones, con ello modifica el pensamiento y el accionar humano. En una sociedad cada vez más mediatizada, los medios de comunicación se presentan como fuentes productoras de significación incesantes que dotan de sentido a la realidad cotidiana. Es por esto que la comunicación se vuelve primordial a la hora de repensar la construcción y resignificación de la política, como herramienta radical para la resolución de conflictos en el devenir social y el desarrollo democrático.
La política ha existido desde la antigüedad hasta la actualidad como forma de resolver las problemáticas sociales en pos del beneficio de la sociedad, lo que ha variado a lo largo del tiempo es la interpretación y el sentido que se le ha dado. Si antiguamente se presentaba como el lugar de realización humana, esto se ha transformado principalmente a partir de la constitución formal del Estado, la aparición del liberalismo político-económico, el Estado de bienestar y la intervención de los medios masivos de comunicación como arena de debate y acción política. La mutación de la significación ha implicado además el cambio en la aprehensión de la ciudadanía. Entendida no ya como forma de hacer visibles demandas sociales, como lugar de apelación al gobierno y aparatos estatales en busca de derechos y obligaciones, ni como modo de interpelación política en función de la construcción social, sino que su resignificación ha introducido la constitución de una ciudadanía de baja intensidad.
La ciudadanía y con ello la capacidad de transformación ha sido relegada a los gobernantes de turno, escindiendo la esfera política de la social y limitándola al campo político. La sociedad "posmoderna" se concibe a sí misma apolítica, reclama y delega a los medios masivos de comunicación la representación ciudadana, reduciendo la ciudadanía a la emisión del voto. Una sociedad que no le exige al Estado y a sus instituciones gubernamentales, que no se representa en ellas y que, al igualar la política al cohecho, no conduce el cambio. Tal concepción de lo político responde no sólo a la transformación del imaginario social a través de hechos históricos, sino al relato que construyen los medios, donde la complejización se desecha en función de la rapidez e impacto, llevando a la simplificación y banalización del discurso. Al no discriminar en importancia, se aparecen las problemáticas y derechos sociales matizados por entretenimiento y espectáculo, donde todo aparenta ser lo mismo.
Pero no es lo mismo los políticos que la política, el conflicto que la batalla, ni el interés que el egoísmo. No es lo mismo la gestión que la gobernación, el control que la regulación, el Estado que la administración. Es la significación la que construye y da sentido al accionar humano. Es por ello que no da lo mismo la indiferencia y la delegación que la democracia y la transformación. Porque es la participación ciudadana a través de la política la que vuelve posible una sociedad cada vez más equitativa, menos fragmentada y más inclusiva. Simplemente, no todo es lo mismo.


* Licenciada en Comunicación Social - UCES

jueves, 11 de noviembre de 2010

Educacion entre muros.

