miércoles, 13 de diciembre de 2017

El pescador que da sepultura a los inmigrantes sin nombre.



Shams Eddin Marzoug se encarga por voluntad propia de enterrar los migrantes fallecidos en la costa tunecina.
Un cartel de latón da la bienvenida a los raros visitantes —la mayoría periodistas, algún cooperante— que ponen sus pies en el cementerio más desolado de Túnez. Un mismo mensaje se repite escrito en seis lenguas diferentes, la última, el castellano: “Cementerio de los desconosidos”. Alrededor del camposanto, sin tan siquiera la separación de un muro, un par de brazos gigantes compuestos de desechos. Este es un antiguo vertedero de la ciudad de Zarzis, situada a unos 60 kilómetros de la frontera libia, el único emplazamiento que permitió el ayuntamiento.
“Las boyas amarillas y negras en forma de corazón simbolizan la hermandad entre humanos, independientemente de su color de piel. Las botellas de agua en el interior, todas pertenecientes a migrantes, representan la vida”, explica Mohsen, un jubilado funcionario de correos con una retirada a Günter Grass. Este simple memorial a los migrantes muertos que los pescadores encuentran en altamar, o el Mediterráneo escupe en las playas de la región, fue idea suya. Como todo en este cementerio, es fruto de la buena voluntad y la falta de recursos. Las promesas y las buenas palabras de todo tipo de instituciones y autoridades —la última, hace tres meses, el hiperactivo embajador francés— se las llevó la brisa marina.
De hecho, la humilde necrópolis es obra de la inmensa humanidad de un solo hombre: Shams Eddin Marzoug, un pescador en paro de 52 años. “Hasta 2004, los migrantes eran enterrados en un rincón del cementerio municipal. Pero entonces, su número se desbordó, y las familias se negaron a acoger más”, cuenta mientras sortea tumbas con una ligera cojera. Desde entonces, él, siempre él y solo él, se encarga de ir al hospital a buscar los cadáveres, trasladarlos al improvisado camposanto como puede, a veces en una ambulancia otras el camión de la basura, y darles sepultura. Según sus cálculos, aquí reposan eternamente unos 300 sueños de una vida digna que se tornaron en pesadilla.
El pasado fin de semana, la ONG tunecina Alarmphone reclutó una decena de voluntarios para asear y dignificar el lugar. A su llegada, el cementerio no era más que una lengua de tierra, de unos 50 metros de longitud, punteada por la basura y pequeños montículos, algunos casi imperceptibles, otros coronados por un ladrillo o una piedra. “Los últimos días, hubo fuertes lluvias, y removieron la tierra”, lamenta resignado Shams Eddin, cuyo chaleco, gafas de sol y un sombrero con el ala derecha erguida, le dan un cierto aire de explorador.
Los jóvenes solidarios, mezclados europeos y tunecinos, limpian primero el suelo, con rastrillos y palas. Luego, adecentarán las tumbas. Frascos, suelas y cristales rotos se alternan con algún hueso humano. Pero el material dominante es el plástico, de bolsas, envases y botellas. Los desechos del productivismo consumista se mezclan, aleatoriamente esparcidos, con los restos de los cuerpos superfluos para el sistema económico global. A las afueras de una ciudad del marginado sur tunecino, frente a la playa, pero lejos de los complejos turísticos llenos ahora de obreros rusos.
Los cooperantes han traído una lápida para la única alma con una identidad conocida. Rose-Marie, Nigeria, 27-05-2017. “La conocí poco antes de subir al barco. Entonces, ya estaba enferma, no sabemos de qué. Quizás de una enfermedad que le transmitieron en Libia sus violadores. Era una buena mujer”, recuerda Jakob, un joven senegalés de 27 años, cabello rasta y gafas de sol. Apenas termina su plática, con el resto arracimado alrededor de la tumba, se retira a unos metros y se seca una lágrima. La nave de rescate llegó a tiempo para todos los más de 150 tripulantes de la embarcación clandestina, excepto para Rose-Marie.
Tras varias horas de trabajo, la porquería ha desaparecido del cementerio. Los montículos de tierra han crecido y se han multiplicado. Y en el perímetro del recinto, crece ahora una hilera de árboles y alguna flor transplantada. “Cuando crezcan, los árboles van a solidificar la tierra y protegerlo de los desprendimientos de desechos. Esto ya tiene otra pinta, ahora es respetable”, reflexiona satisfecho Shams Eddín. “Ellos no tienen familia, solo me tienen a mí. Hasta el último suspiro de mi vida me voy a consagrar a ellos, a darles una sepultura digna”, proclama emocionado. De su otra familia, la biológica, dos hijos emigraron clandestinamente a Francia, el mayor hace año y medio, y el pequeño el pasado verano. Ninguno le informó de sus planes con anterioridad. Sabían que su padre no lo aprobaría.

https://elpais.com/internacional/2017/12/05/mundo_global

viernes, 1 de diciembre de 2017

Odio para justificar negocios.


En las últimas semanas, nos hemos escandalizado con las imágenes llegadas desde Libia mostrando la subasta de seres humanos que habían atravesado parte de África con la intención de llegar a Europa donde esperan encontrar las oportunidades para vivir la vida digna que se les niega en sus países. También nos ofendíamos con las palabras del delegado del Gobierno en Murcia, Francisco Bernabé, que calificaba la llegada de pateras a las costas de Cartagena como “un ataque coordinado contra nuestras fronteras y, por tanto, contra las fronteras de la Unión Europea”. Igualmente nos indignábamos con la reclusión de casi 500 personas llegadas en los últimos días a distintos lugares de Andalucía en la cárcel de Archidona, una medida de dudosa legalidad, además de indigna.
De similar manera nos revuelve el corazón y las tripas las más de 3.000 personas que desde el comienzo del presente año han muerto en el mar Mediterráneo intentando poner pie en Europa, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). La cifra se eleva a 15.000 si empezamos a contar en 2014. No son las únicas muertes. Hay otras que ocurren un poco más lejos y, quizás por eso, nos llegan menos noticias de ellas. Son las que se producen en el desierto durante el intento de alcanzar las costas del norte de África y de las que se desconocen las cifras. “Todavía no tenemos una estimación del número de muertes en el desierto”, declaraba el pasado mes de octubre Richard Danziger, director de la OIM para África Occidental y Central, en una conferencia de prensa en Ginebra. “Suponemos que tiene que ser al menos el doble de los que mueren en el Mediterráneo. Pero realmente no tenemos evidencia de eso, es solo una suposición. Simplemente no lo sabemos “.
Detrás de estas muertes y violaciones de derechos humanos se esconde un gran negocio: el del control de las fronteras que genera mucho dinero para las industrias que participan en él y que ha creado un discurso que quiere justificar sus servicios y que no es otro que el de equiparar inmigración con amenaza. Es dentro de esta retórica donde se entienden afirmaciones como las de Bernabé, por ejemplo, o que se haya normalizado el tratamiento inhumano, las devoluciones en caliente, el abandono social… de las personas migrantes que llegan a España.

El informe Tras la frontera elaborado por el colectivo Caminando Fronteras, presentado el pasado mes de junio en Madrid, es muy claro en su denuncia de que España está inmersa en una guerra de fronteras de la que no somos conscientes aunque esté financiada con los impuestos de todos los españoles. Gracias a ella el Estado español excluye toda garantía democrática, social y de derechos. Se lucha en el sur: en Ceuta, Melilla, Mar de Alborán o Canarias. “Esta situación de conflicto hace que las víctimas de las fronteras no puedan acceder a derechos y que no tengan mecanismos de protección institucional ante la violencia estructural de las fronteras”.
La ONG lleva tiempo intentado visibilizar este discurso de guerra de fronteras que ha construido el Gobierno español desde 2003 y que se ha instalado en los medios de comunicación y en la ciudadanía, según ella. “Salgamos del discurso de criminalización de la migración para construir otro en el que hablemos de personas y ciudadanía en movimiento”, pide Helena Maleno, activista del colectivo.

Sin embargo, todo parece indicar que la visión que gana terreno no es esta, sino la anterior; la que tilda a la migración de amenaza ante la que hay que defender a esta Europa que cada vez se parece más a una fortaleza y menos a un santuario de los derechos humanos. Esa que hace que el Gobierno, la mayoría de los medios de comunicación y muchos ciudadanos hablen de crisis, desbordamiento, avalanchas, ataques…
Todo ello justifica el control de fronteras, una actividad a la que la Unión Europea dedica muchos recursos y a la que España y grandes empresas españolas no son ajenas. Así lo demuestra el informe de porCausa: La industria del control migratorio ¿Quién gana en España con las políticas fronterizas de la Unión Europea? Un trabajo que por primera vez demuestra la existencia en España de toda una industria que se lucra a base de vender bienes y servicios con un solo objetivo: detener a las personas que intentan cruzar la frontera. No se trata solamente de una identificación de empresas, sino que también se constata cómo una ideología se ha transformado en una industria de la que algunos están sacando mucho beneficio.

Esta industria de control de fronteras puede ser definida como una actividad económica que incluye concertinas, paredes virtuales, torres de vigilancia y de francotirador, cámaras fijas, móviles, de visión nocturna, de infrarrojos, radares terrestres y vigilancia infrarroja, de telecomunicaciones inalámbricas, sondas de dióxido de carbono, tecnología de la información, sistemas de identificación y bases de datos de inmigración, así como un número creciente de propuestas para el uso de drones de vigilancia fronterizo.
Todo esto, unido a la militarización de las rutas migratorias, a los Centros de Internamiento para Extranjeros (CIE) o el recorte de derechos migratorios, no busca evitar que lleguen migrantes a las costas españolas, ”sino que lleguen los que necesita el sistema productivo europeo, pero previamente quebrados, asustados, despojados de derechos, sabedores de la fragilidad de su estancia y de los riesgos de no asumir su papel en los nichos secundarios del capitalismo europeo”.

