miércoles, 8 de enero de 2014

Tejiendo la red de una economía más ética .



El Mercado Social no se plantean como alternativa al Estado, pero sí pretende generar un campo de realidad significativa que muestre que hay otras formas de hacer economía posibles que generan riqueza, renta y trabajo.
Las entidades proveedoras de bienes y servicios que participan en el Mercado Social se comprometen a ir mejorando el cumplimiento de unos criterios éticos comunes establecidos, cuyos avances se irán contrastando a través de un sistema de evaluación continuo.
“Las cooperativas, en concreto, las empresas sociales en general están abocadas a intercooperar entre ellas creando redes de producción y creando una franja de consumidores intermedios y finales fieles, sino quieren caer en la sobre-explotación, la marginalidad, o siendo satélites (llegando a ser franquicias de las transnacionales, por ejemplo) o bien, asimiladas, explícita o tácticamente, a la empresa capitalista. El cooperativismo puede ser tanto víctima de su fracaso como de su éxito, que le puede llevar igualmente a abandonar los principios cooperativos”.
Las palabras del catalán Jordi Garcia escritas hace unos 10 años en el artículo titulado ‘Objetivo mercado social’ supusieron una declaración de intenciones -tal y como fueron tomadas- de hacía dónde se debían dirigir los esfuerzos en crear una economía socialmente útil, ecológicamente sostenible y cuya producción debía ser equitativa y democrática.
Garcia definirá el mercado social como una red de producción, distribución y consumo de bienes y servicios (los flujos), que funciona con criterios democráticos, ecológicos y solidarios y que está constituído tanto por empresas sociales como por consumidores individuales y colectivos, como Ayuntamientos, escuelas, etc. (“los nodos”).
Su funcionamiento consistirá en que cada componente (nodo, en las palabras de Garcia), bien fuera empresa social o consumidor individual, procuraría consumir el máximo de bienes y servicios producidos por otros componentes del Mercado Social. Del mismo modo que cada componente debe contribuir a crear nuevas empresas sociales vinculadas al Mercado Social, con el fin de ir complementando dichos productos. El Mercado Social, además de bienes y servicios, genera aprendizaje colectivo, innovación tecnológica, cultura, relaciones sociales, proyectos, valores, etc.
Existen desde hace mucho tiempo empresas, organizaciones y grupos variados que funcionan con esas lógicas: comercio justo, consumo responsable, finanzas éticas, grupos autogestionados de consumo, empresas de inserción social. También existen desde hace años redes que relacionan a muchas de ellas en un nivel más bien de coordinación política.
“A partir de ahí algunos territorios principalmente Cataluña, Aragón, Navarra y Euskadi son los que empiezan a trabajar. Te diría que Aragón es donde más se ha desarrollado, quien más se centra en el desarrollo de la página web nuestra de consumo responsable.cop. En Madrid se empezó a trabajar entorno a 2008-2009. Aquí venimos de una trayectoria bastante diferente. Desde un espacio de intercooperación que hubo en Madrid bastante interesante que se llamaba La Madeja, una red de entidades que trabajaban entorno a la intervención social, de la investigación social de la consultoría con la administración decidimos hacer una puesta en común para desarrollar un espacio de trabajo entorno a la economía social. En ese espacio al que llamamos el patio de la economía porque se reunía en el Patio Maravillas, decidimos centrarnos en el desarrollo del Mercado Social, porque al final la dimensión práctica, hará que la gente se enganche a eso”, comenta Fernando Sabín del Mercado Social de Madrid.
“En el caso de Euskadi a finales de 2009, Red de Economía Alternativa y Solidaria (REAS) se organizó un primer seminario ‘Construyendo un mercado alternativo de economía solidaria’ en el que se trabajó sobre propuestas para su construcción.
Posteriormente se realizó un estudio-diagnóstico de entidades que conformarían la oferta de un Mercado Social en Euskadi, en el que se entrevistó a 36 organizaciones y empresas. Los resultados del mismo se presentaron en un taller participativo en octubre de 2012 en el que se consensuó un documento sobre criterios y compromisos que deben adquirir las entidades del Mercado Social Euskadi. Como resultado de ese taller se formó un grupo motor en el que participan representantes de 10 organizaciones además de REAS”, indica Leire Álvarez de Eulate de REAS Euskadi.
Desde la Red de Economía Alternativa y Solidaria (REAS) surge hace años la pregunta de si sería posible unir todas esas prácticas en un espacio económico auto-referente capaz de funcionar con cierta autonomía respecto a los mercados capitalistas.