LA PREGUNTA no es nueva. Millones de jóvenes de distintas generaciones la han formulado alguna vez: ¿para qué sirve estudiar? El período de formación ha sido siempre considerado, y pareció inevitable, un tiempo de sacrificios y postergaciones en pro de algo que se prometía como mejor. Las arduas horas dedicadas al estudio, renunciando al mundo que bulle afuera, durante un período de la vida -la adolescencia, la juventud- que invita a la experimentación y la rebeldía. En cierta forma, la institución escolar siempre fue cuestionada, sentida como coerción, pero imprescindible por las mismas causas por las que se renegaba de ella, para la reproducción del sistema social, la preparación de las generaciones de recambio, la transmisión de técnicas y conocimientos acumulados por la cultura. Desde hace unas décadas, dos factores amenazan con más fuerza esa estabilidad: la pérdida de autoridad y prestigio del adulto en la sociedad, y el lugar material y simbólico que ocupan los medios masivos de comunicación y las nuevas tecnologías en el acceso al conocimiento.
Desde su nacimiento, la televisión se percibió como competidora del libro y factor de riesgo para los jóvenes y su formación. En los años `70 surgen los primeros cuestionamientos fuertes sobre sus efectos nocivos. Cuando los videojuegos llegaron al ámbito doméstico suscitaron nuevas alarmas, pero la aparición de Internet ha rebasado todas las posibilidades imaginables por las generaciones adultas de interacción a distancia y de acceso inmediato y casi irrestricto a páginas y contenidos distantes, abriendo el mundo de los jóvenes a posibilidades inusitadas y poniendo en jaque al sistema educativo. La bibliografía sobre el tema es cada vez más abundante e inabarcable: un reciente abordaje de Silvia Bacher, profesora de letras y conductora de radio y TV en Argentina, indaga los desafíos que puede proponer la escuela a las nuevas generaciones "tatuadas por los medios".
CRISIS DE LA ESCUELA O DEL SABER. La escuela moderna, dice Bacher, se basó en la transmisión del "saber hegemónico, incuestionable. Enciclopedista hasta la médula, funcionó como coagulante y motor de generaciones a las que se imponía memorizar como camino de aprendizaje". El libro, cuando menos el impreso, cumplió una función determinante en la adquisición del conocimiento. Hasta no hace mucho, el gran sostén de la escuela fue la memorización, sobreviviendo incluso a las innovaciones que desde comienzo del siglo XX pusieron el énfasis en la educación activa. La teoría avanzó en el sentido de dar importancia al alumno como agente del aprendizaje, a la acción en el aula como base para la producción de conocimientos, pero al momento de consolidar contenidos básicos, con frecuencia se recurrió finalmente al criterio de autoridad. La repetición de la palabra del maestro o profesor y de las lecciones del libro fueron los mecanismos privilegiados de apropiación y evaluación de los saberes. Métodos y contenidos estaban al servicio de un esquema indiscutible: la autoridad del docente, la convicción de que este sabía más que el alumno, y la necesidad práctica y cultural de apropiarse de contenidos tradicionales acumulados por las generaciones anteriores, cuyo lugar de irradiación era la institución educativa. A esas convicciones debe sumarse, como impulso a la escuela, el prestigio de la cultura y la seguridad de que la educación formal promovía el ascenso social.
Hoy la escuela está en crisis, buscando una identidad, y la opinión pública reclama cambios urgentes ante los signos del fracaso y la impotencia de ésta para asimilar los procesos sociales y cumplir con los cometidos esperados. Eso sucede ante la desesperación de las autoridades y actores del proceso educativo, acosados por las mismas preguntas e incertidumbres que quienes demandan. La crisis de la educación media, la más visible o aguda, y quizás la primera en manifestarse, ya se ha trasladado al nivel universitario: las preocupaciones por la motivación del estudiante, la didáctica, los métodos de enseñanza, que hoy ocupan buena parte de la agenda e inversión de la Universidad revelan, además de un avance de las ciencias de la educación, la fisura de un modelo. Hay evidentes señales acerca de que los más jóvenes no se acomodan automáticamente al viejo modelo. La educación parece asistir a un momento de cuestionamiento de sus métodos y objetivos. La necesidad urgente de cambio proviene del fracaso.