O dicho mucho mejor: “si la Europa de Schengen, con sus navíos de guerra, sus radares y sus cazas había permitido que aquellas hordas de hambrientos que llegaban en patera hollaran su suelo, es porque saca de ellos partidos: cuanto más numerosos son, más fácil es esclavizarlos”, como escribe Fatou Diome en Las que aguardan.
A lo largo de un año porCausa ha estudiado todos los contratos públicos referentes a la Industria de Control Migratorio firmados en España y ha descubierto que solo el 3 por ciento de ellos están destinados a la acogida e integración o a la externalización a terceros países. Este grupo se adjudica el 17 por ciento de todo el dinero destinado a esta industria. En esta cantidad también entran los vuelos de deportaciones. Así que, el 97 por ciento de estos contratos están dirigidos a la vigilancia, el control, la detención, la expulsión y el mantenimiento de los sistemas fronterizos.
Un total de 943 de estos contratos firmados entre 2002 y 2017 por un montante de 610 millones de euros se reparten entre 350 empresas. De ellas, 10 acaparan más de la mitad de los recursos otorgados: Indra, Amper, Eurocopter, Albie, Telecomunicación-Electrónica y Conmutación, Atos, Dragados, Ferrovial, Siemens, Telefónica y GMV.

No  hay duda de que la máxima beneficiaria fue INDRA, empresa encargada del Sistema Integral de Vigilancia Exterior (SIVE). Está participada por el SEPI (Sociedad Española de Participación Industrial); es decir, se trata de una sociedad pública. El informe identifica más de 60 contratos en los que ha participado en los últimos 15 años, o bien sola, o bien a través de una unión temporal de empresas. Esto les ha supuesto un total de 110 millones de euros de beneficio. Tras ella, las máximas beneficiarias han sido Dragados y Ferrovial.
En el sector de los vuelos organizados para deportar a las personas migrantes a sus países de origen Air Europa y Air Nostrum han sido las grandes beneficiadas.

Otro dato interesante del informe es el que señala que España destinó 896,3 millones de euros de recursos públicos a la Industria de Control Migratorio entre 2007 y 2017. Este dinero proviene en su mayoría de fondos europeos y subvenciones conseguidas por Frontex (Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas). El Gobierno español solo ha invertido casi 260 millones de recursos propios. Es decir, el resto hasta llegar a los 896 millones viene de instituciones europeas. Lo que convierte a la Unión Europea en el principal financiador y el principal legitimador de estas políticas.

Con estos datos y más que se sacan de la lectura del documento, podemos afirmar que nos encontramos ante una ingeniería antipersonas, desarrollada por estas empresas. Que, además, han creado un discurso ideológico que justifica su negocio a base de inculcar miedo y odio contra las personas que busca solo una oportunidad para mejorar sus vidas en Europa.

Por: Chema Caballero

http://mundonegro.es/odio-para-justificar-negocios/

miércoles, 1 de noviembre de 2017

La ciudad 10: decálogo para alcanzar la urbe perfecta.


La reducción de las emisiones de carbono, la accesibilidad y la eficiencia en el uso de recursos, algunos de los aspectos a tener en cuenta
Las transformaciones urbanas vienen de la mano de los cambios sociales, el plan de ordenamiento o modelo que se quiere de una ciudad, y desde luego, por sus gentes, los habitantes que día a día intentan poner en orden o, en su caso, esquivar el caos.Con motivo del Día Mundial de las Ciudades, que convoca las Naciones Unidas el 31 de octubre de cada año, desde la Fundación La Casa que Ahorra (FLCQA) nos explican cómo deben ser, qué servicios deben ofrecer y cuál debe ser el camino a seguir para que nuestras ciudades cuenten con espacios confortables, saludables y seguros.
Según los datos aportados por la ONU, el 67% de la población mundial vivirá en una ciudad en 2050, o lo que es lo mismo, dos de cada tres personas residirán en urbes cada vez más envejecidas. En concreto, el 14,4% de la población migrará hacia megaciudades con más de 10 millones de habitantes. Pero, ¿están nuestras urbes preparadas para acoger a tantos habitantes? ¿Cuáles son los principales factores que hacen que podamos vivir en una ciudad 10?
1.Una ciudad baja en carbono
Nadie duda -exceptuando a Donald Trump- que la lucha contra el cambio climático requiere del esfuerzo conjunto tanto de entidades públicas y privadas como de los ciudadanos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan los desórdenes atmosféricos y climáticos.El último informe de la Organización Mundial de la Meteorología (OMM) confirma que la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, causante del cambio climático, aumentó en 2016.Según Albert Grau, gerente de la FLCQA, "en las ciudades se debe prestar especial atención a determinados sectores difusos, como la edificación y la movilidad, en los que resulta clave reducir su consumo energético y las emisiones asociadas, apostando por reducir sus necesidades energéticas, haciendo más eficientes los parques inmobiliario y vehicular, e incrementando el uso de energías de origen renovable".Aunque a partir del 31 de diciembre de 2020 todos los edificios privados que se construyan serán de consumo de energía casi nulo, es clave actuar desde ya para alcanzar ciudades y economías bajas en carbono.
2. Una ciudad saludable
El medio ambiente que nos rodea es un factor determinante para nuestra salud, tanto física como psíquica. Y en este punto, las personas que viven expuestas a la contaminación, en presencia constante de ruidos o en condiciones de temperatura y humedad inadecuadas en el hogar o en su lugar de trabajo pueden ver agravado su estado de salud. Así, según el Colegio Profesional de Administradores de Fincas de Madrid (CAFMadrid), el 40% de las quejas en las comunidades de propietarios proceden del ruido. Un 20% de los vecinos afirma que estas molestias están causadas por otros residentes, un 15% que se debe al deficiente aislamiento que tienen las viviendas y el 5% restante considera que es por instalaciones defectuosas (ascensores o desagües).
3. Una urbe no vulnerable a sufrir pobreza energética
 Para Grau, "las ciudades deben avanzar hacia edificios que faciliten que la energía sea un bien accesible y asequible para todos los ciudadanos, es decir, hacia edificios que no perjudiquen nuestra salud independientemente del nivel de renta". El último estudio de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) evidenciaba que en 2014 el 11% de los hogares españoles era incapaz de mantener su vivienda a una temperatura adecuada en la estación fría del año, una situación íntimamente ligada a la ineficiencia energética de los edificios.
4. Una ciudad segura y resiliente
Uno de los retos de las grandes urbes es conseguir una adecuada protección contra el fuego, especialmente en las viviendas. "Habitar en ciudades cimentadas bajo requisitos exigentes de prevención, siendo compatible con la eficiencia energética y la protección a la presión acústica, aumentará la seguridad y la resiliencia de todos los ciudadanos frente a las graves consecuencias", piensa el gerente de la Fundación La Casa que Ahorra.Los datos aportados por la Asociación Española de Sociedades de Protección Contra Incendios (Tecnifuego-Aespi), cifra en 109 el número de personas fallecidas en vivienda durante 2016. Un aumento del 7% en víctimas mortales y un 20% en intervenciones de bomberos en edificios residenciales.Y es que, "el 90 % de edificios antiguos y el 20% de nueva construcción no dispone de las medidas básicas de seguridad que exigen el Código Técnico de la Edificación (CTE) en los espacios comunes: portal, escaleras, trasteros, garajes, salas de caldera", precisan desde la Asociación.
5. Una ciudad accesible 
"Una ciudad moderna debe ofrecer mecanismos para que todos sus ciudadanos puedan disfrutar de sus servicios de forma plena, propiciando una sociedad igualitaria en oportunidades para todos e inclusiva", considera Grau. No podemos olvidar un efecto como el envejecimiento de la población, por lo que, aseguran desde la FLCQA, debe avanzarse en adecuar los edificios y el entorno urbano de modo que garanticen una accesibilidad sensorial, motriz y cognitiva.Los procesos de rehabilitación y regeneración urbanas deben actuar en la accesibilidad, apostando también por las actuaciones de eficiencia energética que permitirán disfrutar del interior de los espacios habitables, ya que al igual que un hogar no comienza en la puerta de nuestra vivienda sino en el portal de la comunidad, la accesibilidad y la calidad de vida deben ser inclusivas. El próximo 4 de diciembre entrará en vigor el Real Decreto Legislativo 1/2013 que obliga a que todos los edificios, entre ellos residenciales, sean accesibles a personas con discapacidad y, según estimaciones del CAFMadrid, más del 60% de los inmuebles todavía no han ejecutado las obras necesarias para la supresión de barreras arquitectónicas.
6. Una ciudad con un modelo de movilidad sostenible
El gerente de la Fundación La Casa que Ahorra no tiene ninguna duda: "La apuesta por el transporte público, los espacios peatonales o la bicicleta, así como la introducción de alternativas de uso compartido del coche como el carsharing o los vehículos "limpios", son la oportunidad para alcanzar ciudades que dejen de estar diseñadas por y para el coche privado y pasen a ser ciudades hechas para las personas". El urbanismo y la nueva construcción tienen mucho que decir al respecto, donde elementos como el vehículo eléctrico necesitarán de edificios preparados para la generación de energía y la recarga de los mismos. "Pero no nos olvidemos de adaptar lo existente", apostilla Grau. Por el momento, durante 2017 se han matriculado cerca de 8.000 vehículos eléctricos, según la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso del Vehículo Eléctrico (AEDIVE).
7. Una ciudad integrada en su entorno
Una ciudad moderna integrada con su paisaje es uno de los grandes logros a alcanzar. "La integración de elementos naturales en las infraestructuras que componen la ciudad y la aplicación, entre otros, de criterios de arquitectura bioclimática en nuestros edificios, permitirán mejorar la calidad de vida y la biodiversidad urbana", apunta Grau.
8. Una ciudad eficiente en el uso de recursos
Aunque la edificación ha desarrollado un gran potencial en el aprovechamiento de los recursos naturales (energías renovables y aguas pluviales), queda mucho camino por recorrer si queremos avanzar hacia ciudades basadas en una economía circular. Para ello, el gerente de la Fundación La Casa que Ahorra apuesta por erradicar el uso de materiales de origen finito incorporando el reciclado, además de contribuir así a una mejor gestión de los residuos.
9. Una ciudad conectada con sus ciudadanos
Cada vez los ciudadanos demandan canales que les permitan ser parte activa de la planificación del entorno urbano. Según la FLCQA, "las nuevas tecnologías de la información y la comunicación permiten usar canales que, por un lado, informen en tiempo real sobre la calidad del ambiente urbano y sus servicios y que, por otro, ofrezcan vías de opinión y participación para los ciudadanos".
10. Un urbanismo adecuado
El centro de las grandes capitales se ha convertido en puntos neurálgicos del turismo. Existen incluso mapas urbanos de la "turistificación" o proliferación de pisos turísticos en las ciudades."A falta de una regulación normativa, muchas viviendas se están convirtiendo en hoteles o residencias, con las consecuencias urbanísticas que ello trae consigo, tanto por lo que respecta a la escasa calidad edificatoria para un ocupante temporal no exigente, como de servicios o instalaciones que se requieren", destaca Grau. Circunstancias que llevan a una presión económica con un incremento del precio del alquiler y una mayor población con posibilidad de ser expulsada.La Fundación La Casa Que Ahorra concluye que este decálogo no es una quimera ya que tenemos las herramientas y la capacidad para que nuestras ciudades sean ya así. "La rehabilitación energética de edificios, el uso de materias primas no finitas, las energías renovables, los avances en automoción, la ecoinnovación o la domótica están a nuestro alcance para establecer estrategias y desarrollar planes que avancen hacia ciudades más sostenibles, saludables, confortables, seguras y que, sobre todo, mejoren nuestra calidad de vida", concreta su gerente Albert Grau.