Lo novedoso en el Mercado Social fue pretender extender esta relación al ámbito económico y comercial, ampliando alianzas intersectoriales e introduciendo a los consumidores como actores del proceso de regulación económica. Definiendo este espacio por REAS como “una red estable de producción, distribución, financiación y consumo de bienes y servicios y de aprendizaje común que funciona con criterios éticos, democráticos, ecológicos y solidarios, constituida tanto por empresas y organizaciones sociales y solidarias, como por consumidores/as individuales y colectivos”.
Para ello el Mercado Social se plantea unos objetivos basados en la idea del apoyo mutuo:
Cada componente de la red contribuye a crear otras iniciativas vinculadas a ésta, depositando ahorros y excedentes en instrumentos financieros de la red.
Una red que permita cubrir una parte significativa de las necesidades socioeconómicas de quienes participan en ella y experimentar nuevas formas de producir, consumir, invertir y vivir cualitativamente mejores.
“Tenemos 4 nodos principales: uno es el de la producción, ahí tendríamos como ejemplo el de las cooperativas de trabajo como principal referente; otro es en de la distribución o el pequeño comercio donde el referente principal son tanto las entidades de distribución ética, como las pequeñas tiendas, las comercializadoras o las distribuidoras que funcionan bajo criterios éticos; luego tendríamos la pata del consumo y de los consumidores como elemento principal de la transformación de la economía a partir de un acto tan cotidiano como es que todos los días tomamos decisiones a cerca de qué queremos consumir y cómo queremos consumirlo”, señala Sabín.
Como en Madrid y Euskadi, el Mercat Social Català, entiende que el principio básico para crear mercados sociales es la intercooperación integral, tal y como se expone en su página Web. Esto significa que cada una de las organizaciones y sus miembros tienen que ser protagonistas activos en la producción, la comercialización, el consumo y el ahorro. A partir de este principio se ponen los recursos, los mecanismos y la inteligencia colectiva necesaria para impulsar una red de producción, distribución y consumo de bienes y servicios que funciona con criterios éticos, democráticos, ecológicos y solidarios y constituida por empresas y entidades de la economía social y solidaria junto con consumidores y consumidoras individuales y colectivos. “El objetivo que se persigue es que esta red cubra una parte significativa de las necesidades de sus participantes y desconectar la economía solidaria de la economía capitalista, tanto como sea posible”, señalan en su web.
Para REAS una de las principales debilidades de este sector socioeconómico, que se está convirtiendo al mismo tiempo en un movimiento social, es que sus agentes no están vertebrados económicamente entre sí, sino que se subordinan, directa o indirectamente, al sistema económico vigente. Tal como lo expresa en uno de sus artículos: “muchas empresas solidarias no participan en las finanzas éticas ni comercializan sus productos a través de la comercialización solidaria, ni tampoco trabajan con proveedores del sector. El consumo responsable aún es muy débil; podemos afirmar que no existen propiamente consumidores responsables sino tan solo algunas prácticas dispersas de consumo responsable dentro de una mayoría de actos de consumo que van a engordar las empresas capitalistas. Las finanzas éticas aún tienen poca capacidad para financiar las empresas solidarias”.
Por lo tanto desde REAS se plantean que para avanzar es necesario una transformación social a través de lo económico: “necesitamos dar otro paso más; necesitamos ínterconexionar todos estos sectores mostrando y haciendo visibles nuestras propuestas a la vez que reforzamos nuestra intercooperación. Intercooperar en este contexto, significa algo tan básico como priorizar nuestras necesidades de compra de bienes o servicios eligiendo como proveedor a una entidad de economía social y solidaria, la cual, también prioriza sus compras eligiéndonos como proveedores cuando ésta demande un servicio o producto de nuestra entidad”. Y entienden que el Mercado Social ha de ser impulsado conjuntamente desde las organizaciones representativas de los sectores cooperativos, de la economía solidaria y social y del consumo responsable. Pretenden que la creación de estos mercados sociales sea un proceso participativo, de modo que se impliquen en el mismo desde el principio el mayor número posible de entidades y personas que apuestan por la economía solidaria y social en nuestros territorios, aportando propuestas concretas para su puesta en marcha.

