viernes, 7 de marzo de 2014

Gasoducto Keystone XL en un peligroso limbo.


La reserva de Pine Ridge del pueblo lakota, en la región del medio-oeste de Estados Unidos, es uno de los sitios más abandonados de este país, y del mundo.


El desempleo en la reserva ronda 80 por ciento y solo una persona de cada 10 terminó la escuela secundaria. La esperanza de vida de las mujeres es de 52 años, la de los hombres, 48. La mitad de los mayores de 40 tienen diabetes. Y uno de cada cuatro niños nace con síndrome fetal alcohólico.

Así que cuando las grandes empresas que proyectan el polémico oleoducto Keystone XL trazaron su ruta rodeando Pine Ridge, es posible que hayan pensado muy poco en esta comunidad que no llega a 30.000 habitantes. Como mucho, habrán supuesto que a los lakotas les alegraría conseguir algunos empleos.

Pero lo que Pine Ridge no tiene en bienes materiales le sobra en apego a su ambiente.

En 2012, cuando unos camiones de una empresa constructora de oleoductos quisieron atravesar el territorio de la reserva, en el estado de Dakota del Sur, se vieron bloqueados por las autoridades nativas y otros pobladores que habían lanzado el alerta en la página de Facebook de la radioemisora local.

Aunque son pobres, los lakotas saben que los posibles empleos que genere la obra en el lugar tendrán corta vida y que el mantenimiento del oleoducto lo harán técnicos especializados que vendrán de otros sitios.

Debbie White Plume, activista lakota que vive en Pine Ridge, sostiene que el oleoducto va contra la concepción de vida y la relación de su pueblo con la naturaleza. Ellos no van a permitir que se construya sin pelear, dijo a Tierramérica por teléfono.

Plume contribuye a organizar "Mocasines en el suelo", un programa que instruye a los nativos en las habilidades y tácticas de la acción directa no violenta.

Viajando de una comunidad a otra en esa reserva, Plume enseña a sus habitantes sobre los derechos que les asisten como ciudadanos y formas de protestar contra la invasión de las corporaciones.

"Vemos lo que está causando la explotación de arenas bituminosas en Canadá y la explotación de petróleo en las Dakotas, cómo corroen, violan y hieren a la madre Naturaleza. Sabemos que es el mismo ecosistema y que todos necesitamos vivir en él", dijo Plume.

El XL es la última de cuatro fases del sistema de oleoductos Keystone para transportar el bitumen diluido que se extrae de las arenas petrolíferas de Alberta, en el sudoeste de Canadá, hasta el Golfo de México, en el sudeste de Estados Unidos, para ser refinado.

El crudo de esas arenas es altamente corrosivo y uno de los combustibles fósiles más contaminantes. Requiere grandes cantidades de energía para ser extraído y en ese proceso genera subproductos como el coque de petróleo, una sustancia sólida con gran contenido de azufre que al quemarse es más sucia que el carbón.

El tramo estadounidense de la cuarta fase del oleoducto se tendería entre el pueblo fronterizo de Morgan, en Montana, noroeste del país, y la central Steele City, en Nebraska, donde se conectaría con tuberías ya existentes y que se dirigen al sur.

El tramo norteño final atravesaría varios ríos importantes, como los dos Rojos, el Misuri y el Yellowstone, y pasaría sobre el acuífero Ogallala, una fuente de agua dulce subterránea que abastece a más de un cuarto de las tierras agrícolas regadas de este país.

Si llega a construirse, transportaría por año el equivalente a 181 millones de toneladas de dióxido de carbono.

Si bien el trazado rodea el territorio de la reserva de Pine Ridge, en realidad pasa entre este y Rosebud Reservoir, de donde las comunidades lakotas extraen el agua.

"Para nosotros, esa es nuestra agua", dijo Plume en una reunión celebrada en agosto del año pasado en Bridger, Dakota del Sur. "Veneramos nuestra agua y tenemos que protegerla".

Según la activista, los lakotas han logrado también el apoyo de ganaderos y agricultores no indígenas en lugares como Nebraska, que temen que la contaminación arruine sus tierras.


Derrames
Con el boom de la explotación de las arenas de Alberta, los accidentes están en aumento. En marzo de 2013, se derramaron entre 5.000 y 7.000 barriles de crudo pesado canadiense de una fuga en el oleoducto Pegasus de ExxonMobil en Mayflower, Arkansas, causando un desastre ambiental.

En octubre, se escaparon 20.600 barriles de crudo de otro ducto en Dakota del Norte.

Según PBS, el servicio de televisión pública de Estados Unidos, el año pasado se registraron 362 derrames de oleoductos en Estados Unidos. Y en Alberta los accidentes son igualmente comunes. Una investigación descubrió que en esa provincia canadiense hubo 25.000 derrames en los últimos 37 años.