ENSEÑAR EN LA SOCIEDAD LÍQUIDA. La adaptación de la escuela a la "videoclipación que imponen las pantallas" tiene un primer riesgo que es el "simulacro de innovación", la dotación de equipamiento tecnológico a la enseñanza sin una estrategia didáctica precisa. El avance del Plan Ceibal en Uruguay, extendido ahora a Secundaria, llenará las aulas de computadoras, pero es posible, afirma Bacher, que aun cambiando las "conexiones digitales" no cambien las "conexiones entre actividades y prácticas dentro del aula". Y eso puede no deberse a que los docentes desconozcan el uso de la tecnología (cosa cada vez menos probable), sino a que no encuentren forma eficaz de incorporarlas al fin educativo: ofrecer a los estudiantes las herramientas para comprender la complejidad de un mundo que ha cambiado más rápido que los planes y programas.
La reconversión más importante que se exige a la escuela frente al avasallamiento tecnológico es abandonar la prioridad de los contenidos y la información, para convertirse en "incubadora de pensamiento crítico", desarrollando la capacidad de "preguntar, interpelar, producir, conectar, incidir y aportar a la construcción de sujetos autónomos". La autora de Tatuados por los medios, que atiende en especial las prácticas en zonas periféricas, propone desarrollar el espacio/tiempo educativo como "resistencia ante los dispositivos paralizantes del poder y el mercado". La escuela se debate entre la opción de "conservar su mirada ordenadora", producto de otro escenario histórico, o adaptarse al ritmo vertiginoso de la información veloz y cambiante, a menudo agotadora, de las sucesivas ventanas de Internet. Esa encrucijada interpela el fin mismo de la escuela: ¿qué sentido tiene aprender, si el flujo de información es tan veloz, si las preguntas cambian todo el tiempo?, ¿qué objetivos definir en un mundo donde todo es descartable?
La crisis que afecta a las instituciones se alimenta de la percepción de que los conocimientos más útiles se adquieren "fuera del aula" y que los alumnos saben más y pueden cuestionar al profesor. Entonces la escuela se convierte en un espacio de encierro y subjetividad disciplinada carente de sentido, porque la base que la sustentaba aparece permeada por otros valores. El tiempo escolar, lento y organizado respecto al dinamismo social e informativo que fluye en la red, puede reconvertirse positivamente, sin embargo, privilegiando el pensamiento y la reflexión, vehiculizando una perspectiva crítica y rehumanizadora -detenerse a mirar un objeto, pensar un problema, comentar un texto- necesaria para la construcción interior del sujeto.
AL MAESTRO CON CARIÑO. Muchos recordarán la impotencia del maestro encarnado por Sidney Poitier en aquella película de 1967, intentando en vano captar dos minutos la atención de sus inadaptados alumnos. Nadie con alguna experiencia o sensibilidad social pensaría que la culpa es de los alumnos porque no se adaptan, ni del maestro por escaso rigor o falta de conocimientos. De hecho, la historia llegaba al final feliz gracias al encuentro afectivo, personal, de maestro y alumnos. Lo más importante a aprender en el aula -parecía decir- es una manera de actuar, una forma de resolver conflictos, una postura ante la vida.
Más realista y menos optimista es el resultado de la reciente Entre los muros (Francia, 2009), en la que los pactos personales son momentáneos y no alcanzan para socorrer la vida de muchos y menos abrirle las puertas a un futuro mejor (Ver "La educación para bien y para mal", en El País Cultural N° 1082). La escuela, por su propia estructura disciplinaria y académica rígida, parece tener obturadas las posibilidades de operar eficazmente en la realidad, más allá de la buena voluntad de los maestros. El efecto de este problema en los alumnos está a la vista: desmotivación, deserción, violencia, son algunos de los síntomas de la incapacidad de la escuela para ofrecer soluciones para la vida. La otra cara de esta frustración aparece en el ya muy estudiado "malestar docente": excesiva carga horaria, baja autoestima, escasa compensación material y simbólica, sentimiento de no poder responder a las demandas sociales, frustración respecto a los resultados de su tarea, todo lo que se traduce en ansiedad, depresión y otros síntomas físicos y psicológicos.