http://www.elmundo.es/economia/vivienda/2017/10/31/59f83e8f268e3ea1758b462f.html



martes, 31 de octubre de 2017

¿Cuál es el origen de la fiesta de Halloween ?


Halloween es una fiesta de origen pagano que se celebra la noche del 31 de octubre, víspera del Día de Todos los Santos, y que tiene sus raíces en el antiguo festival celta conocido como Samhain (pronunciado "sow-in"), que significa "fin del verano" y se celebraba al finalizar de la temporada de cosechas en Irlanda para dar comienzo al "año nuevo celta", coincidiendo con el solsticio de otoño.
Durante esa noche se creía que los espíritus de los difuntos caminaban entre los vivos, y se realizaban fiestas y ritos sagrados que incluían la comunicación con los muertos. Además, era habitual colocar una vela encendida en las ventanas para que los muertos "encontrasen su camino".
Hace más de 2.000 años, la noche de Samhain, los celtas apagaban las luces y esperaban que la muerte no tocara a sus puertas. La cultura celta abarcaba las  islas Británicas, Escandinava y Europa Occidental y esta tradición del Samhain se extendió por todos estos territorios llegando a ser una de las más populares y de hecho podemos decir que a pesar de cierta distorsión se ha mantenido como algo tradicional. La evolución la modificó pero llega a nuestros días a partir de este origen y su desarrollo.
Los druidas, sacerdotes paganos celtas celebraban la noche del Samhain en la que los espíritus volvían a caminar por la tierra, buscando poseer a los vivos. Por eso no se encendía ningún fuego, las casas permanecían frías y oscuras, sus dueños se vestían fúnebremente para evitar la atención de los muertos y de este modo se creía que en la noche de los muertos se podía seguir con vida si se pasaba desapercibido.
Además, así celebraban los celtas el final del verano y el fin de las cosechas y, con ello, el comienzo de un año nuevo. “All Hallows Eve” es el nombre anglosajón que con los siglos se le fue dando a esta particular tradición, la víspera del Día de Todos los Santos, que a través del tiempo y el espacio se deformaría en la palabra “Halloween”.
Cada 31 de Octubre, esta fecha era además  una fiesta dedicada a dos dioses: Morrigan (diosa de la guerra y de la muerte) y Dagda (una deidad secundaria relacionada con la abundancia).

A pesar de su origen tenebroso, quizá lo más curioso de esta celebración no sea su carácter lúgubre, sino la mezcla de rasgos culturales que hoy en día aglutina en una sola fecha las tradiciones de varios pueblos.
Lo cierto es que la influencia de lo pagano y lo cristiano, principalmente, ha degenerado en una celebración que aunque dista bastante del origen que os estamos explicando todavía mantiene esa conexión con el ser una fiesta en la que la muerte está muy presente.
Al conquistar parte de las Islas Británicas, los romanos adquirieron parte de las celebraciones celtas, e incorporaron en su calendario el particular festejo del fin de año celta. Como es reconocido, la Iglesia es en parte una de las instituciones que mejor perpetuó el bagaje cultural de la civilización romana, a través de herramientas como el latín y la escritura.
Tras de las invasiones germanas y la caída de Roma, la Iglesia fue el único reproductor de los antiguos escritos romanos y griegos, que muchas veces fueron adaptados a la fe católica.
Así fue como, en el siglo VII d.C., el papa Bonifacio IV incorporó la antigua tradición celta, que figuraba en el calendario romano y se practicaba en las tierras bretonas, al conjunto de las celebraciones cristianas con el nombre de la víspera del Día de Todos los Santos, en un intento de darle un marco sagrado a la arraigada tradición pagana.
Sin embargo, la celebración de “All Hallows Eve” aún no había dejado de transformarse. Hacia el año 1845, Irlanda experimentó su peor crisis económica y social, en lo que se llamaría más tarde la Gran Hambruna Irlandesa. Millones de irlandeses emigraron a otros países en busca de trabajo, siendo los recientes Estados Unidos de América el principal destino de los exiliados.
Los irlandeses llevaron sus tradiciones, y así fue como All Hallows Eve se convirtió en Halloween. Con la intervención norteamericana, la celebración tomó un cariz mucho más pintoresco, cuando no comercial.
Una de las tradiciones más populares en el Halloween actual es el de ahuecar y tallar una calabaza. El origen real de esta tradición era la de hacer un farol llamado Jack-o-lantern surgido del  folklore irlandés del siglo XVIII. Cuenta la leyenda de esta tradición que Jack era un bebedor, jugador y holgazán que pasaba los días tumbados bajo un roble. En una ocasión se le apareció Satanás para llevarlo al infierno; pero Jack le retó a trepar al roble y, cuando el diablo estuvo en la copa del árbol, talló una cruz en el tronco para impedirle descender. Entonces Jack hizo un trato con el diablo: le permitiría bajar si nunca más volvía a tentarlo con el juego o la bebida.
Cuando Jack murió, sin embargo, no pudo entrar en el cielo debido a sus pecados en vida, y tampoco pudo hacerlo en el infierno por haber engañado al diablo. Con el fin de compensarlo, el diablo le entregó una brasa para iluminar su camino en la noche helada por la que debería vagar hasta el día del Juicio Final. La brasa estaba colocada dentro de una cubeta ahuecada que era un nabo, y que tenía que arder por siempre como un farol.
Es por ello que los irlandeses solían utilizar nabos para fabricar sus “faroles de Jack”, pero cuando los inmigrantes llegaron a Estados Unidos advirtieron que las calabazas eran más abundantes que los nabos.
Es por ello que comenzó la tradición de tallar calabazas para la noche de Halloween y transformarlas en faroles con una vela en su interior. El farol no tenía como objetivo convocar espíritus malignos sino mantenerlos alejados de las personas y de las casas.
En cuanto a la costumbre del “truco o trato” o pedir caramelos de puerta en puerta, surge en 1930 y tiene como origen una práctica que surgió en Europa durante el siglo IX llamada souling, una especie de servicio para las almas. El 2 de noviembre, Día de los Fieles Difuntos, los cristianos primitivos iban de pueblo en pueblo mendigando “pasteles de difuntos” (soul cakes), que eran trozos de pan con pasas de uva. Cuantos más pasteles recibieran los mendigos, mayor sería el número de oraciones que rezarían por el alma de los parientes muertos de sus benefactores.
En esa época se tiene la creencia de que los muertos permanecían en el limbo durante un período posterior a su fallecimiento y que las oraciones, aunque fueran rezadas por extraños, podían acelerar el ingreso del alma al cielo.
La práctica se trasladó a los  Estados Unidos como un intento de las autoridades por controlar el vandalismo que se producía durante la noche de Halloween. Hacia fines del siglo XIX, algunos sectores de la población consideraban la noche del 31 de octubre como un momento de diversión a costa de los demás, inspirados por la “noche traviesa” (Mischief Night) que formaba parte de la cultura irlandesa y escocesa .y aunque los actos consistían en bromas pesadas como derribar cercos o enjabonar ventanas, acaból derivando en auténticos actos contra personas y animales por no hablar de que tuvo un punto máximo durante la década de 1920 con las masacres perpetradas por los enmascarados del Ku Klux Klan.
Debe hacerse una mención especial a otra celebración americana, tan antigua (incluso más) como la celta que también rinde culto a sus muertos y se desarrolla (nuevamente a través de la intervención eclesiástica) durante estos mismos días.
Se trata del Día de los Muertos, cuyo origen se remonta a las civilizaciones precolombinas y hoy en día se festeja México y otros países centroamericanos.
Mientras tanto, es irónico observar cómo la celebración de Halloween se afianza en varios países de Europa, continente en donde se originó, a través de la globalización. Si bien es cierto que el nuevo orden mundial imperialista impone las costumbres de la metrópoli hacia la periferia, no deja de ser significativo el periplo histórico al que se vio sometida la celebración de la noche del 31 de octubre.
En España Halloween también se celebra gracias a la influencia cultural que  llega constantemente desde Estados Unidos, aunque el 31 de Octubre no es tan célebre como el 1 de Noviembre y que se conoce como el Día de Todos los Santos.
Este Día de Todos los Santos es una tradición católica que se celebra en honor a todos los santos, conocidos y desconocidos del mundo moderno y así poder compensar la  falta a las fiestas de los santos durante el año por parte de los fieles. Es el día en el que se honra a la memoria de los que han muerto.

https://sobrehistoria.com/la-historia-de-halloween/

miércoles, 11 de octubre de 2017

En el fútbol, como en la vida misma.