Con estos antecedentes, un derrame en Keystone es casi seguro. Cuando unos activistas de Kansas se encerraron a sí mismos en un segmento recién instalado del tramo sur del sistema Keystone, el sol entraba por los enormes agujeros de una cubierta exterior que se suponía a prueba de agua. Ese mismo día ese tramo se hundió.


Corrupción
Luego de años de campaña contra el proyecto, el Departamento de Estado publicó su informe de impacto ambiental el 31 de enero, en el que se sostiene que el oleoducto no elevaría de forma significativa las emisiones de carbono.

Ese es el factor que el presidente Barack Obama tomó como elemento para vetar o aprobar el proyecto. El estudio también sostiene que, se haga o no el oleoducto, las arenas petrolíferas se seguirán explotando al mismo ritmo y serán exportadas por tren.

Estudios de la industria han mostrado, sin embargo, que el sistema ferroviario es incapaz de absorber mayor transporte de crudo.

Legisladores del gobernante Partido Demócrata han reclamado al gobierno que posponga su decisión de impacto hasta que su propio inspector general termine una investigación sobre posible conflicto de intereses de la empresa contratada por el gobierno para hacer la evaluación Environmental Resource Management (ERM).

Grupos ecologistas publicaron documentos que muestran que el Departamento de Estado hizo escasos esfuerzos para verificar si la información de ERM era verídica.

La empresa, con sede en Londres, recibe buena parte de sus ganancias de contratos con empresas como Conoco Phillips, Chevron, ExxonMobil y Canadian Natural Resources, todas ellas beneficiarias del futuro oleoducto y de las arenas de Alberta.

Varios de los analistas que redactaron la evaluación aparecen como exempleados de TransCanada, la empresa constructora del oleoducto.

"Hemos presentado toneladas de pruebas de que la empresa ERM mintió en sus declaraciones", dijo a Tierramérica el activista de Amigos de la Tierra, Ross Hammond.

"Para los inversores en general, Keystone es un asunto crítico, y el Departamento de Estado ha escamoteado la cuestión", dijo Hammond.

"Así que en esencia, ellos dicen ‘como no hay impacto climático, ustedes podrían construir Keystone’. Hay instancias en que el análisis es realmente deficiente", añadió.

Amigos de la Tierra sostiene que TransCanada planificó contratar a exfuncionarios del gobierno de Obama como lobistas ante el Departamento de Estado.

Anita Dunn, exdirectora de comunicación de la Casa Blanca y ahora lobista jefa de una firma que representa a TransCanada, visitó su antiguo empleo más de 100 veces después de dejar el cargo en 2009.

"La única forma de aprobarlo es ignorar las múltiples mentiras que dijo TransCanada. Lamento ver que esto no molesta al Departamento de Estado", dijo el representante demócrata Raúl Grijalva.

Están corriendo los 30 días, que finalizan el 7 de marzo, para realizar comentarios al informe. La última vez que abrió esta posibilidad, el Departamento de Estado se vio inundado con más de 1,5 millones de cartas, correos electrónicos y faxes, la inmensa mayoría desaprobando el plan.

En Pine Ridge, la decisión es clara.

"Nuestra historia nos ubica en este lugar desde el comienzo de los tiempos", dijo Plume. "Esperamos que el presidente Obama diga no. Pero si dice sí, entonces pondremos nuestros mocasines en el suelo y nos lanzaremos a la desobediencia civil", concluyó.

Por Samuel Oakford
http://www.ipsnoticias.net/2014/02/gasoducto-keystone-xl-en-un-peligroso-limbo/

jueves, 6 de marzo de 2014

El último reducto de los mashco piros .


Internados en selva fronteriza con Brasil, una numerosa población de indígenas en aislamiento voluntario sufre los embates del narcotráfico que ha abierto una nueva ruta para la droga. El nuevo paso de la droga comienza desde Ucayali, pasando por Sepahua y Atalaya, hasta la comunidad de Palestina en la frontera con Brasil, atravesando el extenso Parque Nacional Alto Purús, lugar que se ha convertido en el último refugio de cientos de indígenas no contactados o en contacto inicial.

Los no contactados
 
En la soledad de la noche, "Francisco" escucha desde su puesto de vigilancia en Tahuamanu, los pasos de alguien que se acerca. Internado en medio de la selva, piensa que es algún animal nocturno rodando en la oscuridad, pero advierte algunas voces. Comprende de inmediato que no son los "mochileros" que pasan por el Parque Nacional Alto Purús, llevando droga hacia Brasil, sino hombres y mujeres desnudos tratando de forzar la puerta para robar algunos víveres y utensilios. Sin armas y sólo, el guardaparques espera unos minutos hasta que los visitantes se marchan pacíficamente llevándose los víveres sustraídos.

