domingo, 13 de febrero de 2011

Tuxtlas.....ecoturismo..

A pesar de la riqueza medioambiental de la región de los Tuxtlas, en el sur de Veracruz, la mayoría de sus habitantes subsiste en condiciones de pobreza, encarando siempre la alternativa de dejar sus selvas tal y como están, o talarlas para crear proyectos agrícolas o ganaderos con un rendimiento incierto.
Por tal motivo, la Comisión Nacional Forestal (Conafor) puso en marcha desde hace siete años el esquema de pago por servicios ambientales, mediante el cual busca incentivar a las comunidades a cuidar su patrimonio natural.
Los Tuxtlas, área natural declarada reserva de la biosfera en 1998, padeció históricamente de un alto índice de deforestación, que ha comenzado a revertirse mediante proyectos financiados con más de 65 mil millones de pesos desde 2007.
En esta zona hay al menos 14 microproyectos –algunos con apoyo oficial– que tratan de sacarle provecho a las selvas bajas, en su mayoría propiedad comunal, ubicadas en una de las regiones con mayor diversidad ecológica del país.
Entre los pueblos que están tratando de explotar sus recursos naturales sin degradarlos ni contribuir a la deforestación –fenómeno que causa 20 por ciento de las emisiones de gas de efecto invernadero (GEI) en todo el mundo– se encuentra el ejido Benito Juárez, ubicado a poco más de 90 minutos del pueblo de Catemaco.
Teresa Uribe, ingeniera ambiental de la Conafor, explicó en una visita por el lugar que este organismo ha impulsado desde 2003 el pago de servicios ambientales en los Tuxtlas, área en donde tiene una cobertura de 165 mil hectáreas.
El esquema apoya propiedades de al menos 100 hectáreas, de preferencia con una masa forestal compacta que facilite la captación de agua y la producción de oxígeno, y por cada una los habitantes reciben 356 pesos anuales, siempre y cuando demuestren que la están conservando adecuadamente.
Aunque admite que el apoyo no es muy cuantioso, la promotora explica que este esquema está diseñado para aplicarse en zonas poco accesibles, que no son útiles para cultivos ni para la ganadería, y que no tendrían otra utilidad económica si no es mediante la conservación.
Senderismo contra la migración
El ejido Benito Juárez parece tenerlo todo: agua en abundancia que corre por las laderas de sus montañas, cataratas, biodiversidad en flora y fauna, tierra fértil y una amplia zona de lagunas y manglares.
Desde hace poco más de dos años, algunos de sus propietarios decidieron organizarse para montar una pequeña empresa ecoturística que ofrece paseos por las 110 hectáreas que lograron reunir para obtener apoyo de la Conafor.
Leoncio Otelhua, uno de los guías que reciben a los paseantes, explicó durante un recorrido por el lugar que el proyecto les ha permitido obtener recursos para hacer diversas mejoras en su comunidad, frenar la cacería y la tala de árboles y combinar el ecoturismo con sus actividades agrícolas, en la siembra de maíz, café y pimienta.
Hay muchos jóvenes de nuestra comunidad que emigran. Nuestra prioridad es que esto crezca y se transforme en una empresa para que los jóvenes empiecen a trabajar y no se vayan. Esa es la meta del ejido: desarrollar proyectos para que en el futuro se quede la gente aquí a trabajar, resumió.
Los moscos del paraíso
Otro ejemplo de recuperación forestal sustentable es el rancho Los Amigos, ubicado en los alrededores de la Laguna de Catemaco, donde Juan José Vega montó un pequeño hotel, instalado en un terreno de alrededor de 100 hectáreas, 40 de las cuales ya recuperó mediante plantaciones de diversas especies de árboles y de plantas comestibles.
El proyecto inició en 2002, y desde entonces el propietario y un grupo de trabajadores se dedicaron a crear rompevientos y terrazas para evitar la erosión, y de esa manera recuperar un predio que antes sólo servía como pastizal para las vacas.
Vega obtuvo el terreno a un precio accesible en el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz, con la condición de que desmontara las más de mil 200 hectáreas que medía entonces, y las utilizara después en la ganadería, pero luego de talar 300 hectáreas y aunque no sabía nada de ecología, llegó a la conclusión de que estaba cometiendo un crimen.
Años más tarde recibió el apoyo del entonces gobernador veracruzano Dante Delgado para hacer el vivero forestal en el que ahora vive. Hay tantas cosas hermosas aquí, que no extraño nada de la ciudad, ni la televisión. Este es el paraíso... con algunos moscos, pero ningún paraíso es perfecto. Ni el de Adán, señaló con buen humor.
Tocar el bosque, pero hacerlo bien
Aunque el problema de la deforestación en México es grave y los recursos para combatirlo siguen siendo pocos, el programa de servicios ambientales ha tenido un desempeño positivo que demuestra la viabilidad de explotar de forma racional los bosques del país, aseveró por su parte Gerardo Narváez Ruiz, subgerente de producción y productividad de la Conafor en Veracruz.
Los proyectos ecoturísticos, además, pueden acceder a los recursos que otorgan otras instancias del gobierno, entre ellas la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), o incluso organismos internacionales que financian la conservación de bosques y selvas.
"Nada más con venir ya te llevas un panorama diferente y entiendes que la gente de esta zona necesita ingresos, como nosotros en la ciudad, pero a veces los satanizamos y les decimos ‘no cortes esto, no toquen nada’, como si nosotros fuéramos los dueños de aquí", apuntó.
La Conafor, dijo, no está peleada con los aprovechamientos forestales sustentables, ya que hay países como Finlandia que incluso han ampliado su masa de árboles mediante este tipo de esquemas.
Tenemos un potencial bastante amplio en la región y hemos registrado avances, pero en muchos casos falta un programa de difusión. Llegan los turistas a la entrada de Catemaco, pero no saben que más acá hay otras cosas, señalo.

Fernando Camacho Servín.
http://www.jornada.unam.mx/

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