El balompié es la pasión de pasiones y es algo que no está a discusión. Lo sabemos todos. Como pasión tiene la irreverencia de hacernos vibrar al unísono, estemos donde estemos, hablemos el idioma que hablemos; por su carácter universal.  El gol es lo más cercano a tocar el firmamento con la yema de los dedos; quien anota un gol ha logrado la inmortalidad, así el juego sea en una calle de arrabal y con pelota de trapo.  
La pasión, (como yo llamo al fútbol) es de lo más bello que tenemos en la tierra, y por la felicidad que no da, deberíamos respetarla. Reverenciarla siempre. Pero hacemos todo lo contrario. Los humanos lo destruimos todo con nuestro egocentrismo y nuestro irrespeto. Con nuestro hábito de querer acapararlo todo y meterle zancadilla a quien se ponga en nuestro camino: literal.
Entonces les enseñamos a los niños que si quieren ganar un partido deben dar directo al hueso para dejar deshabilitado al contrincante. Ese directo al hueso se refleja en las famosas planchas, (cuando entran con los tacos por delante y justo en la espinilla) o los codazos en la nariz “que no fueron intencionales.”
Que no se mete el cuerpo, se empuja y se le sujeta de la playera para que no se lleve el balón. Que sea mañoso y que aruñe cuando no esté el árbitro cerca, que escupa al contrincante para provocarlo y buscar una expulsión. Que ganar es lo más importante, que se olvide de participar, ganar o ganar  y que si no gana no sirve para nada, no entiende el fútbol, no merece jugar fútbol, es la vergüenza de la familia. Si son niñas, que les jalen el pelo,  que les piñizquen los pezones o que les den un codazo en los tetas porque ese dolor las dejará inhabilitadas. Lo mismo a los niños, en los testículos.
Con todo esto, le robamos a los niños la ilusión, los estamos marchitando desde su infancia, los quemamos por dentro, los vamos volviendo máquinas de destrucción, los enseñamos a irrespetar la pasión, a irrespetarse así mismos, al público y a los contrincantes.  No solo, también les enseñamos que si pierden no tienen derecho a llorar porque solo lloran las mujeres o las “maricas” con esto también reafirmando el papel patriarcal y machista del género masculino en la sociedad.  Si son niñas que lloran por debilidad, que busquen otro deporte porque es  muy fuerte para ellas, que el fútbol es de hombres. Los niños entonces se guardan las emociones y la sacan a punta de patadas contra los adversarios, dentro y fuera del juego. Y así vamos creando seres humanos violentos y capaces de pasar sobre quién sea para lograr sus objetivos.
Los vamos volviendo insensibles, incapaces de reaccionar ante el dolor ajeno, incapaces de comprender lo que el otro vive, es así como vemos cómo se burlan de las derrotas deportivas de los contrincantes y,  en la edad adulta cómo se burlan de la desaparición forzada, de una violación, de un asesinato, de un feminicidio. Y los vemos solapar con su silencio la impunidad de toda índole. Y peor aún, votar por los representantes del machismo, la homofobia, el racismo, el clasismo y las oligarquías.
Lo trágico de todo esto, es que nosotros somos en el fútbol lo que en la vida  misma, quien irrespeta la pasión, se irrespeta así mismo e irrespeta a los demás. Es así, sí o sí. Quien es violento dentro del campo lo será en cualquier lugar. Quién hace trampa en el campo, hará trampa en la vida siempre.
Y viene también con esto, nuestro importante papel como espectadores, cuando nos toca estar como público. Qué es lo que les enseñamos a los niños que están viendo el juego con nosotros. Si nos escuchan insultar, pedir que un jugador se tire dentro del área  y busque penal. Si insultamos al árbitro que claramente sabe más del reglamento que nosotros. Si exigimos a los jugadores hacer caso omiso del juego limpio.
Si nos burlamos del dolor del equipo que perdió, si perdió nuestro equipo y nos desquitamos con cualquiera. Eso que ven los niños, lo imprimen como esponjitas y eso mismo harán en su día a día.
Muchos creen que el fútbol trata solamente de patear un balón y un montón de imbéciles corriendo tras él. El fútbol es universidad de la vida, nos prepara para todo, en todos los ámbitos de la misma. Nos crea una disciplina, nos enseña respeto, el juego limpio, la importancia de la entrega, de la lealtad, sensibilidad  y saca a la luz nuestro carácter que se va moldeando dentro y fuera de la cancha.
Así es que la próxima vez que estemos de espectadores de un juego de fútbol pensemos en cómo estamos actuando. Si nuestro papel es como mentores, entrenadores, árbitros, jugadores, padres de familia, qué es lo que les estamos enseñando a los niños. Digo niños, obviamente, sin distinción de género, sueño con que un día el fútbol sea practicado por la niñas sin que se les insulte, acuse o discrimine por su género.
https://colarebo.com/2017/10/11/en-el-futbol-como-en-la-vida-misma/
https://cronicasdeunainquilina.com/2017/10/11/en-el-futbol-como-en-la-vida-misma/

miércoles, 20 de septiembre de 2017

El “Verano del Amor”, 50 años de la gran utopía hippie.


Hace 50 años, el verano trajo a San Francisco mucho más que sol y días de playa y convirtió a esta ciudad californiana en un lugar para la utopía, los deseos de paz, la liberación sexual, la experimentación con las drogas y la revolución musical surcando las aguas de la psicodelia.
El “Verano del Amor”, uno de los grandes hitos del movimiento hippie y la contracultura de los años 60, reunió en el barrio de Haight-Ashbury a unas 100.000 personas que sacudieron las convenciones sociales de EE.UU. y abrieron una alternativa vital para una juventud que miraba con desconfianza a sus mayores.
Medio siglo después, San Francisco recuerda el “Verano del Amor” con una exposición fotográfica de Jim Marshall en el ayuntamiento, la exhibición “The Summer of Love Experience: Art Fashion and Rock & Roll” en el museo De Young o la muestra “On the Road to the Summer of Love”, organizada por la Sociedad Histórica de California.
“Queríamos un cambio: de la guerra, de las ideas rígidas sobre lo que debería hacer cada sexo, de por qué la gente negra tenía que estar ahí y la blanca aquí. ¡No! ¿Por qué no podemos intentarlo y hacer que funcione?”, dijo Grace Slick, la emblemática cantante de Jefferson Airplane, en el documental “The Sixties” de CNN.
Aunque el movimiento hippie había surgido a mitad de la década, el “Verano del Amor” en San Francisco y el festival de música de Monterrey en junio atrajeron la atención mediática hacia unos jóvenes que criticaban la guerra de Vietnam y se declaraban en rebeldía ante el materialismo, la autoridad o el conformismo.
A cambio, los hippies apostaban por la creatividad y la esperanza en un mundo mejor, defendían la paz y la solidaridad, creían en la liberación del alma y en la espiritualidad y, en general, rechazaban cualquier convención social o camino marcado hacia el clásico “estilo de vida estadounidense”.
“¡Nuestras sonrisas son nuestras banderas políticas y nuestra desnudez es nuestra pancarta!”, proclamaba el activista Jerry Rubin, tal y como lo recoge el libro “Hippie” (2004) de Barry Miles.
San Francisco ofrecía bastantes alicientes a los artistas, vagabundos, inconformistas, buscavidas y bohemios que acudieron en masa a Haight-Ashbury en 1967 seducidos por las promesas que cantaba Scott McKenzie en “San Francisco (Be Sure to Wear Flowers in Your Hair)”.
Se trataba de una ciudad compacta en comparación con la enormidad de Nueva York y Los Ángeles; los alquileres eran baratos y las grandes casas victorianas eran ideales para la vida comunal, y también era conocida por cierta tolerancia racial, por ser el refugio de la generación beat y por el activismo político en torno a la universidad de Berkeley.
Durante ese verano de ilusión, Haight-Ashbury se convirtió en un carnaval multicolor de flores y ropas estrafalarias, de conciertos de rock en la calle, de sesiones de meditación colectiva, de orgías y aventuras sexuales, y de experimentación con el LSD en busca de nuevos horizontes místicos.
Pero no todo era idílico y a la represión policial, el aumento de la violencia en las calles y la progresiva entrada de las drogas duras se unió el desconcierto de las autoridades sobre cómo reaccionar ante ese fenómeno bajo el que asomaba la sombra de un conflicto intergeneracional.
“No hay nada inteligente, adulto o sofisticado en colocarse con LSD. Sólo se están comportando como completos tontos”, señaló en una entrevista televisiva el entonces gobernador de California y futuro presidente de EE.UU., Ronald Reagan.
“Nos gustaría ser capaces de vivir una vida despejada, una vida simple, una buena vida, y pensar en que la raza humana al completo dé un paso o varios pasos hacia adelante”, señalaba, por su parte, Jerry García, el líder del grupo Grateful Dead, en el documental “Long Strange Trip” (2017).
Junto a bandas como Jefferson Airplane o Country Joe and The Fish, Grateful Dead dieron forma a una escena musical rompedora y excitante que, bajo el paraguas de la psicodelia, se adentraba en larguísimas “jams” e incursionaba hacia el lado más desconocido del rock.
San Francisco también supo atraer a talentos de otros lugares, como la texana e inigualable Janis Joplin, y, aunque la mayoría de artistas de la psicodelia eran blancos, al calor del movimiento hippie también surgieron la estrella negra Sly Stone o el visionario latino Carlos Santana.
Sin embargo, el “Verano del Amor” murió por su propia fama y terminó por convertirse, con el paso de los meses, en una atracción turística por el exceso de gente que acudía y por la exposición ante los medios.
El 6 de octubre, activistas de Haight-Ashbury oficiaron un funeral simbólico por la muerte del movimiento hippie, que dirigió sus pasos hacia el campo y la vida alejada de la ciudad pero que aún no había dicho, ni mucho menos, su última palabra: el macrofestival de Woodstock en la costa Este sorprendería al mundo tan sólo dos veranos después.
http://elsoldelaflorida.com/el-verano-del-amor-50-anos-de-la-gran-utopia-hippie/