Articulo completo: http://periodismohumano.com/economia/tejiendo-la-red-de-una-economia-mas-etica.html

martes, 7 de enero de 2014

Por qué los bebés de Finlandia duermen en cajas de cartón.



Durante 75 años las mujeres embarazadas en Finlandia han recibido cajas de cartón del Estado. Es como un paquete inicial con ropa, sábanas y juguetes que a su vez puede ser usado como camita. Muchos argumentan que esta política ha ayudado a que el país nórdico sea una de las naciones con menor tasa de mortalidad infantil en el mundo.Se trata de una tradición que data de la década de los años 30 y busca dar a todos los niños finlandeses, sin importar su condición social, un comienzo de vida equitativo.El paquete de maternidad, un regalo del gobierno, está disponible para todas las que esperan un bebé.Contiene monitos, sacos de dormir, ropa para el aire libre, productos para el baño, así como pañales y un colchón pequeño.Con el colchón en el fondo, la caja se convierte en la primera cama del bebé. Muchos niños tienen su primera siesta dentro de la seguridad que brindan las paredes de cartón.Las madres pueden escoger entre tomar la caja o recibir efectivo (unos US$214), pero el 95% opta por la caja, pues su valor es mucho mayor.Esta tradición nació en 1938. Al principio era sólo para familias de bajos recursos, algo que cambió en 1949."No sólo fue ofrecido a todas las futuras madres, sino que la nueva legislación también significó que, para obtener la caja, tenían que visitar a un médico y una clínica pública prenatal antes de los cuatro meses de embarazo", cuenta Heidi Liesivesi, quien trabaja en Kela, la institución de seguridad social finlandesa.La caja les daba a las madres lo que necesitaban para cuidar a sus bebés, pero también ayudaba a guiar a las mujeres hacia los brazos de los profesionales de la salud del Estado de bienestar naciente de Finlandia.



Cambio brusco
 
En los años 30, el país nórdico era muy pobre y la mortalidad infantil era alta, con 65 muertes por cada 1.000 nacimientos. Pero estos datos mejoraron rápidamente en las décadas siguientes.Mika Gissler, un profesor del Instituto Nacional de la Salud y Bienestar en Helsinki, ofrece varias razones para esto: a la caja de maternidad y los cuidados prenatales para todas las mujeres en los años 40 les siguieron, en los 60, un sistema de seguridad social nacional y una red de hospitales centralizada.Con 75 años, la caja está ahora institucionalizada en Finlandia como la transición hacia la maternidad, algo que une a varias generaciones de mujeres.Reija Klemetti, de 49 años, vive en Helsinki. Recuerda ir a la oficina de correos y recoger la caja de uno de sus seis hijos."Era emocionante recibirla y que de alguna forma fuera la primera promesa de bebé. Mi mamá, mis amigos y mis familiares estaban ilusionados con ver qué tipo de cosas recibiría y qué colores habían escogido para ese año".Su suegra, de 78 años, contó en gran medida con la caja cuando tuvo al primero de sus cuatro hijos en los años 60. En ese punto, tenía poca idea de lo que podía necesitar.Más recientemente, la hija de Klemetti, Solja, compartió con 23 años la emoción que su madre sintió una vez, cuando se hizo poseedora de la "primera cosa substancial" incluso antes que el bebé. Ahora tiene dos hijos."Es fácil saber en qué año nacieron los bebés, porque cada año cambia un poco la ropa que viene. Está bien comparar y pensar ‘ese niño nació el mismo año que el mío’", dice Titta Vayrynen, una madre de 35 años que tiene dos hijos.



