La desigualdad en los ingresos y la riqueza aumentó en las últimas décadas, pero el reconocimiento del papel que desempeñan la liberalización económica y la globalización en esa brecha nunca ha sido tan generalizado. Los guardianes del capitalismo global están nerviosos, pero poco hicieron para controlar o revertir la situación.
La creciente desigualdad alarma a la élite mundial
El Foro Económico Mundial (FEM) calificó la grave desigualdad de ingresos como el mayor riesgo que enfrenta el mundo.
“Tenemos una disparidad demasiado grande en el mundo. Necesitamos más inclusión… Si seguimos teniendo un crecimiento no inclusivo y continuamos con la situación de desempleo, en particular del desempleo juvenil, nuestra sociedad global no será sostenible”, advirtió el fundador del FEM, Klaus Schwab.
Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional, declaró ante líderes políticos y empresariales del FEM que “en demasiados países los beneficios del crecimiento los disfrutan muy pocas personas. Esa no es una receta para la estabilidad y la sostenibilidad”.
Del mismo modo, el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, advirtió que de no abordarse la desigualdad se corre el riesgo de disturbios sociales. “Va a estallar en gran medida debido a estas desigualdades”, afirmó.
También la influyente revista Foreign Affairs, del no gubernamental Consejo de Relaciones Exteriores, con sede en Estados Unidos, realizó una advertencia similar.
“La desigualdad está creciendo en casi todo el mundo capitalista posindustrial… De no abordarse, la creciente desigualdad y la inseguridad económica pueden erosionar el orden social y generar una reacción popular contra el sistema capitalista en general”, apuntó.
¿Mucho ruido y pocas nueces?
Cada vez más, una pequeña élite absorbe los principales beneficios del crecimiento económico. A pesar del estancamiento económico que sufrió el planeta durante casi una década, el número de milmillonarios aumentó a 2.199, algo sin precedentes. El uno por ciento más rico de la población mundial posee ahora tanta riqueza como el resto de los habitantes. Las ocho personas más ricas del mundo tienen tanta riqueza como la mitad más pobre.
En India, el número de milmillonarios se multiplicó al menos 10 veces en la última década. El país asiático tiene ahora 111 milmillonarios, el tercero en el mundo. Asimismo, más de 425 millones de personas indigentes también viven en el territorio indio, o un tercio de los pobres del planeta y más de un tercio de la población del país.
África tuvo un auge económico durante una década hasta 2014, pero la mayoría de sus habitantes sigue luchando a diario para obtener alimentos, agua potable y atención médica. Mientras tanto, el número de personas que viven en la extrema pobreza, según el Banco Mundial, creció de 280 millones en 1990 a 330 millones en la actualidad.
En Europa, los pobres soportaron el peso de las políticas de austeridad, mientras que los rescates bancarios beneficiaron principalmente a las personas acaudaladas. Aproximadamente 122,3 millones de personas, o sea 24,4 por ciento de la población de la Unión Europea, corre el riesgo de caer en la pobreza.
Entre 2009 y 2013, el número de europeos sin dinero suficiente para calefaccionar sus viviendas o pagar gastos imprevistos aumentó 7,5 millones hasta 50 millones de personas, mientras que el continente alberga a 342 milmillonarios.
En Estados Unidos, la proporción de ingresos del uno por ciento más rico de la población está en su nivel más alto desde la víspera de la Gran Depresión, hace casi nueve décadas. El 0,01 por ciento más adinerado, o 14.000 familias estadounidenses, poseen 22,2 por ciento de la riqueza del país, mientras que el 90 por ciento más pobre, o más de 133 millones de familias, posee apenas cuatro por ciento de la misma.
Esta concentración sin precedentes de la riqueza y la correspondiente privación del resto de la población generaron reacciones negativas, que posiblemente contribuyeron a la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, al referéndum del Brexit en Gran Bretaña, a la fuerza de la ultraderecha de Marine Le Pen en Francia y de la Alternativa para Alemania y al ascenso de la derecha de Hindutva en India.
China “comunista” y la desigualdad
Mientras tanto, China creció rápidamente pero la desigualdad también aumentó considerablemente. El país de gobierno comunista exporta bienes de consumo baratos al mundo, controlando la inflación y mejorando el nivel de vida de muchos.
Parte de su enorme superávit comercial – debido a los salarios relativamente bajos, aunque recientemente en aumento – fue reciclado en los mercados financieros, principalmente de Estados Unidos, lo que ayudó a expandir el crédito a tasas de interés bajas en China.
Así, los productos de consumo y el crédito baratos permitieron a la clase media de Occidente, en franca reducción, mitigar la presión a la baja sobre sus niveles de vida, a pesar del estancamiento o la caída de los salarios reales y el aumento de la deuda personal y familiar.
El desarrollo de China impulsado por las exportaciones y basado en los bajos salarios aumentó considerablemente la desigualdad de ingresos en el país más poblado del planeta durante más de tres décadas. Beijing desplazó a Nueva York como la nueva “capital milmillonaria del mundo”. El país asiático tiene ahora 594 milmillonarios, o 33 más que Estados Unidos.
Desde la década de 1980, la desigualdad de ingresos en China creció a mayor rapidez que en otros países. El uno por ciento más rico de los hogares posee un tercio de la riqueza del país, mientras que el 25 por ciento más pobre posee solamente un uno por ciento.
El coeficiente de Gini de China subió a 0,49 en 2012 de 0,3 apenas 30 años antes, cuando era uno de los países más igualitarios. Otra investigación ubicó el coeficiente de Gini del país en 0,61 en 2010, superando por lejos los 0,45 de Estados Unidos.
http://www.ipsnoticias.net/2017/05/la-creciente-desigualdad-del-capitalismo-mundial/
Traducido por Álvaro Queiruga
Anis Chowdhury, exprofesor de economía de la Universidad de Western Sydney, ocupó altos cargos en la ONU entre 2008 y 2015. Jomo Kwame Sundaram, exprofesor de economía y subsecretario general de la ONU para el Desarrollo Económico, recibió el premio Wassily Leontief para el Avance de las Fronteras del Pensamiento Económico en 2007.
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