lunes, 28 de agosto de 2017

La lucha contra el cambio climático.


Desde que Donald Trump asumió la presidencia de los Estados Unidos, los mismos estadounidenses así como la comunidad internacional han estado preocupados en cómo Estados Unidos se va a estar involucrando en la lucha contra el cambio climático.

En junio pasado, Trump anunció la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París (Acuerdo), el cual busca que todos los países disminuyan sus gases de efecto invernadero para controlar el aumento de temperaturas globales. Hablar del Acuerdo, implica que también tenemos que incluir lo que es el financiamiento climático internacional.

El financiamiento climático se refiere a la ayuda monetaria por parte de países desarrollados a países en vías de desarrollo, para que estos últimos puedan establecer programas de mitigación o adaptación al cambio climático. Con estas ayudas, países no industrializados pueden tener programas de transición energética, mientras que otros pueden transformar áreas que son altamente vulnerables a los cambios climáticos.

El financiamiento climático promueve el concepto de “responsabilidades comunes, pero diferentes”. Es decir, que a pesar que todos los países son responsables para resolver el cambio climático, la manera en cómo lo resuelven es diferente. Esto se debe a que los países no industrializados tienen menos capacidades económicas para luchar contra el cambio climático en comparación con los países desarrollados.

Actualmente existen 5 grandes fondos internacionales para el financiamiento de proyectos para combatir el cambio climático: Fondo Verde para el Clima, Fondo para Países Menos Adelantados, el Fondo Especial para el Cambio Climático, Fondos de Inversión en el Clima y por último el Fondo de Adaptación del Protocolo de Kioto. Cada uno de estos fondos tienen procesos y una reglamentación específica de cómo los países elegibles pueden solicitar fondos para sus programas. Los programas pueden ser de reducción de gases de efecto invernadero o programas para aumentar la resiliencia de comunidades ante el cambio climático.

Por ejemplo, la isla-nación de Samoa creó una propuesta para financiar un proyecto de resiliencia climática enfocado en el manejo de inundaciones. Cuando hablamos de resiliencia climática, nos referimos a que debemos tener en cuenta la capacidad o falta de capacidad de un sistema para superar los retos del cambio climático. Con este fin, el Fondo Verde para el Clima aprobó una financiación de $65.7 millones para sufragar los gastos del mencionado proyecto, de los cuales $8 millones serían co-financiados por el gobierno de Samoa, mientras que los otros $57.7 millones serían coo financiados por el Fondo Verde para el Clima.

Aunque se pueda ver como una cantidad altísima, la realidad es que en Samoa por cada evento de huracán, la cifra para reparar daños asciende a unos $200 millones de dólares. Esto es por daños a estructuras que ya existen en el área como hospitales, casas y escuelas.

Por lo tanto, los beneficios a largo plazo no solamente lo disfrutarán las comunidades afectadas, sino que también el gobierno de Samoa podrá utilizar los recaudos de las contribuciones en otras necesidades, al no tener que desembolsar grandes cantidades de dinero para resolver el problema recurrente de las inundaciones por sistemas ciclónicos.

Esto demuestra la importancia que tiene la financiación climática, la cual es vital para muchas comunidades que no tienen los recursos económicos y necesitan con urgencia nuevas estructuras para superar las consecuencias del cambio climático.

La pregunta siguiente sería, si estos fondos climáticos internacionales son tan excepcionales e importantes para resolver las situaciones que trae el cambio climático, ¿Puerto Rico se pudiera beneficiar de ellos?. Dada a la relación política y económica que Puerto Rico tiene con Estados Unidos, Puerto Rico no puede solicitar a estos fondos. Sin embargo Puerto Rico sí puede solicitar fondos dentro de la jurisdicción de Estados Unidos, como lo es el Departamento de Energía o crear sus propios fondos.

Para el 2010, Puerto Rico creó la Ley 83, llamada Ley de Incentivos para Energía Verde de Puerto Rico, la cual tiene como objetivo desarrollar proyectos energéticos a través de la utilización del Fondo de Energía Verde de Puerto Rico, creado bajo la misma Ley. El Fondo es suplido por diferentes “impuestos, incentivos estatales y federales, donaciones de entes privados no gubernamentales (pero relacionados a la producción de energía renovable sostenible y renovable alterna) y multas” y manejada por la Oficina de Política Pública Energética. Cuando se creó el Fondo, el Gobierno de Puerto Rico tenía la meta de proveer $185 millones para desarrollar proyectos de energía verde.

Estos fondos pueden ser utilizados a nivel residencial, industrial y comercial. Como parte de los beneficios están las exenciones contributivas y/o el financiamiento de proyectos relacionados a energía renovable. La Ley 83 también ofrece incentivos para proyectos relacionados a conservación y eficiencia energética, y puede “otorgar incentivos, contratos, préstamos, instrumentos de inversión, créditos de producción de energía, proveer ayuda financiera”.

Este tipo de fondos verdes también pueden ser utilizados por los municipios. Por ejemplo, para el 2009, el Municipio Autónomo de Caguas aprovechó unos fondos provenientes del Departamento de Energía. Estos fondos verdes se utilizaron, por ejemplo en el área de Villa Turabo en la cual se creó un proyecto de iluminación en las calles utilizando placas solares. Además, se utilizaron para remodelar un edificio abandonado y lo convirtieron en el edificio eficiente del Centro Criollo de Ciencia y Tecnología del Caribe. Estos proyectos y otros esfuerzos han llevado a Caguas a que para el año fiscal 2015-2016 hayan ahorrado sobre 2.7 millones de libras de CO2, lo que equivale a un ahorro de energía de 7%.

La otorgación de fondos ya sean internacionales o nacionales es una que tiende a ser controversial ya que ciertos sectores entienden que la financiación climática debe ser una de responsabilidad individual o que debe ser suplida por fondos domésticos mas no internacionales. La administración de Trump es una que está dentro de los sectores que abogan por la eliminación completa o disminución de la otorgación de estos fondos. Todavía nos queda esperar la decisión final de Trump en si Estados Unidos retira completamente los fondos o los disminuye.

El tener estos fondos verdes ya sea para programas de mitigación o adaptación ayuda a que países no industrializados tengan las herramientas para luchar contra el cambio climático. Esto es en especial a islas-naciones que no tienen los suficientes recursos económicos y que son los países más vulnerables a las consecuencias del cambio climático.

La utilización de los fondos climáticos no solo asegura la disminución de gases de efecto invernadero o la supervivencia de comunidades vulnerables, sino que también asegura que las futuras generaciones estén mejor preparadas. Necesitamos evaluar nuestras necesidades y crear prioridades para tener una mejor inversión en proyectos sustentables y lograr mejores resultados.

https://www.servindi.org/actualidad-noticias/24/08/2017/la-lucha-contra-el-cambio-climatico
http://www.claridadpuertorico.com/content.html?news=01A39005BE1CB1CCF720905C6AD6138C



viernes, 28 de julio de 2017

Francia: brutalidad policial contra migrantes en Calais.



 La policía francesa en Calais abusa de manera rutinaria de los solicitantes de asilo y otros migrantes, dijo hoy Human Rights Watch. Las autoridades francesas hacen oídos sordos frente a las denuncias generalizadas de brutalidad policial.

El informe de 40 páginas titulado “‘Like Living in Hell’: Police Abuses Against Child and Adult Migrants in Calais” (“‘Como vivir en el infierno’: abusos policiales contra niños y adultos migrantes en Calais”), revela que las fuerzas policiales de Calais, en particular los escuadrones antidisturbios franceses (Compagnies républicaines de sécurité, CRS) utilizan rutinariamente los aerosoles de pimienta contra niños y adultos migrantes mientras están durmiendo o en otras circunstancias en las que no representan ninguna amenaza. La policía también usa con regularidad aerosoles o confisca sacos de dormir, mantas y ropa, y algunas veces ha usado aerosol de pimienta en la comida y el agua de los migrantes, aparentemente para presionarlos a dejar el área. Estos actos violan la prohibición de los tratos inhumanos y degradantes, así como las normas internacionales sobre la conducta policial, que establecen que la policía utilice la fuerza sólo cuando sea inevitable, y sólo con moderación, en proporción a las circunstancias, y con un propósito legítimo de cumplimiento de la ley.