El maestro también ha debido asumir otro papel frente a los cambios sociales que resquebrajaron la educación tradicional a partir de los rebeldes años sesenta, redefiniendo la relación triangular con el alumno y con el conocimiento, renunciando al saber como poder, para aceptar acompañar al educando en un proceso de aprendizaje que no está trazado de antemano y que supone una reconversión permanente de sus propios saberes. Es un camino más exigente y riesgoso, y no parece haber retorno.
MALOS ALUMNOS ELIGEN LA DOCENCIA. Parece claro que una de las bases de la transformación educativa es la formación de los futuros docentes. Un artículo publicado en El País (11/4/2010) suscitó alarma y polémica públicas, sobre todo por la difusión de algunos datos basados en un informe de los sociólogos Marcelo Boado y Tabaré Fernández (UDELAR). Las conclusiones de más impacto fueron las relativas al bajo origen socioeconómico de quienes optaban por las carreras docentes y sobre sus modestos antecedentes curriculares en secundaria.
El primer punto puede tener una lectura menos alarmista, si se piensa en una honrosa tradición nacional que ha hecho posible que alumnos de todas las extracciones sociales lograran y logren destacados niveles académicos, cargos y distinciones en la enseñanza y en todas las profesiones, gracias a la educación pública. Aunque es obvio que las condiciones de origen reducen las posibilidades -asunto que podría paliarse en parte con un más generoso sistema de becas-, no se ha demostrado que nacer en determinados barrios o en un hogar de bajos ingresos redunde necesariamente en un mediocre desempeño profesional, y notorios casos demuestran lo contrario. Quien encuentre en la educación un camino de ascenso, no tanto económico como cultural y, por tanto, personal, promoverá el ascenso de sus alumnos y la confianza en el sistema educativo, que es la base del progreso cultural de una sociedad.
El segundo punto plantea otras cuestiones. Las conclusiones difundidas del informe no indican que los problemas de ortografía, vocabulario y redacción sean más graves en los estudiantes de magisterio y profesorado que en otras carreras terciarias o en la educación pública que en la privada. Y un estudio que revelara esas distinciones -si las hubiera- interesaría más que nada a las Universidades privadas, a quienes importa la competencia por el alumnado. El objetivo de la educación pública no es competir con la privada, sino garantizar la mejor educación al mayor número posible de estudiantes y velar por un sistema de evaluación interna y externa que asegure el mejoramiento permanente. En un país de pocos habitantes y plazas acotadas, lo deseable es que los subsistemas públicos y privados se retroalimenten y no que compitan entre sí.
El otro aspecto ambiguo del debate está en la identificación de los "malos alumnos" con quienes no obtienen altas calificaciones, como si estas fueran medidas objetivas o universales inapelables y empleadas con iguales criterios en todas las instituciones. Debe pensarse con más detenimiento este nuevo fenómeno, quizás otro signo de una crisis: que quienes eligen la docencia no sean los más exitosos o mejor adaptados, como ocurrió en un pasado no tan lejano. Tal vez el móvil ya no sea la reproducción de ese modelo que la propia sociedad denuncia como caduco o vacío, sino una forma renovada de una arista que la vocación del educador siempre contempló: el compromiso con la superación del individuo y la transformación de la sociedad. Esto no significa, claro está, que la formación docente no tenga altas exigencias académicas -una de las principales causas de deserción, como en todos los cursos terciarios-, siendo de las que suman mayor carga horaria y cantidad de exámenes a rendir. Un estudio complementario al mencionado podría dar cuenta del nivel de formación alcanzado por los egresados, y tendríamos otra punta de esta enredada madeja.


