Esta fiesta es una función en homenaje a Baltazar, santo rey del candombe, uno de los tres reyes magos de la epifanía cristiana, cuyo festejo en Uruguay se realiza como llamada, el 6 de enero. No se trata de una fiesta religiosa ni nace de la evangelización católica durante el período de la colonia, sino que esta relacionada con las fiestas de los libertos en épocas de la independencia.
En el litoral argentino, con forma de fiesta profana y religiosa, se celebra durante los días 5, 6 y 7 de enero, en las provincias de Corrientes, Chaco, Norte de Santa Fe y Formosa. De igual manera, en Paraguay durante dichas fechas, el espectáculo artístico alcanza las siete horas de duración. Las grandes estrellas de la noche son los bailarines de Kamba Kuá, lugareños y descendientes de los soldados de Artigas, que han sabido mantener con continuidad y durante generaciones los ritmos y las danzas afro americanas en ese país.
En Montevideo, como reminiscencia del antiguo festejo de la ciudad colonial, perdura la tradición. Ya no conserva la estructura católica de la celebración de San Baltazar.
Es una fiesta que consiste en lo que se denomina "Llamada", con importante convocatoria de tambores; se le denomina "candombe de reyes", o llamada de San Baltazar.
Los festejos principales se realizan en el Barrio Sur y sus ecos también se escuchan en algunos "barrios del tambor" montevideano y ciudades del interior.
Algo de Historia
Entre 1814 y 1820, Artigas, permanece en territorio de los guaraníes, lo acompañan sus soldados, en gran mayoría de raza negra devotos de San Baltazar; allí se reúnen con sus congéneres y castas de la provincia de Corrientes, a celebrar a su santo y en esa conjunción aportan su forma de honrarlo. Según un censo artiguista, se contaron en aquel momento 2447 personas de color, de las cuales sólo 767 eran esclavos. Los censados provenían de las naciones africanas de Guinea, Congo, Mina, Angola, Benguela y Cabinda. Luego de seis años de gobierno en Corrientes el "protector" es derrotado por las fuerzas de Francisco Ramírez.
En 1820, pide asilo político al dictador del Paraguay, Doctor José Gaspar Rodríguez de Francia, donde permanece hasta su deceso en 1850. Efectivamente, el grupo de soldados que no quiso dejar solo a su jefe en el destierro, se traslada junto a él, afincándose con sus familiares trasladados desde Montevideo. Si bien, en aquellos tiempos, aún no fuera canonizado por la iglesia católica y como la creencia y práctica religiosa es uno de los factores, que mantienen la cohesión y fraternidad, el gobierno no les puso trabas cuando instituyeron como su santo patrono a San Baltazar, cuya imagen fuera traída consigo desde Montevideo. En las crónicas de la época se describe una de las fiestas y se señala la resonancia que esta tenía entre los paraguayos, que la presenciaban con sorpresa primero y regocijo después.
Dice Decoud...."Y en la gran guerra conocida como la de la Triple Alianza (1865-1870), este núcleo de población relativamente numerosa de afro orientales, contribuyó a la formación del famoso batallón paraguayo apodado Nambi-í (oreja chica), conformado por los ex soldados de Artigas y algunos de sus descendientes, por lo que se puede considerar que la guerra, como el comercio, constituyen uno de los activos agentes de transculturación.
Esta fiesta del patrono de los negros, era más atractiva aún por lo novedoso que resultaba para su época; fue la fama y nombradía que adquirió esta función, lo que la hizo cita de los pueblos circunvecinos y hasta de la capital misma. Coincidiendo con este proceso de transculturación, continúa la mestización del negro con el criollo y la raza de color se diluye; paradójicamente, en el litoral argentino paraguayo, esta es en la actualidad una fiesta de "negros sin negros".
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