“Es reprobable que la policía utilice aerosol de pimienta contra niños y adultos que están durmiendo o haciendo su rutina en paz”, dijo Bénédicte Jeannerod, directora de Human Rights Watch en Francia. “Cuando los agentes de policía destruyen o confiscan mantas, zapatos o comida de los migrantes, no sólo degradan su profesión sino que también dañan a las personas cuyos derechos han jurado defender”.

El informe está basado en entrevistas a más de 60 solicitantes de asilo y otros migrantes en Calais, Dunkerque y los alrededores, entre ellos 31 menores no acompañados, en junio y julio de 2017. Human Rights Watch también se reunió con el subprefecto de Calais y funcionarios del Ministerio del Interior en París, así como con numerosos abogados, trabajadores sociales y otros funcionarios y voluntarios de organizaciones no gubernamentales que operan en Calais.

Más de 400 solicitantes de asilo y otros migrantes, la mayoría de Eritrea, Etiopía y Afganistán, viven en las calles y las zonas boscosas de Calais y sus alrededores. Unos 200 son menores no acompañados. Al menos otros 300 adultos y niños, iraquíes kurdos, así como afganos y de otras nacionalidades, viven en campamentos de migrantes en o cerca de Dunkerque y Grande-Synthe, al este de Calais.

El subprefecto de Calais negó vehementemente los cargos de abuso policial, calificándolos de difamación, pero los hallazgos de Human Rights Watch se basan en testimonios coherentes y detallados de casi todos los solicitantes de asilo y migrantes entrevistados.

Después de interrumpir una distribución nocturna de alimentos y ropa, tres oficiales interrogaron a un menor que se había detenido para cambiarse de zapatos antes de regresar a la zona boscosa donde él y otros migrantes pasan la noche, mayo de 2017.
DESPLEGAR Después de interrumpir una distribución nocturna de alimentos y ropa, tres oficiales interrogaron a un menor que se había detenido para cambiarse de zapatos antes de regresar a la zona boscosa donde él y otros migrantes pasan la noche, mayo de 2017.  © 2017 Help Refugees
Human Rights Watch también descubrió que las autoridades locales han respondido al regreso en masa de los inmigrantes a Calais impidiendo su acceso a alimentos, agua y otras necesidades básicas. Un tribunal dictaminó en marzo que los esfuerzos de las autoridades locales para bloquear las entregas de ayuda por grupos de asistencia equivalían a tratos inhumanos y degradantes. El Defensor del Pueblo francés (Défenseur des droits) también ha criticado estas y otras medidas por parte de las autoridades locales, concluyendo que contribuyen a crear “condiciones de vida inhumanas” para los solicitantes de asilo y los migrantes en Calais.

Un segundo fallo judicial, emitido el 26 de junio, instruyó a las autoridades a proporcionarles a los migrantes, en un plazo máximo de 10 días, acceso a agua potable, aseos e instalaciones para ducharse y lavar la ropa. Las autoridades apelaron la decisión el 6 de julio. La apelación está programada para ser vista el 28 de julio.

Biniam T., de diecisiete años, dijo a Human Rights Watch: “Si nos atrapan cuando estamos durmiendo, nos rocían (con aerosoles de pimienta) y nos quitan todas nuestras cosas. Hacen eso cada dos o tres días. Vienen y nos quitan nuestras mantas”.

Los trabajadores humanitarios describieron una ocasión en que gendarmes que llevaban fusiles los rodearon, y múltiples ocasiones en que la policía antidisturbios impidió por la fuerza que los migrantes tuvieran acceso a los trabajadores humanitarios y otras en que los agentes les arrebataban los alimentos de las manos a los trabajadores.

Cuando los trabajadores humanitarios han tratado de fotografiar o filmar estos actos, la policía a veces ha confiscado sus teléfonos durante breves períodos, borrando o examinando el contenido sin permiso y sin una base jurídica.

Hasta finales de octubre de 2016, en un inmenso poblado de tiendas y chabolas en las afueras de la ciudad, malvivían hasta 10.000 solicitantes de asilo y migrantes, entre ellos muchos menores no acompañados, y las autoridades municipales de Calais hablan frecuentemente de su determinación de no permitir que se reestablezca un campamento de migrantes en las franjas de la ciudad.
Solicitantes de asilo y otros migrantes en Calais esperan en la cola de un puesto de distribución nocturna de alimentos, mantas y ropa, marzo de 2017.
DESPLEGAR Solicitantes de asilo y otros migrantes en Calais esperan en la cola de un puesto de distribución nocturna de alimentos, mantas y ropa, marzo de 2017. © 2017 Private
Las autoridades locales se han opuesto en particular a los llamamientos para establecer un refugio para inmigrantes o una oficina de asilo en Calais, alegando que alentaría a más migrantes a viajar al norte de Francia. Durante una visita a Calais el 23 de junio de 2017, el ministro del Interior, Gérard Collomb, hizo eco de estos sentimientos.

Al mismo tiempo, el presidente Emmanuel Macron ha prometido un enfoque humano a los refugiados, incluyendo una reforma del sistema de asilo. En una cumbre de la Unión Europea en Trieste, Italia, a principios de julio, dijo: “A las mujeres y los hombres que primero llegaron de Siria y que hoy vienen de Eritrea o de muchos otros países y están luchando por la libertad, debemos darles la bienvenida en Europa, y especialmente en Francia. Por lo tanto, obviamente cumpliremos con nuestra parte en esta lucha”.

Las autoridades locales y nacionales deberían instar de inmediato e inequívocamente a la policía a cumplir con las normas internacionales sobre el uso de la fuerza y ​​abstenerse de conductas que interfieran en la entrega de ayuda, y que quede sujeta a medidas disciplinarias apropiadas por abuso de autoridad u otras formas de mala conducta, señaló Human Rights Watch. En particular, se debe instruir a la policía para que no use rociador de pimienta contra los migrantes en ninguna circunstancia en la que los medios no violentos sean efectivos para lograr un propósito legítimo.

El Ministerio del Interior también debería eliminar urgentemente los obstáculos a la protección de los refugiados, ya sea estableciendo una oficina de asilo en Calais o agilizando las solicitudes en las oficinas existentes. El ministerio debería trabajar con las agencias y los grupos humanitarios apropiados para proporcionar alojamiento lo antes posible a todos los solicitantes de asilo y proveer alojamiento de emergencia para cualquier inmigrante indocumentado sin refugio en Calais.

Las autoridades locales y nacionales deberían velar por que los niños migrantes no acompañados tengan acceso a servicios de protección infantil, incluyendo albergues con capacidad suficiente y personal adecuado.

“Las autoridades deberían enviar un claro mensaje de que el hostigamiento policial u otros abusos de poder no serán tolerados”, dijo Jeannerod. “El gobierno debe asegurarse de que los migrantes estén protegidos y puedan solicitar asilo”.

https://www.hrw.org/es/news/2017/07/26/francia-brutalidad-policial-contra-migrantes-en-calais

miércoles, 21 de junio de 2017

Millones de seres humanos siguen en la invisibilidad.

Hace un año atrás, en el Día Mundial del Refugiado, mis amigos de la Fundación Cultural Oriente – www.islamoriente.com - me propusieron escribir un artículo con referencia a esta conmemoración y dar cuenta del estado de  este fenómeno de los refugiados ya convertido más que en un hecho puntual, en una situación crónica, alarmante y sobre todo con profundas repercusiones en las sociedades sometidas a guerras de agresión, conflictos internos o dificultades de todo tipo que han forzado a su población a emigrar.

Un año después de aquella petición y la correspondiente publicación del artículo en las páginas del portal de islamoriente y a pesar de palabras y referencias, discursos emocionados, miles de millones de dólares entregados para supuestamente apoyar a los millones de inmigrantes – convertidos al paso de las semanas en un pago para impedir su saludad de los territorios donde estaban hacinados, como es el caso de Turquía que recibió 6 mil millones de euros de parte de la Unión Europea – a pesar de todo ello, millones de seres humanos siguen en tierra de nadie, estacados unos, moviéndose de sitio en sitio otros, desplazándose  en su propio país o emigrando otros millones pues el suyo ya no es un sitio seguro. Nada ha cambiado en materia de la condición de millones de seres humanos en condición de refugiados.

Cruzan desiertos, selvas, montañas, se ahogan en los mares que se suponen deben unir al ser humano. Viven hacinados en tiendas precarias, malnutridos, sobreviviendo, añorando sus hogares y soñando construir uno. La conmemoración del Día Mundial del Refugiado saca de las sombras un fenómeno que más allá de las palabras de buena crianza y lo políticamente correcto, debe avergonzarnos porque no hemos sido capaces de cambiar en modo alguno esta situación que afecta a millones de seres humanos, nuestros hermanos y hermanas sin esperanzas cercanas de una mejor vida.

Para los organismos internacionales, como es el caso del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados -ACNUR– cuya definición ha sido acordada como “aceptable” y derivado de la Convención de Ginebra sobre el Estatuto de los Refugiados, un refugiado es “una persona que debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera de su país de nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de su país; o que careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos fuera del país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores no quiera regresar a él”.

La Organización para la Unidad Africana – continente con un amplio historial de refugiados y desplazados define como refugiado “a toda persona que debido a una agresión externa, ocupación, dominación extranjera o eventos que afecten seriamente el orden público de una parte de su país de origen o de nacionalidad, es forzado  a buscar refugio en otros lugares fuera de su país de origen o nacionalidad” se entiende esta definición como más amplia, pues habla de sujetos que huyen de su país no sólo por problemas con el gobierno de turno, sino que también del sufrimiento y del dolor.