TATUADOS POR LOS MEDIOS. Dilemas de la educación en la era digital, de Silvia Bacher. Paidós, 2009. Buenos Aires, 184 págs. Distribuye Planeta

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Tomar un baño todos los dias.......es realmente saludable?

En la mayoría de las grandes ciudades, las personas consideran el código aceptable de higiene personal es, como mínimo, tomar una ducha a diario, a veces incluso dos veces por día. Cualquier persona que diga que se baña día de por medio o tres veces por semana es vista de reojo y considerada un motivo de chiste.
Habiendo vivido esto en primera persona, me resulta más que interesante el artículo publicado por The New York Times algunos días atrás, que habla de la tendencia creciente en ciertos grupos de personas de dejar esa idea de pulcritud extrema de lado y ahorrar agua, productos químicos y cuidar su salud eligiendo tomar menos baños.
¿Por qué considero importante bañarse menos? Por varias razones.
1. Pelear con ideas instaladas.
2. Tu salud y tu bolsillo.
3. Ecología.
Obviamente si uno piensa adoptar los baños esporádicos debe tomar la precaución de lavarse bien las manos cuando ha estado en contacto con muchas personas e higienizar ciertas partes del cuerpo.
Pero realmente el mito de que hay que bañarse todos los días y usar tubos y tubos de desodorante es simplemente eso: un mito. ¿Ustedes se bañan todos los días? ¿se animan a probar una alternativa?


Planeta green - Blog Discovery.

Se estima que una ducha de cinco minutos puede gastar unos 125 litros de agua. No hay que pensar demasiado para entender que reduciendo el número de baños se puede preservar agua apta para el consumo y ahorrar también la energía que cuesta procesar la misma hasta llevarla a nuestro hogar.

La piel del cuerpo tiene aceites naturales y gérmenes 'buenos' que es importante preservar ya que los mismos educan a las células de la piel a producir sus propios antibióticos. El ducharse demasiado reseca la piel y la deja más propensa a irritaciones. Esto es acelerado con el uso de productos cosméticos, que, como dijo Annie Leonard en la Historia de los cosméticos, contienen cancerígenos, disruptores hormonales y componentes tóxicos, y en los que las personas gastan fortunas. ¿Es necesario aplicar todos estos productos después de la ducha a diario? Según dice el Times, muchas personas están dejando también el desodorante y antitranspirante y utilizando productos naturales como esencias de limón en su lugar.

Como señala la nota del Times, la cultura de la limpieza fue instalada en los años '40 y se sigue alimentando con comerciales que muestran a las bacterias como monstruos que dan asco y a los que hay que eliminar, y a los olores personales como causa de vergüenza. Así, la industria norteamericana ha convencido a los jóvenes de menos de 24 a usar desodorante nueve veces por semana, y al 93% de los adultos a usar shampoo todos los días. Pero en la actualidad son pocos los trabajos que generan tanto trabajo físico como para requerir un baño diario: ¿de qué forma estar sentado todo el día frente a la computadora te deja 'necesitando' limpieza profunda?

lunes, 8 de noviembre de 2010

La mancha de basura del pacifico.

Hace algunos años, el trabajo del fotógrafo estadounidense Chris Jordan dio la vuelta al mundo exponiendo estadísticas terroríficas de consumo en forma de imágenes: un aparente cuadro del pintor impresionista Seurat estaba en realidad 'pintado' con 106 mil latas de aluminio, el número utilizado en Estados Unidos cada 30 segundos.
Más tarde, el artista llevó su atención a las Islas Midway: un archipiélago ubicado al norte del Océano Pacífico entre Hawaii y Tokio, que por su ubicación cercana a la gran mancha de basura del pacífico sufre la contaminación de nuestra cultura descartable como ningún otro lugar en el mundo.
Allí, además de retratar a las manadas de albatros que mueren ahogados por la ingesta de plástico, Jordan y su equipo se encuentran realizando un documental y un libro explorando los efectos del plástico en la naturaleza bajo el proyecto Midway Journey.
Para esta iniciativa, el fotógrafo reunió a un grupo de cinco artistas y comunicadores que han realizado diversos viajes a las islas. De acuerdo a sus impulsores, el viaje pretende no ser sólo una oportunidad de captar imágenes, sino una experiencia transformadora para intentar buscar respuestas a la crisis ambiental de esta región y a nuestra actual forma de vida.
"No concibo este proyecto como un grupo de profesionales de los medios de comunicación que pisotean esta isla armados con sus cámaras. En cambio, espero que sea un viaje emocional y espiritual de un grupo de artistas profundamente comprometidos y que hagan honor a los problemas que Midway epitomiza", señala Jordan en el sitio del proyecto.
"Si fuéramos capaces de estar a la altura de este reto, tal vez no sea demasiado ambicioso intentar aprovechar esta oportunidad para co-crear una colección de arte multimedia que represente con ternura este punto intermedio en el que la humanidad se encuentra en estos momentos (Midway significa ‘a medio camino’). En el ojo de la tormenta, en el vértice de la espiral, tal vez nuestros esfuerzos de colaboración puedan crear un espacio de sanación, el cual podría ejercer una pequeña influencia sobre la elección colectiva que está por venir".
Sin duda, Jordan ha demostrado que el arte es un poderoso vehículo movilizador y creador de conciencia, y seguramente volverá a demostrarlo con el lanzamiento de las nuevas obras basadas en Midway. Si bien el documental y libro todavía no tienen fecha de lanzamiento, en el sitio del proyecto se pueden ver algunos adelantos y materiales en video que hablan por sí mismos del espantoso presente de las islas.
Más sobre el proyecto en el diario de viaje de los artistas en Discovery.com y en MidwayJourney.com.