No es la primera vez que ocurre este tipo de avistamientos, a mediados del año pasado, pobladores de la comunidad Monte Salvado, en Madre de Dios, divisaron a un numeroso grupo de indígenas aislados en la margen opuesta del río Las Piedras. Testigos de la zona aseguraron que un grupo de más de 100 nativos entre hombres mujeres y niños desnudos, intentaron cruzar el río, pero fueron disuadidos por un agente de protección de la Reserva Madre de Dios, con quien entablaron un breve diálogo. Los indígenas le solicitaron plátano dulce y utensilios, como ollas y machetes.

Pocos días después, un video propalado por la por la Federación Nativa del Río de Madre de Dios y afluentes (Fenamad) y que dio la vuelta al mundo, confirmaba la versión de los comuneros y echaba por tierra las versiones gobiernistas y empresariales que negaban la existencia de estos pueblos para favorecer las concesiones de gas y petróleo en la amazonía. Las imágenes difundidas por diversos medios de la capital mostraban con diáfana claridad la presencia de unos 15 hombres de mediana edad con los rostros pintados y flechas en las manos. No eran "perros del hortelano", ni "ciudadanos de segunda categoría", sino hombres con sus mujeres y niños, todos pertenecientes al pueblo mashco piro, uno de los tantos pueblos de indígenas que optaron por aislarse en lo profundo del bosque.

¿Quiénes son los mashco piros?
 
"El Mashco piro es uno de los pueblos indígenas que ocupan el Parque Nacional Alto Purus, quienes huyeron de la violenta explotación del caucho que tuvo lugar entre 1890 y 1910", refiere la antropóloga experta en pueblos en aislamiento, Beatriz Huertas.

La especialista asegura que durante los meses de junio y julio "ellos bajan a las playas de los ríos para buscar huevos de tortuga, recolectar frutos o cazar monos". El dato proporcionado por Huertas coincide con el testimonio del misionero dominico José Alvarez, quien hace medio siglo atrás, había descrito uno de los primeros encuentros con mashco piros, con caucheros liderados por Fitzcarrald, a quien los indígenas le habían pedido no seguir adelante en su viaje al Manu, "porque les espantaría la caza del mono y les traería el contagio del catarro".

Como sucedió en el siglo pasado, Huertas, cree que las actividades externas como la tala y el narcotráfico están afectando negativamente las vidas de estos pueblos que dependen del bosque y los ríos para vivir. El aumento de estas actividades ilegales, sería la razón de los continuos avistamientos que se han incrementado, debido a la presencia de narcotraficantes y madereros.

Un morador de la comunidad fronteriza de Puerto Esperanza, asegura que se han producido agresiones por parte de mashco piros que en algunas oportunidades han quemado casas, puestos de control y se han llevado utensilios de la comunidad. Amancio Flores Lomas, relata que el año pasado un vigilante de Sernanp, avistó a un grupo de nativos aislados en el límite de la Reserva Mashco Piro.

"En esta época del año es difícil el avistamiento de estos grupos, debido a las lluvias", explica el poblador, quien sostiene que los nativos bajan de las cabeceras de los ríos para pescar y recolectar frutos llegando hasta la cuenca del rio Sepahua, lugar dominado actualmente por el narcotráfico, en donde periódicamente pasan embarcaciones y "mochileros" transportando droga hacia Brasil.

El reporte del guardaparques,"Francisco", fue notificado a la Sernanp, institución que se ha visto preocupada por la seguridad de sus guardaparques en esta zona.

Arsenio Calle, jefe del Parque Nacional de Alto Purús, refiere que desde el 2011, los mismos sucesos se vienen reportando en otros puestos del parque, en donde los vigilantes ven pasar a grupos de individuo, algunos armados.

La nueva ruta de la droga
 
El cruce que une el río Sepahua y el río Purús, donde la extensión de tierra que separa ambos ríos se acorta, habría sido tomado por los narcotraficantes para pasar la droga, según la versión de varios testigos de la zona.

"Por ahí ingresan los narcos que vienen desde Ucayali. Ellos dicen que los indígenas han tomado el cruce, pero es fácil reconocer a los Mashco Piros. Los narcotraficantes se camuflan como indígenas, para que puedan entrar. Pasan por la noche en bote por el Rio Purús", comenta, Flores.

La ruta de la droga serpentea desde el río Sepahua, hasta el río Purús, atravesando una provincia del mismo nombre que goza de 4 áreas protegidas, entre las que se encuentra la Reserva Mashco Piro.

Según la especialista, Beatriz Huertas, los nativos de esta reserva se trasladan de río en río, en busca de los huevos de tortuga taricaya, desplazamiento que los hace visibles en las temporadas de verano y más propensos al contacto con los narcotraficantes.

