jueves, 27 de octubre de 2011

Miguel Angel Granados Chapa.

En América Latina falta una pluma imprescindible

Acaba de morir el periodista mexicano Miguel Angel Granados Chappa, maestro de maestros en el arte del análisis de la información, en el arte de utilizar sus fermentales columnas de opinión para reducir las incertidumbres de los lectores sobre los grandes temas de su país.

Los exiliados uruguayos, los exiliados latinoamericanos, en esa porción solidaria de la Patria Grande, que fue la generosa Nación mexicana, conocimos su talento y su solidaria conducta con nuestra tragedia, así como su compromiso raigal contra los dictadores que ocuparon por la fuerza nuestros países.

Fue un expedicionario en la árida y peligrosa tarea de buscar las verdades escondidas y exhibirlas en toda su desnudez. Sabía, en territorios noticiosos hostiles, cómo meter la pluma en la herida y sus columnas muy pronto se convirtieron en el observatorio crítico de la sociedad civil.

Siempre me decía que no se trataba de tirar y tirar hechos sino de explicarlos, porque las noticias están llenas de zonas de oscuridad y que la misión del periodista era alumbrar las avenidas de la información y no tirarle piedras a los focos para que no haya luz y el rumor, ese vampiro que solo circula en las sombras, se apodere de la verdad.

La gente ya no compra diarios para informarse, los compra para entender.

Las columnas de Miguel Angel, su removedora "Plaza Pública", se concentraba en el magisterio de hacer entender, en el árido periodismo de explicaciones, tan esquivo hoy en muchos perezosos medios de comunicación.

Me lo presentó en la década del 70, Luis Javier Solana, uno de los grandes pioneros en la lucha por la democracia informativa mexicana, y compartí con Granados unos pocos días en el Excelsior, cuando Julio Scherer, quizás el periodista mexicano de mayor intransigencia frente al poder y de mayor hondura y vigor descriptivo, me invitó a colaborar en sus páginas, rescatándome de la nostalgia al comienzo de mi forzoso exilio. El despojo del Excelsior de Scherer, derivó en la fundación del incorruptible semanario "Proceso", del diario "Uno más uno", luego cooptado por el poder, y finalmente del diario "La Jornada", que hoy le da aire a la vida pública en las mañanas mexicanas.

Miguel Angel me invitó y acepté como columnista de "Uno más uno", de Radio Educación y del canal de la televisión pública y luego participé a su lado en la convocatoria para la fundación de "La Jornada".

Aprendí a su lado a convertir la información en conocimiento y el conocimiento en una herramienta para convivir con los demás.

Los romanos cuando alguien moría no decían "él ha muerto", decían "el ha vivido".

Miguel Angel sigue vivo en las entrañas del periodismo latinoamericano.

http://www.lr21.com.uy/politica/477367-la-cosa-vostra-10

 

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