"Las más felices"
 
Algunas familias no podrían costear el contenido de la caja si no fuera gratuito, a pesar de que para Vayrynen fue más una cuestión de ahorrar dinero.Ella trabajaba muchas horas cuando quedó embarazada de su primer hijo y agradeció no tener que buscar tiempo para salir de compras y comparar precios."Hubo un reciente informe en el que se asegura que las madres finlandesas son las más felices del mundo y la caja es una de las cosas que me vienen a la mente. Nos cuidan muy bien, incluso ahora que algunos servicios públicos han sido recortados", agrega Vayrynen.Cuando tuvo a su segundo hijo, Ilmari, ella optó por el dinero en efectivo en lugar de la caja y sencillamente volvió a usar todo lo que le habían dado para su primogénito Aarni.Un niño también puede pasarle ropa a una niña y viceversa, pues los colores son deliberadamente neutralesEl contenido de la caja ha cambiado bastante con el paso de los años.Durante las décadas del 30 y del 40, tenían telas porque las madres estaban acostumbradas a confeccionar ropa de bebésPero durante la Segunda Guerra Mundial, el algodón y los tejidos eran requeridos por el Ministerio de Defensa, así que en las cajas había sábanas de papel y un cobertor de tela.En los años 50 hubo un incremento de la ropa fabricada, y en los 60 y 70 la indumentaria incorporó nuevas telas elásticas.



Sin desechables ni biberones
 
El saco de dormir apareció en 1968 y al año siguiente hubo pañales desechables por primera vez.Pero no por mucho tiempo.Con la llegada del nuevo siglo, retiraron los pañales desechables y regresaron los de tela, cumpliendo con lineamientos de protección del medio ambiente.Motivar una buena maternidad y paternidad siempre ha sido parte de la política de la caja."Los bebés solían dormir en la misma cama que sus padres y se recomendó dejar de hacerlo", explica Panu Pulma, profesor de historia finlandesa y nórdica en la Universidad de Helsinki. "Incluir la caja como cama significó que la gente empezó a dejar que sus bebés durmieran aparte".En determinado momento, las botellas de bebés (biberones o teteros) y los chupetes o chupones fueron retirados para promover la lactancia materna.Uno de los principales objetivos de todo el sistema ha sido lograr que las mujeres den más el pecho", dice Pulma, quien agrega que "ha funcionado".El experto también piensa que incluir un libro de cuentos ilustrado ha tenido un efecto positivo, pues motiva a los niños a manipular libros y, un día, a leerlos.Además de todo esto, Pulma asegura que esta caja es un símbolo.Un símbolo de la idea de igualdad y de la importancia de los niños.



Historia de una caja
 
 
1938: dos tercios de las mujeres que dieron a luz ese año fueron candidatas al subsidio en efectivo, la caja de maternidad o una mezcla de las dos. Desde el principio el paquete podía ser usado como una cuna en hogares más pobres, donde las condiciones higiénicas no eran las más apropiadas para el bebé.
1940: a pesar de la escasez en tiempos de guerra, el programa continuó cuando muchos finlandeses perdieron sus casas en los bombardeos y evacuaciones
1942-6: El papel remplazó a la tela en artículos como envolturas de pañales y sábana para la madre.
1949: El paquete es ofrecido a todas las madres en Finlandia, siempre y cuando se hicieran controles de salud prenatal (el paquete de la foto de arriba es de 1953).
1957: Las telas y material para coser fueron remplazados por prendas ya confeccionadas.
1969: Se añaden pañales desechables al paquete.
1970: Con más mujeres trabajando, las ropas blancas se sustituyen por algodones elásticos y fáciles de lavar.
2006: Se reintroducen los pañales de tela y se retira el biberón para fomentar la lactancia materna.

La caja de hoy en día
 
 
Colchón, funda de colchón, edredón, manta, saco de dormir / edredón para dormir La misma caja funciona como una cuna
Traje para la nieve, gorro, guantes y botas aislantes
Traje ligero encapuchado y monos de punto
Calcetines y manoplas y sombrero y pasamontañas de punto
Monos y ropita en diferentes colores y estampados unisex
Toalla de baño con capucha, tijeras de uñas, cepillo de pelo, cepillo de dientes, termómetro de baño, crema de pañales, estropajo para el baño
Pañal de tela y trapos para limpiar a los bebés
Libro de imágenes y juguetes para la dentición
Parches para los pechos
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