"El Estado tiene que asumir su responsabilidad reforzando los puestos de vigilancia y manejando planes de prevención y contingencia para evitar los riesgos del contacto, entre ellos, enfrentamientos con las comunidades aledañas y otros agentes externos, manifiesta la especialista, quien no descarta la posibilidad de un contacto violento con los narcotraficantes.

Otro problema no menos importante es la inexistencia de campañas de salud en poblados colindantes para evitar enfermedades que eventualmente se podrían transmitir a los indígenas. "¿Qué les pasaría si se acercaran a alguien que tiene gripe o viceversa?", señala Huertas, aludiendo a los cientos de indígenas aislados muertos históricamente tras el contacto con trabajadores de la industria del caucho en el siglo pasado.

Cinco reservas territoriales
 
Según la legislación existente, el Perú cuenta con cinco reservas territoriales para proteger a pueblos en aislamiento voluntario. Si bien, la Ley de Protección de los Pueblos en Aislamiento, aprobada en el año 2006, reconoce su existencia, así como su estado de vulnerabilidad y amenazas que los aquejan, esta no garantiza medidas reales y concretas para proteger su derecho a la vida, autodeterminación y la intangibilidad de sus territorios.

Por otro lado, diversos especialistas coinciden en señalar que el Estado actúa de manera ilógica, al crear reservas para después otorgar concesiones mineras y petroleras en esos mismos territorios, con lo que produce una situación de desprotección de los pueblos que las habitan. Basta con echar un vistazo a la Ley de Protección de los Pueblos en Aislamiento, que por un lado les reconoce ciertos derechos y, por el otro, oficializa la ejecución de actividades hidrocarburíferas en sus territorios. Por ejemplo, en la Reserva Territorial Isconahua hay concesiones mineras, y además se está ejecutando el proyecto de interconexión vial Brasil-Pucallpa.

Gas con sangre
 
Mediante un pronunciamiento emitido el 9 de agosto del año pasado, en el marco del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, el Pacto de Unidad de Organizaciones Indígenas, que agrupa a distintas organizaciones indígenas, exigió al Gobierno dejar sin efecto "cualquier ampliación del Programa de Exploración y Desarrollo en el Lote 88 o ampliación del proyecto Camisea".

En dicho comunicado se advierte que si el gobierno persiste en su intención, acudirán a las instancias internacionales "ya que el Estado tiene la obligación de cumplir con las Directrices de Protección para Pueblos Aislados y en Contacto Inicial de las Naciones Unidas".

Por su parte, la Federación Nativa del río Madre de Dios y Afluentes (Fenamad), acusó al Gobierno de no cumplir su función de proteger a los aislados. "Todo lo contrario, han despedido al viceministro de Interculturalidad por opinar a favor de la reserva territorial Nahua-Nanti, y está permitiendo que los agentes extractivistas arrinconen a los aislados", comentó Klaus Quicque, dirigente de Fenamad.

Al ser consultada sobre el impacto que tendría la ampliación de operaciones del lote 88 en los pueblos en aislamiento y contacto inicial, Beatriz Huertas es tajante. Asegura que este proyecto afectará por lo menos a cinco pueblos en aislamiento y contacto inicial ntre los cuales se cuenta a kirineris, matsigenkas, nahuas, nantis y pueblos vecinos como los mashco piros. Los impactos se pueden traducir en contagio de enfermedades y muertes, reducción drástica de los animales del monte que son fuente de alimento para dichos pueblos, además de contaminación de ríos y quebradas,

"El lote 88 se superpone a gran parte de la reserva territorial Kugapakori-Nahua Nanti, creada en los años 90, tras la muerte de 300 indígenas Nahuas, debido al contacto con agentes externos en el contexto de la explotación petrolera, la tala e intentos de contacto por los misioneros. La tragedia del pueblo Nahua casi causa su extinción, escandalizó a la comunidad internacional y derivó en la creación de la Reserva", recuerda.
Otra página negra
 
Ante estas indefiniciones, cabe preguntarnos: ¿Cuál es el futuro de los indígenas en aislamiento? La vulnerabilidad en que se encuentran estos grupos que sufren los embates del narcotráfico, los hace candidatos a sufrir una agresión más que pasaría a integrar el amplio historial de contactos violentos como el ocurrido con los Yora o Nahua. Estos habitantes temidos del Manu, rechazaron a los invasores madereros, petroleros y misioneros hasta 1985, fecha en que producto del contacto con estos agentes externos murió más de la mitad de su población, alrededor de 300 indígenas, hecho que provocó la indignación de la comunidad internacional.

Por Alberto Gonzáles Zamora.
http://www.revistavelaverde.pe/el-ultimo-reducto-de-los-mashco-piros/
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