Muerte como titulares

Sin duda que el convenir sobre el qué se habla cuando se habla de refugiados, es conveniente, enmarca y nos ubica en el contexto de un drama, que como uno de sus efectos ha generado la mayor ola migratoria desde la Segunda Guerra Mundial. No una crisis, sino que un éxodo forzoso tras los procesos de agresión contra países de Oriente medio como Siria, Irak y Yemen, fundamentalmente y que no tiene posibilidades de predecir un momento de freno a esta crisis, que sintomáticamente afecta más a los países vecinos de las naciones agredidas o con conflictos internos, dificultades económicas y catástrofes naturales, que a aquellos que como Europa suelen levantar la voz aterrorizados ante la posibilidad de tener que acoger a ciudadanos considerados como una amenaza al modo de vida.

“Los refugiados, según cifras entregada por ACNUR, en su informe anual con datos del año 2016, muestran un incremento de un 55% con relación a las cifras del año 2015. 65.6 millones de hombres y mujeres, migrantes forzosos y que producto de guerras de agresión, invasiones, luchas civiles, actividades de grupos terroristas huyen buscando zonas más seguras,  en momentos que las posibilidades de encontrar asilo y protección se restringen día a día, Sobre todo para aquellos seres humanos provenientes del Magreb, del Sahel, de Sudán y de Sudán del Sur,   Somalia, Eritrea, de Siria, la República Democrática del Congo y la República Centroafricana, Colombia, Irak y Afganistán fundamentalmente.

En su informe "Tendencias mundiales de desplazamiento forzado", que se presenta anualmente en la víspera del Día Mundial del Refugiado (que se conmemora cada 20 de junio), la agencia de la ONU a la que hacemos referencia explica que esta cifra de 65.6 millones de refugiados significa, que una de cada 113 personas en el mundo está desplazada actualmente. Es decir, si todas estas personas formaran un país, sería el tercero más grande de Latinoamérica, después de Brasil y México y el Número 24 del mundo.
De esta descomunal cifra, este informe nos señala que 42 millones corresponden a desplazados internos, aquellos que escapan de las zonas de guerra o devastación de un país y se trasladan a zonas “más seguras”. 20 Millones considerados como “refugiados”  es decir, aquellos que salen en busca de ese lugar que les evite la muerte, generalmente a países vecinos y finalmente 3.6 millones de hombres y mujeres que conforman ese contingente conocido como “peticionarios de asilo” y que son los que vemos aparecer en las noticias, cuando se les cierra las fronteras en Hungría, Eslovenia, mueren hacinados en camiones atestados en las carreteras europeas o tratan de cruzar desde Francia a Inglaterra. Se les ve ensartados en las rejas de Ceuta y Melilla, asesinados por las bandas dedicados al transporte de migrantes, abandonados a su suerte en el desierto del Sahara o mueren ahogados por miles al tratar de llegar a las costas europeas desde puertos de Libia- más de 2 mil sólo en este primer semestre del año 2017 según informes de ACNUR.

Siria, quien sufre una cruenta guerra de agresión desde marzo del año 2011, es el país con mayor número de personas que se han desplazado internamente – 9 millones de seres humanos – a los cuales hay que sumar cinco millones de refugiados, radicados principalmente en campos de refugiados en Turquía, El Líbano, Irak y Jordania y sobre todo a partir de fines del año 2014 con un lento pero sostenido objetivo de llegar a Europa, utilizando para ello diversas vías de salida. Una Europa que el coro mediático de las grandes potencias es presentada como una región que sufre una severa crisis de inmigración cuando en realidad el número de personas que busca protección en la Europa de los 28, sólo alcanza el 0,15% del total de su población, conformada por 510 millones de habitantes. Han salido más europeos producto de la crisis económica, que refugiados provenientes de países donde los gobiernos de esa misma Europa suele hacer negocios, financiar bandas terroristas, alentar la caída de gobiernos como el libio, invadir a Afganistán, Irak o tratar de derrocar al gobierno sirio.
La ACNUR consigna que el 86% de los refugiados del mundo son acogidos por países en vías de desarrollo. Los ejemplos confirman esta información. Turquía tiene ya 2 millones de refugiados sirios. El Líbano suma 1.4 millones – el 25% de su población – Jordania tiene en su territorio a 700 mil refugiados sirios y en Irak, en la zona controlada por los Kurdos, existen 300 mil refugiados.  La República Islámica de Irán acoge, por su parte, a un millón de refugiados afganos y 200 mil iraquíes.

Medios de prensa internacionales, han destacado el tratamiento que la nación persa ha dado a los refugiados afganos. “Con casi un millón de refugiados dentro de sus fronteras, casi todos procedentes del conflicto afgano, la actitud de la República Islámica de Irán constituye por su atención, dedicación y generosidad, un modelo que la propia ONU considera “un ejemplo para el mundo” que debe ser imitada. Acceso a un seguro médico universal como el que tienen los iraníes, educación gratuita para casi 350.000 niños y adolescentes afganos en las escuelas públicas, acceso a la universidad y a cursos de formación técnica y el permiso para que los refugiados elijan libremente su lugar de residencia son algunos de los rasgos del “tratamiento ejemplar” que Irán da a los desplazados” La ACNUR ha destacado, que durante los últimos 35 años, Irán ha sido uno de los países del mundo con mayor número de refugiados dentro de sus fronteras a pesar de haber enfrentado una guerra contra Irak, bloqueos internacionales y una situación de continua agresión por parte de Washington y sus aliados.

Tal vez el Día Mundial del refugiado tiene un mayor valor cuando hablamos de solidaridad como la entregada por la sociedad iraní, que no distingue nacionalidad para el apoyo y donde los niños y niños son una prioridad. Los datos entregados por ACNUR muestran una dramática realidad: la mitad de los desplazados forzosos son niños y de ellos 100 mil han escapado sin la compañía de adultos. Niños principalmente de Afganistán, Siria, Eritrea y Somalia. Una realidad, que sólo sale a la luz cuando alguno de esos pequeños muere ahogado en alguna barcaza volcada en el Mediterráneo o llega a las playas de algún país ribereños del otrora Mare Nostrum. Recordemos, que de acuerdo con la ONU, en lo que va de año, más de 2000 personas han perdido la vida en el Mediterráneo, en su intento por llegar a Europa.

Cifras que remecen pero, que no han modificado el actuar de las grandes potencias, principalmente Estados Unidos, la propia Unión Europea – a través de la acción de países como Francia, Inglaterra y Alemania y sus socios de Oriente Medio como Arabia Saudita, Israel, las Monarquías Ribereñas del Golfo Pérsico, que son quienes han catalizado, desde el inicio del despertar islámico hasta hoy el aumento de refugiados desde Siria, Libia  e Irak principalmente. Refugiados que buscan, lógicamente, mejores perspectivas de vida y encaminan su pasos y se lanzan, por ejemplo, en precarias embarcaciones a navegar, para llegar a una Europa que se resiste a aceptar su responsabilidad, en la mayor ola migratoria desde la Segunda Guerra Mundial.


Este 20 de junio, día en que se conmemoró el Día Mundial de los Refugiados, se constata una gran ausencia en las cifras y el análisis que hace ACNUR u otros organismos internacionales, mostrando con ello otro de los efectos de la migración forzosa: la invisibilización de los pueblos. Se trata de los refugiados palestinos, que conforman la mayor crisis de refugiados del mundo y que año a año incrementa su número. La mayor y la más antigua crisis de refugiados que tiene el mundo y cuya solución no se vislumbra cercana y donde los intereses políticos, económicos e ideológicos hacen patente que sólo una decisión firme y resuelta que obligue a la entidad sionista a retirarse de los territorios ocupados, puede hacer valer el derecho de millones de palestinos de retornar a su hogares.


Palestina

El 15 de mayo de cada año, desde 1948, los palestinos conmemoran la Nakba – Catástrofe o desastre en árabe – significando el inicio del éxodo de millones de hombres y mujeres, que tuvieron que abandonar su tierras,  tras el conflicto que significó la instauración de la entidad sionista en la región. Palestinos que viven, ya sea en los territorios palestinos ocupados Gaza y Cisjordania y que podríamos asimilarlos a desplazados internos bajo el poder de un potencia ocupante, tal como la propia ONU lo señala al consignar que se encuentran bajo ocupación militar. Como también en países vecinos.

Estos palestinos, para todos los efectos de la legislación internacional son considerados refugiados y deben regirse por las normas dispuestas, para aquellos que habitan en los territorios ocupados por la Autoridad Nacional Palestina – ANP – en el caso de Cisjordania y Hamas en la Franja de Gaza, que controlan la seguridad y la administración civil de las áreas urbanas y rurales. La denominada Agencia de las Naciones Unidas para la Ayuda a los Refugiados Palestinos – UNRWA) – que atiende a los refugiados palestinos, ya sea en los territorios ocupados o en países vecinos los define “como aquella persona, primero, cuya residencia habitual era Palestina entre el 1 de junio de 1946 y el 15 de mayo de 1948. Segundo, hombres y mujeres que perdieron sus hogares y medios de vida a consecuencias del conflicto de del año 1948. Tercero, aquellos que se refugiaron en alguno de los países o regiones donde opera la UNRWA y por último, son considerados refugiados los descendientes por la línea masculina de las personas que cumplen los requisitos 1 y 3”.

A fines del año 2016 la UNRWA tenía registrados – en las zonas donde opera – a más de cinco millones de refugiados de Palestina de los cuales un 33% vive en 50 campamentos distribuidos en Jordania – donde habitan 2.1 millones de palestinos – Siria con 500 mil refugiados y sintomáticamente en la Franja de gaza donde habitan 1.5 millones de palestinos, al UNRWA considera como refugiado a 1.2 millones. En Cisjordania de un total de 2.5 millones de habitantes un tercio de ellos son refugiados registrados, de los cuales 250 mil viven repartidos en 19 campamentos.