domingo, 7 de noviembre de 2010

" La libertad no es gratis.." Rosa Parks.

Ella estaba cansada...
Él tuvo un sueño...
Todos podemos hacer algo...

En el año 1955, en Alabama, una mujer negra de 42 años volvía a su casa en ómnibus después de culminar su jornada de trabajo como costurera.

Era un día común, era un viaje común en un ómnibus público... y sin embargo lo que sucedió ese día en esa unidad de transporte tuvo enormes consecuencias para el futuro de miles de personas. El hecho fue muy simple. Esa mujer, llamada Rosa Park, se negó a cederle su asiento a un blanco que ni siquiera se lo había pedido, y por esa simple razón fue arrestada. Las protestas que se desataron a partir de allí, incluyendo un boicot de más de un año al transporte público segregado, marcaron un jalón histórico ineludible y fueron el comienzo de una nueva etapa en la continuación de la larga lucha por los derechos civiles en EEUU.

Cuando Rosa Park cumplió 90 años le realizaron un reportaje en donde le preguntaron si alguna vez imaginó las consecuencias de aquel acto, a lo que ella contestó, relatando la anécdota por milésima vez, en una respuesta que parece simple pero que tiene un significado y una profundidad que vale la pena recordar:

"No tenía idea de que alguien se enteraría de lo que me había sucedido aquel día. Ni siquiera tenía certeza de que sobreviviría aquel día.

Simplemente estaba cansada del maltrato. El joven blanco que estaba de pie no había pedido el asiento. Fue el conductor quien decidió crear un problema. Yo estaba sentada donde se suponía que debía hacerlo. El conductor exigió a cuatro personas negras que se pararan por una persona blanca que no había pedido un asiento. Simplemente sentí que no podía permitirme seguir siendo maltratada de esa manera."

Y no lo hizo...

Él tuvo un sueño...

Años más tarde, en Agosto de 1963, una multitud marchó hasta Washington formando parte de la misma etapa en el proceso de lucha contra el racismo y a favor de los derechos civiles en EEUU. Martín Luther King pronuncia, ante ellos, su histórico discurso "Yo tuve un sueño"...

"...Existen aquellos que preguntan a quienes apoyan la lucha por derechos civiles: "¿Cuándo quedarán satisfechos?" Nunca estaremos satisfechos en tanto el negro sea víctima de los inimaginables horrores de la brutalidad policial. Nunca estaremos satisfechos en tanto nuestros cuerpos, pesados con la fatiga del viaje, no puedan acceder a alojamiento en los moteles de las carreteras y los hoteles de las ciudades. No estaremos satisfechos en tanto la movilidad básica del negro sea de un gueto pequeño a uno más grande. Nunca estaremos satisfechos en tanto a nuestros hijos les sea arrancado su ser y robada su dignidad por carteles que rezan: "Solamente para blancos". No podemos estar satisfechos y no estaremos satisfechos en tanto un negro de Mississippi no pueda votar y un negro en Nueva York crea que no tiene nada por qué votar. No, no estamos satisfechos, y no estaremos satisfechos hasta que la justicia nos caiga como una catarata y el bien como un torrente..."

"...Yo tengo un sueño que mis cuatro hijos pequeños vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel sino por el contenido de su carácter..."

"...Pero hay algo que debo decir a mi gente, que aguarda en el cálido umbral que lleva al palacio de la justicia: en el proceso de ganar nuestro justo lugar no deberemos ser culpables de hechos erróneos. No saciemos nuestra sed de libertad tomando de la copa de la amargura y el odio. Siempre debemos conducir nuestra lucha en el elevado plano de la dignidad y la disciplina. No debemos permitir que nuestra protesta creativa degenere en la violencia física. Una y otra vez debemos elevarnos a las majestuosas alturas de la resistencia a la fuerza física con la fuerza del alma..."

Discurso plagado de referencias políticas y religiosas, pronunciado por un militante y ministro religioso, pero que sin embargo se transforma en un mensaje que trasciende credos y razas.

"...Y cuando esto ocurra, cuando dejemos resonar la libertad, cuando la dejemos resonar desde cada pueblo y cada caserío, desde cada estado y cada ciudad, seremos capaces de apresurar la llegada de ese día cuando todos los hijos de Dios, hombres negros y hombres blancos, judíos y gentiles, protestantes y católicos, serán capaces de unir sus manos y cantar las palabras de un viejo espiritual negro: "¡Por fin somos libres! ¡Por fin somos libres!..."
Él asumirá...

El 4 de noviembre Barack Hussein Obama, descendiente de africanos, fue electo como futuro presidente de EEUU.

Hace cincuenta años no habría podido viajar sentado en un ómnibus de Alabama. Hoy  se ve en el sillón presidencial.


Todos podemos hacer algo...

Como en toda gesta histórica de los pueblos en la lucha contra el racismo y la discriminación, y por ende en la búsqueda de la libertad y la justicia, podemos extraer varias conclusiones que trascienden al hecho y a la etapa histórica y su contexto.

El valor de la actitud individual ante lo injusto y lo arbitrario. Esa capacidad que tiene todo ser humano para revelarse ante la injusticia, aún sabiendo, como Rosa Park, que esa actitud conlleva consecuencias.

El saber que cada uno de nosotros puede hacer algo por cambiar este mundo plagado de discriminación y arbitrariedades, y que por más pequeño que sea nuestro gesto, la simple determinación de asumir la acción en algo simple y en apariencia hasta insignificante podrá estar marcando el comienzo de un cambio de insospechada profundidad.

El saber canalizar por las vías más inteligentes todo la fuerza y la convicción de lucha que anida en los pueblos. El saber que solamente en la acumulación masiva pueden ponerse los pilares para cambiar los aspectos más negativos de estas sociedades injustas. Saber que esos grandes cambios solo serán posibles si los colectivos los hacen suyos y los transitan con la paciencia, el esfuerzo, y la sabiduría necesarias.

El saber que el gran tema sigue siendo tener claridad en fijarnos los objetivos colectivos, sabiendo que solamente la fuerza de la participación los hará posibles.

"La libertad no es gratis..." dijo Rosa Park
La justicia social tampoco.
Hay que ganarla.
Hay que hacerla entre todos.
Y todos y todas podemos hacer algo.
Sigamos avanzando.

Gustavo Bernini - Diputado  uruguayo.

En este texto tendriamos que incluir tambien la lucha que diriamente realizan los inmigrantes sin estatus legal para ser reconocidos, aceptados e integrados a la tierra de las oportunidades...