Las Naciones Unidas indica que “existen entre siete y ocho millones de palestinos que viven en zonas de Palestina administradas por la ANP o están refugiadas en tierras cercanas. Además, existen un gran cantidad de palestinos que se encuentran en el resto de Oriente Medio, América Latina, Europa y Estado Unidos  Cerca de la mitad de los palestinos son refugiados y viven bajo la tutela del Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente  – OOPS – y de la UNRWA por sus siglas en inglés – Estos refugiados palestinos viven en la Franja de Gaza, la Ribera Occidental y Jerusalén Oriental. También se encuentran en Jordania, Siria, y el Líbano. Asimismo, más de un millón de refugiados viven todavía en campamentos establecidos para ellos desde hace más de cincuenta años en dicha zona”.

La organización Inspiraction con un trabajo de apoyo a los de refugiados palestinos en Cisjordania consigna que existen 19 campos de refugiados en ese territorio ocupado, 9 en la  Franja de Gaza, 12  en Líbano, 10 en Siria, 10 en Jordania, y otros miles de palestinos refugiados, que  viven en Egipto, Yemen, Kuwait y Arabia Saudí. Situación que ha significado, por ejemplo, ir cambiando la fisonomía de muchos campamentos que comenzaron con tiendas inseguras, para devenir en construcciones un poco más solidas, pero igualmente bajo condiciones socio ambientales de enorme precariedad. La posibilidad de retornar a sus lugares de origen choca día a día con la realidad de una ocupación militar israelí que no cesa y que incrementa el número de colonos en los territorios ocupados, como es el caso de la Ribera Occidental, donde ya 600 mil colonos se han asentado en dicha zona.

Cifras más o cifras menos, lo claro es que los refugiados palestinos, no sólo constituyen una bofetada en el rostro para una humanidad que suele no ver este drama, sino que una campanada de alerta respecto a que la solución, para esos millones de hombres y mujeres debe ser una prioridad si se quiere avanzar hacia la paz en la zona, tal como se debe vislumbrar y solucionar con Siria e Irak, con el pueblo afgano, con países como Sudán y Sudán del Sur, Eritrea, Somalia, parte importante de los países del África Subsahariana, sometida a las presiones políticas y económicas de las grandes potencias que alientan la división y el expolio. Solución también para el pueblo saharaui y los 200 mil hombres y mujeres que habitan hace 42 años en los campamentos de refugiados de Tinduf en la hamada argelina, producto de la ocupación de su territorio a manos de la Monarquía marroquí. Los refugiados de estos pueblos son la constatación que no puede haber paz mientras la agresión, la política del más fuerte, el desprecio a los derechos humanos sigan siendo el pan de cada día.

El conmemorar el Día Mundial del Refugiado nos llama a tener presente lo que el resto del año parece estar en las sombras, que sólo sale a la luz cuando cientos de inmigrantes naufragan y pasan a formar parte de la fosa común del Mediterráneo u otros miles tratan de llegar al sueño europeo y reciben un portazo en las narices y en su dignidad. No es posible hablar de paz sin resolver el tema de 65.6 millones de seres humanos desarraigados, maltratados, humillados y sometidos a la más miserable de las situaciones que puede vivir un ser humano. La situación de los refugiados en el mundo, de tan cotidiano y masivo ha generado la puesta en práctica de una política de hacer invisible decenas de millones de seres humanos y negarles un futuro, cerrando las puertas de aquellos países que hasta hace pocas décadas eran sociedades de inmigrantes. El hacer invisible a algunos hace manifiesta las peores y más abyectas de las miserias humanas.

Por: Pablo Jofré Leal

viernes, 26 de mayo de 2017

La creciente desigualdad del capitalismo mundial.



La desigualdad en los ingresos y la riqueza aumentó en las últimas décadas, pero el reconocimiento del papel que desempeñan la liberalización económica y la globalización en esa brecha nunca ha sido tan generalizado. Los guardianes del capitalismo global están nerviosos, pero poco hicieron para controlar o revertir la situación.
La creciente desigualdad alarma a la élite mundial

El  Foro Económico Mundial (FEM) calificó la grave desigualdad de ingresos como el mayor riesgo que enfrenta el mundo.
“Tenemos una disparidad demasiado grande en el mundo. Necesitamos más inclusión… Si seguimos teniendo un crecimiento no inclusivo y continuamos con la situación de desempleo, en particular del desempleo juvenil, nuestra sociedad global no será sostenible”, advirtió el fundador del FEM, Klaus Schwab.
Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional, declaró ante líderes políticos y empresariales del FEM que “en demasiados países los beneficios del crecimiento los disfrutan muy pocas personas. Esa no es una receta para la estabilidad y la sostenibilidad”.
Del mismo modo, el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, advirtió que de no abordarse la desigualdad se corre el riesgo de disturbios sociales. “Va a estallar en gran medida debido a estas desigualdades”, afirmó.
También la influyente revista Foreign Affairs, del no gubernamental Consejo de Relaciones Exteriores, con sede en Estados Unidos, realizó una advertencia similar.
“La desigualdad está creciendo en casi todo el mundo capitalista posindustrial… De no abordarse, la creciente desigualdad y la inseguridad económica pueden erosionar el orden social y generar una reacción popular contra el sistema capitalista en general”, apuntó.

¿Mucho ruido y pocas nueces?

Cada vez más, una pequeña élite absorbe los principales beneficios del crecimiento económico. A pesar del estancamiento económico que sufrió el planeta durante casi una década, el número de milmillonarios aumentó a 2.199, algo sin precedentes. El uno por ciento más rico de la población mundial posee ahora tanta riqueza como el resto de los habitantes. Las ocho personas más ricas del mundo tienen tanta riqueza como la mitad más pobre.
En India, el número de milmillonarios se multiplicó al menos 10 veces en la última década. El país asiático tiene ahora 111 milmillonarios, el tercero en el mundo. Asimismo, más de 425 millones de personas indigentes también viven en el territorio indio, o un tercio de los pobres del planeta y más de un tercio de la población del país.
África tuvo un auge económico durante una década hasta 2014, pero la mayoría de sus habitantes sigue luchando a diario para obtener alimentos, agua potable y atención médica. Mientras tanto, el número de personas que viven en la extrema pobreza, según el Banco Mundial, creció de 280 millones en 1990 a 330 millones en la actualidad.
En Europa, los pobres soportaron el peso de las políticas de austeridad, mientras que los rescates bancarios beneficiaron principalmente a las personas acaudaladas. Aproximadamente 122,3 millones de personas, o sea 24,4 por ciento de la población de la Unión Europea, corre el riesgo de caer en la pobreza.
Entre 2009 y 2013, el número de europeos sin dinero suficiente para calefaccionar sus viviendas o pagar gastos imprevistos aumentó 7,5 millones hasta 50 millones de personas, mientras que el continente alberga a 342 milmillonarios.
En Estados Unidos, la proporción de ingresos del uno por ciento más rico de la población está en su nivel más alto desde la víspera de la Gran Depresión, hace casi nueve décadas. El 0,01 por ciento más adinerado, o 14.000 familias estadounidenses, poseen 22,2 por ciento de la riqueza del país, mientras que el 90 por ciento más pobre, o más de 133 millones de familias, posee apenas cuatro por ciento de la misma.
Esta concentración sin precedentes de la riqueza y la correspondiente privación del resto de la población generaron reacciones negativas, que posiblemente contribuyeron a la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, al referéndum del Brexit en Gran Bretaña, a la fuerza de la ultraderecha de Marine Le Pen en Francia y de la Alternativa para Alemania y al ascenso de la derecha de Hindutva en India.

China “comunista” y la desigualdad

Mientras tanto, China creció rápidamente pero la desigualdad también aumentó considerablemente. El país de gobierno comunista exporta bienes de consumo baratos al mundo, controlando la inflación y mejorando el nivel de vida de muchos.
Parte de su enorme superávit comercial – debido a los salarios relativamente bajos, aunque recientemente en aumento – fue reciclado en los mercados financieros, principalmente de Estados Unidos, lo que ayudó a expandir el crédito a tasas de interés bajas en China.
Así, los productos de consumo y el crédito baratos permitieron a la clase media de Occidente, en franca reducción, mitigar la presión a la baja sobre sus niveles de vida, a pesar del estancamiento o la caída de los salarios reales y el aumento de la deuda personal y familiar.
El desarrollo de China impulsado por las exportaciones y basado en los bajos salarios aumentó considerablemente la desigualdad de ingresos en el país más poblado del planeta durante más de tres décadas. Beijing desplazó a Nueva York como la nueva “capital milmillonaria del mundo”. El país asiático tiene ahora 594 milmillonarios, o 33 más que Estados Unidos.
Desde la década de 1980, la desigualdad de ingresos en China creció a mayor rapidez que en otros países. El uno por ciento más rico de los hogares posee un tercio de la riqueza del país, mientras que el 25 por ciento más pobre posee solamente un uno por ciento.
El coeficiente de Gini de China subió a 0,49 en 2012 de 0,3 apenas 30 años antes, cuando era uno de los países más igualitarios. Otra investigación ubicó el coeficiente de Gini del país en 0,61 en 2010, superando por lejos los 0,45 de Estados Unidos.

http://www.ipsnoticias.net/2017/05/la-creciente-desigualdad-del-capitalismo-mundial/
Traducido por Álvaro Queiruga
Anis Chowdhury, exprofesor de economía de la Universidad de Western Sydney, ocupó altos cargos en la ONU entre 2008 y 2015. Jomo Kwame Sundaram, exprofesor de economía y subsecretario general de la ONU para el Desarrollo Económico, recibió el premio Wassily Leontief para el Avance de las Fronteras del Pensamiento Económico en 2007.